
Para un hombre de pueblo como un servidor es un placer realizar una escapada a las grandes ciudades, para ponerse al día en cuanto a los últimos acontecimientos. Este año el lugar visitado fue Barcelona y hasta mis hijos reconocieron que logramos un pleno: 3 de 3 con tres espectáculos mágníficos: GREASE (cursilería sublime dirigida por un cada día más genial Ricard Reguant, que convierte 80 años después al Paralelo en Broadway). EL MÈTODE GRÖNHOLM, versionada a numerosas lenguas, representada en Nueva York y Londres y llevada muy discretamente al cine, una de las obras más originales del teatro contemporáneo y MANON LESCAUT, una superproducción de la Scala de Milán sobre la famosa ópera de Giacomo Puccini con ¡oigan!
- Dirección escénica de Liliana Cavani (GALILEO, PORTERO DE NOCHE, LA PIEL, DETRAS DE LA PUERTA, MAS ALLA DEL BIEN DEL MAL)
- Escenografía de Dante Ferretti (MEDEA, EL DECAMERON y SALO de Pasolini, EL NOMBRE DE LA ROSA, GANGS OF NEW YORK y EL AVIADOR)
- Vestuario de Gabriella Vespucci (LA EDAD DE LA INOCENCIA, EL NOMBRE DE LA ROSA, ÉRASE UNA VEZ AMÉRICA)
Y se podría seguir con el director musical, responsable de la Deutsch Opera de Berlin, el trío protagonista que tuve la suerte de ver (Dessi-Tezier-Armiliato), etc, etc.
El público, por aplaudir, hasta aplaudió el intermezzo wagneriano al comienzo del tercer acto, pero para mí lo inolvidable de la velada fue la labor de la añorada Liliana Cavani.

Liliana, entiende así la obra de Puccini: La relación entre Manon y Des Grieux recuerda algo la de PORTERO DE NOCHE y tiene algunos rasgos de la obsesión sadomasoquista: se trata de la típica relación verdugo-víctima. Es una esclavitud recíproca y los papeles son intercambiables, como es habitual. Hay un momento en que Manon provoca sensualmente al joven. El joven se somete, sufre, está a punto de estallar de pasión.

Pero lo importante de esta obra es que pocas veces uno había visto a tenores y a sopranos actuar tan bien como lo hacen a las órdenes de esta mujer y es que como ella misma dice:
El cine estipula que sean los actores quienes comuniquen al espectador las emociones de una historia que se expresa por las imágenes y el diálogo. Cuanto más buenos son los actores, más se involucrará el espectador. En la ópera al público lo que le importa es que los intérpretes (tenores, sopranos, barítonos y bajos) canten bien. Pues yo creo que, cuanto mejor actúen, mejor cantarán.
Al final de la representación, algunos gritamos: Brava, Liliana!