Y me hizo pensar, que no es poco, sobre varias cosas, entre otras en la manera de mostrar y la toma de posición, si es que existe, en ésta.
Dejo enlace a una crítica interesante y discutible para la mayoría que ha escrito en este hilo:
Mystic river
Crueldad inaceptable
Al ponerme a pergeñar el borrador de esta reseña me tiembla la pluma estilográfica. Hace mucho tiempo que no escribía ninguna crítica de cine y, además, estoy anonadado por la cantidad y la magnitud de elogios que ha recibido la última película de Clint Eastwood estrenada entre nosotros. Yo, qué le vamos a hacer, no comparto semejante entusiasmo. Por muchas nominaciones a los Oscars que le hayan dado a Sean Penn.
Mystic river posee un buen envoltorio. Y una intriga policial bien hilvanada. Los personajes, sin embargo, son unidimensionales, sin auténtica grandeza trágica. Vayamos por partes.
El envoltorio, por supuesto, es atractivo, incluso deslumbrante, en el plano superficial: movimientos de cámara, música, iluminación, montaje paralelo, saltos narrativos... Eastwood, por lo demás, no duda en recurrir a la retórica convencional. Uno de los momentos culminantes de Mystic river es el montaje paralelo con la primera comunión y el descubrimiento del cadáver. Aquí el director, como ocurrirá a lo largo de toda la película, peca de demagogia lacrimógena. El tono es demasiado enfático, reforzado por la interpretación de Sean Penn, un amasijo de tics faciales.
La intriga criminal es, a mi juicio, el aspecto más logrado de Mystic river. A medida que los dos inspectores investigan las pistas, compartimos sus hallazgos y equivocaciones, hasta que al final encajan las piezas del rompecabezas. Con todo, no hay que dar demasiada importancia a esa faceta. Al fin y al cabo, responde a un trabajo de buena artesanía.
Lejos de Antígona y de Macbeth
Los personajes son, sin lugar a dudas, el aspecto menos logrado. Monolíticos y chatos, no se sienten atormentados por ningún dilema. Francamente, no entiendo cómo se puede hablar de tragedia griega, clásica o lo que sea a propósito de Mystic river. En la tragedia griega -el ejemplo, de manual de literatura, es Antígona, de Sófocles-, surgen contradicciones, los personajes se sienten habitados por fuerzas antagónicas (en el caso de Antígona, el amor a sus hermanos y las leyes de la ciudad). Hamlet, para citar otro tipo de tragedia, es presa de dudas constantes. En cambio, el personaje principal de Mystic river, Jimmy Markum (Sean Penn), impulsado por la sed de venganza, actúa de un modo rectilíneo, sin vacilaciones ni matices. Cuando las sospechas de Jimmy recaen sobre Dave Boyle (Tim Robbins), sigue adelante, impertérrito, con su idea fija. Aunque se trate de su amigo de infancia y Dave haya sido víctima de una violación homosexual, Jimmy no flaquea ni una milésima de segundo, no le asalta ninguna duda.
Mystic river se convierte en una apología del asesinato en nombre de la venganza, mostrándose indiferente al sufrimiento de los inocentes. Cuando Annabeth (Laura Linney) se entera de que su marido ha asesinado a Dave, no muestra ni un resquicio de compasión. Al contrario, asistimos a una auténtica exaltación de la crueldad y la violencia. A propósito de esta escena entre los dos, algunos han comparado a Annabeth con Lady Macbeth. Se olvidan de mencionar, sin embargo, que Shakespeare en ningún momento ensalza su comportamiento. Eastwood, en cambio, filma la escena de una manera complaciente y comprensiva. Glorifica a Jimmy Markum, pues quiere dar las dimensiones de héroe trágico a un matón de barrio psicópata, a un monstruo cruel.
El único personaje presa de fuerzas antagónicas es el policía, Sean Devine (Kevin Bacon). Pero sólo superficialmente y, al final, también acaba aceptando el asesinato cometido por Jimmy.
Esa actitud tiene, desde luego, connotaciones sociales y políticas. El crítico norteamericano Jonathan Rosenbaum, en un excelente artículo en el Chicago Reader, escribe lo siguiente: "Lo que más me disgusta de Mystic river es la justificación emocional, que no lógica, de este asesinato (el que comete Jimmy), una justificación que me recuerda la aparentemente orgullosa indiferencia de George W. Bush al destino de los 152 prisioneros ejecutados cuando era gobernador de Texas".
Asimismo, el asesinato que comete Dave va en la misma línea, lleva implícita la suposición de que, como la víctima ha cometido abusos sexuales, merece morir. No puedo evitar traducir el siguiente comentario de Rosenbaum: "Jimmy, a pesar de sus defectos, es presentado como un personaje grandioso. El deseo de venganza -por ilógicas, equivocadas y desastrosas que sean sus premisas- es probablemente la emoción más defendida en las películas americanas actuales y en la política americana actual. Se considera tan noble y honrada que para algunos justifica la pérdida de libertades civiles, así como la pena capital, las guerras santas y los daños colaterales. Aunque mueran las personas equivocadas, al menos sabemos que nuestras intenciones eran buenas". Dejo que el lector prosiga por su cuenta el hilo de estas reflexiones.
Situaciones inverosímiles
El carácter unidimensional de los personajes tiene consecuencias desastrosas: un conjunto de excelentes actores naufragan en las aguas del Mystic river y nos ofrecen una interpretación pobre, forzada, repetitiva. La palma del martirio se la lleva Sean Penn: su derroche de muecas y lágrimas se queda en una versión caricaturesca del auténtico dolor. Después de Sean Penn, la que sale peor parada es Marcia Gay Harden, pésima aquí, excelente en Pollock.
La pobreza de los personajes se debe a que el argumento y las situaciones son simplistas e inverosímiles. Se trata de una concatenación mecánica de crímenes y desgracias, sin alcanzar las dimensiones de una auténtica tragedia.
El comportamiento de Boyle y su mujer es de lo más inverosímil y absurdo. (Dicho sea de paso, el trabajo del psiquiatra Boris Cyrulnik con los traumas de infancia da un rotundo mentís al fatalismo de Mystic river.) Es inverosímil que Celeste crea en la culpabilidad de Dave y que acepte su asesinato sin chistar. También es inverosímil que Dave confiese a Jimmy un crimen que no ha cometido, mientras que en la comisaría ha sabido escabullirse la mar de bien del interrogatorio. Es inverosímil... En fin, vale más que no nos lancemos a enumerar incongruencias, porque no acabaríamos nunca.
La sed de venganza ha dado pie a un sinfín de películas. Me limitaré a dos ejemplos situados en las antípodas de Mystic river. En Los sobornados (The big heat, 1953), Fritz Lang plantea la cuestión de la violencia y su autolimitación. En el enfrentamiento final, Dave Bannion (Glenn Ford), vencedor, renuncia a la venganza y no aprieta el gatillo contra Vince Stone (Lee Marvin). En Bajos fondos (Underworld USA, 1961), de Samuel Fuller, frente a la sed de venganza del protagonista, su novia intenta ayudarlo a dominar la violencia, le señala los peligros de su actitud. En Mystic river se echa en falta un personaje antagonista que exprese una alternativa a la violencia irracional de Jimmy y Dave..
Apología de la violencia y el asesinato, personajes simplistas, argumento inverosímil, mala interpretación, tono ampuloso... No, Mystic river no es, ni mucho menos, una obra maestra. Es representativa, eso sí, de cierta tendencia del cine actual: un envoltorio efectista, con la intención de encandilar al espectador, pero, por dentro, poca calidad y mucha demagogia.