Películas de Jean-Luc Godard
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Películas de Jean-Luc Godard
Le mépris.
Aquí hay un artículo muy interesante que habla sobre las diferencias y similitudes entre Le Mépris (el desprecio) y el libro en que está basada la película:
http://www.salvador.edu.ar/gramma/1/ua1 ... -01-21.htm
Hace un mes vi Le Mépris por primera vez y me gustó bastante. Hasta ahora he visto de Godard... À bout de souffle, Vivre sa vie, Le Mépris, Bande à part. Estas 2 últimas me han parecido las más accesibles para un público que empiece a conocer la obra de Godard.
En Le Mépris la melodía que suena constantemente durante la película es maravillosa.
Es una película inolvidable porque da en el clavo mostrándote esa desagradable sensación de desconfianza que siempre puede existir en una pareja.
Eso es algo intemporal.
Interesante la manera que tiene de mover a la pareja en su casa. Cómo, con Godard, una habitación de una casa deja de convertirse necesariamente en una "unidad entera donde filmar". Cómo cualquier parte de la casa, incluso zonas intermedias, son buenas para que transcurra la película. Aquí las paredes toman protagonismo para separar sentimientos, iluminaciones o para mostrar el estado de una relación o simplemente para separarnos la escena en 2 acciones simultáneas. Esto está muy relacionado con la arquitectura porque la tendencia moderna era precisamente la de romper las habitaciones cerradas, evitar que tuvieran un determinado rango estricto. Lo que cobra importancia es la fluidez entre habitaciones, la relación entre ellas (vemos ahora como las cocinas están integradas al comedor).
Extraordinaria la casa del magnate Palance. Todo eso de utilizar la azotea como si fuera una playa, o el hecho de que la azotea esté totalmente vacía salvo un muro, son ideas totalmente lecorbusianas.
Un par de webs imprescindibles sobre Godard:
http://tapin.free.fr/godard/
http://www.geocities.com/glen_norton/essays.html
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El combate del siglo:
GODARD contra BRESSON
(Extracto de entrevista -está en español- con Robert Bresson aparecida en "Cahiers du Cinéma", nº 178, mayo 1966, a cargo de Jean-Luc Godard y Michel Delahaye.)
GODARD contra BRESSON
(Extracto de entrevista -está en español- con Robert Bresson aparecida en "Cahiers du Cinéma", nº 178, mayo 1966, a cargo de Jean-Luc Godard y Michel Delahaye.)
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gracias por el vinculo, es bueno tenerlo disponible en la net a solo un clickkoki escribió:El combate del siglo:
GODARD contra BRESSON
(Extracto de entrevista -está en español- con Robert Bresson aparecida en "Cahiers du Cinéma", nº 178, mayo 1966, a cargo de Jean-Luc Godard y Michel Delahaye.)
Aunque eso del titulo GODARD contra BREsSON me parece un tanto sensacionalista, porque aunque tienen sus puntos de divergencias, es detnro de admiracion mutua. pero en fin gracias pro el vinculo
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Más sensacionalista es la foto que encabeza este hilo y nadie se ha quejado. ...es broma. Bueno, la idea del título no es mía como habrás comprobado al ver el link que he puesto. Preferí respetarlo...como mínimo no deja indiferente.Aunque eso del titulo GODARD contra BREsSON me parece un tanto sensacionalista,
saludos
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¿Cómo tú?Hace un mes vi Le Mépris por primera vez y me gustó bastante. Hasta ahora he visto de Godard... À bout de souffle, Vivre sa vie, Le Mépris, Bande à part. Estas 2 últimas me han parecido las más accesibles para un público que empiece a conocer la obra de Godard.
XDDDDD
Sin malicia...
Pero es que lo has puesto a guevo.
Yo reconozco que tb soy un iniciado en el video-arte del Jean-Luc.
jejejjeje....
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No sabía muy bien dónde escribir esto, pero ya que está abierto este hilo aprovecho y hago aquí mi pequeña crítica a "Notre Musique", la nueva película de Godard que se ha estrenado en España.
Fui ayer a verla y de verdad que salí completamente decepcionada. Me encanta Godard, sobre todo el Godard reflexivo y filosófico de los últimos años, pero el Godard que aún es capaz de "transmitir" o de establecer un diálogo fructífero con el espectador, de generar una respuesta personal, de remover las conciencias.
El Godard de Notre Musique sólo dialoga consigo mismo en una especie de refrito onanista en que la imagen cinematográfica y la estructura narrativa carecen de valor. Tan importante es la reflexión personal en un artista como la capacidad de comunicación y cuando el artista no logra hacer entender su discurso es como si no dijera nada.
Aquí se salvan 4 frases, 4 reflexiones personales que podían haberse expresado en 2 folios escritos y no en una película. Si tuviera que quedarme con una, me quedaría con una de Juan Goytisolo, que me parece magnífica: "Matar a un hombre para defender una idea, no es defender una idea; es matar a un hombre."
El resto aburre hasta la saciedad. Los pseudofilósofos que aparecen haciendo sus crípticas reflexiones en voz alta son completamente ajenos a la realidad que los rodea. Resultan ridículos diciendo esas frases pedantes para autoendiosarse delante de otros amiguitos tan pedantes como ellos.
Algunos, los menos, se dan cuenta de ello, de que en este mundo los que actúan no suelen tener ni tiempo ni ganas de reflexionar sobre sus actos, y ellos -anquilosados frente a una taza de café, anotando compulsivamente frases en una agenda- hablan sobre actos que cometen otros pero que ellos han sido incapaces de experimentar en sus propias carnes.
Godard ya no está interesado en el cine y hace una no-película. A veces es consciente de ello y lo refleja en una de las pocas escenas que tienen cierto valor: una especie de conferencia que da a un número reducido de alumnos en que pone de manifiesto la incapacidad de la imagen de reflejar determinados aspectos complejos de la realidad, la necesidad de la palabra, de lo no-visual, de lo imaginario...
Le preguntan: -"¿Salvarán el cine las cámaras digitales?"
No hay respuesta (para él).
A mí no me ha gustado nada. Una película nihilista, reducida al absurdo, que sale de una mente encabronada y logra cabrear a quienes la ven.
Vamos, q me tenía que haber metido a ver Alejandro. XDDD
Saluditos.
Fui ayer a verla y de verdad que salí completamente decepcionada. Me encanta Godard, sobre todo el Godard reflexivo y filosófico de los últimos años, pero el Godard que aún es capaz de "transmitir" o de establecer un diálogo fructífero con el espectador, de generar una respuesta personal, de remover las conciencias.
El Godard de Notre Musique sólo dialoga consigo mismo en una especie de refrito onanista en que la imagen cinematográfica y la estructura narrativa carecen de valor. Tan importante es la reflexión personal en un artista como la capacidad de comunicación y cuando el artista no logra hacer entender su discurso es como si no dijera nada.
Aquí se salvan 4 frases, 4 reflexiones personales que podían haberse expresado en 2 folios escritos y no en una película. Si tuviera que quedarme con una, me quedaría con una de Juan Goytisolo, que me parece magnífica: "Matar a un hombre para defender una idea, no es defender una idea; es matar a un hombre."
El resto aburre hasta la saciedad. Los pseudofilósofos que aparecen haciendo sus crípticas reflexiones en voz alta son completamente ajenos a la realidad que los rodea. Resultan ridículos diciendo esas frases pedantes para autoendiosarse delante de otros amiguitos tan pedantes como ellos.
Algunos, los menos, se dan cuenta de ello, de que en este mundo los que actúan no suelen tener ni tiempo ni ganas de reflexionar sobre sus actos, y ellos -anquilosados frente a una taza de café, anotando compulsivamente frases en una agenda- hablan sobre actos que cometen otros pero que ellos han sido incapaces de experimentar en sus propias carnes.
Godard ya no está interesado en el cine y hace una no-película. A veces es consciente de ello y lo refleja en una de las pocas escenas que tienen cierto valor: una especie de conferencia que da a un número reducido de alumnos en que pone de manifiesto la incapacidad de la imagen de reflejar determinados aspectos complejos de la realidad, la necesidad de la palabra, de lo no-visual, de lo imaginario...
Le preguntan: -"¿Salvarán el cine las cámaras digitales?"
No hay respuesta (para él).
A mí no me ha gustado nada. Una película nihilista, reducida al absurdo, que sale de una mente encabronada y logra cabrear a quienes la ven.
