Simkim666: Hete aquí otra mente despierta… Te contesto todos los post en éste, para evitar dobletes. Primero que nada, gracias por tus palabras, que entre unos y otros me hacéis sentir comodísimo!! Una de las preguntas de fondo es la que tan bien has visto, y es hacer revisión personal de nuestra propia actitud frente a al cine en general: ver cómo os enfrentáis vosotros a cada una de las películas, y qué mecanismos activáis para identificar la calidad o no de la obra; es que personalmente me da mucha rabia que las opiniones sean, como se dice en medicina, “idiopáticas” o de “origen desconocido”. Respecto a los criterios cualitativos objetivos, como ya dije, el buscarlos puede ser “tarea de Sísifo”, pero lo que sí es seguro que sin el esfuerzo nunca se encontrarán; por lo menos aquí, charlando de lo nos gusta, pasamos ratos agradables, que al fin y al cabo es lo único que queda, es lo único que al final importa. Sí hay consensos sobre determinadas obras, algunos lo manifiestan, otros asienten tácitamente, otros utilizando el “silencio positivo” (esto es altamente sospechoso), y así hasta la más bonita variedad de formas y opiniones; pero es que cabe la posibilidad de que nos encontremos mal informados sobre alguna película, y si ni siquiera intentamos afrontar el problema con la sinceridad del análisis y del por qué para muchos sí y para mi no, es imposible crecer y avanzar. El cine es un profesor de la vida, y cuanto más hagamos por él, más nos lo agradecerá y más experiencias nos aportará. Ver el cine de Ozu requiere comprender no solo el contexto histórico (social y político) sino también las tradiciones propias de una de las culturas más alejadas de la nuestra (confrontación occidente-oriente), y así valorar esa sencillez tan extrema que nos conmueve y transporta al conocimiento de nosotros mismos; sin la premisa de la vida “Zen” y todo cuanto a ello gira (sin que sea necesario ser expertos, claro, con la conciencia creo que es suficiente) no se entenderá el porqué de la puesta en escena que tiene, la cámara tan estática y baja (la sobriedad), y demás particularidades de su cine. Es difícil consensuar la calidad de esas películas sin conocer esto, y el choque de narración entre una película de Hollywood y la de Ozu puede hacer que el último no guste; incluso la comparación sirve entre el cine francés o el italiano y el cine danés de Dreyer, y de cualquiera de estos con el japonés. Lo que quiero decir es que la discusión se debe hacer con el máximo de parámetros que se puedan abarcar, y por eso ese olvido provoca discrepancias sobre tal o cual director más allá de aspectos técnicos (¿qué es de más calidad, los planos de Welles o los travellings de Ford, o los planos de Ozu?). La unanimidad de valoraciones nos aporta un criterio válido sobre la calidad de una película, al igual que sobre una interpretación de música, o sobre una pintura, o sobre un ejercicio de danza clásica, y nos puede dar la motivación de comprender el por qué de tal o cual belleza. No es lo mismo ver “La escuela de Atenas” de Rafael antes de su análisis que después, porque no es igual ver unos hombres allí pintados y decir cuánto se parece a una fotografía o qué bien dispuestos y organizados, qué paleta, qué trazo tan perfecto, etc. que saber que el cuadro trata de expresar la “investigación racional de la verdad”, mostrando justo en el centro (¿casualidad?) a Platón (con el Timeo) y Aristóteles (con la Ética), bajo un fondo enmarcado en un arco; que a la izquierda está Sócrates con Alejandro Magno, y que se distribuyen por el cuadro distintos «nombres» como Euclides, Epicuro, Pitágoras, Miguel Ángel y el propio Rafael, mostrando así la idea de continuidad en el «saber» del presente y del mundo antiguo; así como la representación de las siete artes liberales: en el primer plano, a la izquierda: Gramática, Aritmética y Música, a la derecha: Geometría y Astronomía y en lo alto de la escalinata Retórica y Dialéctica. Yo creo que mi percepción del cuadro no es la misma después de saber estos detalles, no sé la vuestra… El tiempo es un factor determinante, pero no el único, así que me sumo, como ya he dicho en otro momento, a este parámetro como necesario en la valoración. Y respecto al guión, me ha sido llamativo lo que dices de guiones de escasa relevancia al lado de películas como las de Ozu y Kitano; intentaré rever películas de estos pensando en lo del guión, pues me asalta alguna duda sobre el guión de “Cuentos de Tokio”… aunque con Kitano creo que es más cierto.
