
Título original: Sunset Boulevard (1950)
Director: Billy Wilder
Guión: Charles Brackett, D.M. Marshman Jr.
Fotografía: John F. Seitz
Música: Franz Waxman
Reparto: William Holden, Gloria Swanson, Erich von Stroheim, Nancy Olson, Fred Clark
Ganadora de 3 Oscars
Un cadáver aparece flotando en la piscina de una gran mansión de estilo colonial del Sunset Boulevard del Hollywood de 1950. Este muerto empieza a narrar los hechos. Es la historia de una gran ambición pergeñada por un gran fracaso. El muerto es Joe Gillis, un joven guionista en bancarrota que, huyendo de los hombres que intentan retirarle el coche que es incapaz de pagar, penetra accidentalmente en una vieja mansión de Sunset Boulevard, que parece abandonada y en la que reside una antigua estrella del cine mudo, Norma Desmond, en un particular mundo de fantasías, que vive de sus recuerdos y de la gran fortuna acumulada durante sus años de esplendor, fantasías alimentadas por su siniestro mayordomo Max, antiguo director de cine y perdidamente enamorado de la estrella. Una vez allí, la actriz le ofrece un trabajo: retocar un guión que ella ha escrito y con el que plantea volver a la pantalla. Pero para realizarlo, tiene que instalarse en la mansión, cuyo asfixiante ambiente acabará también por afectarle.
Wilder afirmaría con su habitual franqueza y mordiente: "para mí esa película es Hollywood; el guionista, el agente, la estrella olvidada, todos eran retratos del natural." Louis B. Mayer se lanzó sobre Wilder enfurecido cuando visionó el producto final: "¡Bastardo, ha arrastrado por el lodo a la industria que lo ha convertido a usted en alguien y que le ha dado de comer. Habría que alquitranarlo y emplumarlo y echarlo de la ciudad!”. Wilder permaneció impasible aguantado el temporal y, cuando concluyó, dijo: "Fuck you!".
La crítica fue excelente para el filme y lo lanzó directamente al olimpo de las obras maestras. El N. Y. Times escribió: "El Ocaso de una Estrella es una rara mezcla de guión cáustico, interpretación magnífica, dirección magistral y fotografía discretamente artística con la que el público queda hechizado de manera automática y cautivo de un clímax desgarrador".
La película está repleta de buenas escenas, pero el monólogo final resulta de una increible dureza, interpretado con excelsitud por la gran Gloria Swanson: "No puedo continuar con la escena, estoy muy contenta... Sr. De Mille, ¿le importa que diga unas palabras?... Gracias. Sólo quiero decirles a todos cuanto me alegro de estar otra vez en el estudio rodando una película. No saben cuánto los he echado de menos. Y prometo no volver a abandonarles, porque después de Salomé haremos otra película, y después otra. Esta es mi vida, siempre lo será... No hay nada más, sólo nosotros, las cámaras, y toda esa gente maravillosa en la oscuridad... Sr. De Mille, estoy preparada para mi primer plano...".