DOGORA: OUVRONS LES YEUX

IMDB
DIRECCIÓN Y GUIÓN:
Patrice Leconte
MÚSICA:
Etienne Perruchon
MONTAJE:
Patrice Leconte
DURACIÓN:
75 min.
PRODUCCIÓN:
Warner Bros. France. 2004
sinopsis:
[quote]
Corre el año 2001 y el director de cine francés Patrice Leconte asiste a la representación de “Leonce et Lena” en el Teatro Odeón de París. Movido por las excelentes críticas que ha recibido la puesta en escena de Andre Engel sobre la obra de Georg Büchner, algo llama su atención al margen del movimiento en escena: la música de Etienne Perruchon. Cae el telón y Leconte se abstrae de los aplausos encendidos del público. Un único objetivo le mueve a partir de entonces, el de encontrar discografía editada de ese músico para él completamente desconocido.
Iniciado en el medio cinematográfico en 1988 con el corto de Manuel Sanchez, “Grain de ciel”, el compositor francés solo había compuesto música para siete proyectos incluyendo tres telefilmes. Centrado en el campo de la música de escena, entre la que destaca sus maravillosos trabajos para “Le roi singe” (1993) y “Le magicien d´Oz” (1998), su obra de concierto le había reportado una cierta repercusión, en especial “La Tige et la Corolle ou l´ascension merveilleuse” (1999).
Lo cierto es que en esa búsqueda desesperada, Leconte encuentra un oratorio para orquesta, coros infantiles y mixtos de 25 minutos de duración llamado “Dogora”, compuesto por Perruchon en el año 2000. Según confiesa el propio director su escucha le reporta una de las más maravillosas experiencias de su existencia. Sintiendo la necesidad de construir un filme al que acoplar esa música, nace tres años más tarde “Dogora: ouvrons les yeux”, un documental musical, en la tradición de los realizados por el tándem Godfrey Reggio-Phillip Glass en los 90, que ambientado en Camboya centra su mirada en el devastador genocidio perpetrado por los jemeres rojos a las órdenes del criminal Pol Pot a finales de los 70 en los llamados “campos de la muerte”, donde perdieron la vida mas de millón y medio de camboyanos. Las consecuencias de esa masacre y la mirada infantil del Camboya actual, inciden en una película plenamente emotiva, hecha desde y para los sentidos.
La labor de Perruchon se centra pues en reescribir, acoplar y convertir su obra acotada en una sinfonía coral de 70 minutos que dispara directo al corazón del oyente. Utilizando un lenguaje imaginario de origen eslavo, el dogorien (que el compositor atribuye a un antiguo pueblo nómada de raíces centroeuropeas), Perruchon desgrana un paisaje de enorme belleza armónica, de una vitalidad sentida y profunda donde la interpretación de la Orquesta y Coros (cerca de 200 personas entre voces femeninas, masculinas e infantiles) de Sofía se muestra soberbia en matices.
Acudiendo a una aproximación de raíces rusas (Shostakovich, Prokofiev, Stravinsky), determinados cortes muestran su pasión por los ritmos in crescendo, desde el tema que abre la edición, “Tchunga ya!”, hasta los poderosísimos “Dogora” y “La vidjiame”. Un vitalismo voraz y grandilocuente que impregna la obra de poderosas incursiones al metal que marcan el compás en el emergente himno “Kourni”, o que alcanza cotas sublimes con el apabullante empleo de coros en la magistral “Tou Toéshtaké”.
Es precisamente en el manejo de los coros donde Perruchon demuestra una portentosa capacidad creativa. Ejemplos como “Shtakié”, el nostálgico “Mié Panosko”, el bellísimo “Donia” o el admirable y épico cierre “Souchänishka”, corte de generosa percusión y medidos scherzos, demuestran la contundencia coral de la obra.
Una infinita sensación de melancolía trágica, de lirismo contenido, surca pasajes de plena elegancia como el vals propuesto en “Koshni”, la devastadora emoción de “Mira” o el lamento de “Zdieskani”.
Frente a ello, Perruchon da salida a un cierto aire bufo y circense en la única melodía repetida en una obra de gran variedad temática, primero usando esta composición en uno de los pocos cortes sin empleo coral, “Votsh” (los otros son “Chalnié” y “Lézou”), para adaptarlo a voces infantiles con “Viniashto mi”, melodía en la que se inspirará ese mismo año el propio Bruno Coulais para el cierre de su documental “Génesis”.