Vamos, q me tenía que haber metido a ver Alejandro. XDDD
Saluditos.
Última edición por LauRíSTiCa el Dom 16 Ene, 2005 14:19, editado 1 vez en total.
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Buá, allá por 1985 Godard ya hacía cosas similares.. ¿se acuerdan de "Je vous salue, Marie"? ¿Indagación metafísica? ¿ganas de romper los cataplines? ¿pasatiempo onanista? ¿bostezo filmado?
Te digo que a veces Godard.....
Koki: para empezar con Godard: Vivre sa vie
Tres tomas de Anna Karina y ya está justificada la película
Te digo que a veces Godard.....
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Tres tomas de Anna Karina y ya está justificada la película
Arriba Evo, no te dejes
Arriba los pobres de Bolivia
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pues yo lo último que he visto de Godard, fue su aportación "Dans le Noir du Temps" dentro de "Ten Minutes Older". Si no habeis visto las pelis, son super-recomendables:
viewtopic.php?t=21955&highlight=ten+minutes+older
Pues precisamente el corto de Godard fue el que menos me gustó de los quince... No sé, quizás fue pq no lo entendí. Para mi fue algo como anti-cine. Y quizás el que mas me gustó fue el de Víctor Erice.
saludos!!!
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Pues precisamente el corto de Godard fue el que menos me gustó de los quince... No sé, quizás fue pq no lo entendí. Para mi fue algo como anti-cine. Y quizás el que mas me gustó fue el de Víctor Erice.
saludos!!!
Long have you timidly waded holding a plank by the shore,
Now I will you to be a bold swimmer,
To jump off in the midst of the sea, rise again, nod to me, shout, and laughingly dash with your hair.
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LAURI, TE DEJO MI ARTÍCULO
Laurística también publiqué algo a raíz de la visión de Notre musique, te lo dejo.
CÁMARA INQUIETA
¿Qué es el cine? “El cine es el arte de la mentira”, dirá un personaje de un filme de Godard (1). La cámara convoca en torno a ella un conjunto de cosas, cuerpos, que intentan, torpe o sabiamente, llamar la atención. Una película es un texto y su cuerpo de celuloide es su tejido. No parece, en principio, que se puede llegar más lejos, penetrar el alma de las cosas y las personas. El conflicto del cine es el conflicto entre nuestra piel y nuestra alma, ambas marcan el mismo límite. Se podría escribir un largo ensayo sobre esto, Jean-Luc Godard prefiere filmarlo. Esta es su preocupación principal.
Ya no hay personajes creíbles ni historias que contar. La crisis del cine como arte narrativo es la crisis del mundo. Un mundo empeñado en convencernos de que el cuerpo es más de lo que es y el alma apenas existe. Un mundo colonizado, amenazado, invadido, vigilado. Lo decía, Swedenborg: “El infierno no sólo existe, sino que está aquí” y así se retrata en Notre musique (Nuestra música, 2004). El infierno está lleno de ruido, de metralla, de cuerpos caídos, sufrimiento y sangre. No hay nada que demostrar, ninguna imagen que añadir o filmar, hay una inflación de testimonios visuales que lo muestran y Godard sólo tiene que montar. El purgatorio, que es el mundo que habitamos, exige, sin embargo, una recreación, una puesta escena. Aquí no sólo escenifica, sino que Godard asume delante de la cámara su propio papel. El interrogante ya ha dejado ser, ¿qué es el cine?, cuestión cada día más compleja, para pasar a algo más esencial: ¿qué significa una imagen? Los personajes se pasean con sus libros, recitan ceremoniosamente a diversos poetas y filósofos, casi incapaces de pensar por si mismos, se cruzan en aeropuertos y desaparecen. Son sólo sombras que dan conferencias, conceden entrevistas, comparten sus lecturas o dejan un rastro de ideas. El concepto de personaje hace ya bastante que entró en crisis en el cine de Godard. Al principio de King Lear (El rey Lear, 1987), vemos al escritor Norman Mailer firmando su contrato para la película. En una anónima habitación de hotel el personaje nos cuenta que va a reunirse con su hija (llega) y darle un beso en la frente (la besa). El realizador comenta que rodó esa toma dos veces mientras vemos la segunda toma y que Norman Mailer perdió el interés por el proyecto y lo abandonó. Godard filma y habla de esta renuncia, al fin y al cabo su película, que no es una adaptación de Shakespeare, va a rodarse sin guión. El único filme concebible actualmente sobre el drama shakesperiano consiste en buscar sus raíces, preguntarse si hoy día habría alguien capaz de asumir el papel principal. El tema es la búsqueda o la imposibilidad actual de una película sobre este drama. Los actores vagan perdidos preguntándose quién es su personaje. Lo escuchamos al principio: “Canon lleva anunciando durante año y medio aproximadamente la película de Jean-Luc Godard, “El rey Lear”. Nadie cree que la película llegue a rodarse algún día.”
Rodar, siempre rodar. “Quería hacer una narración. Y todavía quiero hacerla”, escuchamos sobre una imagen en negro en “Nouvelle Vague” (Nueva ola, 1990). No se trata únicamente de una frase de guión, ni de una declaración de intenciones. El personaje querría, efectivamente, contarnos su historia, pero es imposible. Repitámoslo: todas las historias ya han sido contadas de la mejor forma posible. La salvación del cine es destruir las viejas formas y construir otras nuevas. Lo anuncia una sombra en “Nuestra música”, frente a una ciudad devastada como Sarajevo: “la única esperanza es construir…Más que nunca nos enfrentamos a la nada.” Hace ya mucho tiempo que el cine de Godard tomó la forma de film-ensayo, que es una forma poco explotada de construcción cinematográfica. Se intenta recuperar la fe en la imagen enfrentándola a un torrente de ideas. Imagen y texto.
Conceptual que no técnicamente, el cine, liberado de su función narrativa, carece de territorio, respira libertad y se cree capaz de llegar donde quiera. Si se atreve a retratar el infierno, es capaz también de elevarse e imaginar un paraíso. Pero seamos realistas, el paraíso, hoy en día, no se reduce a un paisaje idílico. En Nuestra música”, el paraíso se trata de un territorio cercado, casi amenazado, vigilado por militares. En él reina el silencio. Apenas se susurra, escuchamos un mar laminoso. Un grupo de jóvenes juegan despreocupadamente. Una mujer, al que hemos seguido en el purgatorio, se dirige hacia un hombre. Es el tema eterno del cine de Godard, el difícil encuentro entre los dos sexos. Lo oíamos en Une femme mariée: Suite de fragments d'un film tourné en 1964 (1964), cuando él le dice a ella: “En el amor no se puede llegar muy lejos. Uno besa a alguien, lo acaricia pero al final siempre está fuera, como una casa en la que no se puede entrar”; o también en Je vous salue, Marie (Yo te saludo María, 1985), él le dice a ella: “¿Sabes?, los hombres creen que entran en una mujer.”En “Notre musique”, no hay palabras, ni falta que hace. El gesto, optimista, lo dice todo: en el paraíso godardiano, ellos, hombre y mujer, comparten la misma manzana.
(1) Oído en "Lámour", el episodio del film colectivo "Amore e rabbia".
CÁMARA INQUIETA
¿Qué es el cine? “El cine es el arte de la mentira”, dirá un personaje de un filme de Godard (1). La cámara convoca en torno a ella un conjunto de cosas, cuerpos, que intentan, torpe o sabiamente, llamar la atención. Una película es un texto y su cuerpo de celuloide es su tejido. No parece, en principio, que se puede llegar más lejos, penetrar el alma de las cosas y las personas. El conflicto del cine es el conflicto entre nuestra piel y nuestra alma, ambas marcan el mismo límite. Se podría escribir un largo ensayo sobre esto, Jean-Luc Godard prefiere filmarlo. Esta es su preocupación principal.
