
Galardonado documental sobre el controvertido secretario de Defensa con Kennedy y Johnson, una de las piezas claves en el engranaje de la guerra de Vietnam. Todavía no lo he visto pero por lo leído, advierto que no se trata de un documental de denuncia a la Bowlin' for Columbine, sino de una entrevista montada revisando la vida de Robert McNamara. La mayor crítica que hacen al documental es que nunca se pone en aprietos al entrevistado, aunque espero que no llegue a ser un hagiografía...
subs cortesía de elpampero y banda sonora de Philip Glass
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Û²²²²Û Fog of War, The Theatrical Version (2003) Û²²²²Û
Û²²²²Û aka: McNamara Project, The (2002) Û²²²²Û
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Û²²²²Û Release Date ---05.12.2004 Video Codec ---XviD Û²²²²Û
Û²²²²Û Theatre Date ---12.19.2003 Video Bitrate ---777Kbps Û²²²²Û
Û²²²²Û DVD Release ---05.11.2004 Resolution ---544x304 Û²²²²Û
Û²²²²Û RunTime ---107min Audio Codec ---VBR MP3 Û²²²²Û
Û²²²²Û Movie Genre ---Documentary Audio Bitrate ---133Kbps Û²²²²Û
Û²²²²Û Language ---English Framerate ---23.976 Û²²²²Û
Û²²²²Û Subtitles ---Fr/Esp/Por/Jp Disks ---49x15MB Û²²²²Û
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Û²²²²Û IMDB Rating ---8.3/10 (954 votes) Û²²²²Û
Û²²²²Û IMDB URL ---http://www.imdb.com/title/tt0317910/ Û²²²²Û
Û²²²²Û DVD Link ---http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/detail/-/B0Û²²²²Û
Û²²²²Û 001L3LUE/ref=ase_imdb-adbox/103-7257227-0006263?v=glance&s=dvdÛ²²²²Û
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http://titles.box.sk/index.php?p=i&rid=130293
http://www.fileheaven.org/forum/viewtop ... ht=#184842
http://errolmorris.com/main.php
http://www.sonyclassics.com/fogofwar/
premios:
2003 Best Documentary, National Board of Review (USA)
2003 Best Documentary (2nd Place), Boston Society of Film Critics
2004 Best Documentary, Chicago Film Critics Association
2004 Best Non-Fiction Film, Los Angeles Film Critics Association
2004 Best Documentary, Independent Spirit Awards
2004 Oscar, Best Feature Documentary, Academy of Motion Pictures Arts & Sciences
Os pego un artículo de La Vanguardia y otro de Laplaza
EUSEBIO VAL LVD 05/01/2004
El octogenario Robert McNamara no ha perdido un ápice de brillantez intelectual ni de contundencia dialéctica. Su legendaria arrogancia se ha tornado en una vanidad senil más llevadera. Uno de los grandes protagonistas de la guerra fría, secretario de Defensa en las administraciones de Johnson y Kennedy, arquitecto de la escalada bélica en Vietnam, ha vuelto al primer plano de la actualidad en Estados Unidos gracias a un extraordinario documental que está llenando las salas de cine estas Navidades. En “The fog of war” (La niebla de la guerra), McNamara se confiesa, explica las “once lecciones” de su vida y hace jugosas revelaciones.
Uno de los momentos más dramáticos de la película, dirigida por Errol Morris, es cuando McNamara repasa su participación en la II Guerra Mundial como planificador de los bombardeos sobre Japón. Él fue “una parte del mecanismo” que diseñó y ejecutó los bombardeos con proyectiles incendiarios sobre decenas de ciudades niponas en 1945. Narra, por ejemplo, que en el ataque de una sola noche sobre Tokio murieron 100.000 civiles. En una conversación con su superior, el general Curtis LeMay, éste comentó a McNamara que si los japoneses ganaban la contienda ambos serían juzgados como criminales de guerra. El anciano político cree aún que eso sería lo que habría ocurrido. Sus reflexiones sobre la paz y la guerra adquieren un cierto tono metafísico, cuando se pregunta: “¿Qué es lo que te hace inmoral si pierdes y no inmoral si vences? ¿Cuánto mal hay que causar para lograr el bien?”. Habla de la regla de “proporcionalidad” que debe usarse en las guerras y deja entrever que el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki vulneró esa norma, teniendo en cuenta el sufrimiento infligido ya con las bombas incendiarias.
