BERT HAANSTRA. La lente más clara del cine documental. Por Rolf Orthel.
En 1967 colaboré como ayudante con el gran director holandés Bert Haanstra, que acaba de fallecer a los 81 años, en el rodaje del documental La voz del agua. El primer día terminé mi trabajo a las cuatro de la tarde y me fui a casa. Al día siguiente, Haanstra estaba furioso. Pero, ¿qué era eso de irme ? ¿Qué me creía? «Siempre hay trabajo que hacer», me dijo, «y cuando de verdad te quedas mano sobre mano, ponte a leer otra vez el guión.»
Nunca volví a marcharme temprano. Cuando dejábamos de trabajar, los cuatro miembros del equipo nos sentábamos juntos comiendo arenques, bebiendo ginebra y discutiendo con auténtica pasión las secuencias del día siguiente.
Rodábamos en una barca de pescador, en el mar y con un tiempo tormentoso. Pero el director aprovechaba todo el material, incluso el rodado en condiciones extremas: sabía cómo utilizar cada centímetro de película para recrear la vida en el mar, montando imágenes imposibles, como una hermosa escena de pesca temprano por la mañana, en plena niebla, o una lección de natación en la que un muchacho estaba aterrado ante la idea de meter la cabeza bajo el agua. En Holanda, la película batió todos los récords de taquilla para un documental.
Bert Haanstra estudió magisterio, pero pronto empezó a trabajar como fotógrafo de prensa. Alcanzó gran prestigio como fotógrafo en la clandestinidad, en guerra. Cuando, el 7 de mayo de 1945, tras el armisticio, unos alemanes abrieron fuego sobre la multitud que celebraba la paz en Amsterdam, fue testigo de los hechos y los plasmó con su cámara.
Su primer éxito, Espejo de Holanda (1950), con el que ganó el Premio al Mejor Cortometraje en el Festival de Cannes, mostraba la belleza de las casas de Amsterdam rodando los reflejos en el agua de los canales.
Glass, un corto de 1956, fue la primera película holandesa que ganó un Oscar. En Rembrandt, pintor de los hombres Haanstra, mediante una serie de fundidos, mostró toda una serie de autorretratos de pintores holandeses, con un personaje que cambiaba en minutos desde una juventud llena de vida y energía a la tristeza de la vejez, con los ojos siempre en la misma posición.
Su primera película de ficción, la comedia Fanfare (1958), fue un gran éxito de taquilla en Holanda, sólo superado, 20 veinte años más tarde, por Delicias turcas, de Paul Verhoeven.
Su corto Zoo, exhibido en todo el mundo y rodado con cámara oculta, recogía las reacciones de los visitantes del Zoo de Amsterdam ante los animales, en lo que acababa siendo una dialéctica de influencia mutua. Sabía crear un mundo predominantemente humano.
Bert Haanstra, nacido el 31 de mayo de 1916 en Holten (Holanda), falleció el 23 de octubre de 1997 en Amsterdam.
http://www.elmundo.es/1997/10/30/opinion/30N0016.html