Y mañana...
FELLINI OCHO Y MEDIO
25 y 26 de Noviembre en los cines SaideOlite
T.O.: "Fellini otto e mezzo" (Francia- Italia, 1963).
Director: Federico Fellini.
Producción: Angelo Rizzoli (Embassy Pictures).
Guión: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Ennio Flaiano, Brunello Rondi.
Fotografía: Gianni Di Venanzo (B/N).
Música: Nino Rota.
Dirección artística: Piero Gherardi.
Interpretes: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo, Rossella Falk, Barbara Steele, Madeleine Lebeau, Caterina Boratto, Edra Gale, Guido Alberti, Mario Conocchia, Bruno Agostini, Cesarino Miceli Picardi, Jean Rougeul, Mario Pisu, Yvonne Casadei, Ian Dallas, Mino Doro, Nadine Sanders, Georgia Simmons, Hedy Vessel.
Duración: 125 min.
Rodada en 1963, esta película supuso el punto de inflexión (y un buen resumen a juzgar por lo que vendría posteriormente) en la filmografía del malogrado realizador italiano Federico Fellini, marcando el tránsito del cine social y realista de sus comienzos -"Los inútiles" (1953), "La strada" (1954), "Almas sin conciencia" (1955), "Las noches de Cabiria" (1957)- a otro de tipo barroco y onírico, de gran opulencia visual -"Giulietta de los espíritus" (1965), "Satiricón" (1968), "El Casanova" (1976)-, obras que fueron alumbradas en el famoso plató número cinco de Cinecittá, del que era dueño y señor.
El título de la cinta alude a que Fellini había hecho hasta ese momento siete películas y media -la media era su episodio para "Bocaccio 70" (1962)-, siendo perceptible en ella un claro trasfondo autobiográfico. Marcello Mastroianni, su "alter ego", incorpora a Guido, un director de cine a punto de iniciar su próxima realización que se halla sumido en un "impasse" de inspiración. Su mujer, su amante, su productor y todos los demás esperan sus decisiones mientras él se halla inmerso en sus dudas creativas, en sus inquietudes y angustias. El resultado es una interesante reflexión sobre el proceso creativo del artista, donde el cineasta se analiza a sí mismo y al entorno que le rodea con su habitual estilo barroco, colorista y fabulador, con una fértil inventiva que da lugar a lo que algunos llaman el "circo felliniano".
Según él, la película la rodó en blanco y negro "por que los sueños nunca son en color" (!) y consiguió con ella su segundo Oscar, galardón que fue precedido por el de "La Strada" (1954) y que iría seguido por el de "Amarcord" (1973). Poco antes de morir recibió otra estatuilla honorífica de la Academia de Hollywood, manifestando después Billy Wilder que "peor que su muerte es que ya no habrá más películas de Fellini."
FEDERICO FELLINI
Extravagante, operístico, fulgurante, barroco, exuberante, decadente, colorista, fabulador, atormentado, circense, deslumbrante, creativo, egocéntrico, grotesco. Los adjetivos son siempre insuficientes a la hora de describir la rica personalidad de este mago del espectáculo cinematográfico.
Fellini (1920-1993) nació y pasó su adolescencia en Rímini, caudal de imágenes y recuerdos juveniles que posteriormente incorporaría a sus películas. Los singulares retratos de personajes que por ellas aparecen son resultado también de sus primeros trabajos como periodista y dibujante de tiras cómicas y caricaturas. En la radio conoció a Giulietta Massina, actriz con la que estaría casado toda su vida; por fuera ambos eran un raro ejemplo de longevidad matrimonial en el medio artístico, aunque por dentro su unión se hallaba corroída por las disputas y las infidelidades de él.
Su fértil inventiva encontró cauce cuando el popular actor Aldo Fabrizi lo introdujo en el cine como guionista. Su "opera prima" fue "Luces de variedades" (1951), en la que se halla el germen de su obra posterior. Tras "El jeque blanco" (1952) y "Los inútiles" (1953) su carrera entró en una continua progresión. "La Strada" (1954), con unos inolvidables Anthony Quinn y Giulietta Massina, le hizo ganar el Oscar a la mejor película extranjera, galardón que, tras "Almas sin conciencia" (1955), regreso al universo brutal y provinciano de "Los inútiles", volvería a conseguir con "Las noches de Cabiria" (1957), cruda, aunque no exenta de ternura, descripción de una prostituta golpeada por la vida.
A lo largo de su carrera, Fellini tuvo la fortuna de colaborar con guionistas de la talla de Ennio Flaiano, Tullio Pinelli, Tonino Guerra o Bernardino Zapponi; con el compositor Nino Rota, autor de melodías inolvidables; o con actores como su propia mujer o Marcello Mastroianni, evidente "alter ego" suyo. Con Mastroianni coincidió por vez primera en la "escandalosa" "La dolce vita" (1960), premiada con la Palma de Oro en Cannes, y a continuación en "Fellini, ocho y medio" (1963), que le supuso un nuevo Oscar.
Dejando atrás la estética neorrealista de sus comienzos, el cine de Fellini se hizo cada vez más barroco y fantasioso, un "circo" de gran opulencia visual alumbrado en el famoso plató número cinco de Cinecittá, del que era dueño y señor. A esta nueva etapa corresponden películas como "Satyricon" (1969), "Roma" (1972), o "Casanova" (1976).
Contando con algunos fracasos en su carrera, sus mejores obras son sin embargo las más intimistas. Es el caso de "Los clowns" (1972), bello homenaje al mundo del circo; "Amarcord" (1973), donde puso sus recuerdos de juventud en la que sería su cuarta película con Oscar; "Ensayo de orquesta" (1978), o la estupenda "Entrevista" (1987), nueva vuelta de tuerca a su género preferido, la "autobiografía inventada", donde al igual que en "Los clowns" o "Roma" él mismo se convertía en la estrella de la función.
Tenía muchísimas ganas de ver esta película.
