He kerido estrenarme aka compartiendo con lo ke, para mi, es una joya resucitada del cine superclasico: FANTOMAS.
La coleccion original consta de 5 capitulos de aproximadamente una hora de duracion,en tintes de color, de los cuales solo 4 rolan por el fucking burro. La calidad es excelente teniendo en cuenta la edad del material. están ripeadas, eso si, de DVD por SOUTHSiDE, pero se les nota el deterioro de las cintas originales en algunos tramos de los filmes. Eso sin duda le otorga un toke mas autentico y roamntico al material. En fin, ke a mi por lo menos me ha valido la pena. En cuanto a la disponibilidad no es ke sea de lo mas abundante pero los ke las tienen son de conexiones bastante poderosas (no todos). De todas maneras a los interesados les puedo echar una mano compartiendolos en semi exclusiva. De los 4 enlaces dispongo de los 3 primeros completos y el cuarto va por la mitad. Bueno, ya diréis...

He podido encontrar una muy buena sinopsis en español, muy completa y muy amplia kiza(demasiado), pero interesante:
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FANTOMAS I y II
FANTOMAS : A LA SOMBRA DE LA GUILLOTINA (Fantomas: A l'Ombre de la Guillotine)
FANTOMAS : JUVE CONTRA FANTOMAS (Fantomas:Juve Contre Fantomas)
Francia -1913
Dirigida por Louis Feuillade
Con René Navarre, Edmond Bréon , Georges Melchior, Renée Carl
FANTOMAS CONTRA FANTOMAS (Fantomas contre Fantomas)
FANTOMAS EL FALSO MAGISTRADO (Fantomas: le faux magistrat
Francia -1913/1914
Dirigida por Louis Feuillade
Con René Navarre, Edmond Bréon , Georges Melchior, Renée Carl
Fantomas, el primero
En 1913, y retomando la historia de un famoso folletín de principios de siglo escrito por Pierre Souvestre y Marcel Allain, el director artístico de la Casa Gaumont, Monsieur Feuillade, concibió y realizó la famosa serie de cinco filmes en los que el Inasequible Fantomas cobraba vida.
El periodista Louis Feuillade había comenzado en 1905 como guionista para la Gaumont, para pasar a comandar la dirección artística dos años más tarde, a los 33 de edad. Lo haría hasta 1918, llevando a cabo más de 800 filmes.
Fantomas era un personaje de gran popularidad y las películas de Feuillade contribuyeron a acrecentarla. Así como la carismática personificación de René Navarre, quien gracias a este papel se transformaría en una gran estrella del cine mudo francés. Violento pero seductor, sin dejar de desplegar todo su charm, el Maestro del Terror va dejando muertos tras de sí al tiempo que trasmuta su identidad para seguir despistando a su permanente perseguidor, el circunspecto Inspector Juve de la Sureté Francesa. Cada film se construye a partir de una estructura episódica, en la que la historia avanza mediante la narración acumulativa de situaciones de acción menores, las que - generalmente - se agotan una antes que comience la otra. Y todo se desarrolla a partir de la construcción de un mundo que, como señalaba Alain Resnais respecto de Feuillade, "utiliza maravillosamente el fantástico de Meliès y el realismo de Lumière".
La presencia de escenarios naturales para los exteriores se alterna con el uso de decorados en busca de una continuidad de la acción, de una fuerte ilusión de realidad para lo representado. Los raccords espaciales están, en su mayoría, bien cuidados (para la época), sosteniendo esta pretensión referencial. Como un buen policial. Incluso el artificio del teñido de color en las películas (siempre indicando la oposición exterior–interior, o luminosidad–oscuridad), si bien artilugio poco realista, persigue el mismo objetivo: hacer clara y creíble la consecución de la acción narrada a lo largo del tiempo, hacer perceptible el paso del tiempo de un modo verosímil. ¿Cuál es, entonces, el componente fantástico en lo que parece ser un serial policial primitivo pero convencional? ¿Cuál podrá ser el elemento que transformara a Fantomas en objeto de culto de surrealistas como Jean Cocteau y Max Jacob, ambos miembros de la Sociedad de Amigos de Fantomas, fundada nada menos que por Guillaume Apollinaire?
Pues, el propio Fantomas es ese elemento. Figura irreductible a mitad de camino entre la delincuencia y lo sobrenatural, el Fantomas de Feuillade–Navarre burla la mente analítica del Inspector Juve, se le escurre entre las manos. Dueño de la malevolencia romántica de un vampiro, su única motivación conocida parece ser el dinero pero ella no alcanza para interpretar su accionar. El tono con el que está construido el carácter hace saltar la explicación racional que implica el desenvolvimiento típico de la estructura del policial (ir descubriendo, acorralando, paso a paso al criminal, etc ). El Fantomas poseedor de un potente sex-appeal que utiliza a su antojo - como a las mujeres que mediante él atrapa -, es el mismo capaz de generar un fabuloso choque de trenes para deshacerse de un solo enemigo, así como el mismo que se escapa de un arresto gracias a llevar puestos dos brazos falsos. Todas estas situaciones, por supuesto, son resueltas por la magia de Feuillade, quien hecha mano de todos los artificios cinematográficos conocidos hasta el momento con el fin de verosimilizar la historia para hacerla aún más impactante. Buscar realismo para contar un relato de aventuras fantásticas.
En A la sombra de la guillotina (I), Fantomas es descubierto y apresado por la perspicacia de Juve cuando se hacía pasar por un hombre de negocios. Condenado a muerte por el crimen del esposo de una ricachona a la que ya había engatusado, usará a ésta para hallar la forma de escapar; escapar a través de un pasadizo en falso raccord: saliendo de y entrando a plano por el mismo costado. Ahora, Juve contra Fantomas (II) es una verdadera maravilla. Es incontable la cantidad de escenas compuestas en profundidad de campo, con personajes que interactúan por entre los distintos términos de la imagen, en su mayoría desde el fondo hacia el frente. La persecución inicial es un claro ejemplo, además de un llevar un ritmo particular. El uso de miniaturas, los tintes para simular fuego y explosiones, más la composición de cuadro y el manejo del fondo falso hacen de este capítulo todo un logro. Choques de trenes, tiroteos entre barriles de alcohol, la voladura del refugio del villano… Incluso Juve es atacado por una boa. En este segundo episodio, el odio de Fantomas hacia su cazador se desata en toda su furia. Tanto que intentará eliminarlo definitivamente, a él y a su fiel compañero y cronista, el joven Fandor. Y a todo un batallón de policías.
El mundo entero te pertenece
Como con todo buen serial, con Fantomas pasa que una vez que uno se dispuso a recorrer sus primeras andanzas (atravesando esa transgresión a lo actual que supondría el silente), uno ya no puede dejarlo: uno tiene que saber de qué otra cosa es capaz, cómo asesinará, robará y burlará a sus perseguidores esta vez; en qué otra situación y mediante qué nuevos ardides hará confluir el más crudo realismo con lo imposible. Entre fines de 1913 y mediados de 1914, Feuillade y su troupe realizaron estos últimos tres filmes que completan la magnífica saga, mezcla de policial urbano con tics de comedia de costumbres y elementos de un gótico cruel e irónico.
En el “mundo” de Feuillade permanecen sus rasgos principales: el coloreado de la película; la frontalidad y fijeza del plano plus una tendencia a componer el cuadro con un leve escorzo hacia la derecha y con encuadres casi invariables para cada porción de espacio a retratar; la acción fragmentada en episodios aislados que se acumulan con vistas a un desenlace que los cierra a la vez que clausura el todo; la cruza permanente entre decorados y exteriores, entre actuaciones ampulosas teatrales y el uso fílmico de un espacio más indeterminado en busca de mayor verosimilitud. Sin embargo, a todo ello se suman substanciales transformaciones en el tratamiento, se despliegan perspectivas relativas a lo narrado.
Mientras en los dos primeros filmes el duelo entre Fantomas y Juve devoraba en una espiral a todos los demás seres, a partir de Fantomas: la muerte que mata (III) el sistema de personajes comienza a jugar un rol preponderante. Feuillade se preocupará por desarrollar personajes antes laterales, gracias a los cuales ahora se generan, disparan o resuelven aspectos importantes de la acción: la evolución de Fandor es el ejemplo más notable. Y aquí vuelve a presentarse la paradoja, la ambivalencia constitutiva de Fantomas, pero remozada: a medida que más se radicaliza el realismo, desplegado a lo largo de toda una red de circunstancias y caracteres cada vez más complejos y particularizados, a medida que más se verosimiliza su contexto, la presencia de Fantomas no deja de hacerse más fuerte. Porque si su identidad es un misterio, qué mejor que darla a conocer en el “escenario del mundo”, el lugar perfecto para encarnarla y esconderla en el mismo acto.
El pobre pintor Jacques Dollon y su hermana Elizabeth en III, el secuaz Paulet y el hampa contra las barbas postizas de la Sureté en Fantomas contra Fantomas (IV), la permanente ambientación en estratos nobles y altoburgueses, que finalmente encarnan los Marqueses de Tergall de Fantomas: el falso magistrado (V), así como el retrato del burocrático universo judicial y carcelario. No sólo se trata de que el criminal continúe usurpando identidades del mundo; es más bien a la inversa. Ya todos son Fantomas. La propuesta narrativa es consolidar de modo verista un mundo de relaciones que, si bien pretende eliminar las peripecias de índole “irracional” del personaje (de hecho, Fantomas es visto cada vez más como un vulgar ladrón), al mismo tiempo le permite a éste último desaparecer por entre toda la diversidad, dejando vía libre a su accionar: al mostrar, o al menos esbozar los procesos que determinan a sus componentes, el medio social que antes era un trasfondo es ahora un protagonista que disuelve en sí la sombra que ya era Fantomas. Incluso su cazador, el Inspector Juve, asume el juego de las identidades permutables y con él la obligación de ir (casi) por fuera de la ley: haciéndose pasar por muerto, por cómplice, hasta por el mismo Fantomas… de manera impuesta (por una campaña de desprestigio que lo culpabiliza - IV) tanto como por propia iniciativa (plan para detener al verdadero Fantomas - V); tanto frente a sus colegas (V) como frente a los cómplices del criminal, que lo han rescatado/raptado creyendo que era él (IV)…
Por supuesto, el espectador sabe lo que los personajes engañados no; Fantomas pertenece al tiempo en que los relatos cinematográficos aún no acostumbraban esconder información a su público. El efecto no actúa por suspense sino por paulatinas anticipaciones y confirmaciones: sucesión y acumulación. Por ejemplo, el uso excesivo de los textos internos al relato (no los intertítulos, sino cartas, diarios, notas, resoluciones que los personajes manipulan) confirman esta estructura, exponiendo sin mostrar, haciendo avanzar la acción desde dentro pero sin desarrollarla, difiriéndola. De la mano de esta modalidad se dan tácticas fáciles, físicas, típicas del burlesco: Fandor leyendo fuera de un bar una esquela con información vital, mientras dentro del bar los secuaces de Fantomas acceden a ella a través de la ventana que los separa - todo ello en el mismo plano (V); tácticas que agilizan espacio y narración al mismo tiempo. La profundidad de campo - todavía pobre debido a las condiciones técnicas de la época - no aúna, más bien divide: espacial más que temporal, trabaja los términos de la imagen sin llegar a conectarlos como lo logrará un plano-secuencia; insinúa posibilidades expresivas, pero permanece anclada a las necesidades de la acción, a la disposición en el espacio de dos puntos en constante oposición que jamás se tocan (el seguimiento de Fantomas liberado en V), que no tienen chance de compartir un plano de expresión. A este anclaje también se remiten las innovaciones respecto de la movilidad de la cámara. La panorámica obedece a fines meramente espectaculares: marca saltos en la información brindada e introduce una variable inesperada, variable que siempre va de la mano de una visualización o traslación que recorre el espacio y la descubre - ya que el movimiento siempre está anclado a personajes que lo repiten (lo originan) para la cámara. Es así como el travelling ascendente del campanario en V no conquista el espacio para abrir significaciones; acompaña la arriesgada escalada del personaje y prepara la eclosión de la acción siguiente.
Ahora, más allá de estos apuntes menores, casi arqueológicos, Fantomas es más que digno de ser visto. Por un lado, es un ejercicio de (pre)historia. Por el otro, es un placer. A partir de esas limitaciones que hoy muy fácilmente señalamos, Louis Feuillade pudo dar vida a un ser de maldad y ambición incontenibles y hacerlo moverse por las calles de la ciudad, por entre banqueros y duquesas, en lo alto y en lo bajo. Pudo construir una historia donde las identidades firmes se diluyen dejando en su lugar sólo posiciones ambiguas - el Bien y el Mal -, pero instalada a su vez en el seno de un conjunto social en plena modernización, bajo una mirada que se pretendía objetiva y sin mistificaciones. Y todo ello aún puede mantenerlo a uno pendiente capítulo a capítulo. Porque, y aunque se haya perdido parte de la película, ni se imaginan cómo termina El falso magistrado.
RAÚL M. ESCOBAR
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Para todavia mas informacion, en la siguiente web(en ingles):
http://www.fantomas-lives.com/
Bueno peña, a disfrutar.
Un saludo
[Editado el 20/9/2002 por FALCONEN]