
PD: Por cierto había un rankin de pelis koreanas ¿¿ no?? ...

No tienen para a comer van a tener para rodar en 16mmSakro escribió:Hombre, según esa regla de tres, en el continente Africano tendrían que hacer verdaderas obras maestras, y mira tú por donde, yo no las veo.
Saludos, y tomároslo en coña
Me parece haber leído por ahí (y puede que meta la pata), que la cuota de pantalla en los cines Coreanos de sus películas es del 50%. Si es así, sin duda hará que se hagan muchísimas películas, entre las que habrá algunas que valgan la pena.tirapalla escribió:Una política proteccionista en Corea en favor de sus propias películas (al estilo de Francia), lo que favorece la industria local y permite que salgan nuevos talentos (que no me escuchen los del cine español).
y tambien escribeEl estado se encarga de mantenernos alienados y entretenidos, porque así creamos menos problemas
Estoy de acuerdo con las dos visiones pero lo paradojico es que en el primer caso estariamos hablando del estado del bienestar y en el segundo de los gobiernos totalitarios.Por eso en las épocas de represión el pueblo se rebela más y lo expresa de la manera que puede (pintando, escribiendo)
Si te refieres a las peliculas que llegan a nuestros cines, no llega absolutamente nada, el caso de Kin Ki duk o el de Park Chan no se cuantos es algo anecdótico y ha sido después de ganar en todos los festivales habidos y por haber que entonces se han dignado a estrenar alguna de sus peliculas en tres cines contados en toda España.¿Cuanto cine se rueda en Korea? ¿Cuantas películas nos llegan?. Nos llega solo el buen cine, y entre este se cuela más de un tostón.
te cito de un parrafo de aqui:Me parece haber leído por ahí (y puede que meta la pata), que la cuota de pantalla en los cines Coreanos de sus películas es del 50%.
Desde 1999 (creo) se le añade el cine japones dentro de esa cuotaAll things considered, Korean Cinema, young and old, seems in better shape than many national cinemas. For starters, Korea is one of the few capitalist nations with a quota system in place that ensures play time for Korean films: 145 days of the year, or about 30-40% of screen time. However, there has been recent US pressure in the form of a trade visit by powerful lobbyist Jack Valenti and his henchmen to dismantle the quota system. The issue remains unsettled, but the event has unified Korean filmmakers of all stripes into a common solidarity front which has seen directors take to the streets to protest and spread their message, the likes of which has not been seen since the days of "May 1968" in Paris, France.
Quizás seria más correcto decir estado de post-bienestar, ya que parte de los planteamientos keynesianos están siendo dejados de lado por el neoliberalismo.habalando del estado del bienestar
Por supuestísimo. Del estado acomodaticio al estado represor y vuelta a empezar. Pero parece que estamos desviando el tema.hattusil escribió: Quizás seria más correcto decir estado de post-bienestar, ya que parte de los planteamientos keynesianos están siendo dejados de lado por el neoliberalismo.
Un saludoTodas las cosas consideradas, el cine coreano, joven y viejo, se parece en una forma mejor que muchos cines nacionales. Para los arrancadores, Corea es una de las pocas naciones del capitalista con un sistema de cuotas en el lugar que asegura el tiempo del juego para las películas coreanas: 145 días del año, o cerca de 30-40% de tiempo de la pantalla. Sin embargo, ha habido presión reciente de los E.E.U.U. en la forma de una visita comercial por el cabildero de gran alcance Gato Valenti y el suyo henchmen para desmontar el sistema de cuotas. La edición sigue siendo sin resolver, pero el acontecimiento ha unificado filmmakers coreanos de todas las rayas en un frente común de la solidaridad que ha visto la toma de los directores a las calles para protestar y para separar su mensaje, los gustos de el cual no se han considerado desde los días de "mayo de 1968" en París, Francia
Un saludo.Breve historia del cine coreano
Darcy Paquet
1903-1945: Corea bajo dominio japonés
Muy pocos fragmentos quedan de los primeros filmes coreanos. La mayoría de ellos fueron destruidos en los años cincuenta durante la Guerra de Corea, y ni un solo largo de los producidos antes de 1945 ha logrado sobrevivir íntegramente. Sin embargo, son numerosos los documentos históricos que atestiguan una industria activa y creadora que produjo cerca de 160 filmes desde el principio de los años veinte hasta la rendición de Japón en 1945.
