En mi caso –debido a mi gran afición al cine- decidí buscar trabajo en salas de cine en Barcelona. Después de preguntar en varios sitios, las indicaciones me condujeron hasta una E.T.T. que gestiona los recursos humanos del Grupo Balaña (“Los Cines y Teatros de Barcelona”).
Debo decir que lo que viene a continuación procede mis experiencias con esta empresa en concreto, pero que he hablado con empleados de otros grandes grupos empresariales también dedicados a la exhibición de películas (como por ejemplo Cinesa) y el resultado ha sido que sólo han cambiado los nombres, pero no las situaciones, que en algunos casos han sido incluso mucho peores.
La formación
En los cines hay tres puestos disponibles:
- Portero Acomodador
- Taquillera
- Dependienta del Bar
Nótese que el primero está escrito en masculino y los dos segundos en femenino. No es un error: los hombres solo pueden ser porteros acomodadores y las mujeres solo taquilleras o vendedoras de palomitas.
El puesto de portero acomodador no requiere de formación, pero los de taquillera/dependienta si. En otras palabras, tuve que trabajar dos días gratis.
Las condiciones
La retribución por hora trabajada es de 3’80 euros. Sí, por debajo del salario mínimo.
Si falta algo en la caja –sea 1 euro o 10- se asume automáticamente que es por tu culpa, que has dado mal algún cambio y debes ponerlo automáticamente de tu bolsillo. Además, como la venta de entradas está informatizada, es imposible “esconder” o “maquillar” las faltas. No puedes equivocarte. Aunque por tus manos puedan pasar 3000 euros en un día en fracciones de 6’70 euros. La caja debe cuadrar al céntimo al final del día.
Las taquilleras no pueden ver las películas. Las dependientas en principio tampoco, aunque debo decir que un día oí que habían dejado entrar a una de las chicas del bar a ver una película. Por otra parte, los porteros acomodadores gozan de más libertad y por lo general pueden ver las películas.
Las taquilleras no pueden salir de la taquilla. NUNCA. Aunque trabajen en ella desde las 15:30 (media hora antes de la primera sesión) hasta la 01:30 (media hora después de la golfa). Tampoco pueden distraerse entre sesión y sesión (la demanda de entradas se concentra media hora antes de cada sesión, el resto son “horas muertas”). No pueden hacer crucigramas, ni leer, ni escuchar música ni ver una película en el portátil. Aunque no venga nadie a comprar una entrada durante una hora u hora y media. Tal y como me dijeron a mi: “Se te paga para estar. En los ratos libres NO PUEDES hacer nada. Si quieres distraerte, mira las musarañas”.
La Taquilla
Las taquillas están infectadas, en su mayoría, de cucarachas. Aunque también las hay que gozan de una ruidosa colonia de mosquitos, o las más antiguas –aquellas que tienen suelo y paredes enmoquetadas- de unos pequeños inquilinos: los ácaros.
- Una cosa más –dijo el encargado de la sala antes de retirarse a su despacho-: si notas que te pica algo, son los ácaros que hay en la moqueta.
- Pero… cambiarán la moqueta alguna vez, ¿no? –dijo una compañera, asustada de ver que el minúsculo cubículo donde tendría que estar encajonada durante las siguientes siete horas, estaba desde el suelo hasta el techo completamente recubierto por tan poco higiénico material.
- Bueno, supongo, yo solo llevo trabajando aquí 15 años. (…)
Por esta razón es frecuente ver como las taquilleras golpean algo (desde el otro lado del cristal, invisible), o como entregan las entradas con manchas verdes, rojizas o marrones. E incluso, si se presta la suficiente atención, como tienen que “limpiar” el dinero antes de darle el cambio a un cliente.
El Bar
Pero, ¿de donde provienen las cucarachas? De los lugares donde hay comida. ¿Y donde hay comida en un cine? En el bar, donde se venden las palomitas. ¿Pero tan grave es el asunto? Bueno, digamos que sería mejor que no siguieras leyendo si tienes un estómago delicado.
Como en cualquier otro bar, la comida y la bebida se guardan en un almacén. Cuenta la leyenda que alguno hay bien higienizado. Pero la gran mayoría no.
