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La idea surgió del productor Shin’ya Kawai, que vio la posibilidad de juntar a unos cuantos directores con talento para que realizaran una serie de historias que tuvieran como temática similar la proyección de mundos o ambientes surrealistas y utópicos (en cierto modo, temas recurrentes en las sociedades del siglo XXI). En total son siete relatos unidos por una cuerda floja que asimila elementos fantásticos o pertenecientes al campo de la ciencia-ficción. La plena disposición de unos directores que han triunfado en los años 90 en Japón para emprender el reto de concebir historias que se inscribieran en los parámetros antes reseñados, permitió montar de forma más o menos ordenada y lógica el film.
The messenger
Historia firmada por Ryūhei Kitamura (Versus) en la que hallamos a Yūko Shindai, una asesina del más allá que busca a personas pérdidas en los confines del espacio onírico con tal de ayudarlas a morir dignamente. Una femme fatale, entendida como un ángel de la muerte, que indaga en las almas autistas que transitan vagamente en un mundo superfluo escenificado en unos ambientes hi-tech. Este cortometraje podría ser por si solo una escena extraída de una película de ciencia-ficción. Kitamura juega con su estilo habitual, dándole un toque mas oprimido y tecnológico, recordándonos que no solo Mamoru Oshii (Avalon) sabe construir mundos tecnológicamente complejos y distantes a los sentimientos humanos.

Kendama
El kendama es un juguete inofensivo japonés pero que sirve de hilo argumental para presentar esta costumbrista historia llena de cotidianeidad y espontaneidad. Tetsuo Shinohara (Inochi) firma este corto repleto de situaciones absurdas, en donde lo complejo se convierte rápidamente en etéreo. Shinohara nos invita a reposar la mente ante un mundo sencillamente natural y familiar.

Cold Sleep
Relato de ciencia-ficción rodado por Jōji Iida (Dragon Head), en el que un astronauta se despierta después de un gran letargo de hibernación, encontrándose dentro de una escuela abandonada repleta de personajes bizarres en medio de un desierto. Su única compañía normal será una sexy mujer ataviada de látex que resolverá las dudas del cosmonauta. Las apariencias engañan, ya que los extraños personajes no se han vuelto tarados sin causa alguna. La perplejidad del espectador ante los hechos finales harán reconsiderar la historia como la más prescindible de toda la película. Nos decantamos por considerarla como un gran disparate divertido. Un buen intermedio para relajar las neuronas.

Pandora – Hong Kong Leg
Un ligero revival del mito de Pandora visto por los ojos de Rokurō Mochizuki (Chinpira). Tres personajes salidos de la nada se unirán para configurar este cuento con aires picantes: una chica con pie de atleta cuyo remedio verá luz gracias a un anciano chino obsesionado con las curas tradicionales y un pervertido adicto a chupar los pies de las mujeres.

Hijiki
Yukihiko Tsutsumi (Chinese Dinner) firma la quinta historia, planteada como una crítica a los caprichos y excentricidades de la gente rica, en la que un personaje trastornado perseguido por la policía se encierra, con escopeta en mano, en un pequeño piso habitado por tres mujeres pobres de distinta generación obsesionadas con el hijiki (un tipo de alga marrón muy fina con un sabor muy fuerte y que cuenta con fans y detractores por igual: o te encantan, o las odias, no hay punto medio). Las experiencias con la miseria de las tres mujeres harán replantear el sentido de la existencia del hombre. Aunque no concluya con un final muy optimista, por lo menos nos deja de legado algunas moralejas encubiertas de hipocresía simplificada.

Justice
Isao Yukisada (Go) consigue producir la sonrisa en las butacas con esta historia ubicada en un irrelevante instituto, en la que un chico (Satoshi Tsumabuki, que protagonizaba las destacables Waterboys y Dragon Head) experimenta la entrada a su adolescencia. Un conjunto de situaciones que serán familiares para aquellos que ya sean adultos. El término de “Justice”, que precisamente es el título de esta historia, define la trayectoria de un día en la vida adolescente del personaje. Muy divertida y entretenida.

Arita
Shunji Iwai (Swallowtail Butterfly, Love Letter, PiCNiC) cierra la película con este emotivo segmento que narra la obsesión progresiva de una chica hacia un personaje inanimado que creó ella misma cuando era niña. La insistencia hacia el ser ficticio terminará por darle vida animada, en una dolorosa escena en la qué Arita, nombre del bicho, se dividirá en dos entes. Esta división, por no decir evolución, coincidirá con la entrada a la juventud de la joven. Iwai remarca dos temas tratados de forma explícita en All about Lily Chou-Chou (2001), otra de sus películas como director: por un lado, el autismo y la falta de comunicación, y por otro lado, la complicada etapa intermedia entre la adolescencia y el mundo adulto. Dos temas interesantes para una última historia que sirve para concluir la empanada mental de casi dos horas de metraje.

Reflejo de un cine renovador
La reflexión a posteriori es más difícil de lo que aparenta, porque intentar entender a la perfección siete cortometrajes que avanzan en distintas direcciones obliga al espectador a esforzarse para hallar las claves de cada una. La conexión entre ellas es casual, ya que como hemos visto todas parten de argumentos totalmente diferenciados. Aun así, el parentesco entre el surrealismo y lo fantástico es visible en todas ellas. Por lo tanto, el objetivo inicial de englobar una serie de historias que tuvieran como denominador común estos elementos mencionados se salva con creces. Igualmente, equipararlas al mismo rango es prácticamente imposible, porque no todas tienen el mismo nivel de calidad. También se debe considerar el hecho de que cada una sigue el estilo de cada director. De todas maneras, estas historias son buenas muestras de lo que saben hacer estos realizadores. Preferiblemente sea más adecuado aventurarse a visionar trabajos más largos de cada uno de ellos, ya que posiblemente, al disponer de más tiempo de metraje, los resultados finales son mucho más satisfactorios (aunque no siempre es así).
Jam Films acercará los nuevos valores del cine japonés a aquellos que aun recelaban de la calidad de esta solvente industria cinematográfica. Los que ignoraban y despreciaban las fuerza del cine nipón, los que creían que la filmografía japonesa estaba prácticamente muerta, o los que rehusaban el hecho de que nunca podría existir una nueva ola de realizadores modernos incapaces de romper los esquemas clásicos, deberían enfrentarse al reto de penetrar en las distintas historias presentadas en Jam Films. Esta será la única forma de que entiendan el cine que se hizo a finales del siglo XX y que dio paso a un nuevo inicio de milenio lleno de esperanzas por la aceptación masiva del cine japonés.
Toda la info copiada descaradamente de aqui (espero que no se enfaden
