Diego Batle, en [url=http://www.fotograma.com/notas/reviews/3219.shtml]fotograma.com[/url], escribió:El rescate de una joya de la producción francesa de los años 90, "Irma Vep", es un motivo de regocijo para los cinéfilos argentinos. A siete años de su estreno en el Festival de Cannes y luego de haber sido proyectada hace un par de temporadas en algunas muestras nacionales, la película más audaz y subyugante del realizador galo Olivier Assayas alcanza su merecido estreno comercial en las salas locales.
"Irma Vep" es uno de esos extraños proyectos tocados por la varita mágica en los que la pasión que lo genera, la experimentación que lo sostiene y la improvisación que le da forma se complementan con una naturalidad y eficacia sorprendentes: con un guión escrito en dos semanas y un rodaje que duró apenas veinte jornadas, Assayas construyó un film de innumerables capas que el espectador deberá ir descubriendo de manera progresiva.
Si bien en apariencia se trata de un nuevo juego de cine dentro del cine,
en "Irma Vep" confluyen el espíritu de las películas mudas, el acrobático género de acción hongkonés, la nouvelle-vague francesa (con énfasis en Jacques Rivette, Jean-Luc Godard y especialmente en François Truffaut), la dinámica del cine independiente norteamericano y una mirada irónica, desesperanzada (y muy politizada) sobre el estado de las cosas en el séptimo arte contemporáneo. Pero, antes que todo eso, "Irma Vep" es una oda romántica de un director talentoso y sofisticado como Assayas hacia su musa inspiradora, Maggie Cheung, bellísima, exquisita y sensual actriz vista en "Con ánimo de amar", que se convertiría luego de este rodaje en la pareja del realizador francés.
La película empieza con la llegada a París de Maggie Cheung para interpretar al personaje de Irma Vep en una nueva versión de "Les vampires", el clásico serial mudo que dirigió, en 1915, el pionero Louis Feuillade. La intérprete hongkonesa, con el jet-lag propio luego de 12 horas de vuelo y sin saber una sola palabra de francés, se sumerge en un rodaje caótico liderado por René Vidal, un "autor" otrora prestigioso, pero devenido con el tiempo en un ser decadente, neurótico y depresivo encarnado por ese icono de la nouvelle vague que es el inigualable Jean-Pierre Léaud.
Provista de un ajustado traje de látex negro adquirido en la sección sadomasoquista de un sex shop, Maggie Cheung se transforma en una mezcla entre la Musidora que encarnó a Irma Vep (anagrama de Vampire) en el film original y la Gatúbela de Michelle Pfeiffer en el "Batman vuelve", de Tim Burton. Así, se transforma tanto en la "realidad" como en la ficción de la película en una femme-fatale capaz de seducir por igual a hombres y mujeres, de robar las joyas de una huésped de su mismo hotel o de enfrentarse a un insoportable periodista que denigra el cine de arte francés e intenta convencerla de las bondades de John Woo y Arnold Schwarzenegger.
Para aquellos que crean que la idea de hacer una remake de un serial rodado ocho décadas atrás y combinarla con imágenes de "El trío heroico"(1993), aclamado film de acción de Johnny To también protagonizado por Cheung, o una canción como "Bonnie and Clyde", escrita por Serge Gainsbourg e interpretada por el grupo Luna, puede resultar un ejercicio banal de intelectualismo vacío, hay que decir que el director de "Una nueva vida" "Fines de agosto, principios de septiembre" y "Los destinos sentimentales" convierte a su atrevida empresa en una mirada llena de desparpajo a la hora de desentrañar el caos creativo y las miserias personales en un set de filmación.
Paradigma de la modernidad francesa, "Irma Vep" es una película de enorme madurez en sus movimientos de cámara, que reflejan la alienación y la neurosis imperante en el rodaje, y de una arrasadora belleza en la fotografía de Eric Gautier, que lamentablemente no se alcanza a apreciar en toda su magnitud en las copias con que se estrena el film en la Argentina.
Pero el universo de Assayas no hubiese alcanzado la riqueza y la hondura que ofrece sin el aporte de sus intérpretes. Además del magnetismo de Cheung y de la poderosa presencia de Léaud, se lucen Nathalie Richard, como la vestuarista que está perdidamente enamorada de la protagonista; Dominique Faysse, como la tiránica jefa de producción y dos leyendas del cine francés de los años 60, como Lou Castel, en el papel del cínico director José Mirano que reemplaza a Vidal, y Bulle Ogier, como la manipuladora anfitriona de una fiesta en la que participa el equipo del rodaje.
Película viva, exuberante, imperfecta, provocadora y siempre arriesgada, "Irma Vep" es una de esas obras de arte que se propone buscar (y en lo posible desarrollar) nuevas herramientas y formas de expresión. En buena parte de sus 97 minutos lo consigue y en ese saludable intento de innovación reside gran parte de su mérito.