Entre 1909 y 1920 fueron construidos una serie de teatros en Seúl y en ciudades menores como Pusan y Pyongyang. La mayoría era propiedad de los japoneses, pero unos pocos locales de propietarios coreanos consiguieron importantes cantidades de capital mostrando importaciones europeas y norteamericanas. Este capital sería empleado eventualmente en el financiamiento de las primeras producciones locales. El primer filme coreano ( The Righteous Revenge ), un kinodrama en el cual los actores se desempeñaban delante de un fondo sobre el que se proyectaba un filme, se estrenó en el Teatro Dansongsa, de Seúl, en 1919. Según reportes, al público le encantó el show, pero el éxito a largo plazo de este y de otros kinodramas fue perturbado por intelectuales que criticaban la mezcla de modalidades como un insulto tanto al teatro como al cine.
La primera película silente se produjo en 1923, y a lo largo de los próximos años, aparecerían unas siete compañías productoras. La obra maestra de este período es Arirang (1926) de Na Un-Kyu, quien con solo 25 años en ese momento produjo, dirigió y protagonizó este filme, sobre un hombre que es arrestado y torturado por la policía japonesa. El título procede de una canción folclórica que se transformaría en un himno para el movimiento independentista coreano. El filme, admirado por sus cualidades estéticas y también por su mensaje político, inspiró a toda una ola de nuevos cineastas con la esperanza de hacer películas basadas en los principios del realismo y de la resistencia al poder japonés.
A pesar de la creciente popularidad del cine local, la censura japonesa también jugó su papel en la frustración del crecimiento. El gobierno japonés requería que todas las producciones extranjeras y locales fueran sometidas a la consideración de un buró de censura antes de ser exhibidas, y la policía estaba presente en todas las tandas. A pesar de que unos pocos trabajos exaltadores del nacionalismo coreano alcanzaron al público a finales de los años veinte, desde 1930 la censura se hizo más estricta, a tal punto que solo los melodramas, filmes históricos y las producciones pro-japonesas alcanzaban la aprobación del gobierno. Muchas producciones fueron prohibidas y además destruidos los originales.
En 1935, la primera producción sonora, Ch'unhyang-jun , fue dirigida por Lee Myung-woo con financiamiento del gobierno japonés. El filme, basado en el más famoso cuento folclórico coreano (que había sido filmado una docena de veces), demostró ser ampliamente popular. Sin embargo, a los cineastas locales les fue bien difícil encontrar los fondos para producir películas sonoras, y las películas habladas en coreano enfrentaron una crítica incluso más áspera que las silentes. En dos años, Japón invadiría China, y la industria cinematográfica japonesa se transformaría en instrumento de la propaganda nipona. En 1942, el gobierno japonés prohibió las películas habladas en coreano.
1945-1955
Solo cinco películas han sobrevivido del período que va de la ocupación norteamericana al fin de la guerra. De ellas, la más famosa es Hooray for Freedom , de Choi Un-gyu, estrenada en 1946. Oda al patriotismo y con un fuerte sentimiento antinipón, el filme consiguió ser un gran éxito de público.
Durante la guerra fue destruido buena parte del equipamiento de la industria cinematográfica. Y a continuación del armisticio acordado en 1953, el presidente Rhee Syngman declara al cine exento de impuestos, con la esperanza de revivir la industria. Programas de ayuda foránea proveyeron de tecnología y equipamiento, sentando las bases para el renacimiento del cine coreano a finales de los años cincuenta y en los sesenta.
