
Resulta simpático el hecho de que se levantara una estatua suya (de tamaño mayor al natural) cuando tan sólo tenía 16 años y todavía ni siquiera había aparecido en el cine. La estatua era en realidad un ejercicio, un trío escultórico realizado por estudiantes del Venice High School (el de la película "Grease", filme en el que por cierto puede verse la estatua de Myrna Loy si se presta un poco de atención en las primeras escenas). No era pues un monumento conmemorativo, sino un trabajo estudiantil, aunque evidentemente acabó convirtiéndose en un tributo a la actriz cuando ésta llegó a la fama. Fue la alumna más famosa del Venice, y también los premios anuales de teatro de dicho centro fueron llamados "Myrnas".

Empezó a actuar muy joven, a los 15 años, en obras de teatro locales. Su primera aparición en una película de cine sería a los 20 años. Consiguió adaptarse muy bien en el salto desde el cine mudo al sonoro. Es precisamente con la llegada del sonoro, y en la década de los 30, cuando comienza su etapa de mayor éxito. Se especializó en el rol de "esposa perfecta" por sus papeles junto a William Powell en la saga "The Thin Man" y en otras muchas películas (fue el actor con el que más veces coincidió, y con el que más química logró en la pantalla).
Dicha etiqueta tuvo tanto peso que a lo largo de EEUU se formaron clubs de fans al respecto, e incluso el mísmisimo James Stewart llegaría a afirmar en una ocasión que "Debería haber una ley contra todo hombre que no se quiera casar con Myrna Loy".
Llegó a sentirse algo encasillada y limitada por ese tipo de papel, si bien para el espectador de cine era una experiencia de ensueño: La pantalla les presentaba a Myrna Loy interpretando a la fémina con la que todo muchacho americano de la época hubiese deseado casarse. Buena parte del atractivo lo constituía la superposición de contradicciones de sus personajes: Liberal, pero también conservadora; Alocada, pero responsable; Feminista y machista al mismo tiempo; Burlona, pero también inocente; Experta en fiestas y resacas, a la vez que ama de casa; Y por supuesto, un físico perfecto, edulcorado con maquillajes y vestuarios de la clase alta a la cual los espectadores soñaban pertenecer.
Desgraciadamente, el rol sólo funcionaría en la pantalla: Myrna Loy nunca logró formar un matrimonio estable en la vida real. Tras su cuarto divorcio ya nunca más volvería a intentarlo. Según sus afirmaciones en entrevistas, parece que formar una familia estable fue en cierta manera un anhelo que nunca vió cumplido.
Fue nombrada "reina de Hollywood" por votación popular en 1936, al mismo tiempo que Clark Gable fuese nombrado rey.
Nunca ganó un Oscar, si bien la academia le otorgaría un premio honorífico en los últimos años de su vida (Myrna Loy asistió virtualmente a través de teleconferencia desde su residencia en Nueva York). Fallecería un par de años después, el 14 de diciembre de 1993 a la edad de 88 años, en una mesa de quirófano debido a complicaciones durante una intervención.
