Aviones que nunca llegaron a volar:

EL BOMBARDERO ATÓMICO:
A mediados del siglo XX, el bombardero atómico fue uno de los programas de ingeniería más popular de EE. UU. La idea era simple: querían construir un avión que fuera propulsado por un reactor nuclear y que incorporara armas de la misma naturaleza. Las pruebas realizadas confirmaban que era posible volar sin que la tripulación sufriera problemas por la velocidad; pero demostraron que sí sufrirían daños genéticos. El programa fue cancelado en 1961.
EL PRIMER CAZA A REACCIÓN AMERICANO:
El L-133 fue toda una revolución de ingeniería en los años 40. La empresa Lockheed Company lo llevó a cabo con la idea de hacerlo volar a velocidades supersónicas, algo totalmente innovador por entonces. El avión funcionaba e incorporaba una tecnología que estaba décadas por delante de la del momento. Una flota entera fue construida... pero aquellos aviones nunca llegaron a volar, ya que por su situación, el gobierno de los EE. UU estaba más interesado en construir destructores y bombas atómicas.
EL SST AMERICANO:
El transporte supersónico americano fue un proyecto propuesto por el Presidente Kennedy a principios de los años 60. Su intención era que lo financiara el Gobierno de los EE.UU. Su idea de construir un avión comercial que superara 3 veces la velocidad del sonido y pudiera recorrer en una hora 800 millas más que el Concorde Anglo - Francés, parecía bueno. Pero demasiado ambicioso quizá. El equipo contratado construyó un prototipo del que sería el Boeing 2707. Sin embargo, las altas temperaturas ocasionadas por la fricción de la velocidad y los pesados materiales que se necesitaban fueron obstáculos que la tecnología del momento no pudo salvar . El proyecto fue suspendido.
EL ÚLTIMO AVIÓN-COHETE:
Proyecto ideado en los años 50 que pretendía construir un detector y un destructor de bombarderos a gran altura y a velocidad supersónica. Construyeron un prototipo y realizaron dos pruebas del Saunders Roe SR-53. Estos test demostraron que el proyecto financiado por la OTAN funcionaba perfectamente, incluso mejor que su competidor americano, el Startfighter que, además, seguía siendo entonces un boceto en papel. La venta y distribución del SR-53 parecía segura. Sin embargo, los compradores se decantaron por el Startfighter americano.
Saludos.