Esto afecta principalmente a dos productos:
- Las palomitas:
Hay dos tipos de palomitas: dulces y saladas. Las saladas se elaboran con una gran lata de maíz y un puñado de sal. Las dulces media lata de maíz y media de azúcar. Es decir, que dentro de la olla hay la misma cantidad de palomitas que de azúcar. Esto se adereza con “divertidos” colorantes químicos (si no, las palomitas dulces serían blancas, igual que las saladas).
Todas las palomitas se elaboran en la misma olla. Olla, que a lo largo del día se va ensuciando por la grasa refrita -que se usa para hacer las palomitas- a la cual cuando está caliente se adhiere cualquier cosa. ¿He mencionado ya que las cucarachas buscan el calor?
- Oye, en mis palomitas hay una cosa negra…
- ¡Ah! ¡Oh! Disculpa, debe ser una palomita que se ha quemado.
- Pero es demasiado grande y alargada… y además, parece que tenga patitas…
- ¿Patitas?¡ Nooo, que va! Eso son los pelos del maíz, es que aquí solo trabajamos con productos frescos, ¿sabeeees?
La olla –en principio- se limpia. El problema sobreviene cuando se determina quien la limpia. Las ollas deben limpiarlas las propias dependientas del bar al final del día, pero… ¿Qué pasa si no eres una empleada fija, sino una empleada a tiempo parcial, que solo va a trabajar ese día en ese cine, porque al día siguiente vas a trabajar en otro? ¿Y si ya es la 01:30 de la madrugada y es viernes o sábado? ¿Y si sólo cobras 3’80 la hora? ¿Y si tienes que poner de tu bolsillo lo que falte de la caja? ¿Y si no tienes ganas de quemarte las manos con el aceite caliente? ¿Y si tienes aprensión a las cucarachas? (…)
Tal y como están organizados los recursos humanos de los cines es perfectamente posible que cada día trabaje en ese bar una empleada (siempre mujer) diferente.
- Los refrescos:
Los refrescos (excepto honrosas excepciones) no son de lata, sino de “surtidor”. ¿Hay un gran bidón de coca-cola debajo de los surtidores? Obviamente no, ya que en los bares de los cines no sólo se vende coca-cola, sino todo tipo de refrescos (fanta, sprite, seven-up e incluso en algunas salas cerveza…) y poner debajo de los mostradores un bidón de cada bebida sería físicamente imposible –además de costoso-.
La coca-cola (y todos los refrescos) se obtienen mezclando un sirope denso y muy viscoso con agua carbonatada. El sirope está en unas bolsas de plástico a las cuales se les acopla un tubo que va hasta el surtidor. ¿Y donde está el sirope? En el almacén, en medio de cajas usadas ya polvorientas. Es un lugar donde no hay ventilación ni natural (no hay ventanas) ni mecánica (no hay aire acondicionado – sería un “gasto inútil”-). No es infrecuente que algunos almacenes estén a más de 50ºC durante el verano.
¿Y que tipo de fauna habita en lugares pequeños, oscuros y calientes? ¿Y esa fauna se siente atraída por el olor y sabor dulzón de los siropes de los refrescos, hasta tal punto de meterse dentro?
- Entonces, ¿pueden salir cucarachas por el surtidor de coca-cola?
- No es que puedan salir, es que a veces salen.
- ¡¡¿¿Y ENTONCES??!!
- Y entonces, con cuidado de que el cliente no lo vea, las sacas con ayuda de la tapita de plástico que se usa para cerrar los vasos. Pero tranquila, que es fácil: las cucarachas siempre flotan.
Cuando hice “la formación para ser dependienta de bar de salas de cine”, me hicieron leer un manual con las pautas de conducta de la empresa. Al final de todo, en letras grandes, en negrita y subrayadas decía:
Al final de cada venta añade “¿Algo más?”
acompañado de una sonrisa.
- ¿Y quien quieres que lo arregle? Los empleados no pueden, los jefazos se desentienden diciendo que eso es problema de los proveedores y los proveedores que eso es problema de las salas. Además, la gente va a seguir viniendo al cine y parte de esa gente va a seguir consumiendo algo del bar. Los pequeños “incidentes” que provocan un ligero descenso en las ventas son asumibles. Se corrigen con un leve incremento de los precios cada cierto tiempo. No importa que unos cuantos dejen de comprar palomitas, mientras alguien lo siga haciendo.
El paradigma perfecto llegó el verano pasado en uno de los más conocidos multisalas de Barcelona, que tuvo que cerrar durante un mes a causa de que la enorme colonia de cucarachas residentes, dado que había aumentado exponencialmente en número y estaba fuera de control.
- Entonces, cuando las cosas están realmente mal, sí se toman medidas, ¿no?
- ¡Jaja! Se toman medidas cuando la visita del inspector de sanidad está realmente cerca. Cuando va a hacer la visita al día siguiente, por ejemplo.
La Sala:
¿Habéis intentado alguna vez quejaros de algo que ocurra en la sala? ¿Sí? ¿Y cuantas veces había algún empleado del cine dentro de la sala?
- ¿Los porteros acomodadores sois todos hombres por si hay algún problema en las salas y tenéis que actuar?
- ¿Actuar? ¿Tú te crees que voy a hacer algo contra toda una banda de chavales de 15-20 años? ¿Yo SOLO? ¿Y por la mierda que me pagan? Además, también soy el operador de la cabina. Pongo en marcha las películas. Y entre estar “arriba” o “abajo”, prefiero estar arriba.
No todos los porteros acomodadores son también operadores, pero a los que no lo son se les paga por “vigilar la puerta” (que nadie se cuele) y cortar entradas. No para que se jueguen el tipo manteniendo el orden en las salas. Si algo te molesta, increpa tu mismo a la persona en cuestión. Bajo tu responsabilidad.
- ¿Pero alguna vez habéis tenido que echar a alguien del cine?
- Alguna. Pero pocas veces. La mayoría han sido por fumar porros en la sala… si fuman tabaco sin más, yo, personalmente, no me molesto. Pero los porros huelen y la gente puede quejarse mucho. Puede llegar incluso a oídos de algún inspector. Y los porros son ilegales, aunque no lo parezca ¡jaja!, y se nos puede caer el pelo. Aunque si se ponen cerca de la ventilación la gente a veces tampoco se da cuenta y no pasa nada.
Luego, hay gente que hace tonterías. Una vez pillé a una mujer mayor meando entre las dos puertas de la sala.
- ¿Y que hiciste?
- Pues nada. Al final del día avisé a la de limpieza, para que echase serrín encima.
- ¡Pero la orina se quedaría en la moqueta!
- Sí, bueno, pero ¿qué quieres hacer? Una vez al año traen unas máquinas especiales para limpiar las moquetas…
¿Poco higiénico? Pues esto solo es verdad para los grandes cines multisalas. En los pequeños cines de sala única no son pocas las quejas recibidas a causa de hormigas, cucarachas e incluso… ¡ratas!
- La gente entra en la sala cargada de refrescos y palomitas, y claro, parte de ellas caen al suelo y los animalitos se sienten atraídos. Una vez, a una chica se le subió una rata al hombro. ¡Suerte que se lo tomó bien y no nos denunció!
Las Películas:
Por lo general, las diferentes distribuidoras tienen que llegar a acuerdos con las empresas exhibidoras para que una película se proyecte. Es decir, un cine tiene que “comprar” una copia de la película a la empresa que se la ofrece. ¿Pero que películas se compran y cuales no?
- Generalmente, no se compran películas sueltas, sino “packs”.
- ¿Packs?
- Sí. Packs de diez películas por ejemplo. Tú quieres exhibir una película, pero como la distribuidora tiene muchas más que nadie querría “comprar” las venden en packs. Dentro del pack hay una o dos buenas y el resto son de “relleno”. Si no, esas películas apenas tendrían exhibición. Casi ningún empresario exhibiría películas como “Hasta que el cura nos separe” o “Sigo como Dios”. El volumen de venta de entradas para estas películas es tan bajo que solo con los costes de mantenimiento del cine se perdería dinero. Pero esto se nivela con los “taquillazos” y sumado a los ingresos del bar, al final el saldo es positivo. Muy positivo de hecho, jeje.
