Aquí vengo sobre Rocinante!!
Aunque el asunto se haya ido un poco hacia el
offtopic, al fin y al cabo, es la posición social de la mujer la que determina su rol en las películas, así como la posible problemática en cuanto la identificación con el protagonista. Además, es muy interesante tratar estos temas... lo malo es que son dolorosos, especialmente para ellas. Sucede que sin la opinión femenina, tratar sobre la igualdad social de la mujer y sus efectos no tiene demasiado sentido, porque no se puede convenir nada sin una contraparte que defiende sus intereses. Hay que reconocer, y yo así lo reconozco, que las últimas intervenciones femeninas, las de
Tuppence y
Sarmale (los demás creo que eran todo tíos), obviando las respuestas dolidas, han sido muy interesantes. Para el resto de compañeros también lo han sido, de hecho, porque en otro caso no hubieran contestado; el problema es que estamos ante uno de los "temas sensibles" de la sociedad. Al igual que sucede con la política, con la situación social de la mujer hay que desenvolverse con cierto tiento. La mayoría de mensajes creo que han sido escritos con buena fe; otra cosa es que el estilo pueda ser más o menos
agresivo; pero, sirva como ejemplo, por las dudas, que
Gawyn ha llegado a disculparse (y seguro que no pretendía atacar a nadie, simplemente exponer sus razones).
Solo trato de llamar a la calma. Pienso que no se pueden callar las voces femeninas en este asunto; pero también comprendo que sientan que topan con paredes... La diferencia enorme que existe en tratarlo en esta página es que las chicas que participan son de una gran calidad cultural -me remito a sus mensajes, aquí o en otro hilo- y de gran sentido común. Si estamos en desacuerdo, entre sexos, en algunos puntos, entonces son esos sobre los que debemos escucharnos mutuamente, para llegar a comprenderlos como mínimo, y, si es conviente, proponer soluciones.
Volveré a leer con tranquilidad todos y cada uno de los mensajes, para poder hacer los apuntes que considere más oportunos. Solo me referiré a uno o dos detalles sobre los que quería llamar la atención. Aunque algunos me habéis parecido juristas, yo también quiero dar un pequeño apunte sobre la ley de divorcio y sobre la -mal llamada- ley de violencia de género.
La Ley de divorcio, que es de 1981, mantenía unas causas de separación y divorcio que han sido recientemente modificadas, como todos sabemos, para eliminarlas y dar libertad de disolución del vínculo a partir de 3 meses -salvo excepciones- de celebrado el matrimonio. Subsisten, por tanto, de aquella ley, unas medidas comunes a aplicar en estos casos, que vienen a ser las que tratan de prevenir efectos perjudiciales mientras se sustancia el procedimiento correspondiente, y las que se adoptan para después de la disolución o separación. En ellas están los tan controvertidos temas de la custodia de los hijos, la atribución del vivienda familiar y la pensión. El legislador de 1981 estaba pensando en la situación de una mujer que no había accedido plenamente al mundo laboral; además de que es posible que haya estado influenciado por un pensamiento -digamos- tradicional a la hora de articular el contenido. Para las medidas cautelares, aquellas que se toman durante el procedimiento, por ser temporales, no presentan más especialidad que tomar las decisiones en favor del interés familiar más necesitado; respecto las definitivas, aquellas adoptadas tras el procedimiento, hay que recordar que pueden presentarse pactos sobre todos estos aspectos, que con consentimiento de ambos y ratificado por el juez, son plenamente válidos. Si no hay pacto o convenio, entonces decide el juez con arreglo a lo que dice la ley, que no hace otra cosa que buscar el interés más necesitado. Y la pensión se abonará el cónyuge que quede en inferioridad económica, es decir, que haya un desequilibrio económico frente la situación del otro cónyuge o excónyuge. Hasta aquí, creo que no debe haber ningún problema, porque nada se dice de atribuir siempre la vivienda y los hijos a la mujer y la carga de la pensión al marido. En la práctica, que desconozco tanto como todos vosotros -salvo los juristas, claro- se suele atribuir los hijos a la mujer porque se considera que el cuidado y desarrollo del niño será mejor con la mujer que con el hombre. Probablemente la premisa esté equivocada, porque, como bien apuntaban antes, esta situación es tan favorable/desfavorable para un progenitor como para el otro: ha de ser durísimo para un padre normal -esto es, que no sea como el de la reciente película de los Hnos. Dardenne titulada "L'enfant"- que no le otorguen la custodia de su hijo. El pensamiento del legislador era frente una sociedad en que la mujer permanecía, como regla general, en casa, mientras el hombre trabajaba a lo largo del día; esto se reflejó en la práctica judicial, que otorgaba a la mujer, que tenía más "tiempo" libre, apoyada por una pensión -mínima-, el cuidado de los hijos, estableciendo al marido la carga del pago de la pensión. Hoy en día la situación ha cambiado, y así debe hacerlo también la jurisprudencia y la actuación judicial, ya que, según creo, la ley permite esa interpretación. En el fondo, como se ve, es un problema de educación y de sensibilidad a la realidad social. Lo que asusta son los rencores que puedan existir y, como se apunta, que dependa de si es un juez o una juez la que dirimirá el conflicto. El pato lo seguirán pagando los niños, desgraciadamente.
Las discusiones llegan precisamente con esa ley de violencia de género. En sí, la ley, solo contiene previsiones de protección a la mujer que no afectan significativamente al hombre en su posición: inclusión de nuevos valores en la educación escolar, campañas de concienciación social, protección laboral, asistencia jurídica gratuita, etc. Pero lo controvertido está en el Código Penal (por las modificaciones que le introduce la citada ley). Las lesiones no descritas como delito que se cometan sobre la mujer tendrán la consideración de delito, mientras que si se realizan sobre un hombre serán una falta -no sé si era esto a lo que se refería, creo que
superlopez, en un mensaje-. Es en este ámbito penal donde la proliferación de denuncias falsas se convierte en la contrapartida de la "discriminación positiva" que se trataba de efectivizar. Más allá de lo jurídico, se crea además una conciencia de repudio a ese hombre señalado como maltratador... la "justicia popular" es mucho más dura y agresiva que la judicial... y la presunción, socialmente, nunca juega a favor. Es este punto el que estaba siendo comentado por los chicos. Ahora bien, hasta dónde es necesario el sacrificio. Lo que es innegable es que es necesario proteger a la mujer, y hay que hacerlo
urgente y eficazmente; basta de atentados a su dignidad y a su integridad (daños morales y físicos)... pero cuidado con la solución, si esta supone un daño para el otro implicado cuando
éste sea inocente. Las medidas de discriminación positiva no fueron ideadas para favorecer a uno y perjudicar a otro, sino para favorecer a un sector dejando al otro incólume. La quiebra que el sexo masculino manifiesta es doble, enlazándolo con el anterior párrafo: ser también víctima del machismo de la sociedad (que él mismo ha creado), que otorga por sistema la custodia de los hijos a la mujer y le impone el pago de la pensión, y la pérdida social (no en los tribunales) de la presunción de inocencia. En sede jurídica, por otra parte, es lógico que no se corran riesgos: si hay una denuncia por maltrato, y
ha sido probada, se adoptarán las medidas necesarias para evitar otro ataque (lo contrario sería abominable). Y aquí otro problema: las medidas ideadas
no son lo efectivas que deberían ser, porque la prohibición de aproximarse a la víctima o comunicarse con ella o acudir a su domicilio o lugares de trabajo suena a risa: ¿quién puede controlarlo? por muchas medidas electrónicas que se traten de poner, no hay una garantía de salvedad. Los casos judicialmente determinados como ciertos (y aquellos que no llegan a ser denunciados siquiera siendo verdaderos) son aquellos en los que la mujer sufre un terror tan grande por su vida y por la de sus hijos -si los tiene- que la falta de una tutela especializada para ellas sería un disparate para una sociedad que propugna como valores superiores la justicia y la igualdad.
Espero que se calmen los ánimos y se puedan decir las cosas sin hacer comentarios ofensivos. Si alguien no se ve capaz de mantenerse dentro de los límites del respeto y de lo razonable (lo digo pro futuro, no como crítica de lo ya puesto), espero que se abstenga de actuaciones que motiven el cierre de un hilo que nació con otra pretensión. Por mi parte, aunque ya no vuelva a tratarse de este asunto, solo me queda decir que de los mensajes de las chicas he aprendido puntos de vista que no me había parado a pensar, así que gracias por los comentarios y disculpad si os ha sentado mal algo que yo o algún compañero, con toda la buena intención, hemos intentado expresar. Los demás han mostrado sus preocupaciones, y son las que os hemos expuesto, como prueba de que la legislación es un mal parche que no protege como debería a la mujer, y reduce ámbitos de derecho para el hombre.
Un principio de justicia que, creo, está consolidado es el de que hay que tratar de manera diferente lo que es diferente en sí.
Saludos.
P.S.
ciruja, amigo, tú por aquí

—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida...