
Joris Ivens y Santiago Alvarez en Liepzig
El recuerdo personal que tengo de Santiago Álvarez es el de unos ojos atrapados en un cuerpo. Lo conocí brevemente cuando visitó Argentina en 1997. El Parkinson ya había debilitado notoriamente su cuerpo, al punto de casi no poder trasladarse sin la ayuda de su compañera Lazara. Pero sus ojos parecían querer escaparse de su cara, sus ojos, los mismos que habían visto demasiado en demasiadas partes, no se resignaban a esa breve prisión a la que estaban condenados. Ellos querían seguir siendo (citando el título del libro de Amir Labaki) el ojo de la revolución.
Prácticamente olvidado por los libros de historia oficiales, cuestionado por su “subjetividad” por los defensores de la “objetividad documental” (esa farsa que pregonan en otros ámbitos, CNN, Fox News y compañía), Álvarez sacudió al documental con un estilo propio y agresivo, centrado en el montaje (para lo cual hecha mano a cuanta imagen pasa cerca de sus manos) y que será de gran influencia en el movimiento de cine político de los ’60, desde Rocha hasta Solanas. Imágenes y textos se combinan en sus manos con la precisión quirúrgica que, tal vez, adquirió en sus años de estudiante de medicina.
Trabajador incansable (durante muchos años tuvo a su cargo el noticiario del ICAIC, inclusive muchas de sus obras más reconocidas surgieron originalmente como proyectos de noticiario), marcado por su experiencia juvenil en Estados Unidos, dónde según él se volvió marxista-leninista,
la obra de Santiago Alvarez resulta fundamental para aproximarse a otra mirada de la segunda mitad del siglo XX
“Mi trabajo en el cine se ha basado en un principio muy sencillo: la necesidad...
Esa necesidad objetiva nos ha obligado con frecuencia a hacer un trabajo cuando incluso no disponemos de medios necesarios para ello.
Pero la urgencia del trabajo nos infunde fuerzas, no nos permite caer en el desaliento y de una manera o de otra, el trabajo se hace”
Santiago Álvarez
El legado histórico del cine de Santiago Alvarez va mucho más allá del patrimonio histórico en imágenes que su camara registró, lo cual ya sería suficiente para inscribir su nombre entre los maestros del documentalismo. Su obra estremeció y revolucionó las bases mismas del cine documental en más de un sentido. En primer lugar lo hizo chocar de frente con la escuela "neutralista" que trata de ocultar tras la justificativa de "objetividad en la cámara", la ideología inherente a cualquier discurso. El cine de Santiago Alvarez toma partido y se identifica con él. En segundo lugar, la mayor complejidad surge de la inmensa posibilidad de material sonoro y de imágenes que usa para el género, barriendo con los prejuicios frente a imágenes y sonidos que por otro serían consideradas menores o no utilizables. Para Alvarez, la realidad en el cine no se capta, se construye.
Amir Labaki “El ojo de la revolución, el cine urgente de Santiago Alvarez”
Now! (1965)


Datos del ripeo

Sobre Now
Now, por ejemplo, nació de un fragmento instantáneo: tomé un ómnibus de la Greyhound linea que hacía el recorrido de Miami a New York, era un local, esos que se detienen en todos los pueblos, a lo largo del trayecto iban subiendo negros del sur. El ómnibus se fue llenando de negros. En un momento dado, sube una negra con un niño en los brazos. Yo lógicamente, cuando la vi entrar, traté de ofrecerle mi lugar. Las personas que estaban en el ómnibus comenzaron a decirme horrores en inglés. La negra se puso nerviosa. El inglés que yo conocía no era muy bueno, pues era el que había estudiado en el instituto. Yo le dije a la negra que me diese al niño para tomarlo en mis brazos. Las personas que iban en el ómnibus comenzaron a gritarme son of a bich y miles de cosas más. Yo les contesté: "me van a tener que matar para arrancarme a este negrito de las piernas". Ahí la negra quedó desesperada y aterrorizada y me pedía que no hiciera eso. En aquella época había una ley, escuche esto, una ley y no una costumbre, según la cual los negros sólo podían sentarse en los últimos dos asientos del ómnibus. Debido a esto la negra, presa de pánico tomó a su niño y se fue hacia atrás. Aquella experiencia se grabó fuertemente en mí.
(de El ojo de la revolución, el cine urgente de Santiago Alvarez)
EDITO MI LINK Y COLOCO EL DEL DVDRIP
LBJ (1968)
Subtítulos en ingles


Los datos del ripeo

Sobre L.B.J.
Amir Labaki.- También en 1968 tenemos otro documental muy imporante: L.B.J. ¿Este srugió como documental o como noticiero?
Santiago Alvarez - L.B.J. ya nació como documental. Hubo un proceso que se desarrolló según eran asesinados por la CIA John Kennedy, Martin Luther King y Bob Kennedy. Yo comencé a buscar material después del primer asesinato. Cuando estaba trabajando en él se produce el segundo, por lo que decidí incluirlo también, pero en ese proceso se produce el tercero y ahí rehice todo e incluí el tercero.
A.L. - ¿En este filme el título es fundamental?
S.A. - Mientras no tengo un título, no puedo comenzar a trabajar, a montar un documental. La primera cosa que se me ocurre es el título, ya que me sirve para poder estructurar dramáticamente el documental. En el caso de L. B. J., sucedió que aquellas letras eran las iniciales de los asesinados (Luther, Bob, John) y también las del entonces Presidente Lyndon B. Johnson. Los periodistas norteamericanos tiene por costumbre, usar las siglas del nombre cuando se refieren a personalidades conocidas. La casualidad fue muy grande en que coincidieran las siglas de los asesinados y del que los asesinó. Se creó un juego de letras que me ayudó a montar la película. Oliver Stone también utilizó las siglas "J. F. K." teniendo presente que yo había utilizado "L. B. J.". Creo que de cierta manera ejercí influencia en él, según pude comprobar con amigos míos. Le envié una carta de agradecimiento por el uso de algunas secuencias de mi documental y me envió una copia de su película.
Una declaración de principios de puño y letra


Más abajo se han agregado más ripeos, por lo que decidó editar el título del hilo