

Esta semana, en "Segle XX", les presentamos, naturalmente en versión original, un documental andaluz coproducido por Canal Sur el año 2004 que lleva por título "Presos del silencio". Se trata de un viaje a la represión de la posguerra civil a Andalucía y Extremadura, viaje que tiene como vehículo el testigo desnudado, sin añadidos ni comentarios, de un puñado de víctimas; ya siguin víctimas directas, es decir presos políticos, o víctimas indirectas, como eran sus mujeres e hijos o hijas.
A partir del 1 de abril del 1939 -el Día de la Victoria de Franco- toda España se convirtió en una inmensa prisión o en una enorme cuartel. Una prisión literal para más de 200.000 personas recluidas en todo tipo de recintos penitenciarios, y una prisión metafórica para millones de vencidos, consagrados desde aquel día a callar y sobrevivir. En Andalucía, donde la lucha de clases de los años republicanos había tenido una gran virulencia y donde, al fin de la guerra, no había existido una frontera francesa a través de la que huir, la masa de militantes libertarios, socialistas o comunistas detenidos, juzgados y condenados era enorme, superior a la capacidad de gestión penitenciaria del régimen franquista y a la eficacia liquidadora de los piquetes de ejecución.
Es precisamente por descongestionar las prisiones saturadas que, en el septiembre de 1939, se crea el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas. Su propósito era "utilizar las aptitudes de los penados, con el fin de aprovecharlas en su propropio beneficio moral y material y en el del Estado, aplicándoles la ejecución de obras de utilidad nacional". De hecho, y bajo la fórmula de la "Redención de Penas miedo el Trabajo", se trataba de explotar económicamente los prisioneros "rojos" quitandoles el único bien que aún poseían: su fuerza de trabajo.
Las obras públicas realizadas por los presos republicanos se extendieran por toda la Península, con un valor económico de unos 2.000 millones de pesetas del 1958. La más famosa fue el Valle de los Caídos, pero tal vez la más larga e importante -y el objeto central del documental de hoy- fue el Canal del Bajo Guadalquivir, una obra hidráulica de 158 kilómetros que no se acabó hasta el 1962 y debía regar 80.000 hectáreas. trabajaran en condiciones casi de esclavitud hasta 10.000 prisioneros políticos, algunos de los cuales, y también a familiares suyos, escucharemos ahora mismo dar testigo sobre la miseria, la humillación y el terror de aquellos años negros, pero también sobre el coraje y la dignidad con que algunas personas los supieran afrontar. En resumen: contra la desmemoria y el revisionismo histórico, contra los que pintan el franquismo de color de rosa, he aquí un pedazo de la verdad sobre aquel régimen nefasto.
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