Efectos nocivos de la cinefilia
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Efectos nocivos de la cinefilia
Ya sabemos todos que la cinefilia tiene muchas ventajas: Nos distrae, adquirimos cultura, posteamos en Divxclásico y muchas otras cosas.
Pero tiene también efectos colaterales perversos, que sería interesante ir analizando.
Os propongo este hilo para que pongáis vuestras reflexiones al respecto. Yo empiezo contando las dificultades en que me he visto metida este fin de semana por este motivo.
Pero tiene también efectos colaterales perversos, que sería interesante ir analizando.
Os propongo este hilo para que pongáis vuestras reflexiones al respecto. Yo empiezo contando las dificultades en que me he visto metida este fin de semana por este motivo.
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Malas influencias
No es que yo no estuviera avisada, como probablemente lo estéis tod@s, porque a mi alrededor hay gente que me quiere, me aprecia y me da buenos consejos.
Pero pasó lo de siempre. Que si estaba sola. Que si estaba aburrida. Que si el plan que se me ofrecía no me seducía al completo. Que si parecía lo más lógico. Que si pitos, que si flautas, porque excusas las hay siempre.
Total, que me dejé llevar y pasé el día con dos compañeros muy poco recomendables. Empiezas como que para un ratito, pero luego ya no puedes dejarlo. Una cosa lleva a la otra y no tienes más remedio que seguir. Algunos a lo peor ya habéis caído en sus garras: se llaman Black & Decker.
¡La muerte! Al principio casi como que no te enteras. Ji-ji, ja-ja, qué divertido, si no era para tanto, qué exagerados y qué mala fama le han puesto a los pobres, si sólo es un poquito, si ya lo dejo… Luego te encuentras empantanada. Has ido demasiado lejos, no puedes retroceder y no alcanzas a ver el final. Cuando milagrosamente acaba todo –aún no sabes cómo fuiste capaz– te das cuenta de que has perdido el día, de que no sientes las piernas ni los brazos, de que no estás para nadie y de que en mala hora se te ocurrió sacarlos de paseo.
Para el derrote, los remedios de siempre: un analgésico, un rato a la bartola, y a esperar que no den mucha lata las agujetas. Pero ese despilfarro de sábado y este no ver a nadie merecen un buen ejercicio de retrospección.
Hago examen de conciencia y veo que esto no ha pasado por casualidad. Hay algo latente en mí, que me hace vulnerable. Un allien, quizá. Pienso en las estrategias de la Teniente Ripley y no me sirven. Aunque la admire, no tengo nada de su fortaleza física y mental. Quiza yo deba evitar, más que afrontar. Tener muy claro cuáles son mis flancos débiles y protegerlos.
A ver, en este caso concreto todo empezó con una película de David Niven que ví hace tres o cuatro años. Él desayunaba en el porche mientras su mujer, que creo que era Deborah Kerr, andaba de acá para allá haciendo cosillas, que no recuerdo si era servirse riñones al jerez, arreglar un jarrón de flores o regar algunos tiestos… Por resumir, típica escena de desayuno inglés de clase acomodada.
El caso es que el porche de los coj…es en que desayunaban David y Deborah (si es que era Deborah) estaba lleno de glicinias. A mí me gustaron las glicinias, que caían como enormes racimos violetas. Luego me enteré de que las glicinias florecían en la primavera temprana, casi al final del invierno, y de que algunas especies seguian echando flores hasta el otoño. Que olían muy bien. Que patatín y que patatán. Total, que cuando tuve oportunidad, planté glicinias.
Vale. Aquí tengo las glicinias. No están mal. Se les cae la hoja en invierno pero, en cuanto templan los últimos fríos, florecen sobre el tronco pelado a nada que les dé un poco el solecito. Son leguminosas, como el guisante, lo cual también me gusta porque además de peliculera soy novelera y cuentera, y no me negaréis que las leguminosas tienen un pedigrí que para sí quisieran las rosas o las margaritas (Bellis perennis), sin ir más lejos. Sólo recordad la princesita y el guisante, o Juan y el habichuelo mágico, o Garbancito…
Entonces, estamos en que son flores pequeñitas, como las del guisante, que crecen en racimos como si fueran uvas, y que huelen muy bien. Pero las glicinias tienen un inconveniente: Que crecen mucho.
