Hola.
Bien, la verdad es que me da mucho pudor escribir mis opiniones en esta página. No es que no opine. Lo que pasa es que todos sabéis muchísimo de cine y me avergüenza haceros perder el tiempo con obviedades y simplezas. Pero he leído tu mensaje, Padrino, en el hilo de despedidas y me ha emocionado mucho tu penita. Así que haciendo de tripas corazón, aquí vengo a hacer lo que pueda.
Aviso de que esto va a ser un puro spoiler. No voy a poner cuadritos para no volvernos locos.
Cuando se estrenó esta película, hace muchas vidas (aunque a España tardó como diez años en llegar, sería el 78 o el 79) mi madre oyó que era maravillosa. Por aquel entonces había una inusitada espaciomanía: Encuentros en la tercera fase, La guerra de las galaxias... yo era muy pequeña, pero participaba de la pasión colectiva. La guerra de las galaxias era, para la nena que era, lo más increíble que se podía ver en cine. Y claro, mi madre, haciendo oídos sordos de todo consejo sobre mi edad, me llevó a ver 2001 aprovechándose de mi inclinación.
Se apagaron las luces, salieron los monos y yo no entendía nada ¿Dónde estaba el héroe guapísimo? ¿Y el ritmazo? Recuerdo prácticamente haber oído romperse la ilusión. Pero ocurrió algo insólito, casi al mismo tiempo: no era lo que esperaba, no, pero, aunque me molestaba un poco ¡me estaba interesando lo que les pasaba a esos monos, que por cierto eran inquietantemente auténticos! Entré en estado de fascinaión y así hasta el final.
¿La comprendí? Con las pistas que mi madre me iba dando ("son hombres cuando aún eran monos", "no, Hall no es malo") y salvo algunos detalles, sí. Tampoco es tan complicada, en líneas generales. Pero justo gracias a esos detalles comprendí algo mejor: que el cine era algo más que lo que habia visto hasta entonces. El cine era algo que te podía hacer pensar, pensar mucho (recordad que era muy pequeña) en algo que no era yo, el cole o los amigos. Y eso me gustó. Crecí un poquito. Y eso también me gustó.
Al encenderse las luces, el chico de la butaca de delante, se levantó y se estiró. Le faltaba una mano. Miró a su chica y dijo: vaaaaya mierda. Recuerdo que no le creí. Bueno, ya soy grande. Hoy he recordado a ese chico, y me he puesto a pensar en por qué no le creí. Y he recordado algo muy nítidamente: había estado clavado en el asiento sin decir nada toooda la película. A mi me parece que a muchas de las personas que la detestan les pasa lo que creo que le pasó a él. Que esperan de ella algo que creen que promete, pero que simplemente no les puede dar: el significado de la vida.
No me fío de quien no tienen enemigos. Igualmente aprecio que las películas los tengan. Eso es que, por lo menos, lo están intentando.
Los detractores dicen que es lenta. A mi no me parece que sea lenta ¡Pero si en un cuarto de hora te describe una etapa entera de la evolución de la humanidad! La descripción de la aparición del homo habilis está concentrada al máximo sin dejar de ser minuciosa y clara. Yo no creo que Kubrick muestre al homínido aprendiendo a matar. Matar ya sabían. Lo que aprenden es a usar útiles para trascender las limitaciones físicas. Se vuelve eficientes. Kubrick podía haber filmado cualquier otra etapa de la evolucíon humana, pero necesitaba el útil para seguir dando saltos en el vacío. De este momento de la evolución humana del que depende todo su desarrollo posterior como especie pasa a centrarse en la evolución del propio útil, aún dependiente de la mano del hombre, con una elipsis maestra (mayor velocidad narrativa no puede existir) giramos millones de años en el tiempo y encontramos el útil máximo -era 1968-: la nave espacial. Y de otro salto nos encontramos ante la evolución del útil material a útil inteligente, ya emergiendo de él otra forma de humanidad, parte herencia, parte manifestación espontánea. Y por fin nos catapulta, a una velocidad literalmente inimaginable, porque no sabems como la transdimensión contempla el tiempo, de nuevo a la línea evolutiva humana que necesita un nuevo desarrollo evolutivo para prevalecer ¿Cómo se puede decir que es lenta? ¡Yo lo encuentro vertiginoso! Además esta película derrama vida. La vida se abre paso desde donde sea, desde el menor resquicio que le dejen. Condensar la evolución pasada, presente y futura, la eclosión imparable de la vida y de la conciencia, el dramatismo extremo de la supervivencia tanto individual como de especie, en poco más de dos horas no es algo que yo pueda considerar lento. Lo que pasa es que como es puro vértigo, se narra a ritmo de vals, que es un ritmo tan paradójico que aún siendo pausado, bailarlo deja sin aliento. Simplemente, no se puede ir más deprisa sin atropellarse.
A ver, yo lo entiendo: es la era del videoclip, los mensajes mínimos, la publicidad supereficiente. Si miráis anuncios de esa época, pues un anuncio duraba un minuto y pico de media. Ahora son diez segundos, si llega. Este es el mundo y el cerebro se adapta o se retira por incompetente ¿Cómo se va a comprender el ritmo de una época que andaba experimentando con LSD, intentando que un segundo se derritiera hasta ser la eternidad?¿Cómo, en la época de los derivados de la anfetamina? Sami, por ejemplo, en tu ubicación declaras "A media hora de allí, llegaré en diez minutos" lo cual me parece absolutamente adorable, de verdad, pero, a parte de que un día te va a dar algo innecesariamente, esa no es la actitud, claro. De veras entiendo que no se soporte esta película, sobre todo si estás en casa, con mil cosas pendientes por hacer rondándote por la cabeza, doscientos avis por ver...Lo entiendo, pero si éste es el motivo, me da pena, porque yo he disfrutado muchísimo con ella, y me gustaría que los demás también. Esta película requiere calma, y eso ya ni recordamos lo que es. Es una película para regalarse con ella, para quedarse colgado, que te respeta lo suficiente como para darte el tiempo necesario para pensar, para cuestionar, para sacar tus conclusiones porque no pretende convencerte de nada, y eso es de agradecer porque ocurre con muy pocas películas, porque saben muy bien que aturdiendote eres más influenciable. Aunque lo más trascendente a la postre sea intrascendente, pensar siempre es un gustillo, es la libertad que nos queda. Además, hay que verla en cine. No es lo mismo una nave de 20 metros que una de 20 centímetros. Y la explosión psicodélica en casa no envuelve. Y el terror de Hall no acongoja. En el cine sí. Además, el vecino, siempre un moñas, no te deja ponerla al volumen necesario, sea la hora que sea, porque cuando no hace viento, llueve. Y así no se puede ver.
Eso con respecto a la lentitud y demás. La otra crítica más común es que es oscura. Que qué es el monolito ¿un transmisor? Que quien lo puso ¿dios, marcianos? Que cómo opera. Que y luego qué. En fin todo eso. A mi no me parece que sea oscura, porque eso querría decir que Kubrick sabría las respuestas a todos los misterios de la vida y solo se las quiere dar a los pocos privilegiados que averigüen las claves de su lenguaje, y la realidad es que Kubrick no puede ofrecer esas respuestas porque no las sabe. Quiere decir sólo lo que dice y mostrar sólo lo que se ve. Y lo que hay son preguntas. Podemos , como mucho, conociendo el pasado, hacer hipótesis razonadas sobre el futuro. Pero tampoco sabemos todo del pasado. Los simbolos son como las variables de una ecuación. Él ofrece la ecuación, no las soluciones, porque no tiene los datos. Y no se los inventa para complacernos y que todo nos cuadre aunque no sea cierto, lo que hace que la película sea honesta. Honesta y sutilmente crítica. Otra cosa son nuestras expectativas tanto de cómo ha de ser una historia, como de necesidad existencial de saber. Me desagradaría si Kubrick hubiese jugado con ellas, pero yo no lo siento así, cuantas más vueltas le doy, más sincero lo encuentro, por eso acepto su propuesta y me dejo embrujar. Vale que es manierista, pero ¿no es absolutamente genial meterle barroco a la sobriedad del espacio? O... un punto rojo en el blanco absoluto ¿os suena? Pues han pasado trenta y nueve años (Ejem, vuelvo a recordar que aquí se estrenó después).
Los efectos especiales son increíbles, que hablamos del 68. Esta película es nueve años anterior a los aclamádisimos efectos de la Guerra de las Galaxias. Y son nueve años en una época de grandes avances en este campo. Para mí no tiene mucho que envidiar. Y ya sin entrar en comparaciones puntuales, la belleza de las formas de las naves, de los decorados, las texturas (por ejemplo del monolito), las sensaciones (indefensión, poder, ingravidez, angustia, vacío, compasión...), yo no las he vuelto a ver. Puede haber más lucecitas, pero no más belleza. La fotografía es maravilllosa. Ah. Y los monos, se salen. Cuando los veo, aún tengo la vívida sensación de estar espiando ese momento de la historia por un agujero mágico. Como si el director, cámara en mano, se hubiese ido al pasado a rodar unos metros y nos los hubiera traído.
Evidentemente, no puedo saber qué sentiría si la viera ahora por primera vez. Creo que me gustaría igual, pero también sé que lo que te atrapa de niño te acompaña de por vida, y como las cosas son así, yo os lo cuento como lo he vivido.
Bueno. Don Vito, extrañabas la participación, ahora no te quejes: tú te lo buscaste

. Y a los demás, qué os puedo decir. Que si queréis os compenso con unas cañas. Prometo quedarme en silencio.
Saludos y muchas gracias.