McNamara, que tiene 87 años, fue profesor en Harvard antes de fichar por la compañía automovilística Ford, de la que llegó a ser presidente, el primero que no era miembro de la familia fundadora. En su etapa en Ford estudió por qué se producían tantos accidentes mortales y concluyó que los pasajeros debían ser “empaquetados” como lo son las mercancías muy frágiles. Los cartones de huevos sirvieron de inspiración a los ingenieros. Fue así cómo McNamara fue pionero en la introducción de los cinturones de seguridad y en otras modificaciones para proteger a los ocupantes de los automóviles.
Llevaba sólo cinco semanas al frente de Ford cuando recibió la oferta de John F. Kennedy para ser secretario de Defensa. Fue una decisión difícil, porque suponía pasar de un salario anual de 800.000 dólares a sólo 25.000, pero aceptó el reto. McNamara se pone muy vehemente cuando recuerda la crisis de los misiles de Cuba, en octubre de 1962. Mediante movimientos muy gráficos con los dedos, subraya que el mundo estuvo “en un tris” de la guerra atómica. Los jefes del Pentágono recomendaron la invasión de la isla, pero Kennedy optó por el bloqueo y el ultimátum a Krushev. Sólo años después, en 1992, en un encuentro con Fidel Castro en Cuba, supo McNamara que los misiles instalados por los soviéticos llevaban ya carga nuclear y apuntaban a su país. Le preguntó a Castro si, de haberse producido una invasión, hubiera aprobado la réplica nuclear contra Estados Unidos, aun a costa de la destrucción total de Cuba, y contestó que sí.
El holocausto nuclear se evitó, a su juicio, porque hubo “empatía” con el enemigo, una de las “lecciones” que McNamara destaca de sus experiencias. Kennedy y su equipo se pusieron en lugar de Krushev y acertaron en el análisis. No ocurrió lo mismo en Vietnam. Allí imperó “la niebla de la guerra”. Washington siempre interpretó el conflicto según los parámetros de la guerra fría, de la “teoría del dominó” (si caía una pieza a favor de los comunistas, le seguirían otras), y no se puso en lugar de los norvietnamitas, que veían el conflicto en términos de guerra de liberación anticolonial y de conflicto civil. McNamara constata que la miopía estadounidense –que él atribuye sobre todo al presidente Johnson– se saldó con 58.000 muertos propios y 3,4 millones entre los vietnamitas. “En la guerra siempre se cometen errores y se mata innecesariamente”, se lamenta.Bastante frío a lo largo del documental, McNamara se emociona al rememorar el asesinato de Kennedy y desvelar que fue él quien escogió el lugar del cementerio de Arlington donde fue enterrado. McNamara, que presidió el Banco Mundial durante trece años tras abandonar el Pentágono, hace reflexiones que pueden aplicarse a la situación presente. En alusión a Vietnam –y sin referirse a Iraq, pues la película se rodó mucho antes de la guerra– advierte que Estados Unidos nunca debería usar su potencia económica y militar de manera unilateral, prescindiendo de los aliados.
Sergio Martínez
Robert McNamara en su calidad de Secretario de Defensa durante la administración de John Kennedy y luego de Lyndon Johnson, tuvo un rol central en la crisis de los misiles en Cuba y después en la guerra de Vietnam. Este film es un documental sobre este singular hombre de negocios y notable político puesto en un momento crucial de la historia de su país y que en una entrevista concedida al realizador aborda esos temas sin evasivas, aunque por cierto sin conceder error en su actuación.
Esto coloca al espectador en una posición un tanto difícil: ¿debe escuchar las explicaciones de McNamara con una buena dosis de cinismo, o debe dársele cierto crédito?
Morris, el director, ha dejado a su sujeto hablar y explicar su actuación sin presionarlo mucho en sus interrogantes. Al menos no al grado que uno esperaría en una entrevista periodística, pero claro, Fogs of War no es solamente una entrevista sino más bien un intento de parte del realizador de ver a través de la ventana que McNamara abre, aspectos de la política militar norteamericana durante esas dos administraciones demócratas. Al final sin embargo, aunque se trata de un film interesante en cuanto al rol del entrevistado, no hace un aporte sustantivo de información aparte de la ya conocida. McNamara – que ha escrito de manera crítica sobre la guerra de Vietnam – no queda necesariamente reivindicado, pero tampoco parece temer el juicio histórico.
El film hace una buena combinación del material de archivo, bastante rico por lo demás, con las respuestas rápidas y bien articuladas del entrevistado, el cual como indicamos antes, no fue puesto en demasiados apuros.
Un documental sobre un hombre que fue una figura notable en la política norteamericana de los años 60 y que debe considerarse como de interés para cualquiera que quiera conocer más sobre ese período.