EDWARD DMYTRYK
Grand Forks (Canada, 1908)-Hollywood (EE UU, 1999)
Director norteamericano de origen ucraniano (nacido en Canadá, pero nacionalizado estadounidense). Dmytryk trabajó desde 1923 en la Paramount como chico de los recados y después se convirtió en ayudante en los servicios de montaje. Jefe de montaje, entre 1930 y 1939, Dmytryk comenzó a rodar de modo regular a partir de 1939.

Prolífico director de serie B, logró destacar con un violento melodrama que cuestionaba la educación nazi (Hitler's Children, 1939), una película de dudoso fin propagandístico destinada al "frente interior" (Tender Comrade, 1944) y una adaptación de la novela de Raymond Chandler que impactó en aquella época por la novedad de sus técnicas formales (Historia de un detective, 1944). Pero fue con Venganza (1945), excelente thriller antifascista, firmemente controlado y lleno de novedades, donde Dmytryk comenzó a mostrar la medida de su talento, respaldado por Adrian Scott, quien antes había producido Historia de un Detective. Después de Hasta el final del tiempo (1946), su obra más lograda, Dmytryk dirigió Encrucijada de Odios (1947), que, a pesar de ciertos matices vagamente declamatorios, atacaba vigorosamente al antisemitismo reflejando con gran acierto el entorno de unos excombatientes en vísperas de su vuelta a la vida civil.
Después marchó a Inglaterra, donde Adrian Scott produjo So Well Remembered (1947), película de matiz social y gran sinceridad sobre la lucha que mantiene el director de un periódico en el norte industrial. En 1947, rehusando responder ante el Comité de Actividades Antiamericanas, que investigaba las "actuaciones comunistas" en el cine -lo que le costó varios meses de cárcel- Dmytryk fue incluido en la "lista negra" y se convirtió en uno de los "Diez de Hollywood". En Inglaterra dirigió un melodrama, Obsesión (1949) y Give us This Day (1949), desarrollada en el ambiente de la emigración italiana a los Estados Unidos.

De gran riqueza, y bastante desigual, este intenso testimonio social impacta por su excepcional amargura.
De regreso Estados Unidos, Dmytryk purgó la pena por la que había sido condenado, pero cambiando la firme posición que había adoptado cuatro años antes, acepto en 1951 "cooperar" con el Comité de Actividades Antiamericanas, a quien facilitó los nombres de 26 "comunistas" que trabajaban en el cine, entre los que figuraba su amigo Scott. Este fue el precio que pagó para recuperar la posibilidad de trabajar de nuevo en Hollywood y a partir de entonces dirigió para productores independientes, especialmente para Stanley Kramer: The Sniper (1952) retrato de un asesino trastornado, y Hombres Olvidados (1953) estudio de un caso de claustrofobia provocada por la guerra, dos películas semilogradas, pero más audaces en su modestia que El motín del Caine (1954).
Después de Lanza rota (1954), inteligente western y de Vivir un gran amor (1955) fiel adaptación de

una novela de Graham Greene, el talento de Dmytryk no volvió a manifestarse más que de un modo intermitente, particularmente en El baile de los malditos (1958), evocación a veces magistral de la última guerra en la que se encuentran de nuevo algunas de las preocupaciones del director de Encrucijada de odios; en El hombre de las pistolas de oro (1959), un western adulto, de sutil complejidad; y en Espejismo (1965) película que refleja una angustia de reminiscencias kafkianas.
A veces incisivo, otras pesado, el estilo de Dmytryk osciló, en sus momentos más inspirados, entre un realismo cruel derivado del cine negro y un neo-expresionismo. Parecía expresar las dudas de una personalidad muy ambigua presa de obsesiones fundamentales. El tema de la culpabilidad, real o supuesta, es frecuente en toda su obra, demasiado frecuente como para considerarla fruto de la casualidad.
(Texto extraido del "Diccionario del Cine de Larousse")

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