1955-1969: Edad de oro del cine coreano
La última etapa de los años cincuenta puede ser considerada una fase de recuperación del cine coreano, pues el número de producciones se incrementó de ocho, en 1954, a 108 en 1959. El público regresó a las salas, apoyando realizaciones como el remake de Ch'unhyang-jon , en 1955, que contó con 200 000 espectadores en Seúl (un décimo de la población de la ciudad). Melodramas y filmes de acción conforman la mayoría de las producciones de la época.
A principios de los años sesenta emergen algunos de los más talentosos nuevos direc tores, quienes laboraron en una época cuando la industria cinematográfica disfrutaba de insospechado apoyo del público en la taquilla. En 1962, el dictador Park Chung Hee instituye una ley de cine estableciendo que todas las compañías productoras debían generar al menos quince títulos cada año, y que todos debían ser de naturaleza comercial. A pesar de ello, los filmes de arte con alto grado de realismo continuaron realizándose hasta el final del decenio.
Sin lugar a dudas, el direc tor más original fue Kim Ki-young, reconocido por sus sombríos dramas domésticos, cuya realización más famosa, The Housemaid , se estrenó en 1960. Este filme —el relato de una criada manipuladora que seduce a su patrón— transgrede las leyes del cine contemporáneo en la misma medida en que su heroína destroza el orden confuciano del recinto hogareño. Como en muchas otras de sus realizaciones, la mujer posee amplios poderes y se transforma en amenaza direc ta para la contraparte masculina. Aunque el trabajo de este direc tor permaneció olvidado durante muchos años, fue redescubierto en los noventa y se le colocó en el lugar correspondiente en la historia del cine coreano.
Otro talento emergente en este momento fue Yu Jun-mok, quien captó la atención con Obaltan (traducida al inglés como Aimless Bullet ), que se aparta violentamente del neorrealismo en la expresión de la tristeza y la desesperación que implicó el desarrollo industrial. El trabajo de Yu se concentraba en los miembros marginales de la sociedad, se afincaba en la estilización y se constituyó como el cine más intelectual de este período.
Finalmente, Shin Sang-ok, tal vez el más controvertido de los cineastas coreanos, se estableció como gran figura luego de The Houseguest and My Mother (1961), contada a través de los ojos de una niña, y retrata las dificultades de una joven viuda que se enamora de su inquilino, pero no puede expresar sus sentimientos por el represivo código social. Las imágenes finamente compuestas en blanco y negro y el seguro estilo han convertido a este filme en uno de los clásicos indiscutibles del cine coreano. Más tarde, Shin trabajó con el color y en tonos más sensuales con The Dream (1967), basada en un antiguo cuento sobre un libidinoso monje budista, y también con una obra maestra ambientada en la dinastía Chosun titulada Eunuch (1968). En 1978, después de haber realizado unas ochenta películas en su país, fue secuestrado misteriosamente y llevado a Corea del Norte, donde trabajó durante ocho años, para luego asentarse en Hollywood, donde produjo The Three Ninjas y sus secuelas con el nombre de Simon Sheen.
Los años setenta
El público desertó de las salas, apremiado por la televisión, mientras la intervención gubernamental y la estricta censura también alcanzaron altas cotas. En 1973, se formó la Corporación de Promoción de la Industria Cinematográfica Coreana, y al año siguiente se fundó el Archivo de Filmes, pero no hubo recuperación hasta principio de los años ochenta. Existen algunos trabajos interesantes y originales en la exploración de temas personales (y a nivel simbólico, también de implicaciones políticas). En este grupo clasifican las obras de Kim Ki-young ( Insect Woman , Yodo , Woman Chasing Killer Butterfly ); The Hometown of Stars , el debut del dotado Lee Jang-ho, y Road to Sampo , el último filme del celebrado Lee Man-hee, quien falleció tempranamente.
1980-1992
Una transfusión de nuevos talentos coadyuvó al modesto resurgir de la industria fílmica a principios de los ochenta. Aunque la asistencia a las salas permaneció en niveles bajos, se verificó una cierta relajación de la censura y el mayor reconocimiento de la comunidad cinematográfica internacional, que culminó con el premio de Kang Su-yeon como mejor actriz en el festival de Venecia de 1987.
