(19 Noviembre 1920, New York - 6 Noviembre 1991, Houston)


Nació el 19 de noviembre de 1920, en el barrio neoyorquino de Brooklyn. Su padre era un próspero empresario de seguros y su madre trabajaba como profesora. La infancia de Gene fue muy feliz, con unos padres que le compraban todos sus caprichos y la enviaban a los mejores colegios, estudiando en Connecticut y con posterioridad ampliando su formación académica durante varios años en una academia de Suiza.
Tras regresar a su país y completar sus estudios de instituto, Gene comenzó a actuar en el teatro, impulsada por su padre, que promocionó todo lo que pudo a su hija para que triunfara en la escena de Broadway.
Gene Tierney llamó bastante la atención entre los críticos de la ciudad y entre los amantes del teatro en general, especialmente por su gran belleza. Uno de sus más fervientes admiradores fue el productor Darryl Zanuck, que después de apreciar su talento y hermosura, no dudó en ofrecerle un contrato con los estudios 20th Century Fox. Esto le permitirá trabajar con algunos de los mejores directores de la época.
En cuanto a su vida privada, Gene contrajo matrimonio en 1941 con el diseñador de vestuario Oleg Cassini, quien la vestiría en varias películas. En 1952 se divorciarían después de tener dos hijos. La primera mitad de la década de los 50 continuó siendo tan prolífica y espléndida como todo el decenio anterior.

En 1955, tras actuar en La mano izquierda de Dios, Gene tuvo que ingresar en un centro hospitalario debido a una fuerte depresión, alimentada por sus problemas sentimentales, aparecidos principalmente cuando fue abandonada por el millonario y playboy Aly Khan.
Después de este periodo de zozobra sentimental, Gene Tierney consiguió olvidar a Aly Khan y se casó en 1960 con el magnate del petróleo tejano Howard Lee, que acababa de divorciarse de otra belleza cinematográfica, Hedy Lamarr.
Alcanzada la estabilidad mental, Gene Tierney regresó a la pantalla grande a principios de década, interviniendo en la película Tempestad sobre Washington, dirigida por su buen amigo Otto Preminger.
Gene sólo rodaría dos títulos más antes de abandonar definitivamente la pantalla grande (haría algún que otro trabajo para la televisión): Toys in the Attic (1963) de George Roy Hill y The Pleasure Seekers (1964) de Jean Negulesco.
En 1981 quedaría viuda de Lee y diez años más tarde, la propia Gene Tierney moriría víctima de un enfisema, el 6 de noviembre de 1991 en Houston, Texas. Tenía 70 años.
La Mujer. Ésta puede dar la impresión de ser irreal, por una belleza que oculta con frecuencia un pasado tenebroso. Se desarrollará una lucha a muerte y correrá la sangre para conquistar esta imagen y el mito que representa. Hay que incluir en esta parte de ensueño a tres heroínas del filme negro, oníricas y obsesivas: Laura, Gilda y la dama de Shangai.
De las tres, Laura, la heroína del filme homónimo de Otto Preminger, es sin duda una de las más fascinantes y la más soñada. Quizá porque parece provenir del país de los muertos. "Siempre me acordaré del día que siguió a la muerte de Laura...". Estas palabras, acompañadas por un obsesivo tema musical de David Raksin, puntúan la obertura del filme. (...)
No se puede mencionar Laura sin rendir homenaje a Gene Tierney, una de las actrices más bellas y sensibles de la historia del cine.
(El cine negro americano de François Guerif)
Probablemente, como decía la publicidad cuando se estrenó, nunca existió una mujer como Laura o, mejor dicho, nunca existió una mujer como Gene Tierney. (...)
Y, entre todas, la protagonista de "Que el cielo la Juzgue", de "El Hijo de la Furia" y de "El Diablo dijo No"... Laura es, no podía ser otra, que Gene Tierney, una mujer cuya belleza parecía más imaginada que real, cuyo talento, no siempre valorado justamente, ofreció algunas de las más memorables interpretaciones de la historia del cine. John Ford, John M. Stahl, Ernst Lubitsch, Joseph Leo Mankiewicz, o el propio Otto Preminger, sí que supieron valorar la tensión serena y la proverbial distinción de la inolvidable Señora Muir para gestar algunas de sus obras más características. Entre todas, sin embargo, subsiste la personalidad compleja y fascinante de Laura. (...)
De entre esos hombres emerge Gene Tierney. Toda la angustia y la confianza que residen en la codición humana, toda la generosidad y el afán posesivo que suscita la pasión, toda la incertidumbre y la esperenza que recorren a los personajes (...) nos evocan (...) nuestros propios pensamientos. No volverá a existir una mujer como Laura porque Laura no se irá nunca.
("Laura, de entre los hombres", artículo de Gustavo Villapalos, Nickelodeon, nº 20)
Gene Tierney convenció de que el engaño es amable, benévolo, necesario. Una Laura sobria, misteriosa y poética mantuvo por sí sola la incertidumbre desde un retrato, como un fantasma. Su ausencia provocaba una muerte, su presencia incitaba al crimen. Adorable y precisa, confiada en su poder sobre los hombres, seguía una senda trazada de antemano y cambiaría el destino de un hombre cautivado por su personalidad y por su entorno. "¿Desea el retrato? Sólo le falta presentarse con flores y bombones. Irá a un sanatorio mental. Sería el primer paciente enamorado de un cadáver".(...)
La propia Laura da pautas sobre sí misma: "Mi madre no se opuso a que siguiera una carrera de estudios pero cuidó de hacer de mí una mujercita muy inteligente. Yo me niego a realizar nada que no decida por mí misma" (...)
La productora pretendía a Jennifer Jones o a Hedy Lamarr para el papel de estrella femenina, pero el director se puso firme al seleccionar a Gene Tierney, una antigua modelo publicitaria, que ya había debutado con loas en el cine negro.
("La Fatales ¡Bang, bang!" de Marta Belluscio, Ed. decine, 1996.)
La misteriosa Laura, cuya fascinación se exalta mientras es un fantasma de la imaginación, para hacerse inevitablemente más doméstica en el tránsito al mundo de la realidad, prototipo de una larga serie de heroínas premingerianas construídas sobre el principio de contradicción entre ser y parecer, y destinadas a sobrevivir también más allá de los límites del género noir: mujeres angelicales y dark ladies, mujeres enfermizas y mártires santificadas por la violencia de los otros, como testimonia la misma Gene Tierney en "Whirlpool" o en "Where the sidewalks End".
(Laura por Aldo Viganò, Dirigido por..., nº 268)