No es fácil en los tiempos que corren, que el oyente se deje arrastrar por nuevas sensaciones acústicas cuando se enfrenta a una banda sonora, en especial si atendemos a los clichés que dominan la disciplina actualmente, pero les recomiendo den una oportunidad a “Dogora: ouvrons les yeux”. Cómo no, de nuevo Francia (junto con Japón, el país que hoy día exporta en mayor medida una música cinematográfica sugerente y de calidad incuestionable) salta al primer plano con un compositor desconocido de amplio recorrido. Etienne Perruchon logra crear notas que trascienden lo meramente funcional para trasportarnos a aquello que los demiurgos llaman poesía.
- Autor: Miguel Ángel Ordóñez -[/quote]
DATOS TÉCNICOS
Proximamente
CAPTURAS
Proximamente
ELINK:
Dogora - Ouvrons les yeux (2004) Film musical tourné au Cambodge - De Patrice Leconte - (Documentaire reportage emission DVD-Rip DivX-XviD).avi 
BANDA SONORA
[quote]AUTOR:
Etienne Perruchon:
1. Tchunga Ya 2:18
2. Kourni 3:55
3. Votsh 1:13
4. Dogora 1:59
5. Mi Poshka 3:06
6. Soukia 3:56
7. Koshni 4:45
8. Viniashtô Mi 2:52
9. Tou Toéshtaké 4:07
10. Mira 2:22
11. Zdieskani 3:56
12. Kiaeché Tchékania 3:04
13. Vornia 1:06
14. Soutrinka 4:28
15. Chälnié 5:22
16. La Vidjiame 3:49
17. Zdieskani 4:02
18. Lézou 1:23
19. Mié Panosko 3:42
20. Donia 3:16
21. Souchänishka
Dogora - Ouvrons Les Yeux (Etienne Perruchon) By Nunca Mais.rar
[/quote]
Aviso, no la he visto aún e igual es un petardo, pero la propuesta me parece un tanto insólita dentro de la carrera de un cineasta que nunca me ha despertado demasiado interés, ya veremos.
Ale, saludos.

IMDB
DIRECCIÓN Y GUIÓN:
Patrice Leconte
MÚSICA:
Etienne Perruchon
MONTAJE:
Patrice Leconte
DURACIÓN:
75 min.
PRODUCCIÓN:
Warner Bros. France. 2004
sinopsis:
[quote]
Corre el año 2001 y el director de cine francés Patrice Leconte asiste a la representación de “Leonce et Lena” en el Teatro Odeón de París. Movido por las excelentes críticas que ha recibido la puesta en escena de Andre Engel sobre la obra de Georg Büchner, algo llama su atención al margen del movimiento en escena: la música de Etienne Perruchon. Cae el telón y Leconte se abstrae de los aplausos encendidos del público. Un único objetivo le mueve a partir de entonces, el de encontrar discografía editada de ese músico para él completamente desconocido.
Iniciado en el medio cinematográfico en 1988 con el corto de Manuel Sanchez, “Grain de ciel”, el compositor francés solo había compuesto música para siete proyectos incluyendo tres telefilmes. Centrado en el campo de la música de escena, entre la que destaca sus maravillosos trabajos para “Le roi singe” (1993) y “Le magicien d´Oz” (1998), su obra de concierto le había reportado una cierta repercusión, en especial “La Tige et la Corolle ou l´ascension merveilleuse” (1999).
Lo cierto es que en esa búsqueda desesperada, Leconte encuentra un oratorio para orquesta, coros infantiles y mixtos de 25 minutos de duración llamado “Dogora”, compuesto por Perruchon en el año 2000. Según confiesa el propio director su escucha le reporta una de las más maravillosas experiencias de su existencia. Sintiendo la necesidad de construir un filme al que acoplar esa música, nace tres años más tarde “Dogora: ouvrons les yeux”, un documental musical, en la tradición de los realizados por el tándem Godfrey Reggio-Phillip Glass en los 90, que ambientado en Camboya centra su mirada en el devastador genocidio perpetrado por los jemeres rojos a las órdenes del criminal Pol Pot a finales de los 70 en los llamados “campos de la muerte”, donde perdieron la vida mas de millón y medio de camboyanos. Las consecuencias de esa masacre y la mirada infantil del Camboya actual, inciden en una película plenamente emotiva, hecha desde y para los sentidos.
La labor de Perruchon se centra pues en reescribir, acoplar y convertir su obra acotada en una sinfonía coral de 70 minutos que dispara directo al corazón del oyente. Utilizando un lenguaje imaginario de origen eslavo, el dogorien (que el compositor atribuye a un antiguo pueblo nómada de raíces centroeuropeas), Perruchon desgrana un paisaje de enorme belleza armónica, de una vitalidad sentida y profunda donde la interpretación de la Orquesta y Coros (cerca de 200 personas entre voces femeninas, masculinas e infantiles) de Sofía se muestra soberbia en matices.
Acudiendo a una aproximación de raíces rusas (Shostakovich, Prokofiev, Stravinsky), determinados cortes muestran su pasión por los ritmos in crescendo, desde el tema que abre la edición, “Tchunga ya!”, hasta los poderosísimos “Dogora” y “La vidjiame”. Un vitalismo voraz y grandilocuente que impregna la obra de poderosas incursiones al metal que marcan el compás en el emergente himno “Kourni”, o que alcanza cotas sublimes con el apabullante empleo de coros en la magistral “Tou Toéshtaké”.
Es precisamente en el manejo de los coros donde Perruchon demuestra una portentosa capacidad creativa. Ejemplos como “Shtakié”, el nostálgico “Mié Panosko”, el bellísimo “Donia” o el admirable y épico cierre “Souchänishka”, corte de generosa percusión y medidos scherzos, demuestran la contundencia coral de la obra.
Una infinita sensación de melancolía trágica, de lirismo contenido, surca pasajes de plena elegancia como el vals propuesto en “Koshni”, la devastadora emoción de “Mira” o el lamento de “Zdieskani”.
Frente a ello, Perruchon da salida a un cierto aire bufo y circense en la única melodía repetida en una obra de gran variedad temática, primero usando esta composición en uno de los pocos cortes sin empleo coral, “Votsh” (los otros son “Chalnié” y “Lézou”), para adaptarlo a voces infantiles con “Viniashto mi”, melodía en la que se inspirará ese mismo año el propio Bruno Coulais para el cierre de su documental “Génesis”.
No es fácil en los tiempos que corren, que el oyente se deje arrastrar por nuevas sensaciones acústicas cuando se enfrenta a una banda sonora, en especial si atendemos a los clichés que dominan la disciplina actualmente, pero les recomiendo den una oportunidad a “Dogora: ouvrons les yeux”. Cómo no, de nuevo Francia (junto con Japón, el país que hoy día exporta en mayor medida una música cinematográfica sugerente y de calidad incuestionable) salta al primer plano con un compositor desconocido de amplio recorrido. Etienne Perruchon logra crear notas que trascienden lo meramente funcional para trasportarnos a aquello que los demiurgos llaman poesía.
- Autor: Miguel Ángel Ordóñez -[/quote]
DATOS TÉCNICOS
Proximamente
CAPTURAS
Proximamente
ELINK:

BANDA SONORA
[quote]AUTOR:
Etienne Perruchon:
1. Tchunga Ya 2:18
2. Kourni 3:55
3. Votsh 1:13
4. Dogora 1:59
5. Mi Poshka 3:06
6. Soukia 3:56
7. Koshni 4:45
8. Viniashtô Mi 2:52
9. Tou Toéshtaké 4:07
10. Mira 2:22
11. Zdieskani 3:56
12. Kiaeché Tchékania 3:04
13. Vornia 1:06
14. Soutrinka 4:28
15. Chälnié 5:22
16. La Vidjiame 3:49
17. Zdieskani 4:02
18. Lézou 1:23
19. Mié Panosko 3:42
20. Donia 3:16
21. Souchänishka

Aviso, no la he visto aún e igual es un petardo, pero la propuesta me parece un tanto insólita dentro de la carrera de un cineasta que nunca me ha despertado demasiado interés, ya veremos.
Ale, saludos.