La mía (wisteria floribunda, por más señas) se ha vuelto imposible. Atasca la puerta de entrada, tapona el buzón de correos, molesta a los viandantes. El otro día tuve que llamar al vecino para que empujara la puerta, porque la glicinia no me dejaba entrar. Luego me crucé con el cartero, que tenía aparcada su motillo amarilla delante de mi puerta, y observé su mirada aviesa y cómo se alejaba rezongando, sin dejar nada en mi buzón. Desde la ventana, la mujer del vecino (mi vecina) comentó no sé qué sobre selvas amazónicas.
En una película de Roger Corman, una planta carnivora crecía desmesuradamente y se manducaba a todo el que pasaba por delante (hay otra versión posterior con Rick Moranis, que se hacía pequeños cortes en el dedo para alimentar con su sangre a la plantita cuando aún era chiquita). Menos mal que mi glicinia no se ha comido ni al cartero ni a los vecinos ni a mí, pero poco le ha faltado.
Así que ayer por la mañana, cuando volví de buscar el pan y el periódico y tuve que forcejear con la glicinia para entrar en casa, me dije: “Total, si es sólo un ratito”. Me armé con los Black & Decker y la emprendí contra la energúmena. De paso, le di un buen viaje a una campsi de flores naranjas (bignomia capensis), igual de exuberante. Me gustaba a mí cómo, ya entrado el verano, se mezclan los racimos violetas de la glicinia con los ramilletes de campanillas de la campsis, pero eso era antes de este palizón. Ahora no sé qué pensar.
En fin… Que eran las cinco de la tarde cuando, sucesivamente, yo devolvía los Black & Decker a su armario, guardaba la escalera en la que había estado subiendo y bajando, retiraba los sacos llenos de ramas y me tiraba sobre un sofá hecha un ecce-homo o una ecce-mulier, que no se cómo se dice. Cancelé todas mis citas de la tarde (que era una única cita, la verdad, pero que suena bien dicho en plural) e hice las llamadas pertinentes por el móvil para quejarme amargamente ante mis seres queridos, describir mis afanes y reprocharles veladamente que no hubieran recortado la glicinia antes de las vacaciones. “Haber esperado a que llegáramos”, dijeron tranquilamente. ¡Qué bien se ven los toros desde la barrera!
¿Y todo esto por qué?, me pregunté, ya que yo soy una mujer en continuo soliloquio. Por diligente, sí; pero también por peliculera, por novelera y por cuentera, me contesté. Así que aquí me tenéis, haciendo propósito de enmienda. Lo primero, que he roto la larga lista de la compra que tenía preparada para el martes, con lo cual nadie espere encontrar el frigorifíco repleto de bebidas frías y manjares varios. Lo segundo, que estoy dispuesta a no ver ninguna película que remotamente tenga relación con el mundo de las plantas, ya se llame El Bosque, La jungla del asfalto, El libro de la selva o cualquier otra que se os ocurra. Con lo de los libros, lo mismo; por lo pronto, los ilustrados y las revistas de colorines que puedan contener artículos de jardinería quedan absolutamente proscritos por una larga temporada. Ahora sólo quiero ver catálogos de tumbonas super ergonómicas, camas articuladas, bañeras de hidromasaje y cosas de ésas.
No es que yo no estuviera avisada, como probablemente lo estéis tod@s, porque a mi alrededor hay gente que me quiere, me aprecia y me da buenos consejos.
Pero pasó lo de siempre. Que si estaba sola. Que si estaba aburrida. Que si el plan que se me ofrecía no me seducía al completo. Que si parecía lo más lógico. Que si pitos, que si flautas, porque excusas las hay siempre.
Total, que me dejé llevar y pasé el día con dos compañeros muy poco recomendables. Empiezas como que para un ratito, pero luego ya no puedes dejarlo. Una cosa lleva a la otra y no tienes más remedio que seguir. Algunos a lo peor ya habéis caído en sus garras: se llaman Black & Decker.
