Mensaje
por Sundance_Kid » Jue 13 Sep, 2007 14:50
Yo no creo que se trate de anacronismos. Tarantino no ha hecho una película ambientándola en los '70, está ambientada en la época actual pero con el sabor de los setenta. La música de los setenta sigue sonando en determinados locales y ambientes, los coches clásicos de los 70 siguen utilizándose (ese culto a los "muscle cars" tan norteamericano), etc. Los elementos postmodernos de esta película son muchos, y este de la ambientación, uno de ellos. A mi no me parece una obra menor de Tarantino, como se ha comentado, me parece más bien un ejercicio de estilo que resulta de agradecer. No le quitaría ni un segundo del metraje (he visto también la versión "capada" que se estrenó en EEUU y pierde bastante sobre la versión vista en España). Toda la escena del bar en la primera parte me parece magistral, desde el pricipio hasta el fin, antológica.
El verdadero mérito del guión es como contar una historia tontorrona haciendo que sea genial. Y es mediante todos esos pequeños detalles, todos esos diálogos intrascendentes de las chicas en la primera parte son los que le dan peso al guión, los que convierten a los personajes en algo más que una mera galería de chicas con piernas largas y pies perfectos, más que un mero homenaje al blaxploitation. Son de verdad, y ese puñetero maníaco...
Los cambios de disco, los cambios de conversación de unos personajes a otros... la escena del bar para mí quedará en los anales. El resto de la película, agradable, divertida, poderosa, bien rodadas las persecuciones, tremendo homenaje a Vanishing Point, a Bullit, a Mad Max, a todas esas películas de carretera que no eran Road Movies, eran películas de acción con coches. Tarantino reinventa las persecuciones, que desde Matrix hasta los filmes del inefable Michael Bay (pienso ahora mismo en La Isla o Dos Policías Rebeldes) se habían convertido en una sucesión de imágenes de videoclip o de anuncio de Mas Que Coches. Y no digo que esa otra forma de entender la acción no sea efectiva, pero el sabor clásico tiene un punto especial, creíble y transmite más sensaciones que la impresión de estar viendo un videojuego.