Mensaje
por Alonso_Quijano » Mié 27 Jul, 2005 22:11
Hola a todos.
Aparte del aviso de no leer sino sentado -quien avisa no es traidor-, hay otro importante que quiero hacer antes de nada: las palabras que siguen no van dirigidas especialmente al compañero CKDexterHaven, sino que son una mera opinión -contraria- frente a quienes opinan como él.
Espero que me permitas que te haya cogido como interlocutor para la exposición de mi opinión. No trato de convencer, solo de exponer una reflexión. Cada cuál que viva el cine como mejor crea conveniente, y como más lo disfrute.
CKDexterHaven, afirmas que si algo te gusta entonces es bueno (la frase la formulo impersonal); es decir, que solo existe lo «bueno subjetivo», y no lo «bueno objetivo», y esto es así en todos los campos del arte, porque así le respondes a Tuppence. Es posible que tengas razón. Por cierto, ¿eres fumador? Si lo fueras y yo te dijera si te gusta fumar me dirías que sí, porque si no te gustara fumar no lo harías, porque nadie hace lo que no quiere (salvo coacción); entonces, si te gusta fumar entonces para ti es bueno. Pero, fumar puede matar, porque, entre muchas otros efectos, es un alto factor de riesgo de padecer un cáncer; y esta enfermedad es mortal en un alto número de casos. La enfermedad es algo malo, y si te pregunto si es algo malo subjetivo creo que habrías de contestar que no, que la enfermedad como algo malo es común al género humano, y a toda clase de ser vivo que potencialmente pueda sufrirla; por tanto es algo objetivo. Si la enfermedad es algo malo, y lo produce una acción determinada, es lógico que no queramos hacer esa acción para no enfermar. Entonces yo te pregunto, si te gustara fumar, y afirmaras que te gusta, ¿también podrías decir que porque fumar te gusta es bueno? Necesariamente tu respuesta ha de ser negativa, porque aunque te guste te puede causar daño, por lo tanto si te pueda causar daño es porque es algo malo, y, en todo caso, los «beneficios» que pudiera causarte el fumar, son incompensables con el riesgo de enfermar, por lo que desde un plano cuantitativo, el beneficio nunca podría superar la posibilidad de perjuicio. Estarás de acuerdo conmigo en que el hombre busca lo bueno. Si te digo que el hombre busca la felicidad, es posible que no pudieras contradecirlo, porque está en la naturaleza humana conseguir ser feliz, y no estar triste; y así, el que es feliz es el que hace cosas que le gustan y que no le reportan perjuicio, con lo que si no le reportan perjuicio es porque son buenas. Entonces, ¿si algo te gusta es bueno?.
Para ti, si te gusta «La tía de Carlos» entonces es porque es una buena película. Afirmas que como te gusta esa película, entonces para ti es buena. Si yo te digo que la tía de Carlos es una mala película, me dirás que es porque no me gusta: si no me gusta es porque para mi no es buena. Si yo te digo que «A bout de souffle» es buena aunque no me guste me dirás que es imposible, y que me he dejado guiar por lo que me dicen los demás o lo que dicen los expertos en cine. El experto en algo es el que es bueno en algo, y quien lo es no es por un criterio subjetivo, sino porque frente a todos es una persona con experiencia en la materia. Para gustos están los colores, me podrías contestar; pero estarás de acuerdo conmigo que hay elementos más allá del gusto personal por algo. El método científico es una realidad ya antigua; y con este método se aíslan problemas y se da una solución válida y contrastada para un número indeterminado de casos; esa solución, por tanto, es de carácter abstracto u objetivo, porque no está determinada a un caso particular, sino a un número representativo de estos. El Cine es una realidad, y toda realidad puede someterse a abstracción; el ser humano puede llegar a consensos, porque de otro modo no estaríamos viviendo en sociedad. Si es posible ponernos de acuerdo en algo, y si además es posible abstraer la esencia de las cosas, podemos decir que el cine, como realidad, puede abordarse en dos planos, en el subjetivo y en el objetivo: el primero es la impresión particular que nos ofrece una película; el objetivo es la realidad o esencia ontológica de la misma. Si yo te digo que desde el plano objetivo cabe consenso me dirás que desde el subjetivo también, porque a mucha gente le gusta la misma película. Pero si yo te digo que en el plano subjetivo cabe la existencia de personas a las que no le guste la película, me tendrás que decir que así es, porque es natural que a cada persona le guste una cosa, porque para gustos están los colores y cada persona es un mundo; pero si te digo que desde el plano objetivo no cabe lo contrario, porque la finalidad de la objetivación es extraerla de las valoraciones subjetivas, creo que estaremos de acuerdo en algo. Si el cine se puede valorar objetivamente es porque se desciende a su estructura, y si se hace, y se valora objetivamente, habrá que confrontarlo con algo, porque no podemos coger el gusto, porque éste es subjetivo. Si lo confrontamos con algo ha de ser algo objetivo también, porque deben ser cosas de la misma naturaleza. Si confrontamos la estructura fílmica de «A bout de souffle» con «Les enfants du Paradís» nos podemos dar cuenta de las