Y es verdad. En un multisalas, solo en taquilla, se pueden llegar ingresar 5000 euros en un solo día –durante el fin de semana. Entre semana los ingresos de taquilla suelen rondar entre los 1500 y los 3000 euros. Y se puede disparar por encima de los 5000 si coinciden en un mismo fin de semana dos o más estrenos importantes.
En contrapartida, a veces, en algunas salas se proyecta la película para la pared y las butacas vacías.
A todo esto hay que sumarle las desavenencias entre exhibidores y distribuidores.
- Ahora mismo, el Grupo Balaña sólo exhibe películas de la Warner y de la UIP, creo. Hasta hace poco también exhibían algo de Manga Films, pero ya se han peleado.
Pero vayamos más allá. ¿Quién decide que películas se exhiben en cada cine? Como en los cines de sala única, por ejemplo.
- Antes, hace años, en este cine, estrenábamos películas independientes que solo se estrenaban en este cine en toda Barcelona, y claro, la gente venía de todas partes a verlas y la sala se llenaba. Pero de eso hace muchos años.
- ¿Por qué cambiaron las cosas?
- Por los “jefazos”. Son ellos los que deciden “qué” se proyecta “dónde”. Y con lo de los packs, lo que no van a hacer es poner las películas de “pequeña tirada” en cines grandes, porque entonces si que perderían dinero. Los “restos” de los packs van a parar a las salas pequeñas, que antes tenían su público y ahora se ha perdido. Pero que como son “pequeñas” no importa si arrojan pérdidas, porque se compensa con los multisalas. La semana pasada, sin ir más lejos, batimos un récord: vendimos 27 entradas en todo un día (3 sesiones)…
Conclusión:
El cine es un negocio. O al menos es un negocio para los exhibidores a los cuales poco les importa el trato que reciban los espectadores, porque éstos van a seguir yendo al cine. Está profundamente estudiado cuanto se puede incrementar el precio de una entrada o los refrescos y palomitas de forma que aunque una pequeña parte deje de ir al cine, una gran mayoría siga haciéndolo. Y dando beneficios por lo tanto. Se estudia cuándo, cuánto, cómo y dónde se hacen esas subidas. El “truco” es no hacer subidas de golpe, sino gradualmente, para minimizar las “pérdidas”. Si de repente hubiese una subida de un euro en el precio de las entradas mucha gente dejaría de ir al cine. La clave, como para muchas otras cosas en esta vida, es el engaño. Si esa subida de un euro en vez de hacerse de golpe se hace fraccionadamente “la gente no se da cuenta y sigue viniendo”.
Además a mucha gente no le importa “qué van a ver”. Lo único que quieren en la mayoría de los casos es pasar el rato. Redondear la tarde de compras, poder tener una cita “informal” de cena más película, ir a algún sitio con los amigos o simplemente “enrollarse” con su novio/a adolescente.
De la misma manera, poco le importan a una gran empresa sus empleados, que con una situación laboral bastante precaria, obviamente velan por sus propios intereses. Asimismo, cabe resaltar que los sueldos de los empleados proceden de las ventas en el bar, no de las ventas en taquilla, ya que ese dinero se parte entre exhibidores, distribuidores y productores. El dinero del bar es el único que se “queda” en el cine. Por lo tanto, cualquier empresario de cine preferirá tener siempre una sala medio vacía donde todo el mundo haya comprado algo en el bar que una sala llena donde nadie ha comprado nada. De ahí el marketing salvaje y los reiterados intentos de vender las palomitas como parte de la “experiencia de ir al cine” y como uno de los pilares básicos para disfrutar de una película. El Movie-Experience que le llaman los americanos (…)
¿El resultado? Un descenso de la calidad de las películas exhibidas, unos empleados prescindibles y fácilmente reemplazables, unos espectadores cada vez más engañados y unas cucarachas en las palomitas.
SaludoS,
~Teejay