¡La muerte! Al principio casi como que no te enteras. Ji-ji, ja-ja, qué divertido, si no era para tanto, qué exagerados y qué mala fama le han puesto a los pobres, si sólo es un poquito, si ya lo dejo… Luego te encuentras empantanada. Has ido demasiado lejos, no puedes retroceder y no alcanzas a ver el final. Cuando milagrosamente acaba todo –aún no sabes cómo fuiste capaz– te das cuenta de que has perdido el día, de que no sientes las piernas ni los brazos, de que no estás para nadie y de que en mala hora se te ocurrió sacarlos de paseo.
Para el derrote, los remedios de siempre: un analgésico, un rato a la bartola, y a esperar que no den mucha lata las agujetas. Pero ese despilfarro de sábado y este no ver a nadie merecen un buen ejercicio de retrospección.
Hago examen de conciencia y veo que esto no ha pasado por casualidad. Hay algo latente en mí, que me hace vulnerable. Un allien, quizá. Pienso en las estrategias de la Teniente Ripley y no me sirven. Aunque la admire, no tengo nada de su fortaleza física y mental. Quiza yo deba evitar, más que afrontar. Tener muy claro cuáles son mis flancos débiles y protegerlos.
A ver, en este caso concreto todo empezó con una película de David Niven que ví hace tres o cuatro años. Él desayunaba en el porche mientras su mujer, que creo que era Deborah Kerr, andaba de acá para allá haciendo cosillas, que no recuerdo si era servirse riñones al jerez, arreglar un jarrón de flores o regar algunos tiestos… Por resumir, típica escena de desayuno inglés de clase acomodada.
El caso es que el porche de los coj…es en que desayunaban David y Deborah (si es que era Deborah) estaba lleno de glicinias. A mí me gustaron las glicinias, que caían como enormes racimos violetas. Luego me enteré de que las glicinias florecían en la primavera temprana, casi al final del invierno, y de que algunas especies seguian echando flores hasta el otoño. Que olían muy bien. Que patatín y que patatán. Total, que cuando tuve oportunidad, planté glicinias.
Vale. Aquí tengo las glicinias. No están mal. Se les cae la hoja en invierno pero, en cuanto templan los últimos fríos, florecen sobre el tronco pelado a nada que les dé un poco el solecito. Son leguminosas, como el guisante, lo cual también me gusta porque además de peliculera soy novelera y cuentera, y no me negaréis que las leguminosas tienen un pedigrí que para sí quisieran las rosas o las margaritas (Bellis perennis), sin ir más lejos. Sólo recordad la princesita y el guisante, o Juan y el habichuelo mágico, o Garbancito…
Entonces, estamos en que son flores pequeñitas, como las del guisante, que crecen en racimos como si fueran uvas, y que huelen muy bien. Pero las glicinias tienen un inconveniente: Que crecen mucho.
La mía (wisteria floribunda, por más señas) se ha vuelto imposible. Atasca la puerta de entrada, tapona el buzón de correos, molesta a los viandantes. El otro día tuve que llamar al vecino para que empujara la puerta, porque la glicinia no me dejaba entrar. Luego me crucé con el cartero, que tenía aparcada su motillo amarilla delante de mi puerta, y observé su mirada aviesa y cómo se alejaba rezongando, sin dejar nada en mi buzón. Desde la ventana, la mujer del vecino (mi vecina) comentó no sé qué sobre selvas amazónicas.
En una película de Roger Corman, una planta carnivora crecía desmesuradamente y se manducaba a todo el que pasaba por delante (hay otra versión posterior con Rick Moranis, que se hacía pequeños cortes en el dedo para alimentar con su sangre a la plantita cuando aún era chiquita). Menos mal que mi glicinia no se ha comido ni al cartero ni a los vecinos ni a mí, pero poco le ha faltado.
