Les yeux ne veulent pas en tout temps se fermer, ou Peut-être qu'un jour Rome se permettra de choisir à son tour

IMDb
Director
Danièle Huillet
Jean-Marie Straub
Reparto
Adriano Aprà, Anne Brumagne, Ennio Lauricella, Olimpia Carlisi, Sergio Rossi, Leo Mingrone, Anthony Pensabene, Jean-Marie Straub, Jean-Claude Biette, Eduardo de Gregorio, Marilù Parolini, Gianna Mingrone
Sinopsis

IMDb
Director
Danièle Huillet
Jean-Marie Straub
Reparto
Adriano Aprà, Anne Brumagne, Ennio Lauricella, Olimpia Carlisi, Sergio Rossi, Leo Mingrone, Anthony Pensabene, Jean-Marie Straub, Jean-Claude Biette, Eduardo de Gregorio, Marilù Parolini, Gianna Mingrone
Sinopsis
Basada en el relato "Othon" de Pierre Corneille. La tragedia romana es interpretada con el tráfico de la Roma moderna de fondo.
Comentario
Othon de Jean-Marie Straub comienza con una panorámica en la que observamos un barrio obrero de Roma desde lo alto de una colina. La cámara registra todos los edificios hasta que se concentra en un peñasco, en una pequeña cueva entre rocas. Ese lugar era utilizado por los partisanos antifascistas durante la Segunda Guerra Mundial. Después hay un corte y vemos los títulos de crédito. La película no se llama Othon (ese es el nombre de la obra teatral de Corneille que se adapta), sino Les yeux ne veulent pas en tout temps se fermer (Los ojos no quieren estar siempre cerrados) e incluye otro título alternativo: Peut-être qu'un jour Rome se permettra de choisir à son tour (Tal vez algún día Roma elegirá su propio destino). Después, comienza la acción del film propiamente dicha, una puesta en escena de la obra de teatro de Corneille sobre Othon, uno de los generales romanos que llegó a ser emperador en el célebre año de los cuatro emperadores, tras la muerte de Nerón en el año 68. Corneille escribió su obra casi mil seiscentos años después (19664). El film de Danièle Huillet y Jean-Marie Straub fue filmado casi mil novecientos años después (1969) en el mismo lugar, las colinas de la antigua Roma.
Los actores declaman su texto en las ruinas de Roma, pero no hay ningún artificio. No es teatro filmado. Está muy lejos del Cesare deve morire de los hermanos Taviani. En este film de los Straub, la declamación de los actores no es teatral, ni tampoco sus gestos, y si bien tampoco responden al lenguaje convencional o "real", sí escapan a los tics del teatro o lo que se entiende por teatro en el cine. Como decía Oliveira, en este film no interesa tanto el teatro como género como el teatro de la vida. El teatro como idea del alma y pensamiento de los personajes. Algo que desborda la realidad misma. Hay en Othon una tensión tremenda entre el diálogo y la libertad de los personajes. Por un lado, vemos a los actores teniendo que declamar un texto complejo de finales del siglo XVII. Se declama con una fidelidad exacta, letra por letra, no hay adaptación o filtro alguno. Cada actor lo hace con un acento y una forma diferente. Se trata de la rigidez del texto frente a la libertad a la hora de expresarlo, una doble naturaleza muy habitual en el cine de los Straub: un cine personal sin renunciar a tratar de mostrar las cosas como son, de filmar la naturaleza y las relaciones humanas de forma cruda y directa, sin caer en formalismos o atajos propios del cine. Pero Othon en sí misma es también una historia sobre la responsabilidad frente al deseo, las necesidades del imperio frente a las nuestras personales, la política frente al amor. Los protagonistas son esclavos del texto como son esclavos de la ley y del destino. Las emociones son derrotadas y simplemente aparecen como restos o ruinas en medio del texto declamado a toda velocidad. Tal vez algún día Roma elegirá su propio destino, como dice el título, pero también las personas que viven allí.
Pero la grandeza del film es que no trata sobre el siglo primero. Es una película sobre la rebeldía, sobre la pasión humana, en cualquier época y circunstancia. Los ojos no quieren estar siempre cerrados y los Straub nos dicen con ello que algún día nos levantaremos en armas contra la opresión. Roma se erige como un cementerio de humillaciones: las del imperio romano, las del fascismo y las del capitalismo. El film se rodó un año después del mayo del 68, y hay parte de su impulso. No algo sensacionalista en plan Bertolucci, sino un profundo pensamiento y sentimiento de pertenencia hacia las ideas de la revolución. No es solo una cuestión del texto, de que sea una declaración de rebeldía ante el poder, ni tampoco de la manera sorprendente en la que se declama, sino también de la postura radical de Danièle Huillet y Jean-Marie Straub, que filman planos amplios y directos, gestos rudos, fuertes y cortes abruptos. Es una película sin intermediaciones, las imágenes se exponen sin filtros. Es el espectador el que tiene que aceptar el juego, no hay ningún tipo de engaño o seducción por parte de los directores, más allá de que los objetos que filman lo sean.
Othon es una película arqueológica. La Roma de Galba, la Roma de Corneille, la Roma de Mussolini, la Roma de los Straub, sedimentos uno encima de otro, depositados de manera abrupta y en combate unos con el otro, y la cámara de Danièñe Huillet y Jean-Marie Straub excavando, buscando, entre las ruinas de la historia, una explicación del presente. No tanto como científicos o historiadores, sino como soñadores. Porque al final, lo más importante de Othon no es su interpretación de la historia, sino su defensa del poder del amor y de las emociones profundas sobre cualquier tipo de ambición política, económica y social. Huillet y Straub son los grandes directores populares de la Historia del cine. Los cineastas obreros, campesinos, pescadores, cuyo cine es, ante todo, la manifestación misma de ese oficio.
Entrevista con Jean-Marie Straub y Danièle Huillet a propósito de la película
Los actores declaman su texto en las ruinas de Roma, pero no hay ningún artificio. No es teatro filmado. Está muy lejos del Cesare deve morire de los hermanos Taviani. En este film de los Straub, la declamación de los actores no es teatral, ni tampoco sus gestos, y si bien tampoco responden al lenguaje convencional o "real", sí escapan a los tics del teatro o lo que se entiende por teatro en el cine. Como decía Oliveira, en este film no interesa tanto el teatro como género como el teatro de la vida. El teatro como idea del alma y pensamiento de los personajes. Algo que desborda la realidad misma. Hay en Othon una tensión tremenda entre el diálogo y la libertad de los personajes. Por un lado, vemos a los actores teniendo que declamar un texto complejo de finales del siglo XVII. Se declama con una fidelidad exacta, letra por letra, no hay adaptación o filtro alguno. Cada actor lo hace con un acento y una forma diferente. Se trata de la rigidez del texto frente a la libertad a la hora de expresarlo, una doble naturaleza muy habitual en el cine de los Straub: un cine personal sin renunciar a tratar de mostrar las cosas como son, de filmar la naturaleza y las relaciones humanas de forma cruda y directa, sin caer en formalismos o atajos propios del cine. Pero Othon en sí misma es también una historia sobre la responsabilidad frente al deseo, las necesidades del imperio frente a las nuestras personales, la política frente al amor. Los protagonistas son esclavos del texto como son esclavos de la ley y del destino. Las emociones son derrotadas y simplemente aparecen como restos o ruinas en medio del texto declamado a toda velocidad. Tal vez algún día Roma elegirá su propio destino, como dice el título, pero también las personas que viven allí.
Pero la grandeza del film es que no trata sobre el siglo primero. Es una película sobre la rebeldía, sobre la pasión humana, en cualquier época y circunstancia. Los ojos no quieren estar siempre cerrados y los Straub nos dicen con ello que algún día nos levantaremos en armas contra la opresión. Roma se erige como un cementerio de humillaciones: las del imperio romano, las del fascismo y las del capitalismo. El film se rodó un año después del mayo del 68, y hay parte de su impulso. No algo sensacionalista en plan Bertolucci, sino un profundo pensamiento y sentimiento de pertenencia hacia las ideas de la revolución. No es solo una cuestión del texto, de que sea una declaración de rebeldía ante el poder, ni tampoco de la manera sorprendente en la que se declama, sino también de la postura radical de Danièle Huillet y Jean-Marie Straub, que filman planos amplios y directos, gestos rudos, fuertes y cortes abruptos. Es una película sin intermediaciones, las imágenes se exponen sin filtros. Es el espectador el que tiene que aceptar el juego, no hay ningún tipo de engaño o seducción por parte de los directores, más allá de que los objetos que filman lo sean.
Othon es una película arqueológica. La Roma de Galba, la Roma de Corneille, la Roma de Mussolini, la Roma de los Straub, sedimentos uno encima de otro, depositados de manera abrupta y en combate unos con el otro, y la cámara de Danièñe Huillet y Jean-Marie Straub excavando, buscando, entre las ruinas de la historia, una explicación del presente. No tanto como científicos o historiadores, sino como soñadores. Porque al final, lo más importante de Othon no es su interpretación de la historia, sino su defensa del poder del amor y de las emociones profundas sobre cualquier tipo de ambición política, económica y social. Huillet y Straub son los grandes directores populares de la Historia del cine. Los cineastas obreros, campesinos, pescadores, cuyo cine es, ante todo, la manifestación misma de ese oficio.
Entrevista con Jean-Marie Straub y Danièle Huillet a propósito de la película
Capturas







