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por el_salmonete » Sab 08 Mar, 2008 11:55
Esperar un thriller convencional de los hermanos Ethan y Joel Coen es en vano. A estos dos hay que tomarlos por subversivos. ¿No es esto lo que les hace interesantes en el cine norteamericano contemporáneo? Vertigo compara esta película con Fargo, a mí también me recuerda a la primera que rodaron, Blood Simple. Hace unos días pude ver de nuevo esta última y recuerdo que comienza con la siguiente voz en off:
"El mundo está lleno de quejicas, pero el hecho es que ya nada está garantizado. Da igual si eres el Papa de Roma, el Presidente de los EE.UU o el Hombre del Año, lo más mínimo puede hacer que todo vaya mal. Y de nuevo quéjate, cuenta tus problemas al vecino, pídele ayuda... y pasará de ti. En Rusia lo tienen todo planificado de manera que uno tira del otro. En cualquier caso, ésa es la teoría. Pero por lo que yo sé, en Texas, aquí abajo, vas por tu cuenta".
En No es país para viejos los Coen se sirven de la novela de Cormac McCarthy para extenderse en un tema que puede rastrearse por toda su filmografía: lo pervertido que puede llegar a estar el ser humano por el dinero. Lebowski era el anticristo. Aquí un tipo encuentra un maletín lleno de billetes y por culpa de ser buen samaritano, lo que debería haber sido buena fortuna acaba resultando una pesadilla. Resulta esclarecedora la escena del accidente de Bardem, en la que es socorrido de inmediato por dos adolescentes según valores humanitarios, pero los chicos pronto sucumben a la atracción del dinero y toleran que su acto de socorro se convierta en transacción al aceptar, y posteriormente disputarse, el billete manchado de sangre que les tiende el asesino.
Me gusta la película, me gusta como está contada la historia, me gusta su ritmo, me gusta que empleen "cháchara intrascendente" en los diálogos porque supongo que es difícil encontrarse en el sur de los EE.UU. un sheriff hijo de la ilustración. Quizá este personaje, que por lo demás es clave, no esté tan bien desarrollado como en la novela, pero toda comparación entre obra cinematográfica y literaria es doblemente incómoda.