Sobre tu último post, en que habéis formado un “biunvirato” (si me permitís el invento) josephk y tú, os contesto en lo igual directamente a los dos. Estás de acuerdo con la afirmación de que es un error “el peso que en la mayoría de los casos se le da a las valoraciones y a las archifamosas listas de mejores películas”, entonces tal error debe venir de dos vías: primera, porque no estén suficientemente capacitados los que hacen tales listas; o segunda, porque no podemos poner, como comentas, en el mismo plano estilos dan dispares como el alemán y el japonés (a título de ejemplo). Para el primero, cómo criticar a los que están avalados por años de experiencia, en que han dejado reposar cientos de películas en su mente, y ha adquirido la sensibilidad para apreciar los diversos aspectos de la obra, así como, en su caso, utilizar esos instrumentos que ofrece el estudio de la cinematografía; otro asunto sería la manifiesta incompetencia de estos críticos, que aclaman una película sin contar con su valor, por no verlo, o por seguir las directrices que instancias superiores les marquen. En la segunda, siendo el cine la generalidad, sería interesante discutir sobre los quizás mal llamados géneros cinematográficos (y digo “mal llamados” porque ¿y si el género es el término «cine», y «especie» los diversos estilos marcados por las diversas culturas: americana, francesa, italiana, japonesa, hindú… sin hacer hincapié en las inevitables «influencias» entre ellas), son compatibles en cuanto a su calificación; y esto es lo que tan acertadamente apuntas, porque ¿cómo poner en un mismo plano el cine de Tarkovski con el de Hawks? Porque ambos son buenos cines, pero la profundidad de uno nada tiene que ver con el otro… pero resulta que si ambos son especies de un género superior, de un género artístico llamado «cine», diferente de la danza, la música, la pintura y escultura, el teatro, la literatura, y la arquitectura (es decir, las 6 Bellas Artes, o artes mayores, las que se refieren al placer estético y no al utilitario; aunque el cine como “séptimo arte” creo que solo es oficioso), ¿cómo no se van a poder comparar e incluir en listas delimitadoras de su calidad? ¿No hacerlo no sería un sinsentido, por no poder agrupar dentro de una categoría genérica lo que es precisamente su contenido o especificidad? Quizás este sea un punto interesante a tratar.
Con respecto al tiempo, si bien Fahrenheit 9/11 depende en su valor como documento de conocer el marco histórico en que se filmó, no creo que tenga un valor fílmico especialmente relevante en el campo de la técnica del cine de no-ficción (aunque pongamos un interrogante, por si acaso… en lo referente a la ficción o no, claro); pero una cosa no quita la otra, es decir, está bien alegado, pero quizás es más claro tratar el tema del tiempo ante “El nacimiento de una nación” de Griffith, o “Ciudadano Kane” de Welles, o “Al final de la escapada” de Godard. Como dice Simkim666, “el paso del tiempo sigue valiendo para comprobar si la película conserva su genio” y, en mi opinión, esa es la clave sobre el factor tiempo como parámetro de medida de los films.
Sobre la anécdota de la música, me servía de ilustración de cómo son necesarios los instrumentos teóricos para dar lugar a una buena práctica; esta idea ha sido fantásticamente enunciada después por josephk en la que podríamos titular “alegoría del vino” (por si quieres hacer la página sobre cine…

), y más recientemente por Otto, al aportar su buena opinión. Sobre este aspecto seguiremos debatiendo como nuevo escalón en que estar y fondo sobre el que debatir… eso sí, quien quiera, y “dentro de lo que nuestra propia ignorancia nos permita”

. Este punto puede dar muchísimo juego y es clave para una conclusión final.
josephk: En gran medida he contestado tu post a raíz del de Simkim666. Me quedan por abordar dos partes. La primera es cuando dices: “cuando se califica a una película como buena u obra maestra es (o debería ser) la forma que tiene la comunidad cinéfila de llamar la atención sobre los valores de una película”. Yo opino que en gran parte sí; lo es porque nos involucramos en la calificación de la película, porque una de las primeras preguntas (si no es incluso la primera) que nos hacemos tras verla es si ha estado bien o no, y en la medida en que se convierta en «vox populi» (caso «Gladiator», o caso «Mar adentro») o en «vox experti» (caso «Ciudadano Kane») nos motivará a favor o en contra; críticas positivas nos influyen en nuestra predisposición frente la película, y nos hará más receptivos y sensibles a sus particularidades, y lo contrario nos limita el poder de percepción… aunque todo depende de qué criterio sea el que aceptemos, pero sea como sea nos hará permanecer especialmente atentos a esos valores aclamados por la «comunidad cinéfila». Es interesante que se produzca este fenómeno por un motivo práctico: la inabarcabilidad de la producción cinematográfica.
Sobre las preguntas de fondo… qué te voy a decir si has encontrado preguntas «ocultas» que deben ser contestadas por todos… precisamente ese es otro punto capital que debe ser debatido; ahí reside esa «honestidad» a que me refería en otro post, como actitud consciente de la valoración de una película. Tus preguntas las tomo en cuenta para el día de mi reflexión.
Foghat: Ten en cuenta lo dicho anteriormente, sobre la revisión de películas… en muchas ocasiones volver a ver una película la hace desmerecer, y el ejemplo dado fue con «2001: una odisea en el espacio» (no sé si en este u otro hilo, es que ya me pierdo…), cuando comentaban que a pesar de haberla tenido como una obra maestra, y haberla visto varias veces, en las últimas llegó a perder la “magia” que transmitía al principio, cuando en realidad se supone que cuanto más tiempo pasa, más conocimientos se adquieren y, por consiguiente, más de cine se sabe (o se es más sensible a éste), pues mejor disposición para alabar o reconocer las obras maestras como tales. Si en esa revisión pierde calidad debe haber un motivo, y ese es el que interesa, porque se degradará la posición del film.
Después de comer, más.
Saludos.
—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida...