después de leer todas las pelis q ha puesto marlowe62, y los demás foreros, no me queda añadir ninguna, bueno, quizás si, acordándome del cine nacional y de esos dos erotómanos confesos, apuntaría "Bilbao" de Bigas Luna,y "Son de mar",del mismo director, y con una L.Watling esplendorosa;y la peli, "París-Tombuctú", del maestro Berlanga.
luego hay pelis q sin ser eróticas "descaradas"(como las dos últimas mencionadas),creo q tienen escenas recomendables: "Swimming Pool", "monster ball",etc..
a mi me han gustado: "las edades de lulú", "lunas de hiel", "orquidea salvaje", "emanuelle", "el imperio de los sentidos", "ultimo tango en paris". "nueve semanas y media",la trilogia de pasolini, etc..
Habrá q estar impactantes al estreno de "nueve canciones ", de Winterbottom, promete sensaciones fuertes, jeje.
Os pego una articulo del suplemento Metropoli, de el mundo, q me ha parecido muy interesante, y q viene al pelo para este hilo. Viene a colación precisamente de la peli del británico, y hace una reflexión histórica del género, corta pero precisa, asi como ejemplifica en varias pelis de categoría, asi como otras más actuales ,q desconocia, y q tb prometen mucho
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Ahí va:
Nueve canciones
La delgada frontera entre cine comercial y pornografía
Nueve canciones del británico Michael Winterbotton, reabre la polémica sobre los filmes convencionales que incluyen sexo explícito
Juan Pando
En los últimos años, títulos como Los idiotas, Fóllame, Intimidad y Romance X han tratado el sexo de un modo tan explícito que han hecho tambalearse la frontera que separaba tradicionalmente el cine de arte y ensayo y las producciones pornográficas; en la misma línea está Nueve Canciones, de Michael Winterbotton, una cinta que escandalizó en el pasado festival de Cannes por la crudeza de sus escenas.
Imágenes, prácticas y situaciones habituales en la intimidad de las parejas, como la visión de un pene en erección, la masturbación, el cunnilingus o la felación se abren paso en el cine comercial, dirigido al gran público. Películas, en definitiva, que aunque llevan la calificación de «no recomendada para menores de 18 años» cualquier chaval puede ver yendo acompañado por un adulto.
«No sólo porque muestres escenas de sexo quiere decir que estés haciendo pornografía», asegura Catherine Breillat, directora de Romance X (1999). «Esto no sería verdad referido a la literatura, ni tampoco tiene por qué serlo con respecto a un libro. Si puedes escribir sobre sexo sin que deje de considerarse literatura, también tienes que poder mostrarlo y que se considere algo más que una forma barata y degradante de explotación. Todo depende de lo que digas en el filme».
Su película, prohibida en varios países, trataba de los problemas de pareja de una muchacha, y de las dificultades para separar el amor del sexo. Fue, además, una de las primeras cintas de cine comercial que mostró un pene erecto. Y no un miembro cualquiera, sino el del legendario Rocco Siffredi, actor porno elegido por la directora para el papel precisamente por la dimensión de su virilidad.
La comparación entre el cine y la literatura, no es, sin embargo, nueva. Tampoco es de hoy el esfuerzo de algunos cineastas por encontrar un punto de encuentro entre el cine comercial y el pornográfico, en lugar de limitarse a aceptar una línea divisoria rígida entre ambos campos. «Se vuelve a la idea de forzar los extremos y empujar las fronteras hasta un espacio común entre el cine guarro y la cultura con mayúsculas», opina el realizador canadiense Clement Virgo, embarcado en el rodaje de Lie with Me, filme cuya publicidad promete desnudos integrales, penetraciones (simuladas) y felaciones (reales).
Actualidad e historia
Las escenas de sexo en pantalla llevan aparejada siempre la pregunta no exenta de morbo: ¿Fueron los actores más alla de la ficción? ¿Lo hicieron de verdad ante la cámara? Los rumores se remontan a títulos como Orquídea Salvaje (1989), con Carre Otis y Mickey Rourke, y Boxcar Bertha (1972), con Barbara Hershey y David Carradine. Pero nadie había ido tan lejos como Chloë Sevigny, que ha reconocido que su felación a Vincent Gallo en The Brown Bunny (2003) es auténtica.
La película, dirigida por el propio Gallo, que llegó a despedir a Winona Ryder y Kirsten Dunst durante el rodaje, es una road movie sobre las andanzas de un motero, y casi al final tiene la ya famosa secuencia de sexo oral explícito, que se prolonga unos 10 minutos. Acaba de estrenarse en Estados Unidos y fue el título escándalo del Festival de Cannes del año pasado, donde la crítica acreditada la consideró el peor título que había entrado jamás a competición en el certamen.
Las raíces de este modo de abordar la sexualidad en el cine se remontan a los años 70, con títulos, hoy clásicos, como El último tango en París (1972), El imperio de los sentidos (1976) y la doble masturbación de una chica a Robert de Niro y Gerard Depardieu en Novecento (1976). En los 80, llegaron Calígula (1980), protagonizada nada menos que por Malcolm McDowell, John Guielgud, Peter O’Toole y Helen Mirren; y la famosa felación de El diablo en el cuerpo (1986).
En los años siguientes, sin embargo, apareció el sida, y la tendencia mundial, marcada por Hollywood, fue volver al neoconservadurismo y la censura. Sin contar con la estrategia comercial de dirigir el grueso de la producción mundial al público adolescente, que es el que estadísticamente va más al cine. Ha sido a final de los 90 y desde Europa, cuando el sexo ha vuelto a hacerse explícito en la pantalla, con una fuerza y unos niveles que no se habían conocido hasta ahora.
Los idiotas (1998), del danés Lars von Trier, incluye una orgía y la que es posiblemente la primera penetración en una película comercial. Fóllame (2000), con una violación mostrada con una violencia y crudeza inusual. Intimidad (2001), con una felación mostrada sin trampa ni cartón. La citada Romance X y una relación de títulos en la que habría que incluir La pianista, Le pornographe, Soñadores, la mexicana Y tu mamá también y las españolas La novia de Lázaro (felación incluida) y Lucía y el sexo.
Títulos en los que el sexo no se agota en sí mismo como ocurre en la pornografía, sino que es el puente para tratar de otros conflictos de la naturaleza humana. Circunstancia que no exime a estos filmes de incontables problemas con la censura y su prohibición en más de un país. Pero, como advierte Catherine Breillat, la directora de Romance X: «Es muy importante que el sexo no se reduzca a imágenes degradantes, y que aparezca en las películas, no dejándolo sólo para la industria pornográfica».
esta es la dirección de la web:
http://www.elmundo.es/metropoli/2004/09 ... 38862.html
saludos.