Ya no hay personajes creíbles ni historias que contar. La crisis del cine como arte narrativo es la crisis del mundo. Un mundo empeñado en convencernos de que el cuerpo es más de lo que es y el alma apenas existe. Un mundo colonizado, amenazado, invadido, vigilado. Lo decía, Swedenborg: “El infierno no sólo existe, sino que está aquí” y así se retrata en Notre musique (Nuestra música, 2004). El infierno está lleno de ruido, de metralla, de cuerpos caídos, sufrimiento y sangre. No hay nada que demostrar, ninguna imagen que añadir o filmar, hay una inflación de testimonios visuales que lo muestran y Godard sólo tiene que montar. El purgatorio, que es el mundo que habitamos, exige, sin embargo, una recreación, una puesta escena. Aquí no sólo escenifica, sino que Godard asume delante de la cámara su propio papel. El interrogante ya ha dejado ser, ¿qué es el cine?, cuestión cada día más compleja, para pasar a algo más esencial: ¿qué significa una imagen? Los personajes se pasean con sus libros, recitan ceremoniosamente a diversos poetas y filósofos, casi incapaces de pensar por si mismos, se cruzan en aeropuertos y desaparecen. Son sólo sombras que dan conferencias, conceden entrevistas, comparten sus lecturas o dejan un rastro de ideas. El concepto de personaje hace ya bastante que entró en crisis en el cine de Godard. Al principio de King Lear (El rey Lear, 1987), vemos al escritor Norman Mailer firmando su contrato para la película. En una anónima habitación de hotel el personaje nos cuenta que va a reunirse con su hija (llega) y darle un beso en la frente (la besa). El realizador comenta que rodó esa toma dos veces mientras vemos la segunda toma y que Norman Mailer perdió el interés por el proyecto y lo abandonó. Godard filma y habla de esta renuncia, al fin y al cabo su película, que no es una adaptación de Shakespeare, va a rodarse sin guión. El único filme concebible actualmente sobre el drama shakesperiano consiste en buscar sus raíces, preguntarse si hoy día habría alguien capaz de asumir el papel principal. El tema es la búsqueda o la imposibilidad actual de una película sobre este drama. Los actores vagan perdidos preguntándose quién es su personaje. Lo escuchamos al principio: “Canon lleva anunciando durante año y medio aproximadamente la película de Jean-Luc Godard, “El rey Lear”. Nadie cree que la película llegue a rodarse algún día.”
Rodar, siempre rodar. “Quería hacer una narración. Y todavía quiero hacerla”, escuchamos sobre una imagen en negro en “Nouvelle Vague” (Nueva ola, 1990). No se trata únicamente de una frase de guión, ni de una declaración de intenciones. El personaje querría, efectivamente, contarnos su historia, pero es imposible. Repitámoslo: todas las historias ya han sido contadas de la mejor forma posible. La salvación del cine es destruir las viejas formas y construir otras nuevas. Lo anuncia una sombra en “Nuestra música”, frente a una ciudad devastada como Sarajevo: “la única esperanza es construir…Más que nunca nos enfrentamos a la nada.” Hace ya mucho tiempo que el cine de Godard tomó la forma de film-ensayo, que es una forma poco explotada de construcción cinematográfica. Se intenta recuperar la fe en la imagen enfrentándola a un torrente de ideas. Imagen y texto.
Conceptual que no técnicamente, el cine, liberado de su función narrativa, carece de territorio, respira libertad y se cree capaz de llegar donde quiera. Si se atreve a retratar el infierno, es capaz también de elevarse e imaginar un paraíso. Pero seamos realistas, el paraíso, hoy en día, no se reduce a un paisaje idílico. En Nuestra música”, el paraíso se trata de un territorio cercado, casi amenazado, vigilado por militares. En él reina el silencio. Apenas se susurra, escuchamos un mar laminoso. Un grupo de jóvenes juegan despreocupadamente. Una mujer, al que hemos seguido en el purgatorio, se dirige hacia un hombre. Es el tema eterno del cine de Godard, el difícil encuentro entre los dos sexos. Lo oíamos en Une femme mariée: Suite de fragments d'un film tourné en 1964 (1964), cuando él le dice a ella: “En el amor no se puede llegar muy lejos. Uno besa a alguien, lo acaricia pero al final siempre está fuera, como una casa en la que no se puede entrar”; o también en Je vous salue, Marie (Yo te saludo María, 1985), él le dice a ella: “¿Sabes?, los hombres creen que entran en una mujer.”En “Notre musique”, no hay palabras, ni falta que hace. El gesto, optimista, lo dice todo: en el paraíso godardiano, ellos, hombre y mujer, comparten la misma manzana.
(1) Oído en "Lámour", el episodio del film colectivo "Amore e rabbia".
¿Para qué hacerlo sencillo cuando es tan fácil complicarlo?
(Jean-Luc Godard)
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