http://www.elmundo.es/elmundo/2005/09/2 ... 16230.html
Antonio Drove, ejemplo de dignidad cinematográfica
Filmó 'La verdad sobre el caso Savolta' de Eduardo Mendoza y 'El túnel' de Ernesto Sábato
Pudo hacer más de lo que hizo, pero no le dejaron. Antonio Drove, que falleció el 24 de septiembre en París a los 63 años, vivió tiempos difíciles para un director y su talento, como el de tantos otros, fue desperdiciado en demasiadas ocasiones por cuestiones de producción y personajes mezquinos.
Destinado a ser ingeniero no dudó en abandonar la Universidad cuando recibió la llamada del cine. Fue uno de los alumnos más brillantes de su promoción y su trabajo de prácticas en la Escuela Oficial de Cine, 'La caza de brujas' (1967), aún deslumbra por su calidad y la osadía demostrada en una época de censores e inquisidores de la imaginación. Este mediometraje supuso un reconocimiento no oficial de Drove entre los miembros de su generación.
Miembro destacado de la denominada Escuela de Argüelles junto a Luis Revenga, Ricardo Franco, José María Carreño, Miguel Marías y Manolo Marinero, entre otros, un grupo de jóvenes que se reunía a finales de los 60 en la cafetería La Verdad y en los cines de este barrio madrileño para compartir películas y entusiasmo. Antonio Martínez Sarrión en su libro de memorias Jazz y días de lluvia le describe así: "El funámbulo, el ilusionista, el Fregoli del grupo era Antonio Drove, personificación y seña del noble y antiguo arte de inventar entretenimiento".
Adoraba el western -llegó a pasearse con una gorra confederada- y sentía veneración por John Ford y Nicholas Ray. En esa época escribió en la revista Nuestro cine y más tarde fue uno de los promotores del lanzamiento de Griffith.
Su primer largometraje, 'Tocata y fuga de Lolita' (1974), es una comedia que funcionó bastante bien. Pero sus dos grandes obras serían adaptaciones literarias. En 1978 filmó 'La verdad sobre el caso Savolta', protagonizada por José Luis López Vázquez y basada en la novela de Eduardo Mendoza, película rodeada de problemas y que, aunque irregular, demuestra la gran capacidad de Drove. Durante aquel difícil rodaje el equipo se declaró en huelga y el director se unió a ellos, lo que supuso que muchos productores españoles dejaran de confiar en él. En 1987 adaptó 'El túnel', de Ernesto Sábato, un proyecto perseguido por muchos realizadores que finalmente cayó en sus manos con el beneplácito del escritor argentino.
Trabajó durante muchos años en TVE, donde llegó a dirigir varios capítulos de la serie Curro Jiménez. A los espectadores cinéfilos les regaló una entrevista memorable con Douglas Sirk, autor que siempre admiró y que fue el germen del libro 'Tiempo de vivir, tiempo de revivir: Conversaciones con Douglas Sirk', referencia tanto por su contenido autobiográfico como por la semblanza del brillante director alemán. Un gran trabajo del que Drove siempre estuvo muy orgulloso. Sin embargo, su relación con la televisión pública siempre fue muy complicada, y, desde el principio, se vio sometido a una marginación terriblemente dolorosa.
Sus últimos años fueron difíciles. Si bien las estrecheces económicas no le impidieron trabajar sin descanso. Su cabeza era un manantial de ideas que siempre dejaba espacio al entusiasmo. Hizo un documental sobre Buñuel, otra de sus referencias cinematográficas, cuyos problemas de financiación resolvió con imaginación y oficio.
Hace un par de años, cuando murió Gilberto Acevedo, director de fotografía brasileño que trabajó con el cineasta francés Robert Guédiguian, su mayor anhelo consistió en concluir un proyecto inacabado de su amigo. Porque Drove, que fue colaborador de EL MUNDO, vivía por y para el cine, siempre ejercitando sus pasiones. Su caso es una de las manchas más ignominiosas de la historia de nuestra industria.
El viernes Antonio Drove murió en París dejando un importante legado intelectual y una filmografía notable. Un hombre que amó al cinematógrafo como pocos. Una dignidad llevada hasta sus últimas consecuencias, que jamás provocó indiferencia.
Scan propio, El Mundo a 26-9-2005.