La mayoría de los críticos coincide en reconocer a Im Kwon-taek como la figura principal de los ochenta. Aunque alrededor de 1980 ya había dirigido unos 70 largometrajes, abandonó su tendencia comercial del principio de su carrera, para combinar, en Mandala (1981), elementos de diversos géneros con el fin de cuestionar el significado y el lugar que ocupa el budismo en la sociedad coreana. Conocido por su esfuerzo en capturar y abrillantar los elementos antiguos, olvidados, de la cultura coreana, el direc tor consiguió ser aclamado a todos los niveles por Sopyonje (1993), que resucita el arte vocal conocido como pansori. Hasta el presente Kwon-taek ha dirigido unas 95 películas y permanece como el más importante de los direc tores coreanos.
En 1988, la industria cinematográfica nacional atravesó una transformación medular a partir de dos acontecimientos: primero, el líder militar Roh Tae-woo aprobó una nueva constitución que permitió la flexibilización de la anterior censura. El primer filme en beneficiarse de ello fue Chilsu and Mansu (1988), del debutante Park Kwang-soo, cuya escena final evoca claramente las demostraciones callejeras y marca el renacimiento de las expresiones políticas en los filmes coreanos. El mismo autor dirigió luego Black Republic (1990), To the Starry Island (1993) y A Single Spark (1996).
El otro gran acontecimiento de 1988 fue el retiro de las restricciones de importación a filmes extranjeros. Hasta este momento, la proyección de filmes norteamericanos o de Hong Kong estaba estrictamente controlada por el gobierno. En los próximos años, las producciones locales deberán competir con Hollywood, y por lo tanto se perdería gradualmente su grado de ocupación del mercado local, tendencia que alcanzó su punto más bajo en 1993, cuando los filmes coreanos conquistaron solamente el 13 por ciento de la asistencia global a las salas del país. La introducción del sistema de cuotas, mediante el cual todas las salas estaban obligadas a exhibir películas nacionales durante por lo menos 106 días del año, elevó las recaudaciones, pero no sería hasta finales de los años noventa que la industria comenzó a mostrar síntomas de recuperación.
1992-1999
En 1992, Marriage Story , del debutante Kim Ui-seok se estrenó con excelente acogida de crítica y público, como heraldo no solo de un nuevo género popular (la comedia de guerra entre los sexos) sino también de una nueva era. Con este filme, la Samsung, uno de los cinco mayores conglomerados empresariales del país, se transformó en el más poderoso de la industria fílmica. En poco tiempo este y otros conglomerados transformarían la estructura industrial introduciendo una línea central donde se integraban la producción, la exhibición y la distribución. Aunque no todos estos conglomerados han continuado invirtiendo en el cine local, su presencia tuvo un efecto definitivo en el tono y la sustancia de las obras producidas en esta década.
Muchos directores que debutaron en los ochenta continuaron con filmes notables. Principalmente Jang Sun-woo, quien debutara en 1985 con Seoul Jesus , presentó una serie de filmes controversiales. A Petal (1996) describe las angustias de un sobreviviente de la masacre de Kwangju. Más que concentrarse en el hecho mismo, Jang muestra la vida perturbada de una joven cuya madre fue asesinada en esa tragedia. Timeless, Bottomless, Bad Movie (1997) es una realización con estilo semidocumental sobre los adolescentes que padeció censura antes de su estreno nacional.
En años recientes, muchos direc tores han impresionado a la audiencia con premiadas óperas primas. Hong Sang-soo se acerca a cuatro personajes en la sencilla historia de The Day a Pig Fell into the Well , que destaca por su honesta descripción de la crueldad como la base de las relaciones humanas; Green Fish (1997) de Lee Chang-dong sigue los conflictos de un joven que se ve envuelto en la maraña del crimen organizado luego de su regreso del servicio militar. Finalmente, en 1998, Lee Kwangmo estrena Spring in My Hometown , su retrato de la vida en una pequeña ciudad durante la guerra.
