
TIMOTHY & STEPHEN QUAY



(aquí habían aparecido algunos enlaces, pero espero que ahora todo quede mucho más claro y sirva para la gente que no sabía por donde comenzar pinche alguno -realmente vale la pena).
Ya que en español no hay mucha información, he decidido incluír este tocho (para algunos).Estudiaron en el Philadelphia College of Art y, más tarde, ya en Londres, en el Royal College of Art. Vuelven a Estados Unidos, pero prefieren Inglaterra, donde se instalan definitivamente, tras una breve estancia en Amsterdam, en 1978, un año antes de debutar en el cine con Nocturna Artificialia, primer peldaño de su personalísimo estilo de cine de animación.
En 1980, año en que participan, como actores, en The Falls, de Peter Greenaway- formaron, con su amigo Keith Griffiths, la productora Konink, propulsora de toda su filmografía. Desde entonces hasta hoy han producido numerosos trabajos de animación stop motion, filmes de arte, documentales, spots (Honeywell, Warkers Crips, etc.), videoclips (el más famoso es Sledgehammer, de Peter Gabriel, escenografías teatrales y creaciones para producciones de ópera (Prokofiev, Feydeau, Chaikovski, etc.) de Richard Jones.
En cine han creado un universo personal e intransferible que se alimenta de la literatura de autores como Kafka, Michel de Ghelderode, Bruno Schulz o Robert Walser, así como del cineasta Jan Svankmajer. En 1977 realizan su primer largometraje, Institute Benjamenta, inusualmente con personajes de carne y hueso.
Los Quay son responsables de la dirección, la producción –con Griffiths, el guión, la fotografía, el montaje y el diseño artístico de sus cortometrajes, un ejemplo sin parangón de autor –bicéfalo- total.
Tomado del libro "Quay Brothers", de Jordi Costa
Festival Int. de Cinema de Catalunya, 4 -13 octubre 2001
Y por suerte encontrado en la red ya transcrito. Si a alguien le interesa podría escanear algunos extractos que faltan. Y evidentemente gracias a Jordi Costa.
Los hermanos Quay son gemelos idénticos, circunstancia que, unida al severo secretismo que estos creadores imponen sobre su vida y trabajo, puede propiciar toda suerte de fantaseo y elucubraciones sobre las reglas esquivas que rigen su universo privado. Sus películas quizás sean una privilegiada vía de acceso a ese lenguaje secreto que solemos atribuir –comúnmente sin excesivo conocimiento de causa- a esas parejas en las que se repite el rostro y, presuntamente, también la identidad. Quizás la escueta filmografía de los Quay sea el posible equivalente a la obra literaria de June y Jennifer Gibbsons, las "gemelas que no hablaban" cuyo caso recogió la periodista Marjorie Wallace en un libro perturbador: dos hermanas galesas encerradas en un paréntesis de silencio que sólo rompían en su soledad compartida, escribiendo compulsivamente diarios, relatos y novelas, y que fueron detenidas y confinadas en un hospital psiquiátrico (otro paréntesis) a principios de los 80 tras ser acusadas de piromanía y robo. O quizás para los Quay hacer películas ensimismadas sea la terapia ocupacional que les libra de entablar algún día ese diálogo de barbitúricos que acabó con las vidas de los ginecólogos neoyorquinos (y gemelos monocigóticos) Steven y Cyril Marcus, inspiradores del Inseparables (1988) de David Cronenberg.
Sus obras de animación son siempre un diálogo (o un esquizoide monólogo interior, o un juego de niños que se perpetúa, malsano, en la edad adulta) en el seno de esa soledad escindida: uno de ellos se encarga de mover a las figuras –muñecas fracturadas, espectros polvorientos, mientras el otro coreografía la luz y los movimientos de cámara. Los papeles son perfectamente intercambiables de una película a otra. Los hermanos Quay son, de hecho, intercambiables. Indistinguibles. Una sola identidad. Un único interrogante. En alguna ocasión los Quay han declarado: "Ser gemelos nos aisla de las exigencias de la realidad". Un buen día se cruzaron en la calle con una pareja de ancianas, también gemelas idénticas, y experimentaron el horror de enfrentarse a un espejo cruel.
En The Falls, largometraje dirigido por Peter Greenaway en 1980, los hermanos Quay, en una aislada excursión actoral, encarnaron a los gemelos Ipson y Pulat Fallari. La serialización de 92 biografías de individuos cuyo nombre incluía la secuencia de sonidos "fall" estructuraba el juego metalingüístico: las existencias de Ipson y Pular Fallari, representados en foto fija, ocupaban la biografía número 16. Los dos hermanos Quay (o Fallari) contaban, en definitiva, por uno. La relación entre Greenaway y los Quay cristalizaría, a partir de ese momento, en sugestivas coincidencias creativas: su compartido gusto por los museos, la catalogación, las taxonomías oníricas, su búsqueda respectiva de un equivalente visual del subjetivismo lingüístico de Joyce… Cinco años después de The Fall, Greenaway utilizaría a los Quay como inspiración para crear a Oswald y Oliver Deuce, los gemelos (y ex siameses) protagonistas de Zoo (1985), zoólogos obsesionados con la muerte y la putrefacción que, en la película, acaban filmando su propia muerte. Sin llegar a esos extremos, los Quay, de momento se conforman con construirse, a escala, una "realidad degradada" como la que Bruno Schulz levantó en sus páginas.
Las películas animadas de los hermanos Quay tienen algo de hallazgo arqueológico de una cultura ignota cuyos rituales y creencias jamás lograremos comprender. De objeto encontrado extraterrestre. De algo que se resiste a todo intento de descodificación.
El crítico Gary Susman, al hablar de los trabajos de los Quay, se refiere al "arte perdido de un tiempo olvidado". En su conversación sobre los universos imaginarios de esta pareja de cineastas con su colega Jamie Hook, otro crítico , Charles Mudede, llegaba a la conclusión de que "la interpretación es una debilidad", tras afirmar que las películas de los Quay "subvierten el mensaje de un modo autoconsciente". Según Hook, "los hermanos Quay presentan un mundo donde los símbolos y las imágenes están vivos, pero se ocultan ante el deseo humano de narrarlos e intelectualizarlos".
Los Quay, de hecho, podrían ajustarse a la definición de genio que formulaba el musicólogo Robin Maconie a propósito de Karlheinz Stockhausen –que no casualmente es el compositor de la banda sonora de In Absentia (2000), el último trabajo de animación de los gemelos: "Alguien cuyas ideas sobreviven a todo intento de explicación".
De todo ello se infiere que cualquier intento de diseccionar los cuerpos extraños que los Quay han embalsamado en celuloide está condenado al fracaso (estas misma páginas llevan la palabra "fracaso" escrita, con tinta invisible, en su frontispicio): probablemente, no hay aproximación más risible al corpus de los Quay que la emprendida en una página de Internet por Stephen M. Scott, que intenta descifrar Rehearsals for Extinct Anatomies (1987) a la luz del concepto de "autenticidad" de Kierkegaard.
Es fácil repudiar el cine de los Quay por su inescrutabilidad, por esa tendencia hostil a acorazar su lenguaje frente a toda invasión hermenéutica. De hecho, el estilo Quay es un acto de agresión contra el espectador cinematográfico aletargado por la facilidad y la fosilización narrativa de un medio que en ningún momento debió ser patrimonio exclusivo de prosistas empeñados en contar siempre la misma historia (o el mismo –limitado, reiterativo- ramillete de historias). El hecho de que las películas animadas de los Quay sean tremendamente difíciles de explicar no hace más que delatar la impotencia de ese espectador medio –o de todo espectador paralizado tras cien años de tradición del medio que no equivalen a cien años de evolución del lenguaje –ante una explosión de cine puro, libérrimo, a-narrativo. Sus películas están más cerca del poema visual, de la danza mecánica o de la corriente de conciencia, a pesar de contar casi siempre con un referente externo –la figura del maestro Jan Svankmajer, la inspiración literaria de Bruno Schulz, Robert Walser o del poema de Gilgamesh, que actúa siempre como clave de interpretación, finalmente inasible e incluso irrelevante ante el proceso de radical extrañamiento que la simágenes aplican sobre nuestra propia percepción del modelo de-construido. Los Quay no adaptan, ni traducen: interiorizan. Suzane Buchan define su obra como "un palimpsesto sinestésico de música, literatura, danza, arquitectura, diseño gráfico, lo sagrado y lo oculto, la patología y la metafísica". Quizás había una manera más sencilla de condensar todo eso: los que hacen los Quay es cine, en ese sentido amplio del término que los propios creadores y consumidores de eso que tan gratuitamente llamamos "cine" parecen desconocer.
Y aquí los enlaces imprescindibles, ya sean artículos, pequeñas entrevistas, ensayos:Los hermanos Quay consideran los Diarios de Kafka como resorte que puso por primera vez en funcionamiento su universo imaginario. La anotación que Kafka escribió en las páginas de su diario el 2 de agosto de 1914 podría ser adoptada como declaración de principios por parte de todo creador del siglo XX más preocupado por lo que ocurre en su universo interior –turbulento, oceánico- que por las convulsiones del llamado mundo real: "Alemania ha declarado la guerra a Rusia.- Por la tarde, Escuela de Natación". Karlheinz Stockhausen cerró con un texto de parejo espíritu las notas introductorias a su serie de composiciones Aus Den Sieben Tangen, concebidas durante un período de reclusión en parís que coincidió con la revuelta estudiantil de mayo del 68: "Cuando empecé a ensimismarme, tenía una razón. Ahora ya no tengo esa razón, sino todas las razones. 11 de mayo, 1968". Hay una implaclable coherencia en ese discurso creativo que se abre impulsado por los Diarios de Kafka y se cierra, por el momento, con un diálogo de música e imagen entre los cineastas y ese ensimismado Stockhausen impermeable a las agitaciones sociopolíticas del 68.
Stockhausen y los hermanos Quay estaba, posiblemente, predestinados a encontrarse. Robin Maconie definió al músico como un "cartógrafo monstruoso de nuevos espacios inabarcables", definición que se ajusta con el rigor de un corsé victoriano a la labor de estos animadores convencidos de que el buceo espiritual está condenado a no tocar fondo jamás, porque la piel de todo individuo –o la textura de todo objeto- no es más que el espejismo de un contorno, una convención que circunda un espacio interior también inabarcable, infinito, un laberinto circular de puertas que se abren a dimensiones cada vez mayores de perplejidad.
En los años 50, Stockhausen fue uno de los muchos creadores que, permeables a los estímulos del desarrollo tecnológico y la carrera espacial, entendieron el espacio exterior como posible territorio de un orden espiritual elevado: su propósito de capturar la música de las esferas en sus composiciones electrónicas era, en buena medida, una estrategia instrospectiva, un proceso de autoconocimiento, una exploración íntima.
En In Absentia, sus sonidos crean un paisaje interior en forma de cosmología entrópica, de orden planetario sumiéndose en un caos disonante. Stockhausen es un espejo: cuando los Quay se miran en él saben que su opción por los mundos interiores no es una forma de autolimitarse. Porque el espacio interior puede llegar a ser más amplio que el espacio exterior. Ese vínculo creativo con Stockhausen también puede aportar algo de luz acerca de su particular digestión de la tradición literaria centroeuropea: los autores que les interesan han sido también exploradores de territorios subjetivos –Walser, Kafka, Schulz, pero el análisis académico de sus obras siempre ha tendido a diseccionar la ósmosis ebtre literatura y biografía, aislando lo que algunas de sus páginas podían tener de premonición de las sacudidas socio políticas que recorrerían Europa.
A los Quay no les interesada nada uina posible lectura de esos referentes en su contexto histórico: en un primer lugar acuden atraídos por el hipnótico fulgor de su contexto estético, y finalmente se abisman (y se pierden) en la cosmología inagotable de sus pesadillas subjetivas, atemporales, eternas.







He hecho un trabajo de investigación para reunir el mayor volumen de su obra, (en ninguna página creo que salgan todas estas referencias, hay muchas lagunas incluso en IMDB) Así que a buscar!
Antes de Nocturna Artificialia (su debut oficial, registrado). Hicieron tres piezas cortitas entre los años 1971-72, 1 dibujada, y las otras 2 con recortables, antes de sumergirse en las 3 dimensiones y los objetos animados.
![]() | Nocturna Artificialia | 1979 | 21' | |
Primer cortometraje de los Hermanos Quay. Se incluye como extra en el DVD "The Brothers Quay Collection". IMDB | ||||
English |
![]() | The Falls | 1980 | 185' | |
Brothers Quay, aparecen como Ipson y Pullat Fallari. Ver enlace más abajo con información. IMDB|INFO| INFO 2 | ||||
English |
![]() | Punch and Judy: Tragical Comedy or Comical Tragedy | 1980 | 52' | |
INFO | ||||
English |
![]() | Bal Masqué | 1981 | ' | |
Música: Bela Bartók Animación por los Hermanos Quay. INFO | ||||
![]() | Brudermord, Ein : A Fratricide | 1981 | 6' | |
IMDB|INFO | ||||
![]() | The Eternal Day of Michel De Ghelderode 1898-1962 | 1981 | 30' | |
IMDB|INFO | ||||
![]() | Igor Stravinsky - The Paris Years - Chez Pleyel 1920 - 1929 | 1983 | 27' | |
Documental sobre Igor Stravinsky. IMDB|INFO | ||||
![]() | Leos Janacek - Intimate Excursions | 1983 | ' | |
Documental. IMDB|INFO | ||||
![]() | The Cabinet of Jan Svankmajer | 1984 | 14' | |
In Prague, a professorial puppet, with metal pincers for hands and an open book for a hat, takes a boy as a pupil... IMDB | ||||
Tambien incluído en | English |
![]() | This Unnameable Little Broom - Epic of Gilgamesh - Little Songs of the Chief Officer of Hunar Louse | 1985 | 11' | |
Tambien incluído en | English |
![]() | Street of Crocodiles | 1986 | 20' | |
Dirigida por: Stephen Quay, Timothy Quay Reparto: Feliks Stawinski (Caretaker) The Quays’ masterpiece, STREET OF CROCODILES is adapted from a short story by Bruno Schulz, and was their first film shot on 35mm. A museum keeper spits into the eyepiece of an ancient peep-show and sets the musty machine in motion, plunging the viewer into a nightmarish netherworld of bizarre puppet rituals among the dirt and grime. IMDB | ||||
Tambien incluído en | None |
![]() | Sledgehammer | 1986 | 5' | |
Animators: Peter Lord, Nick Park, Richard Goleszowski, Brothers Quay (real names: Stephen Quay, Timothy Quay), David Anderson Models: Michael Wright Este videoclip, fue realizado por los estudios AARDMAN. Aunque los Quay contribuyeron a la animación de los pollos "bailaores", y la fruta psicodélica. | ||||
English |
![]() | Rehearsals for Extinct Anatomies | 1988 | 14' | |
Oscillating hands each hold a pen; a man made of wire has a malevolent look and an oscillating eye as he pokes at a bump on his forehead IMDB | ||||
Tambien incluído en | English |
![]() | Dramolet (Stille Nacht I) | 1988 | 1' | |
Spot para la MTV. IMDB | ||||
Tambien incluído en |
![]() | Ex-Voto / The Pond | 1989 | 1' | |
![]() | The Comb (From the Museum of Sleep) | 1990 | 18' | |
Joy Constaninides .... Sleeping Woman (as J. Constaninides) listado alfabético del resto del reparto: Witold Scheybal .... Narrator (as W. Schejbal) The Comb opens in the shadowy bedroom of a sleeping beauty and seems to enter her mind and burrow into her dreams. Based on a fragment of text by the Austrian writer Robert Walser, THE COMB is an exploration of the subconscious visualized as a labyrinthine playhouse haunted by a doll-like explorer. A mesmerizing and resonant blend of live action and animation, THE COMB is set to a sensuous score of violins, guitars and attic room cries and whispers, and bathed in a gorgeous golden glow IMDB | ||||
Tambien incluído en | English |
![]() | De Artificiali Perspectiva or Anamorphosis | 1990 | 15' | |
Witold Scheybal .... Narrator (as Witold Schejbal) The Quays’ interest in esoteric illusions finds its perfect realization in this fascinating animated lecture on the art of anamorphosis. This artistic technique, often found in 16th- and 17th-century paintings, utilizes a method of visual distortion which plays mischievously with the relationship between the eye and what it sees. IMDB | ||||
Incluído en |
![]() | Are We Still Married? (Stille Nacht II) | 1991 | 3' | |
Videoclip para"His Name Is Alive". IMDB | ||||
Tambien incluído en | English |
![]() | The Calligrapher Parts I, II, III | 1991 | 1' | |
![]() | Tales from the Vienna Woods (Stille Nacht III) | 1992 | 3' | |
Un corazón negro anclado en las astas de un reno reza: “En la muerte he florecido”. Los Quay borran las fronteras entre la lucidez, la locura, la realidad y el sueño. The third film of THE STILLE NACHT SERIES is an excursion into the dark, dream-like forests of the Quays' imagination which features imagery later used in the feature INSTITUTE BENJAMENTA. IMDB | ||||
Tambien incluído en |
![]() | Long Way Down (Look what the Cat Drug in) | 1992 | ' | |
Videoclip para Michael Penn. A playful and gorgeously colorful vignette set to a haunting ballad by Michael Penn. INFO | ||||
descargar fragmento 1 streaming descargar fragmento 2 streaming |
![]() | Can't Go Wrong Without You (Stille Nacht IV) | 1993 | 3' | |
Videoclip para "His Name Is Alive". The fourth film of THE STILLE NACHT SERIES, in which, as in ARE WE STILL MARRIED?, a white rabbit and a child's doll are choreographed to the ethereal tunes of His Name Is Alive. IMDB | ||||
Tambien incluído en | English |
![]() | Institute Benjamenta, or This Dream People Call Human Life | 1995 | 104' | |
Dirigida por: Stephen Quay, Timothy Quay Reparto: Mark Rylance (Jakob), Alice Krige (Lisa Benjamenta), Gottfried John (Herr Benjamenta), Daniel Smith (Kraus), Joseph Alessi (Pepino) Basado en la novela de Robert Walser, "Jakob Von Gunten" y otros relatos. The Quays’ only live-action feature combines the fantastic, the mystical and the fairytale in a beautiful black-and-white reverie. A student at a boarding school for servants—a dilapidated, moribund institution whose curriculum constitutes the endless repetition of one single lesson—watches the slow disintegration of the Institute at the hands of its eccentric sibling proprietors. IMDB | ||||
English |