Así que ayer por la mañana, cuando volví de buscar el pan y el periódico y tuve que forcejear con la glicinia para entrar en casa, me dije: “Total, si es sólo un ratito”. Me armé con los Black & Decker y la emprendí contra la energúmena. De paso, le di un buen viaje a una campsi de flores naranjas (bignomia capensis), igual de exuberante. Me gustaba a mí cómo, ya entrado el verano, se mezclan los racimos violetas de la glicinia con los ramilletes de campanillas de la campsis, pero eso era antes de este palizón. Ahora no sé qué pensar.
En fin… Que eran las cinco de la tarde cuando, sucesivamente, yo devolvía los Black & Decker a su armario, guardaba la escalera en la que había estado subiendo y bajando, retiraba los sacos llenos de ramas y me tiraba sobre un sofá hecha un ecce-homo o una ecce-mulier, que no se cómo se dice. Cancelé todas mis citas de la tarde (que era una única cita, la verdad, pero que suena bien dicho en plural) e hice las llamadas pertinentes por el móvil para quejarme amargamente ante mis seres queridos, describir mis afanes y reprocharles veladamente que no hubieran recortado la glicinia antes de las vacaciones. “Haber esperado a que llegáramos”, dijeron tranquilamente. ¡Qué bien se ven los toros desde la barrera!
¿Y todo esto por qué?, me pregunté, ya que yo soy una mujer en continuo soliloquio. Por diligente, sí; pero también por peliculera, por novelera y por cuentera, me contesté. Así que aquí me tenéis, haciendo propósito de enmienda. Lo primero, que he roto la larga lista de la compra que tenía preparada para el martes, con lo cual nadie espere encontrar el frigorifíco repleto de bebidas frías y manjares varios. Lo segundo, que estoy dispuesta a no ver ninguna película que remotamente tenga relación con el mundo de las plantas, ya se llame El Bosque, La jungla del asfalto, El libro de la selva o cualquier otra que se os ocurra. Con lo de los libros, lo mismo; por lo pronto, los ilustrados y las revistas de colorines que puedan contener artículos de jardinería quedan absolutamente proscritos por una larga temporada. Ahora sólo quiero ver catálogos de tumbonas super ergonómicas, camas articuladas, bañeras de hidromasaje y cosas de ésas.
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Que cuando tú dices que una película es una mierda y a todo el mundo le encanta, no te esfuerces demasiado en sacarles de su ignorancia y sí te esfuerces en no pensar que ya hay otro tema tabú (el cine) del que no puedes hablar con tus amigos...
Elige en amistad
a esas personas,
que sabes que no te van a dar disgustos
hasta el día de su muerte.
Gloria Fuertes
a esas personas,
que sabes que no te van a dar disgustos
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Gloria Fuertes
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¿Eso incluye bricomanía con su sección de jardinería?Tuppence escribió:Lo segundo, que estoy dispuesta a no ver ninguna película que remotamente tenga relación con el mundo de las plantas, ya se llame El Bosque, La jungla del asfalto, El libro de la selva o cualquier otra que se os ocurra. Con lo de los libros, lo mismo; por lo pronto, los ilustrados y las revistas de colorines que puedan contener artículos de jardinería quedan absolutamente proscritos por una larga temporada. Ahora sólo quiero ver catálogos de tumbonas super ergonómicas, camas articuladas, bañeras de hidromasaje y cosas de ésas.

"Y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal, no se alzará... nunca más"
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Yo cada día me separo más de los gustos de mis amigos físicos y me acerco más a los de mis amigos "virtuales"(uséase, vosotros). Y eso no está bien. Pero claro, qué se le va a hacer si nombras una peli "antigua" y te miran con cara de... ¿de dónde coño te has escapado, niña friki? Supongo que no todos sentimos las cosas de igual manera ni recibimos los mensajes igual, pero cada vez siento que me entiende menos gente en lo que a cine se refiere y es un tema que cada vez trato menos con mis amigos o con quien me encuentre, porque sé que fuera de aquí, casi nadie lo entiende. Ese es un efecto nocivo, evitar ciertos temas por pensar que no te van a entender sin ni siquiera saber si van a hacerlo. Menudo trabalenguas : P
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¿al cine? yo ya no voy... para ir con alguien que sale completamente maravillado de la película y tú decirle"... pues no es pa' tanto, eso ya lo habían hecho hace 60 años en..." y que te miren con cara rara, para eso me veo las pelis sola. Además, hace casi un año obligué a mi hermana a er West Side Story (que no la había visto) y aún me guarda rencor por quitarle la ilusión de lo innovadora que era Moulin Rouge!
si es que la cinefilia es mu mala

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No, FLac, si a mí es una peli que me encanta, la vi tres veces en el cine, salí maravillada y tengo la edición especial de dvd con cajita de cartón y todo, pero la chavala se quedó como un poco... no sé cómo expresarlo al ver ciertas similitudes entre las dos películas que ella creía que eran innovadoras. Vamos, que yo vi ciertas cosas innovadoras y ella lo vio todo como innovador, pero claro, es que no había visto West Side StoryFLaC escribió:Ojito, que Moulin Rouge es MUY innovadora (bueno, casi más lo era Romeo + Julieta, pero en fin).dooddle escribió:aún me guarda rencor por quitarle la ilusión de lo innovadora que era Moulin Rouge!si es que la cinefilia es mu mala

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Otra cosa que nos pasa a las cinéfilas es que tenemos mucha competencia. Primero, por el físico. Porque a ver como te pones tú a competir con esas diosas de la gran pantalla que salen por ahí (bueno, yo, a lo mejor, sí, y las chicas de DXC, pues también; pero hay que pensar en las cinéfilas promedio que a lo mejor pues son un poquillo más desfavorecidas que las estrellas del celuloide). Y luego por lo intelectual, porque nosotros en general somos mucho más inteligentes que esas niñas, y eso casi siempre es un demérito en según qué tíos...
Otro problema, que ya sé que lo estáis pensando, es el contrario. A ver cómo te estás tú mirando boquiabierta durante hora y media a un señor, digamos, tipo nuestro querido George, u otro que aunque no sea tan guapo también tenga su aquel, y luego, cuando se enciendan las luces, te vas tan contenta pa tu casa con tu amigo, tu novio, tu marido o lo que sea, que mide como unos cincuenta centímetros menos de altura que tu héroe, y que en cuanto a otras medidas pues mejor prefieres no echar las cuentas. Porque, oye, que tampoco somos de piedra, y aunque las comparaciones siempre son odiosas, pues todos somos humanos y caemos en la tentación. Aquí también está la otra cara de la moneda, la intelectual, que se juzga la eficacia, la decisión, el arrojo... y claro, nuestros chicos son un encanto y todo lo que tú quieras, pero tampoco les vas a pedir que sean un buitre de las finanzas, ni un abogado de exito, ni un átleta imbatido...salen muy desmoralizados, los pobres, y por eso luego ponen tantas pegas para venir al cine con nosotras.
En resumen, que lo mires como lo mires, la cinefilia fomenta la competencia, la inadaptación, aumenta las tensiones entre los miembros de la pareja, favorece la insatisfacción, la inseguridad y los complejos, provoca la insolidaridad y el aislamiento, y hay casos que han llegado hasta el autismo.
Son cosas que debían de valorarse por las autoridades competentes. A mi modo de ver, a los cinéfilos debían de desgravarnos por ir al cine, bajar pelis de internet, etc.... O al menos que hubiera un cuadro de exenciones y bonificaciones medianamente potable. No sé qué pensareis vosotros.
Doodle... ¿Por qué se parecen Moulin Rouge y West Side Story, más allá de que sean filmes musicales? Recuerdo que Moulin me sonó a algo ya visto, y hasta me parece que llegué a saber a qué me recordaba... Ahora se me ha olvidado, pero creo que no lo asocié con West... ¿Tú sí? ¿Por qué?
maskao... Bricomanía. Vade retro.
Otro problema, que ya sé que lo estáis pensando, es el contrario. A ver cómo te estás tú mirando boquiabierta durante hora y media a un señor, digamos, tipo nuestro querido George, u otro que aunque no sea tan guapo también tenga su aquel, y luego, cuando se enciendan las luces, te vas tan contenta pa tu casa con tu amigo, tu novio, tu marido o lo que sea, que mide como unos cincuenta centímetros menos de altura que tu héroe, y que en cuanto a otras medidas pues mejor prefieres no echar las cuentas. Porque, oye, que tampoco somos de piedra, y aunque las comparaciones siempre son odiosas, pues todos somos humanos y caemos en la tentación. Aquí también está la otra cara de la moneda, la intelectual, que se juzga la eficacia, la decisión, el arrojo... y claro, nuestros chicos son un encanto y todo lo que tú quieras, pero tampoco les vas a pedir que sean un buitre de las finanzas, ni un abogado de exito, ni un átleta imbatido...salen muy desmoralizados, los pobres, y por eso luego ponen tantas pegas para venir al cine con nosotras.
En resumen, que lo mires como lo mires, la cinefilia fomenta la competencia, la inadaptación, aumenta las tensiones entre los miembros de la pareja, favorece la insatisfacción, la inseguridad y los complejos, provoca la insolidaridad y el aislamiento, y hay casos que han llegado hasta el autismo.
Son cosas que debían de valorarse por las autoridades competentes. A mi modo de ver, a los cinéfilos debían de desgravarnos por ir al cine, bajar pelis de internet, etc.... O al menos que hubiera un cuadro de exenciones y bonificaciones medianamente potable. No sé qué pensareis vosotros.

maskao... Bricomanía. Vade retro.

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hombre, Tuppence, no te tomes tan a pecho el mundo del cine. Conque tengas presente que es ficción y que la gente que sale en él no es de la media, te basta. No intentes ir buscando a Georges por la calle que ya me los he llevado yo todos.
Lo de West Side Story: además de la historia en sí (historia de dos amantes que no puedes estar juntos y tal) pues está el hecho de que se refleje en un mundo diferente, quizá de ensueño, quizá ficticio a más no poder. Por otro lado, le impresionó mucho cómo los movimientos de cámara seguñian el ritmo de la música y cómo los musicales no eran una cámara delante de unos tipos bailando y cantando. Como es una persona que ha visto poco cine clásico se pensó que eso lo había inventado el Luhrman y se llevó un soponcio al ver que Wise ya lo había hecho antes, que había jugado con los sonidos, los filtros de color, los bailecitos perfectamente coreografiados e, incluso, que Moulin Rouge tiene planos que se parecen así como mucho a los de West Side Story, véase uno d elos últimos, con el abrazo de los amantes al final. Y más cosas, pero no son horas estas. Si estás muy interesada ya te lo explicaré, que estoy desvirtuando el hilo. Yo solo digo que a medida que avanzábamos en la peli me iba diciendo: "esto se parece a Moulin Rouge..." y al final me dijo:"Joder, pues tampoco era lo de Moulin Rouge tan nuevo". Por algo sería, es una persona muy observadora.
Lo de West Side Story: además de la historia en sí (historia de dos amantes que no puedes estar juntos y tal) pues está el hecho de que se refleje en un mundo diferente, quizá de ensueño, quizá ficticio a más no poder. Por otro lado, le impresionó mucho cómo los movimientos de cámara seguñian el ritmo de la música y cómo los musicales no eran una cámara delante de unos tipos bailando y cantando. Como es una persona que ha visto poco cine clásico se pensó que eso lo había inventado el Luhrman y se llevó un soponcio al ver que Wise ya lo había hecho antes, que había jugado con los sonidos, los filtros de color, los bailecitos perfectamente coreografiados e, incluso, que Moulin Rouge tiene planos que se parecen así como mucho a los de West Side Story, véase uno d elos últimos, con el abrazo de los amantes al final. Y más cosas, pero no son horas estas. Si estás muy interesada ya te lo explicaré, que estoy desvirtuando el hilo. Yo solo digo que a medida que avanzábamos en la peli me iba diciendo: "esto se parece a Moulin Rouge..." y al final me dijo:"Joder, pues tampoco era lo de Moulin Rouge tan nuevo". Por algo sería, es una persona muy observadora.
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decía Tuppence...A ver cómo te estás tú mirando boquiabierta durante hora y media a un señor, digamos, tipo nuestro querido George, u otro que aunque no sea tan guapo también tenga su aquel, y luego, cuando se enciendan las luces, te vas tan contenta pa tu casa con tu amigo, tu novio, tu marido o lo que sea, que mide como unos cincuenta centímetros menos de altura que tu héroe, y que en cuanto a otras medidas pues mejor prefieres no echar las cuentas
Sobre todo, el cine porno habría que prohibirlo, porque provoca muchas crisis de angustia entre la varonía varonil propiamente dicha. Porque en esos tiempos en que por CANAL + daban pelis de mete-saca en la madrugada. te ponías a verla con tu pareja y cuando Rocco Sin Frío llevaba ya un cuarto de hora dándole al asunto, te animabas tú también a hacer lo mismo; bueno, es un decir. Porque acababas, te fumabas un cigarrillo, ibas a buscar una cerveza a la cocina, visitabas al lavabo, volvías y ahí seguía Rocco como el conejito de Duracell y dura y dura y dura. Y tu mujer, novia, amiga o lo que fuera miraba al televisor y luego te miraba a tí y...
¡Ay, qué dura es la vida del varón en la edad madura! Con lo fácil que era a Meg Ryan fingir un orgasmo y lo difícil que es fingir una erección...
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Efectos colaterales de querer compartir cinefilia al fresquito:
Yo no sé si será cinefilia o puro "ir de gafapasta enrollao" lo que pude observar el pasado 1 de agosto AQUÍ, pero había centenares de personas hacinadas en el patio del CCCB, dispuestas a tragarse "Pierrot le fou". El rollo se viene llamando, desde hace años, "Gandules" (tumbonas, en catalán) y se supone que es "cine de calidad al fresquito"...
Pos nosotros acabamos con un dolor de trasero horrible porque una hora y media antes de que empezase (fuimos previsores) no quedaba ni una sola tumbona libre, o sea que solamente pudimos pillar unas sillas de esas de madera (de tijera) que nos destrozaron las posaderas, tuve que aguantar el humo de la tía (también gafapasta) de al lao, nos tragamos 20 minutos de peli con el AR erróneo (si se entera el Azote..!) hasta que se dieron cuenta, la gente hablaba en voz alta, se iba a media peli... vamos, que no volvemos.
Pudiendo estar en casita, en tu sofá, pausando si te viene pipí, con tus subtítulos en inglispitinglis, que si no entiendes algo lo vuelves a poner.
La cinefilia hay que compartirla, pero en pequeñas dosis. Yo ya me considero un ultraprivilegiado porque a mi novia le mole también el cine clásico.
Por cierto, Pierrot le Fou no me gustó... quizá porque pensaba más en mi pobre culo que en intentar entender su ausencia de hilo argumental.
Yo no sé si será cinefilia o puro "ir de gafapasta enrollao" lo que pude observar el pasado 1 de agosto AQUÍ, pero había centenares de personas hacinadas en el patio del CCCB, dispuestas a tragarse "Pierrot le fou". El rollo se viene llamando, desde hace años, "Gandules" (tumbonas, en catalán) y se supone que es "cine de calidad al fresquito"...
Pos nosotros acabamos con un dolor de trasero horrible porque una hora y media antes de que empezase (fuimos previsores) no quedaba ni una sola tumbona libre, o sea que solamente pudimos pillar unas sillas de esas de madera (de tijera) que nos destrozaron las posaderas, tuve que aguantar el humo de la tía (también gafapasta) de al lao, nos tragamos 20 minutos de peli con el AR erróneo (si se entera el Azote..!) hasta que se dieron cuenta, la gente hablaba en voz alta, se iba a media peli... vamos, que no volvemos.
Pudiendo estar en casita, en tu sofá, pausando si te viene pipí, con tus subtítulos en inglispitinglis, que si no entiendes algo lo vuelves a poner.
La cinefilia hay que compartirla, pero en pequeñas dosis. Yo ya me considero un ultraprivilegiado porque a mi novia le mole también el cine clásico.
Por cierto, Pierrot le Fou no me gustó... quizá porque pensaba más en mi pobre culo que en intentar entender su ausencia de hilo argumental.
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- Ubicación: Vete a saber
Recomiendo una visita reparadora al hilo de Harrison Ford (y otros) para darse cuenta de que no es oro todo lo que reluce.Tuppence escribió:A ver cómo te estás tú mirando boquiabierta durante hora y media a un señor, digamos, tipo nuestro querido George, u otro que aunque no sea tan guapo también tenga su aquel, y luego, cuando se enciendan las luces, te vas tan contenta pa tu casa con tu amigo, tu novio, tu marido o lo que sea, que mide como unos cincuenta centímetros menos de altura que tu héroe, y que en cuanto a otras medidas pues mejor prefieres no echar las cuentas. Porque, oye, que tampoco somos de piedra, y aunque las comparaciones siempre son odiosas, pues todos somos humanos y caemos en la tentación. Aquí también está la otra cara de la moneda, la intelectual, que se juzga la eficacia, la decisión, el arrojo... y claro, nuestros chicos son un encanto y todo lo que tú quieras, pero tampoco les vas a pedir que sean un buitre de las finanzas, ni un abogado de exito, ni un átleta imbatido...salen muy desmoralizados, los pobres, y por eso luego ponen tantas pegas para venir al cine con nosotras.

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- What a day, what a lovely day!
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Yo recuerdo hace muchos años que en el CCCB hicieron un ciclo chulísimo con Un perro andaluz o Metrópolis con música en directo. Supongo que han cambiado mucho las cosas. Por cierto, que para Pierrot le Fou hubiera tanta gente, que luego se marchara a la mitad, no me lo explico, o mejor dicho sí. Esnobismo, el "ir por ir", porque es el el CCCB y mola, aunque no sepa ni lo que van a proyectar. ¿O quizás simplemente porque era gratis, es al aire libre, y es una buena manera de pasar el rato? Algo así pasa con las proyecciones de verano en La casa encendida (centro cultural de una conocida caja de ahorros). El año pasado hicieron un ciclo de ciencia ficción estupendo (con clásicos de siempre, varias de los 50 y dos cosas "rarillas"), y las colas para entrar daban la vuelta a la manzana.
No sé si alguno de vosotros llegó a ir a alguna de las proyecciones que hicieron hace mucho tiempo en el Apolo (Nitsa), donde pusieron Mondo Cane y cosas de Kenneth Anger. Eso estuvo chulo, cuatro gatos y te tomabas algo mientras veías la peli.
En cuanto a lo de ir solo al cine, en mi caso ya me hice a la idea hace mucho tiempo. Empecé por las sesiones dobles porque ponían buenos programas y era barato, y no conocía a nadie a quien le interesara, y después ya no me importó ir sola, o no me dió tanto corte, y ya empecé a ir a la filmo o incluso a algún maratón de cine de terror (lo que es un poco triste porque esto último es para hacer con gente). Ahora puedo ir sola por placer incluso conociendo a alguien que me acompañara.
No sé si alguno de vosotros llegó a ir a alguna de las proyecciones que hicieron hace mucho tiempo en el Apolo (Nitsa), donde pusieron Mondo Cane y cosas de Kenneth Anger. Eso estuvo chulo, cuatro gatos y te tomabas algo mientras veías la peli.
En cuanto a lo de ir solo al cine, en mi caso ya me hice a la idea hace mucho tiempo. Empecé por las sesiones dobles porque ponían buenos programas y era barato, y no conocía a nadie a quien le interesara, y después ya no me importó ir sola, o no me dió tanto corte, y ya empecé a ir a la filmo o incluso a algún maratón de cine de terror (lo que es un poco triste porque esto último es para hacer con gente). Ahora puedo ir sola por placer incluso conociendo a alguien que me acompañara.
Última edición por hari el Mar 08 Ago, 2006 18:08, editado 1 vez en total.
Jamás he mezclado absenta y realidad para no empeorar la calidad de la absenta...