William Wyler
(1902-1981)

En una época en la que Hollywood producía en serie las películas, como si fueran una simple mercancía, su perfeccionismo supuso un verdadero reto al sistema de los estudios, sostenido únicamente por el éxito que cosechaban una tras otra sus películas. Siempre fue tremendamente exigente respecto a todos los aspectos de su cine: temática, intérpretes y componentes técnicos y artísticos. Hay una anécdota que refleja fielmente su carácter: durante el rodaje de Jezabel, obligó a Henry Fonda a repetir una toma hasta en cuarenta ocasiones; cuando el actor, visiblemente molesto, le preguntó qué era exactamente lo que quería, Wyler le respondió con un lacónico "Sólo quiero que lo hagas bien".
Willi Wyler nació el 1 de julio de 1902 en Mulhouse, en la provincia de Alsacia. Su padre era suizo y su madre alemana. Se educó en Mulhouse y Lausana (Suiza). Trabajó durante un corto espacio de tiempo en París antes de conocer a un primo de su madre, Carl Laemmle, que había emigrado a Estados Unidos de joven, donde había llegado a dirigir los Estudios Universal. Laemmle le ofreció a Willi la oportunidad de trabajar para él en Estados Unidos. Wyler abandonó Europa a bordo del Aquitania el diez de septiembre de 1920 con apenas dieciocho años de edad.
Tras un largo aprendizaje, durante el cual dirigió más de dos docenas de westerns de serie B, Wyler fue ascendido a la categoría A. En 1938 fue designado para dirigir Hell's Heroes. Fue la primera película de la Universal completamente sonora y rodada en exteriores y se convirtió en la primera de muchas películas que cosecharon éxito de crítica y público para Wyler.
En 1934, se casa con Margaret Sullavan, la actriz principal de Una Chica Angelical, una deliciosa comedia con un ingenioso guión de Preston Sturges y con fotografía de Norbert Brodine, repleta de tomas con profundidad de campo y de las composiciones en diagonal que constituyen la marca de la casa Wyler. Se divorció de Margaret en 1936.
LA ETAPA GOLDWYN
Cansado del escaso interés por la calidad y del frenético ritmo de producción que reinaba en la Universal, en 1935 Wyler abandona el estudio y firma un contrato con la Metro Goldwyn Mayer, comenzando así una larga, productiva y, por momentos, tormentosa relación con el famoso productor Samuel Goldwyn. Aunque Wyler a menudo tuvo que luchar con el productor, las películas que hizo para Goldwyn fueron destacables.
La primera de ellas fue Esos tres, que, a pesar de tener que deshacerse de la temática lésbica de la obra de Lillian Hellman, fue un drama estupendo. Años más tarde, Wyler se desquitaría rodando otra versión más fiel a la obra de Hellman, La calumnia.
Luego vino Desengaño, un hermoso y logrado trabajo con unas particularmente buenas actuaciones de Walter Huston, Mary Astor y Ruth Chatterton, en la que se describe la degradación de un matrimonio y que le proporcionó su primera nominación al Oscar al Mejor Director.
Después de trabajar con Humphrey Bogart en Calle sin salida, que también compitió por el Oscar a la Mejor Película, en 1938 Wyler fue cedido a la Warner Bros para dirigir Jezabel.
Cumbres borrascosas, rodada en 1939, supone una brillante adaptación de la novela de Emily Brönte que le proporciona una segunda nominación al Oscar como Mejor Director. A pesar de las buenas críticas cosechadas, la película no terminó de satisfacer a Wyler. Durante el rodaje tuvo lugar uno de los frecuentes roces con Goldwyn a causa de una diferencia de pareceres a la hora de enfocar la escena final de la película. Goldwyn acabó finalizando personalmente la película.
En 1940, rodó El forastero, un western en blanco y negro en el que asistimos al duelo interpretativo entre Walter Huston y Gary Cooper.
