Como ya dije en un anterior mensaje, a mí me gusta ver sus películas en sesiones triples, no en un mismo día como era capaz de hacer en mi juventud, sino en días seguidos. Y así por ejemplo suelo escoger algunas como éstas:
JUVENTUD Un verano con Mónica - Noche de circo - Sonrisas de una noche de verano.
MISTICISMO El séptimo sello - Fresas (salvajes) silvestres- El manantial de la doncella
EL SILENCIO DE DIOS: Como un espejo- Los comulgantes- El silencio
MADUREZ: Persona - Pasión - Gritos y susurros
AUTOBIOGRAFICAS: Escenas de un matrimonio - Fanny y Alexander - Saraband.
Esta última trilogía es realmente especial y prefiero ver por separado FANNY OCH ALEXANDER (para mí no sólo la obra maestra de Bergman, sino con el ULYSSES de Joyce, la SAGRADA FAMILIA de Gaudí, la QUINTA SINFONIA de Gustav Mahler y el GUERNICA de Picasso, las cinco obras maestras del pasado siglo).

Para ver la historia de Johann y Marianne (SCENER UR ET ÄKTENSKAP + SARABAND), uno debe dedicar al menos siete horas. La historia, como voy a tratar de explicar, es fundamental para comprender no sólo la obra de Bergman, sino especialmente al propio director.
Ingmar Bergman, como casi todos los genios, fue un desastre en su vida sentimental. Tuvo relaciones estables con al menos siete mujeres de las que se desposó con cinco de ellas: Else Fisher, Ellen Lundström, Gun Grut, Käbi Larete e Ingrid von Rosen. No llegó a casarse pero vivió junto a dos de sus actrices más conocidas: Harriet Anderson y Liv Ullman (Marianne). De todas ellas, ninguna fue más importante que Ingrid, a la que dejó embarazada en su juventud, para casarse con otra. Años más tarde en 1971, tras una larga crisis personal y artística, Ingmar e Ingrid contraerían matrimonio y esta vez si que fue hasta que la muerte nos separe.

En 1973 Bergman tenía 55 años, vivía su quinto matrimonio y su séptima experiencia de vida de pareja, con al menos tres hijos reconocidos. Nadie le negará, pues, que fuera todo un experto en problemas de pareja. Ingmar e Ingrid habían dejado de ir al cine con tanta frecuencia como hacían antes, para pasar largas veladas con la televisión, que en Suecia no estaba trufada de anuncios como en otros países. Intuyendo la importancia de este medio, Bergman escribió su obra SCENER en seis episodios, con una duración total de casi cinco horas.

Para los papeles protagonistas, Bergman elige a su alter ego, Erland Josephson, sólo cinco años más joven que él y con el que hasta hace poco solía hablar cada semana, en largas conferencias telefónicas. Para el papel de su compañera, ¿quién mejor que su propia amante y madre de una de sus hijas, Liv Ullman?
Podría hacer aquí un análisis detallado de estos seis episodios, pero remito a una página web, en la que todo el que esté interesado podrá degustar detenidamente el contenido argumental tanto de SCENER como de SARABAND y que es ésta:
http://www.trendesombras.com/num2/saraband01.asp
Tras el éxito de SCENER Ingmar Bergman accedió a los deseos de la Svensk Filmindustrie de hacer una versión especial para el cine, cuyo montaje corrió a cargo de uno de lus fieles colaboradores, Siv Lundgren. La película fue tontamente titulada en España SECRETOS DE UN MATRIMONIO, mientras en América se llamó ESCENAS DE LA VIDA CONYUGAL. Y hora es ya de recordar que Ingmar Bergman no fue descubierto en Cannes ni en Venecia, sino mucho antes en la Suiza y la París americanas, o sea en Montevideo y Buenos Aires.

Pasaron los años y también muchas películas y sucedió lo inevitable: Ingrid, la querida esposa de Bergman, murió víctima de un cáncer, un 20 de Mayo de 1995. Dicen que la naturaleza imita al arte y a veces de un modo muy cruel, porque Ingrid murió casi tan terriblemente como 23 años antes había muerto en la pantalla la dulce Agnes (Harriet Andersson) en GRITOS Y SUSURROS. ¿Y se acuerdan de cómo se llamaba el personaje de la fiel sirvienta que ayudará solícita a la enferma, hasta su muerte? No olviden el nombre: Anna.

El año 2003, 30 años después del rodaje de SCENER, Bergman contacta a Erland Josephson y Liv Ullman, para ofrecerles sus mismos papeles de Johann y Marianne y así se filma SARABAND. La película realizada también para la tele, es no obstante una película y hablar de colocar a cualquiera de ambas en LA CAJA TONTA es sencillamente una tontería.
El título alude, como es bien conocido, a la Saraband, cuarto movimiento de la suite número cinco para violonchelo de Johann Sebastian Bach. La SARABANDA (o Zarabanda) es una danza considerada como española, pero que como muchas vino de América tras la conquista, concretamente de Panamá. La danza perdió su rapidez con los grandes músicos centro europeos y gano en dificultad y viruosismo técnico, como en ésta de Bach. Un buen cinéfilo tampoco olvidará la sarabanda de Handel que Kubrick utilizó como leit motiv en su BARRY LYNDON.

Saraband es el estremecedor testamento de un genio. No sólo por lo que sucede, sino por lo que tiene de autobiográfico. Marianne y Johann se desnudan tal cual son ahora, 30 años después. Las atormentadas relaciones de Johann con su hijo Henrik, del mismo modo que la incestuosa pasión que éste tiene por su hija Karin, por no hablar de la atracción que ésta despierta en su abuelo son muy reveladoras para quien conozca a fondo la biografía personal del artista sueco.
Pero ya he remitido a la lectura más detallada de otra página web y sólo quiero ahora acabar con lo que para mí son las dos imágenes más impactantes de la filmografía de Bergman y son éstas:


Anna, ¿les suena el nombre? Esa mujer de ficción, muerta de cáncer, añorada por su esposo y por su suegro no es otra que la querida Ingrid von Rosen, la mujer entre todas las mujeres de Bergman, quien a la manera de El Cid protagoniza una película después de muerta.