Bueno, hemos vuelto a caer en el purismo con el tema de la literatura.
La literatura no es sólo escrito. Prácticamente todas las artes tienen componentes literarios o se han acercado o alejado más o menos según los gustos y épocas.
Así, la pintura ha estado durante siglos empapada de literatura: cuadro que no fuera inspirado en una obra literaria o mitológica o que no contara una historia fueron rarísimos por no decir inexistentes. Uno de los ejemplos típicos es el siguiente cuadro.
"Los Embajadores", de Hans Holbein. Cada uno de los elementos que aparecen es un elemento literario que cuenta la desastrosa reunión de los personajes que aparecen.
En pintura tenemos el otro extremo: el expresionismo abstracto, por ejemplo, huye tanto de la figuración como de contar una historia. Uséase el siguiente Pollock:
Curiosamente el lego suele gustar más o menos del arte cuanto más o menos próximo está a la literatura.
Es indudable que el cine o el cómic, como artes narrativos que son, están aún más cercanos a la literatura. Incluso tenemos casos, raros, de cine basado en la historia de una pintura, como "El Sol del Membrillo".
Es por ello que "La Semana más Larga" de Superlópez, despojado de sus dibujos y desnudo de su forma deja como residuo una historia estupenda con muchos valores artísticos: que no es una de las más grandes de la historia pero sí de las más divertidas y jugosas que he leído en mi vida y que sigo disfrutando como un enano 20 años después de haberla leído por primera vez. Cosa que no me ocurre con otros cómics.
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Respecto a "La Historia Interminable" veo que se dicen cosas como que es una obra del montón o que es meramente un cuento de hadas. Lo siento, pero esto es lo que veo.
- Es metaliteratura, en el sentido que es una historia sobre una historia. Y no se queda ahí: la historia sobre la historia y la historia en sí son la misma cosa.
- No es un cuento de hadas porque no se limita a seriar elementos fantásticos hilados por un personaje más o menos plano con moraleja.
- De hecho, la fantasía en este libro es mera excusa. El libro soporta muchos niveles de lectura: si alguien se quedó en monstruos, maravillas y mundos peor para él.
- Tampoco es un libro para niños. El trasfondo del libro es desazonador, angustioso y a veces hasta terrible.
- Los episodios que atraviesa el personaje principal son arquetípicos y suponen un viaje iniciático.
- De hecho, es una novela como una catedral porque en ella existe una transformación del personaje tan intensa como la que pueda sufrir El Quijote.
- En definitiva, la psicología presente tras el libro es tan profunda y compleja como la que más. Cuenta mucho más de lo que dice explícitamente y en ocasiones las (auto)referencias veladas son sencillamente impresionantes.
- Estructuralmente es una virguería.
Yo la leí con 9 o 10 años (antes de ver la infame adaptación) y me gustó mucho. La volví a leer hace menos de 1 año y me gustó infinitamente más.
- esta máquina hará la mitad de su trabajo.
- ¡otia! ¡me llevo dos!