En 1997, el estreno del éxito The Contact , de Chaang Yoon-hyun, marcó la reanimación de la taquilla para los filmes nacionales, lo cual condujo al éxito sin precedentes de Shiri , en 1999. Un incremento en el nivel tecnológico promedio y la evolución de un sistema de producción más centrado en el gusto mayoritario han resultado en un nuevo look para los filmes coreanos. Sin embargo, estos filmes conservan un alto grado de individualización creativa. Si bien es cierto que la definición de una industria de cine saludable es que esa industria sea capaz de hacer todo tipo de filmes, en Corea están en el camino de garantizar el futuro pleno.
Shiri
Los mejores diez filmes de los años noventa
En el espíritu de la reminiscencia finisecular, quiero ofrecer mi selección de los más interesantes y trascendentales filmes coreanos de la década anterior. Mi selección es, por supuesto, completamente personal, y conformada a partir de mis gustos y preferencias. Son estos los títulos que me han conmovido, e inspirado, a la hora de escribir sobre cine coreano.
Traté de proveer la mayor diversidad posible y de incluir solo un título por autor, amén de la mayor variedad de géneros y estilos. La lista incluye solo filmes de ficción de largometraje, pues no es demasiado mi conocimiento sobre el mundo del cortometraje.
Me culpo de haber excluido algunos de los clásicos del cine contemporáneo coreano, elecciones que hubieran sido casi automáticas para la mayoría de los críticos nacionales. Sopyonje (1993), de Im Kwon-taek, por ejemplo, es sin lugar a dudas un filme interesante, pero creo firmemente que algunos de los trabajos de este direc tor en los años ochenta eran mejores. Green Fish (Lee Chang-dong, 1997) también merece ser vista, pero prefiero Peppermint Candy (2000), y además, estoy segura que serán mejores aún sus películas en el futuro.
La más difícil omisión fue Spring in My Hometown (Lee Kwangmo, 1998). Este filme dividió al público por su lentitud y su acercamiento abiertamente artístico. Personalmente la disfruté —me recordó lo que significa crecer en el campo—, pero no pude encontrar un sitio en mi lista para ella. Otras exclusiones fueron A Hot Roof (1995) y la reciente Happy End (1999).
Pero, en fin, esta es mi selección de las mejores películas de la última década. Están enlistadas en orden alfabético:
Black Republic (1990, Park Kwang-soo). Este segundo filme del direc tor se concentra en un joven activista que llega a un pueblo minero en busca de trabajo y para evitar a la policía. Mientras pasa el tiempo, el joven intima con los mineros y conoce los problemas que estos enfrentan. Sin conferencias ni predicaciones obvias, Park consiguió realizar un filme reflexivo, que nos sumerge en la vida cotidiana de un pequeño pueblo, dejado atrás por el rápido desarrollo industrial.
Christmas in August (1998, Hur Jin-ho). El debut del director se concibió cual pieza artísticamente construida sobre un fotógrafo que descubre la belleza de la vida en los meses previos a su temprana muerte. El filme redefine el melodrama a partir de su enfoque sutil e introspectivo.
The Day a Pig Fell into the Well (1996, Hong Sang-soo). El más completo de los filmes artísticos de la década es un cuento de crueldad que explora la vida de dos hombres y dos mujeres cuyas existencias están ligadas por un affair ilícito. El aspecto más remarcable del filme es la experta manera en que se manejan las caracterizaciones de los personajes.
Eternal Empire (1995, Park Chong-wan). Impresionante drama histórico que explota la geometría de la arquitectura palaciega como ningún otro filme. Basado en una importante novela coreana, este cuento de intrigas en la etapa de la dinastía Chosun nos conduce a través de un complejo entramado de poderes y decepciones con su excelente trabajo de cámara, en una auténtica fiesta visual y tour de force cinematográfico.