Información del ripeo







Información del ripeo
He partido del DVD francés de Editions Montparnasse. En España hay cuatro packs de Huillet y Straub editados por Intermedio, pero ninguno incluye esta película, una de las más importantes y fundacional de su estilo. He decidido cropearle de más en el margen derecho porque era bastante incómoda una banda negra intermitente que salía, espero que nadie note información en falta, jajaja. El dvd original solo trae subtítulos en francés, así que he rescatado los ingleses de Tag Gallagher. Quizás en algún momento del futuro me plantee traducirlos, pero son muchísimas líneas y muy complicadas, y además quizás no merece la pena porque hablan a tal velocidad que es difícil retener la mitad de las cosas que dicen.
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Voy a dejar enlaces para emule y para mega. Tras un tiempo fuera de casa, he cambiado el modem y me está costando algo configurar los puertos, así que tardaré un par de días en poder distribuir correctamente por emule, por eso pongo el enlace a mega. Quizás debería esperar a poder hacer una buena distribución, pero llevaba tanto tiempo sin traer un ripeo a divxclasico que ya tenía mono. Espero que me perdonéis.
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Voy a dejar enlaces para emule y para mega. Tras un tiempo fuera de casa, he cambiado el modem y me está costando algo configurar los puertos, así que tardaré un par de días en poder distribuir correctamente por emule, por eso pongo el enlace a mega. Quizás debería esperar a poder hacer una buena distribución, pero llevaba tanto tiempo sin traer un ripeo a divxclasico que ya tenía mono. Espero que me perdonéis.
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