Esta se la tenía prometida hace meses a diluvio...
Diplomaniacs

Enlace IMDB:
IMDB
Ficha técnica:
Director: William A. Seiter
Guión: Joseph L. Mankiewicz, Henry Myers
Producción: Merian C. Cooper y Sam Jaffe para RKO Radio Pictures
Música: Max Steiner y Roy Webb
Reparto: Bert Wheeler, Robert Woolsey , Marjorie White, Phyllis Barry, Louis Calhern,
Hugh Herbert , Richard Carle.
Datos técnicos del ripeo:
Size: 801,645,452
Video bitrate: 1624
Video code: XviD 1.1.2 Final
Video dar: 1.360
Duration: 1:00:34
Video size X: 544
Video size Y: 400
Audio bitrate: 128
Audio codec: 0x0055 MPEG-2 Layer 3
Enlace ed2k:
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Ficha técnica:
Director: William A. Seiter
Guión: Joseph L. Mankiewicz, Henry Myers
Producción: Merian C. Cooper y Sam Jaffe para RKO Radio Pictures
Música: Max Steiner y Roy Webb
Reparto: Bert Wheeler, Robert Woolsey , Marjorie White, Phyllis Barry, Louis Calhern,
Hugh Herbert , Richard Carle.
Datos técnicos del ripeo:
Size: 801,645,452
Video bitrate: 1624
Video code: XviD 1.1.2 Final
Video dar: 1.360
Duration: 1:00:34
Video size X: 544
Video size Y: 400
Audio bitrate: 128
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Sinopsis:
Wheeler y Woolsey abren una barbería en una reserva de indios americanos. Los indios acaban contratándoles como embajadores para que les representen en la Conferencia de Paz de Ginebra y aboguen allí por sus derechos. A lo largo de su viaje sufrirán el acoso de un saboteador que trata de acabar con ellos, pero una vez en Ginebra los dos embajadores logran calmar el ambiente prebélico y asegurar la paz mundial.
Capturas:
Wheeler y Woolsey abren una barbería en una reserva de indios americanos. Los indios acaban contratándoles como embajadores para que les representen en la Conferencia de Paz de Ginebra y aboguen allí por sus derechos. A lo largo de su viaje sufrirán el acoso de un saboteador que trata de acabar con ellos, pero una vez en Ginebra los dos embajadores logran calmar el ambiente prebélico y asegurar la paz mundial.
Capturas:





Unas risas antes de la guerra
Durante años, algunos hemos pensado que los hermanos Marx eran una flor exótica, una genialidad extraña que brotó poco más o menos de la nada, pero lo cierto es que son la punta del iceberg de un tipo de humor muy arraigado en el teatro norteamericano, procedente del vaudeville y del burlesque: humor plagado de juegos de palabras llevados al absurdo, equívocos, diálogos imposibles, números musicales disparatdos y situaciones límite. Un humor que llegó al cine a finales de los años veinte, con el sonoro, cuando las productoras se vieron obligadas a buscar talentos en el único sitio donde los actores habían demostrado que sabían hablar: los escenarios. Es la época de auge de genios de actores de comedia que habían labrado su prestigio en las tablas, como Eddie Cantor o W. C. Fields. Pero también de grupos como los Marx, y su humor absurdo. O de parejas como Olsen y Johnson, los autores y protagonistas de Hellzapoppin/Loquilandia, que dirigió H. C Potter y que llevaba al cine en 1941 la obra de teatro del mismo nombre que había triunfado en Broadway tres años antes. O de estos Wheeler y Woolsey, que protagonizaron más de una veintena de películas entre 1929 y 1937. A lo largo de las proximas semanas iré trayendo un ciclo de esta pareja, en total serán ocho, todas ellas en versión original.

Al igual que Sopa de Ganso, que como recordaba Fifole en cine-clásico se estrenó seis meses después, Diplomaniacs es una parodia -en clave pre-code- del mundo de la diplomacia y de la guerra –la diplomacia por otras vías- en el clima prebélico de los años treinta, abordada desde el punto de vista del humor absurdo. Quizá en las similitudes entre ambos films tenga algo que ver el hecho de Joseph L. Mankiewicz fuera el guionista de Diplomaniacs y su hermano mayor Herman fuera el productor de Duck Soup. Pero más allá de dicha coincidencia, como ya queda dicho, se halla el hecho de que tanto los Marx como Wheeler y Woolsey beben de un mismo tipo de humor. Y, sobre todo, ambas películas reflejan el clima de tensión prebélico que se vivía en los años treinta, con el agresivo rearme de Italia y Alemania y los intentos de la Sociedad de Naciones por templar los ánimos a través de numerosas conferencias de paz. Quizá proceda recordar, a este respecto, otra película de esta década con la que está lejanamente emparentada Diplomaniacs: El Congreso se divierte, del alemán Erik Charell (1931), que aborda también en forma paródica, pero menos absurda, el ambiente de las conferencias de paz de los años 30, aunque retrotrayéndose al Congreso de Viena, de 1814.
Resulta llamativa la extraordinaria combinación de talentos que puebla los créditos de esta película. Al genio de la pareja protagonista hay que sumar el talento de Joseph L. Mankiewicz en el guión, el olfato de Merian C. Cooper en la producción, la excelente contribución de Max Steiner y Roy Webb en la banda sonora, o las canciones disparatadas de Harry Akst, un compositor muy en boga en aquel momento, autor de standards de gran éxito en la época, como Dinah o Am I Blue?, y al que se puede ver actuar como pianista de pruebas en la pelcíula La calle 42.
Pues hala: ¡A disfrutaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar!

Al igual que Sopa de Ganso, que como recordaba Fifole en cine-clásico se estrenó seis meses después, Diplomaniacs es una parodia -en clave pre-code- del mundo de la diplomacia y de la guerra –la diplomacia por otras vías- en el clima prebélico de los años treinta, abordada desde el punto de vista del humor absurdo. Quizá en las similitudes entre ambos films tenga algo que ver el hecho de Joseph L. Mankiewicz fuera el guionista de Diplomaniacs y su hermano mayor Herman fuera el productor de Duck Soup. Pero más allá de dicha coincidencia, como ya queda dicho, se halla el hecho de que tanto los Marx como Wheeler y Woolsey beben de un mismo tipo de humor. Y, sobre todo, ambas películas reflejan el clima de tensión prebélico que se vivía en los años treinta, con el agresivo rearme de Italia y Alemania y los intentos de la Sociedad de Naciones por templar los ánimos a través de numerosas conferencias de paz. Quizá proceda recordar, a este respecto, otra película de esta década con la que está lejanamente emparentada Diplomaniacs: El Congreso se divierte, del alemán Erik Charell (1931), que aborda también en forma paródica, pero menos absurda, el ambiente de las conferencias de paz de los años 30, aunque retrotrayéndose al Congreso de Viena, de 1814.
Resulta llamativa la extraordinaria combinación de talentos que puebla los créditos de esta película. Al genio de la pareja protagonista hay que sumar el talento de Joseph L. Mankiewicz en el guión, el olfato de Merian C. Cooper en la producción, la excelente contribución de Max Steiner y Roy Webb en la banda sonora, o las canciones disparatadas de Harry Akst, un compositor muy en boga en aquel momento, autor de standards de gran éxito en la época, como Dinah o Am I Blue?, y al que se puede ver actuar como pianista de pruebas en la pelcíula La calle 42.
Pues hala: ¡A disfrutaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar!