
Mi idea es ir poniendo poco a poco en este hilo los textos que voy traduciendo para que los cinéfilos amantes de Cassavetes que no tengan acceso a los mismos puedan leerlos y disfrutarlos tanto como lo he hecho yo.
Os dejo el primero. Seguiré el orden del libreto.
¿Qué pasa con Hollywood?
Por John Cassavetes
El siguiente artículo fue originalmente publicado en Film Culture, no.19, 1959.
Hollywood no está fallando. Ha fallado. La desesperación, las críticas, las soluciones absurdas, el recorte general de los salarios y de las plantillas de los estudios, las nuevas mejoras técnicas, la pantalla grande, y las películas de muy bajo presupuesto no han podido detener el declive.
El hecho es que la industria cinematográfica, aunque incuestionablemente tiene como fin ganar dinero como cualquier otra industria, no puede funcionar sin expresiones artísticas individuales. Las películas no pueden ser hechas para complacer únicamente la imagen que el productor tiene del público. Porque, como se ha demostrado, esto no resulta ni económica ni artísticamente rentable.
Por otra parte, el propio público, influenciado y manipulado como está, puede condenar películas como “Twelve Angry Men” o “The Goddess”. Estas películas pueden perder dinero, pero han arrancado aplausos de quienes todavía piensan libremente y por ellos mismos. Estos filmes han ido más allá de las fórmulas y recetas de Hollywood, e influirán profundamente en el futuro del cine americano.
Normalmente el gran público no acepta una nueva idea, una emoción extraña, o un punto de vista diferente si aparece sólo en una o dos películas, del mismo modo que no acepta inmediatamente nuevas ideas en su vida. Sin embargo, las nuevas ideas deben a la larga inducir al cambio.
Esto no quiere decir que las expresiones individuales tengan que ser llamadas solamente "películas ideológicas" o "para pensar". Por supuesto el modelo del musical también debe ser mejorado; el tratamiento de la comedia debería ir en otras direcciones; las películas épicas y los westerns, así como las películas románticas deben de igual manera buscar propuestas más imaginativas e ideas más frescas.
Sin embargo, la probabilidad de una resurección de la industria mediante expresiones individuales es pequeña, porque los hombres de nuevas ideas no harán concesiones a los ejecutivos de Hollywood. Estos artistas se han dado cuenta de que ceder en una idea supone traicionar la misma.
En Hollywood el productor intimida al artista de nuevas ideas con grandes sumas de dinero y con su ego basado en resultados de taquilla y en su experiencia sin valor alguno. El artista medio es, por lo tanto, obligado a ceder. Y el coste de hacer concesiones es la traición de sus creencias básicas. De esta forma el artista es sacado de la película y el hombre de negocios entra en ella.
No obstante, en ninguna otra actividad puede un hombre expresarse tan completamente como en el Arte. Y, en todos los tiempos, el artista ha sido reconocido y pagado por dar su opinión sobre la vida. El artista es una figura irremplazable en nuestra sociedad: un hombre que puede hablar a través de su mente, que puede revelar y educar, que puede estimular o apaciguar, y comunicarse en todos los sentidos con los seres humanos. Tener este privilegio de la comunicación mundial en un mundo tan incapaz de entender, de comprender sus posibilidades, y de aceptar un compromiso, conducirá con toda seguridad al artista y sus películas al olvido.
Sin expresiones creadoras individuales, estamos abandonados en un medio de irrelevantes fantasías que nada pueden añadir salvo una mínima diversión a un mundo ya diversificado. La respuesta no puede dejarse en manos de los que controlan el dinero, porque su deseo de acumular éxitos materiales es probablemente la principal razón por la cual se dedicaron a hacer películas. La respuesta debe venir del propio artista. Él debe ser consciente de que la culpa es suya, de que el Arte y el respeto a su vocación como artista son su responsabilidad. Por lo tanto, debe hacer que el productor se dé cuenta, por cualquier medio a su alcance, que sólo permitiendo la total y libre expresión creativa del artista, el arte y el negocio de las películas podrán sobrevivir.

... Y la búsqueda de la felicidad
Por John Cassavetes
El siguiente extracto apareció originalmente en el número de febrero de 1961 de Films and Filming
Cuando hicimos Shadows no teníamos intención de ofrecerla para su distribución comercial. Era un experimento en todos los sentidos, y nuestro principal objetivo al hacerla era tan solo aprender. Era un intento de la gente por conocer su oficio. En mi caso había trabajado en un montón de películas y no podía adaptarme al medio. Descubrí que no era libre como podía serlo en un escenario o en un programa de televisión en directo. Así que para mí se trataba de averiguar por qué no era libre – ya que a mí no me gustaba especialmente trabajar en películas, y aún así todavía me gustaba el medio. Creo que es un medio maravilloso donde puedes ver a la gente y comunicarte con ella.
Aprendí, por ejemplo, que en una película tienes marcas que seguir, y que el encargado de iluminación siempre te ilumina en una determinada posición. Del actor se espera que se mueva a través del escenario dentro de una zona concreta donde están las luces. Si se sale de la luz sólo un centímetro, entonces se corta la toma y se vuelve a hacer de nuevo. Así que el actor empieza a pensar más en la luz que en la persona con la que se supone que hace el amor o que está discutiendo. Con Shadows intentamos hacer algo totalmente diferente, de manera que no sólo improvisamos con el guión sino también en lo referente a los movimientos. Por lo tanto, el cámara también improvisaba, tenía que seguir al artista y a la luz, de modo que el actor podía moverse cuando y adonde quisiese. Una cosa interesante y extraña que sucedió fue que el cámara mientras seguía a la gente lo hacía de forma suave y elegante por la simple razón de que la gente tiene un ritmo natural. Cuando ensayaba algo con marcas, los actores empezaban a moverse de forma espasmódica y poco natural, da igual cuanto talento tuviesen, y el cámara tenía dificultades al seguirlos.
Ahora no creo que nada relacionado con Shadows fuese documental. Era seguramente una explicación de la forma en que la gente vive, pero mucho más que eso era un examen emocional de su forma de vivir y era más personal que cualquier documental que haya visto porque no procede de la visión del director. Un documental se introduce y examina muy cuidadosamente incluso algo emocional, pero lo examina de forma que es escogido, elegido y remarcado por el director. Porque incluso si se trata de hechos naturales, el director coge y elige lo que quiere.
Yo no cogí y seleccioné lo que quería, las cosas simplemente pasaban. Y fue más natural porque era real. No emanaba de mí y no emanaba de la cámara. Emanaba de la gente que lo estaba creando, porque en la vida has de vivir, y en el entretenimiento de cualquier clase, tienes que crearlo. De lo contrario podrías salir y filmar, digamos, una fiesta. Sería maravilloso, pero al mismo tiempo sería vida más bien que entretenimiento.
La diferencia real entre Shadows y cualquier otra película es que Shadows nace de los personajes mientras que en otras películas los personajes emanan de la historia. No creo que tenga nada que ver con la improvisación, eso es sólo un método. Pienso que la contribución importante que puede hacer Shadows al cine es que el público vaya a las salas a ver gente: ellos sólo sintonizan con la gente y no con la virtuosidad técnica. La mayoría de la gente no sabe lo que es un corte, o una disolvencia, o un fundido, y estoy seguro de que no están interesados en ello. Y lo que en el negocio podría considerarse un plano brillante no les interesa, porque ellos están viendo gente, y creo que llega a ser importante para el artista darse cuenta que lo único importante es un buen actor.
Realmente hay dos versiones de Shadows, una primera y una segunda versión. Esto simplemente quiere decir que cuando terminamos la primera estábamos insatisfechos con ella y volvimos a rodar durante diez días. Lo que pasó es que como director me enamoré de la cámara al minuto de tenerla entre mis manos en la primera versión, y todo lo que hice fue explotar el aspecto técnico, filmar ritmos, usar lentes largas, - filmar a través de árboles y ventanas. Tenía un buen ritmo pero no tenía absolutamente nada que ver con la gente. Mientras que lo que tienes que hacer que tus personajes sean interesantes porque es lo que el público va a ver.
Como actor mi problema era que sabía que quería relacionarme con los otros personajes de una manera suficientemente real. Nunca estaba preocupado de lo que el cámara estaba haciendo, si el director conseguía sus efectos de iluminacion o si la película tenía ritmo. Esto no tenía nada que ver con el guión que leía.
Después de ver la primera versión de Shadows la reexaminé y dije, "Bien, me he descontrolado realmente", y mi productor, Maurice McEndree, and Seymour Cassel se reunieron y dijeron "Mira, John, vamos a tener que volver a filmar algo. Tenemos toda la confianza del mundo en ti... pero eres un amateur". Me doblegué ante eso y empezamos de nuevo, y traté de rodarla desde el punto de vista de un actor. Y creo que tuvimos éxito porque los actores son maravillosos, mientras que antes no podías verlos entre los árboles y los coches.
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Me encanta la relación que tengo con mis actores y que ellos tienen conmigo. Si sintiesen que tienen prisa por hacer algo dirían, "quítate de en medio, John, déjanos solos y lo haremos bien". Me sentaría y esperaría algo con ansiedad, y tendría ganas de gritar cuando hiciesen algo que no estuviese bien... pero no lo haría, y ellos dirían "vale, vale, no lo hicimos bien, probemos de nuevo".
Y en cierta manera ellos fueron estrellas en cuanto dejamos que su entusiasmo floreciese, y porque tuvimos un buen productor, y un cámara que se mantuvo al margen y sólo siguió la acción en lugar de decirles, "voy a iluminar aquí" o "esto va a ser un gran montaje de acción, palabras y voces".
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Me parece que si haces una película con desconocidos tienes la gran ventaja de que nadie está realmente interesado en lo que estás haciendo. El jefe de estudio tan sólo te dice, "bien, adelante, chico, hazlo como quieras". Pero en el momento que consigues gente como Spencer Tracy, y podría decir cualquier otro, el presupuesto sube y todo el mundo está preocupado porque no vayas a hacer un buen trabajo. Así que el pobre director que trabaja en esta clase de películas no tiene nada de libertad. Mientras que si puedo hacer una película con poco dinero puedo hacerla exactamente como quiera. Y estoy contento de que pongan el dinero. Entretanto lo que puede pasar es que se acostumbren a tu forma de trabajar, viendo que no es siempre rechazada, y de vez en cuando pueden conseguirte a alguien que sea un gran actor y además famoso.
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Creo que los viejos directores tenían una cosa que los nuevos deberíamos tomar en consideración, y es que les gustaba la gente. Estaban interesados en la calidad épica del hombre más que en mostrar la pérdida de sus ideales, su poca moralidad y su falta de alma.
Los viejos directores mostraban que todos tenían un alma, incluso los más violentos y malvados. Ellos eran malvados, vale, pero al menos era algo claro. Y creo que la gente que va al cine no quiere decir "Sí, estamos confudidos, no somos nada". Esto destruye toda clase de entretenimiento.
Si realmente observas e incluyes en la estructura de la historia alguna faceta importante de la vida, si dices algo que es una declaración positiva más que una negativa, has confirmado la creencia de alguien. Si afirmas la emoción o las ideas de alguien, no se sienten avergonzados de sentirlas.
Ahora me he propuesto convertirme en director a tiempo completo, porque estoy más interesado en esto que en actuar. Pero no querría dirigir nada en lo que actuase. Por ejemplo, tenemos una película que queremos hacer en México en la que me encantaría actuar y conseguir a alguien más para dirigir. Si tuviese la oportunidad conseguiría a von Sternberg si él quisiera hacerlo. No le he visto hacer nada recientemente, pero es un hombre muy vital todavía y por supuesto un gran director, porque alguien que puede hacer "The Blue Angel" tiene que ser un gran director.
No creo que puedas dirigir y actuar en una película al mismo tiempo. Un director simplemente es un intermediario. El director es alguien que mantiene la paz, y si lo hace bien llega a ser un buen director. Pero no es emotivo. No puede permitirse entrometerse en los conflictos emocionales de la gente que está alrededor de él, mientras que un actor sí que debe ser emotivo. El actor no debe ver las cosas desde el punto de vista del director y del productor; debe sentir lo que quiere hacer a través de su cabeza y su corazón.
Creo que mi bagaje como actor es lo único que me ha ayudado como director. Ayuda por supuesto a ser consciente del problema o de la pereza de un actor, y creo que siendo actor es la única manera en que un director puede realmente conocer la forma de ser de un actor sin tener años de experiencia detrás de sí. Estoy contento de no tener que pasar por esos años de aprendizaje y ser herido por mi temperamento.
Estaba terriblemente preocupado cuando terminé Shadows porque no sabía si realmente podía trabajar con un grupo organizado de profesionales. Sólo pensaba que había pasado un gran momento con todos estos salvajes, locos amateurs. Ahí está porqué quería hacer algo dirigiendo para televisión. Trabajar en un escenario de manera convencional me alarmó y pensé "Bien, quizás no sé nada sobre las funciones técnicas de un director". Pero la televisión fue como agua caída del cielo – es tan fácil. No hay gran cosa que puedas aprender en televisión. Creo que una vez que aprendes virtuosidad técnica el resto es todo imaginación. Hay ciertas cosas básicas, como conocer los objetivos y los ángulos de cámara, que hacen tu trabajo más fácil y técnicamente más depurado. Una vez que aprendes estas cosas el resto depende de tu imaginación. La televisión no tiene una forma básica para decir algo importante. La base de un buen drama es coger algo que puedes completar. Siempre he sostenido que no sé por qué la gente quiere hacer malos guiones, porque estos son difíciles de arreglar, y no se sostienen. Si tomas una idea importante, o incluso una buena idea, y se trata de un buen guión entonces todo se mantiene. Preferiría coger un guión que estuviese terminado y listo para ser filmado, y si no fuese bueno tirarlo y empezar de nuevo desde una premisa más inteligente de forma que todo funcionase; mejor que intentarlo y arreglar cosas en áquel que no tienen ninguna base en la historia, sino que sólo son elementos inventados por Hollywood.
Nunca podría hacer una película de tipo no realista; no puedo trabajar de esa manera, pero admiro a la gente que puede. Creo que Frank Capra es maravilloso, y que muchos de los primeros films de Lubitsch eran geniales. Incluso admiro a Dick Powell y sus historias de detectives; está maravillosamente dotado para esos terrenos, y es bueno que pueda hacer esa clase de película pues así podemos tener un poco de variedad. Sería algo horroroso si sólo se hiciesen filmes realistas. Sin embargo, es la mejor forma en la que puedo trabajar y si no hay mercado lo dejaré, pues es la única clase de película en la que estoy interesado.