Wyler y Davis volvieron a trabajar juntos en otras dos ocasiones durante los años siguientes: La carta en 1940 y La Loba en 1941. Davis era en ocasiones propensa al histrionismo a la hora de interpretar personajes fuertes y apasionados, pero bajo la firme dirección de Wyler ofreció algunos de sus mejores trabajos. Aunque lo largo de su relación profesional tuvieron altibajos (la actriz llegó a abandonar el plató de La Loba por diferencias a la hora de enfocar la interpretación de su personaje), Davis siempre le tuvo en alta estima y le consideró uno de sus directores favoritos.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
El estallido de la Segunda Guerra Mundial iba a dar un giro a la trayectoria de William Wyler. Justo antes de enrolarse en el ejército rodó el drama bélico La señora Miniver con el que ganó el primer Oscar al Mejor Director de su carrera. La película, que transcurre en Inglaterra, capta fidedignamente el sentimiento del pueblo que sobrevive en tiempos de guerra. Después de proyectarse esta película en la Casa Blanca, el presidente Franklyn D. Roosevelt dijo "Esto debe exhibirse de inmediato, en todas partes".
Tras perder buena parte de la audición en el frente y conocer de primera mano las tragedias humanas originadas por la guerra, Wyler dirigió en 1946 uno de sus trabajos más personales, que resultó ser el último con Goldwyn: Los mejores años de nuestra vida. Tal vez el tiempo que sirvió en el ejército le dio a Wyler la experiencia necesaria para tomar conciencia de los problemas que tenía el personal militar en la vuelta a la vida civil. Este trabajo le proporcionó su segundo Oscar al Mejor Director, y sigue siendo para muchos su mejor filme. Sin embargo, en los años siguientes la película le causaría más de un quebradero de cabeza, ya que durante la caza de brujas algunos vieron en ella un intento de mostrar América desde un punto de vista poco favorable. Wyler, que fundó junto a otros liberales de Hollywood el Comité por la Primera Enmienda (otro enlace), mostró desde el principio un abierto rechazo hacia el Maccarthysmo: "Están haciendo que la gente decente tenga miedo de dar su opinión. Van a crear un miedo en Hollywood que dará lugar a la autocensura. Y la autocensura paralizará la pantalla; sólo se producirán películas que se ajusten a un patrón arbitrario de americanismo". Ya fuera por éste u otro motivo, la carrera de William Wyler sufrió un cierto parón durante la segunda mitad de los 40.
ÚLTIMOS TRABAJOS
En 1949 llegó La Heredera, una gran versión de la novela de Henry James, Washington Square con unas estupendas interpretaciones de Olivia de Havilland, Montgomery Clift y Ralph Richardson.
Mientras que su autoritaria forma de dirigir le causó muchos problemas con Audrey Hepburn, Wyler hizo una buena amistad con Gregory Peck, hasta el punto de que éste le produjo una de sus siguientes películas, Horizontes de grandeza. Horizontes de grandeza supuso un fracaso comercial, que no artístico, con unos estupendos papeles de Gregory Peck, Charlton Heston y Jean Simmons.
Incluso al final de su carrera, Wyler aún fue capaz de sorprender a su público. Su última película, No se compra el silencio, es un mordaz ataque al racismo existente en una pequeña ciudad estadounidense. Una película potente y vigorosa que puso final a su larga y maravillosa carrera como director.
Wyler quiso seguir haciendo películas hasta le final de sus días, pero su estado de salud se lo impidió. Durante la siguiente década, viajó por el mundo acompañado de su esposa Talli. En 1976, se convirtió en el cuarto poseedor del Lifetime Achievement Award, concedido por el American Film Institute, tras John Ford, James Cagney y Orson Welles.
Texto y fotos anarroseados de:
- William Wyler . Com.
- William Wyler en CineGor.
- Senses of Cinema: William Wyler.
- Cinestrenos: el perfeccionista.
- William Wyler at Reel Classics.