
Retomo el hilo, que me parece muy interesante y aprovechando que hoy es 8 de marzo, vamos a agitar las aguas, a ver si se mueven un poquillo y entre todos sacamos algo bueno a flote.
Puede haber distintas miradas. Podemos mirar a la mujer como sujeto de cine: actrices, guionistas, directoras…O podemos fijarnos en cómo "ve" el cine a la mujer. O podemos fijarnos en cómo miramos nosotr@s a la mujer.
Grandes actrices (que no estrellas): Grandes trágicas. Grandes cómicas. Grandes ‘damas’ de comedia (subrayo damas, porque se usa mucho). Secundarias de lujo. Femmes fatales (que también las hay). Mujeres fuertes en el cine de género. Grandes románticas. Grandes bailarinas…En fin….
En el apartado de la realización y otros: Directoras de cine. Grandes guionistas, etc…(De éstas hay menos, pero seguro que en la web hay forer@s mucho más versad@s que yo, que apenas si sé de datos y cifras)
Lo mismo cabría decir respecto a otros apartados: música, coreografía, vestuarios…
La mujer como objeto de cine:
En el apartado de caracteres: Heroínas, malvadas, resignadas, fuertes, débiles, casquivanas, divertidas, crueles, románticas, taimadas, adorables, maternales, maquiavélicas, incitantes, corrompidas, corruptoras, feas, guapas, gordas, horteras, elegantes… Tantas categorías como encontraríamos si buscáramos caracteres masculinos.
En el apartado del cine de autor, hay multiples variantes para tratar: La mujer mosca-cojonera en las películas de Howard Hawks. Lubitsch y el eterno femenino. Hichtcock, misógino o reprimido (ah, ¿pero no es lo mismo?). Las mujeres fuertes en John Ford. La mujer inalcanzable en el cine negro, La mujer cleenex en el cine de gansters, La mujer heróica en el cine de cartón piedra. La mujer sensual en la comedia italiana. La mujer retorcida en el cine de Willer. La mujer exquisita en las comedias de Leo Mclaren…
Como prototipos, hay de todo. Pero, como decía Dardo en uno de los primeros post del hilo:
“…creo que es simplemente el machismo que aunque ha ido bajando siempre está presente en todos los órdenes de la vida, y en el cine apesta y en el clásico aún más…”
Y luego, inevitablemente, hay otra mirada: Cómo miramos a la mujer nosotros, l@s forer@s que estamos interviniendo en este hilo.
Y aquí han surgido críticas hacia las mujeres que pretenden la igualdad reivindicando los aspectos más criticables de la personalidad masculina. En algunos post se habla de “machificación”.
Francamente, yo creo que, en general, ni el feminismo ni las mujeres feministas van en absoluto por ahí. “Tales mujeres” en realidad no existen (salvo alguna excepción que confirme la regla) más que en el imaginario colectivo de los que las critican.
Yo creo que, un poco, a las feministas se las esquematiza, se las simplifica, se les atribuyen unos ideales, unos objetivos, unos modos, unos deseos y unas fobias que, francamente, no creo, en absoluto, que formen parte de las reivindicaciones feministas, de sus programas, de su ideario.
Más bien creo que forman parte de las fobias y de los temores, más o menos confesados, de aquellos (hombres o mujeres) que se sienten amenazados por lo que entienden que son ésas reivindicaciones y, creyendo que el “rol” que juegan está en crisis, se ponen a la defensiva. Y ya sabemos que la mejor defensa es un buen ataque.
En los casos más extremos (los que podíamos identificar con lo de “
la mujer mujer” o lo de “
peras y manzanas”) una de las armas que se utiliza (no la única) es la ridiculación de las adversarias, hasta hacerlas prácticamente irreconocibles. Las feministas son fanáticas, irrazonables, quieren emular al hombre porque en el fondo le consideran superior, y las pobrecitas hacen el ridículo más espantoso. Son poco atractivas, frígidas, seguramente han tenido muchas Navidades pero ninguna “nochebuena”, quizá, incluso, son lesbianas. No quieren tener hijos y, sí los quieren, es para dominarlos y para vengarse de los hombres a través de ellos… En fin, que casi tienen cuernos y rabo.
Como es lógico, los hombres deben temer y rehuir a esas “fieras”. Y las mujeres sensatas, consciente o inconscientemente, quieren marcar diferencias con esas mujeres exageradas, agresivas y poco deseables que, supuestamente, son las feministas.
Insisto: Creo que eso no es sino una campaña de descrédito. Hay precedentes históricos de esas “campañas” de imagen en contra de las mujeres que pretendían ir alcanzando mayores derechos politicos y sociales.
Pensemos en las “sufragistas” (todavía hoy la palabra tiene tintes peyorativos). En el cine y en otros medios siempre las muestran como a una pandilla de energúmenos, bastante horrorosas, con aires muy masculinos, casi como cabos furrieres repartiendo caña. No recuerdo que ninguna protagonista femenina haya sido sufragista (¡que bien le habría venido el papel a la Vanessa Redgrave en sus años jóvenes!). ¡Muy difícil identificarse con ellas! ¡Muy fácil ridiculizarlas, hacer chistes contra ellas!
Las sufragistas fueron una amenaza para muchos varones de su época y motivo de escándalo para muchas mujeres. Y, sin embargo, ¿qué pedían? Algo tan simple como esto:
Querían poder participar, ellas también, en la elección de los concejales, de los alcaldes, de los diputados… No querían quitarle ese derecho al hombre. Simplemente, ellas, como personas libres y autónomas, querían tener también ese derecho.
Creo que por ahí van los tiros: Se trata de ampliar el espectro de los derechos y libertades, de las oportunidades para estudiar, para trabajar, para ejercer una carrera, para llegar a jefe, para llegar a ser directora de planta, o jefe de negociado, o capataz de brigada, para llegar a premio nobel, para llegar a presidente de gobierno, en fin, para todo aquello para lo que una esté capacitada, sin ceder el paso a nadie que esté menos preparado, o tenga menos méritos, etc., etc.
Poco a poco se va consiguiendo. Cada vez se abre más el abanico de posibilidades para las mujeres. Pero aún hay una gran discriminación positiva a favor de los hombres, y todas las estadísticas están de acuerdo.
En definitiva, se trata de que todas esas cosas puedan hacerse por las personas más preparadas, o con más vocación, o con más suerte. Por personas del sexo masculino, o por personas del sexo femenino, sin que pertenecer a uno u otro sexo sea ninguna ventaja ni ningún inconveniente.

Y, ustedes perdonen el rollazo, pero de vez en cuando hay que dar la cara