The Lovers of Woomook-baemi (1990, Jang Sun-woo). Para ser honesta, cualquier obra del direc tor en esta década pudo haber sido incluida en la lista, porque es tal vez el realizador más prominente de los que trabajan en Corea en este momento. Sin embargo, esta es mi favorita: un cuento sencillo sobre un adulterio entre dos trabajadores de una fábrica.
Memento Mori (1999, Kim Tae-yong y Ming Kyu-dong). Estrenada solo una semana antes del comienzo del nuevo milenio, esta creativa película con nombre de filme de terror, coloca en su centro el tema del suicidio. Su alcance fue limitado por la censura, pues se pretendió limitar el contenido homosexual de la historia.
The Murmuring (1995, Byun Young-ju). Este es el primero de tres documentales sobre las Comfort Women, numerosas mujeres coreanas que fueron forzadas por el ejército japonés durante la II Guerra Mundial a practicar la esclavitud sexual.
No. 3 (1997, Song Neung-han). La película más cómica de los años noventa no es considerada una comedia por su direc tor. Entre la juventud alcanzó estatus mitológico esta excursión extraoficial, gansteril y policíaca por el submundo coreano.
Nowhere to Hide (1999, Lee Myung-se). Película excitante no solo por su cantidad de acción y su humor sino por la inventiva cinematográfica que salta a la vista en todas las secuencias.
Push! Push! (1997, Park Chul-soo). Libérrima, irreverente, impredecible, este filme de anticonvencional narrativa, centrada en una sala de ginecología y obstetricia, puede verse cual crítica social acerba, y también como mensaje sentido y conmovedor a la sociedad.
Cronología mínima
1903- Primera exhibición de un filme en Corea.
1910- Corea es anexada por Japón.
1919- Primera película, un kinodrama (obra de teatro con insertos fílmicos) llamada Uirijeok Gutu .
1923- Primer filme silente, Plighted Love Under the Moon , dirigido por Yun Baek-nam.
19 26 - Arirang , de Na Un-Kyu.
1935- Primera película sonora, Ch'unhyang-jon , dirigida por Lee Myung-woo.
1937- Japón invade China y la industria cinematográfica coreana es transformada gradualmente en maquinaria de propaganda.
1945- Japón se rinde a las fuerzas aliadas; Corea se divide en dos, con el ejército norteamericano ocupando el sur.
1949- Primer filme en colores, The Women´s Diary , de Hong Sung-gi.
1950- Comienza la guerra en la península. Durante unos años se verá destruida la industria cinematográfica.
1953- Acuerdo de cese al fuego, firmado en Panmunjom.
1960- The Housemaid , dirigida por Kim Ki-young.
1961- Obaltan , dirigida por Yu Hyun-mok.
1961- The Houseguest and My Mother , dirigida por Shin Sang-ok.
1973- Se establece la Korean Motion Picture Promotion Corporation (KMPPC).
1974- Se funda el Archivo Coreano de Filmes.
1979- Es asesinado el dictador militar Paark Chung-Hee.
1980- Masacre de Kwangju.
1981- Mandala , de Im Kwon-taek.
1988- Los estudios de Hollywood obtienen los derechos de distribución direc ta en Corea.
1992- Marriage Story es el primer filme producido por un miembro del chaebol (denominación que reciben las principales productoras cinematográficas coreanas).
1993- El gobierno democráticamente elegido de Kim Young-sam sucede a la dictadura militar.
1993- Sopyonje , dirigida por Im Kwon-taek.
1996- A Petal , dirigida por Jang Sun-woo.
1997- Apertura en Seúl de un complejo de cines en Kyonggi-do.
1999- Shiri , dirigida por Kang Jae-Gyu se transforma en la película coreana más taquillera de todos los tiempos.
Traducción: Joel del Río.
El texto original se encuentra en el sitio www.koreancinema.org . Traducido y publicado con autorización de la autora.
Darcy Paquet
Profesora de inglés en la Universidad de Korea y editora de la Korean Film Comisión. Sus textos suelen publicarse en la revista británica Screen International.