grandes diferencias que hay en ambas estructuras. Si te digo que «Les enfants…» está emparentada –a grandes rasgos- con el resto de películas hasta la aparición de la «Nouvelle Vague», estarás conmigo en que todas respondían a un patrón o modo de rodar. Si volvemos a tomar las dos películas, vemos como se rompen todas las reglas concebidas hasta el momento para hacer cine, muy especialmente en el montaje y, en definitiva, en la forma de narrar. Si la película de Godard ha supuesto un cambio es porque se diferencia de la anterior, y si se diferencia es porque es un nuevo paso en la evolución del arte cinematográfico y, por lo tanto, es importante desde este punto de vista; si es importante objetivamente es porque enriquece el conjunto de la estructura fílmica al crear un nuevo modo de contar cosas, y si enriquece es porque favorece, porque nada puede enriquecer y no favorecer; y si favorece es porque beneficia, y si nos trae el bien es porque ha de ser necesariamente bueno. Me dirás probablemente que no todo cambio es bueno, pero sin cambio no se evoluciona; ni no se hubiera cambiado el sistema feudal no tendríamos un Estado de Derecho. Pero el cambio podría ser hacia una involución; si involucionamos es porque vamos a peor, y si hemos convenido que el hombre tiende al bien, esto es, a su felicidad, entonces no querrá un cambio que sea para peor, no querrá un cambio que le perjudique –por eso, cuando se cambió del sistema feudal a la Monarquía absoluta se cortó, para volver a cambiar, alguna cabeza-. Entonces hace falta otro cambio para mejor. Si el cambio primero fue para peor, entonces fue la causa próxima a una acción que nos lleve a un cambio para mejor. No sé si estaremos de acuerdo en que si el cambio para peor produjo un cambio para mejor, entonces es porque ese cambio primero fue importante para conseguir nuestra felicidad. Si te pregunto si es bueno conocer ese cambio negativo, habrás de convenir que sí es bueno conocerlo, aunque no sea bueno en sí, es decir, no es bueno subjetivamente porque producía un perjuicio, pero es bueno objetivamente porque sabremos que con ese cambio se produjo la reacción para conseguir una posición mejor y más beneficiosa, y además, aprenderemos que no deberíamos hacer otra vez ese tipo de primer cambio para no volver a empeorar. En un lapso temporal amplio podremos nos podremos dar cuenta de los grandes cambios que se han producido, y esa suma de cambios, que aportan beneficios y perjuicios, crean la experiencia, y así el experto es el que tiene experiencia y, por tanto, conoce lo bueno y lo malo, objetiva y subjetivamente, así que habrás de reconocer, como yo, que saben discernir una categoría de otra, con lo que no es descabellado prestarles atención en sus valoraciones (otra cosa es que solo den valoraciones subjetivas, o que sean unos falsos críticos, es decir, que no sepan de lo que hablan). Si afirmamos que existe lo bueno objetivo, entonces ¿si te gustan los «bingueros» es necesariamente una buena película, o es posible que aunque te gusten mucho no hayan aportado nada a la historia cinematográfica objetiva? Si no aporta nada más que la diversión subjetiva y personal, ¿cómo afirmamos que es una buena película si solo produce felicidad a unos cuantos? Si solo lo que gusta a unos pocos es lo bueno, no sé si ahora viviríamos en una oligarquía, pero lo que sí creo es que no tendríamos democracia –echando por tierra la idea del filósofo-rey platónico, claro-. Si aceptamos un criterio cuantitativo basado en la preferencia subjetiva para decidir lo que es bueno de lo que no lo es corremos el riesgo de perder la capacidad de análisis personal; pero ésta siempre ha de tener por norte las estructuras objetivas, las únicas que pueden dar certeza dentro de la relatividad del mundo en que vivimos. Ése es su correctivo, y la razón por la cual las valoraciones han de resultar de un conjunto de variables, y no de unas pocas ni únicas. Este mensaje entronca con todos los escritos antes por otros compañeros y por mi mismo; ya hablamos de los criterios a tener en cuenta… sigue siendo una cuestión abierta.
Para la explicación más cinematográfica creo que hay post que la ilustran suficientemente. Godard quería que el espectador tuviera conciencia de que estamos ante una película, ante una ficción, y eso motiva y explica los numerosos «cortes» o «saltos» que hay en la película; ya no «vivimos» dentro de lo que nos cuenta, sino que con ese efecto –de montaje- nos despierta del sueño cinematográfico.
Y por supuesto que hablar de «A bout de souffle» requiere hablar de la teoría del montaje clásico, de la continuidad perceptiva y de la invisibilidad de la puesta en escena (Bazin), y de la pantalla como ventana abierta al mundo. Así como de Griffith, Eisenstein y la teoría del choque, Welles, el cine francés de los 30 y 40; y, en definitiva, cerrando el círculo, de la idea del montaje clásico como «un sistema fuera de cuya lógica, como en el caso de la Iglesia católica, no había salvación» (palabras de Ramón Carmona). Todo se lo cargó Godard.
Saludos.
Última edición por Alonso_Quijano el Dom 31 Jul, 2005 02:11, editado 1 vez en total.
—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida...