alegre escribió:De todas formas el tema es interesante y como se ve en las carteleras de los ultimos años el codigo Hays saltó hecho añicos. pero supongo Don Coursoudon que esa será otra historia...
El 20 de septiembre de 1966, y con el título oficial de "
Code of Self-Regulation of the Motion Picture Association of America" (MPAA), entra en funcionamiento un nuevo código de producción que sustituye al
Código Hays de 1930.
La necesidad de una reforma venía haciéndose sentir desde hacía tiempo, pues, si durante los 20 primeros años de existencia, el Código había funcionado sin dificultades (el caso de
The Outlaw en 1940 constituyó una excepción), después de 1950 y, concretamente, a raíz de la disidencia de
Otto Preminger, las películas que contravenían esos principios se multiplicaban. Y hasta puede decirse que, en 1966, cuando el nuevo texto estaba en curso de redacción, todos o casi todos los artículos del antiguo habían sido conculcados en alguna ocasión por una o varias películas producidas o distribuidas por miembros del MPAA.
Para poder conceder el visto bueno, los miembros de la oficina de censura tenían que, o bien interpretar con manga extremadamente ancha los términos del código -lo que su formulación hacía posible en muchos casos- o bien hacer caso omiso de ellos, bien modificarlos (como ocurrió en los temas sobre las drogas y las perversiones sexuales, prohibidas por el texto original y autorizadas, respectivamente, en 1956 y 1961).
La primera modificiación constituía, de hecho, una capitulación, ante
Preminger y
United Artists. que había distribuido
El Hombre del Brazo de Oro sin el visto bueno de la censura y que había requerido a continuación una enmienda del Código.
En todos los casos, el Código resultaba cada vez menos eficaz e incluso caduco. La situación era paradójica: la industria cinematográfica vulneraba constantemente principios que ella misma se había impuesto y que, al menos en teoría, eran emanaciones de su voluntad.
Es preciso señalar, además, que muchos productores y distribuidores independientes no formaban parte de la MPAA. Y no se veían obligados, por tanto, a respetar el Código.
Ahora bien, eran justamente esos independientes los que a menudo distribuían las películas más osadas, aquellas que no habrían podido obtener el visto bueno. Es sabido que nada podía impedir a un miembro de la MPAA crear una compañía no miembro de esta asociación con el único objetivo de distribuir una película que no hubiera obtenido la aprobación (es lo que hizo la MGM con
Blow Up).
Ante la creciente audacia de las películas en materia sexual muchos grupos y asociaciones se declararon a favor de una clasificación destinada a advertir a los padres y, en su caso, prohibir la entrada en los cines a los niños que no fueran acompañados de un adulto.
Hasta la muerte de su presidente, Eric Johnston, en 1963, la MPAA se había opuesto a cualquier forma de autoclasificación, pese a las constantes presiones que ejercían organismos muy influyentes, como la
Catholic Legion of Decency.
Pero, durante el periodo transitorio que precedió a la elección de Jack Valenti para la presidencia de la MPAA, en abril de 1966, la situación evolucionó.
No obstante, en el plano municipal y para un cierto número de ciudades, la clasificación ya se había practicado, sobre todo por propietarios de cines deseosos de evitar conflictos con los grupos locales. El Código de 1966 representaba un esfuerzo para dar solución a este complejo conjunto de problemas. Así pues, sería inexacto ver en él exclusivamente una liberalización de las reglas de autocensura. El texto comienza con una declaración de principios contraria a cualquier forma de censura ("la censura es una práctica odiosa. Estamos en contra de la censura y la clasificación legales en cuanto contrarias a la tradición norteamericana de libertad"). El nuevo Código se describe como algo destinado a estimular la expresión artística desarrollando la libertad creadora. De todos modos, el propio texto instituye una forma aún más rígida de precensura, sin descartar la amenaza de una clasificación legal impuesta desde fuera de la industria cinematográfica.
El sistema consiste en simbolizar el visto bueno por un motivo gráfico que debe aparecer en todas las copias de las películas aprobadas, así como sobre el material publicitario:
G: General Audiences.- Apta para todos los públicos.
PG: Parental Guidance Suggested.- Recomendación de prudencia a los padres.
PG-13: Parents Strongly Cautioned.- Especial recomendación de vigilancia a los padres en lo que respecta a los menores de 13 años.
R: Restricted.- Prohibida a los menores de 17 años no acompañados por un adulto.
X: Prohibida a menores de 17 años. En octubre de 1990, el certificado X fue sustituido por
NC-17, con objeto de evitar la equiparación automática a la pornografía propia de todas las películas calificadas X.
En lo que respecta al mecanismo de precensura, el texto prescribe que, antes de comenzar el rodaje, todos los guiones deberán presentarse al encargado de velar por la aplicación del Código. Productores y distribuidores tenían derecho a apelar en caso de negativa de aprobación. Los recursos son estudiados por una
Motion Picture Code Board presidida por el presidente de la MPAA y compuesta por miembros directores, distribuidores y productores. Esta oficina decide sobre los recursos por voto mayoritario y sus decisiones son inapelables. Puede conceder la aprobación, pero carece de autoridad para modificar el Código. Y ningún miembro de la oficina está autorizado a participar en un juicio respecto a una película en la que tenga intereses económicos.
Otra cuestión interesante serían las luchas contra la censura cinematográfica dirimida ante el Tribunal Supremo de este país. Pero eso, Don Alegre, es otra historia...
