Mensaje
por Coursodon » Jue 20 Jul, 2006 19:06
Por supuesto prefiero siempre la versión original. No entré en este hilo en su día y me quedé con las ganas de postear un artículo de Guillermo Cabrera Infante acerca del doblaje, ahora que tengo tiempo lo hago.
Por Quién Doblan las Películas
En el invierno de 1965 vivía en Madrid con Miriam Gómez y mis dos hijas de siete y doce años. Por Navidad estrenaban Mary Poppins, una de las pocas películas que podían ver niños y adultos a la vez. Como gancho para mí, la última tanda era en versión origional. Era la primera vez que ocurría en Madrid. Me apresuré a alistar a mis hijas y a Miriam Gómez, que me dijo: "¿Por qué la prisa?. La película se acaba de estrenar". "Es la versión en inglés con subtítulos", le dije. "Tal vez no tengamos otra oportunidad de ver a Mary Poppins con subtítulos". Fuimos todos a ver a Mary Poppins con falda larga que levita. Dos días después por petición popular desaparecía la versión original para no verse más. Fue sustituida por la versión doblada, como en todas las tandas. Ahora Mary Poppins, suplantada la deliciosa dicción inglesa de Julie Andrews, levitaba en español para la América hispana. Pero no hay voz original que perder entre dibujos animados.
Fue esta intrusión del doblaje en todas las películas visibles en España lo que me consoló deperder Madrid y ganar Londres V.O.
Mi madre no me crió en el cine para ver películas dobladas.
[...] El doblaje para acomodar al español polisilábico los monosilábicos labios en inglés debe hacer maromas, cabriolas y saltos morales. Así el diálogo original no es nunca el verdadero y el esperante espectador español tiene que acomodarse a lo que ofrecen los traductores que desesperan de alcanzar al inglés más allá del yes. Por otra parte las películas americanas (y también las inglesas) están hechas con una técnica minuciosa que desde los primeros años del cine hablado presta una gran atención a la banda sonora. No sólo a lo que se habla sino a todo lo que se oye. Esto incluye al sonido ambiente, a los efectos sonoros y a la música. Casi siempre e doblaje (que debería llamarse mejor doblez), al acomodar las voces, destruye el resto de las bandas sonora y lo que se oye es una reconstrucción hecha con escasos medios técnicos y a la carrera. Ahora, con las películas dobladas para la televisión, esos crímenes que se cometen en el nombre del español (y, ¿por qué no decirlo?, también del catalán) llegan a sustituir toda la música original y he oído oestes ¡con Chaikovski de fondo! Patético.
No es que el doblaje pueda servircomo he dicho a una forma obsoleta de censura, sino que el mismo doblaje es una forma de censura.
Es una muestra de ignorancia o un canard de celuloide decir que el doblaje se inició en Hollywood a fines de los años veinte. Lo que comenzó con el cine hablado fue la doble versión. Es decir, determinada película (Drácula, por ejemplo, con Bela Lugosi hablando su imitado, inimitable inglés y Carlos Villarías hablando español) tenía un reparto americano y al mismo tiempo se filmaba a un reparto español, en la mayoría de los casos sudamericanos en los mismos papeles. Que este es un método de filmación válido y de valor se ve bien claro en una obra maestra, Lola Montes. Max Olphus filmó tres veces el mismo guión pero en diferentes idiomas. Martine Carol, doblada al alemán o al inglés, no hacía sufrir a las versiones simultáneas. La película por otra parte tenía en su reparto privilegiado a actores como Peter Ustinov y Anton Walbrook que eran perfectamente ¡trilingües!.
Las películas no se empezaron a doblar en España bajo Franco o Primo de Rivera sino bajo la República en 1934. En esa fecha se inauguraron los primeros estudios de doblaje en español, propiedead de la poderosa MGM. El cine hablado americano, causa y efecto del doblaje, aparece tarde en España [...]. Fue en 1946, con una preocupante excedencia de producciones, que Hollywood intentó vender el doblaje al por mayor en toda la América hispana [...] Afortunadamente el público, de Buenos Aires a La Habana, rechazó el doblaje y reclamó la vuelta del subtítulo y también del familiar sonido original[...] En 1941 Franco refrendó una ley imponiendo el doblaje como razón de estado[...] Curiosamente esta legislación nacionalista parecía proteger al cine español. No fue así. El cine se vio afectado en España por un aluvión de películas americanas dobladas poco después de la Segunda Guerra Mundial, contra el cual ninguna producción nacional podía competir. El beneficiario por supuesto no fue el idioma sino el bolsillo voras de productores y distribuidores.
Un escritor al que no se puede tachar de ignorante del cine, Jorge Luis Borges (fue siempre al cine y al final ciego oía las películas) dice:"Quienes defienden el doblaje, razonarán (tal vez) que las objeciones que pueden oponérsele pueden oponerse, también, a cualquier otro ejemplo de traducción. Ese argumento desconoce o elude el problema central : el arbitrario injerto de otra voz y otro lenguaje. La voz de Hepburn o Garbo no es contingente:es para el mundo uno de los atributos que las definen. Cabe asimismo recordar que la mímica del inglés no es la del español."[...] Nadie puede decir que ha visto a la Garbo si no la ha oído. Ese duro acento de hielo, esa voz gutural y esa declamación entre desmadejada y desdeñosa (que da todo el sentido a la frase famosa "I want to be alone"), a la vez erotizante y asexual, no pueden ser imitadas.
[...]Ninguna de las verdaderas voces del cine (la de Lee Marvin por ejemplo) puede ser imitada con éxito. Hay además el problema de la escasez de los imitadores.[...] comencé a observar que la voz del actor español que doblaba a Burt Lancaster era muy parecida a la voz que doblaba a John Wayne. Y a James Stewart y a Gregory Peck y a Gary Cooper y así, ad finitum, anónimo. Luego me enteraría de que ¡un sólo actor los doblaba a todos!.
[...] Las películas dobladas no son nunca el equivalente de la literatura traducida. Cuando alguien lee, por ejemplo, los poemas de Cafavis o Pessoa jamás piensa que lee a esos poetas en versión original. Pero muchos espectadores llegan a creer que las voces desencajadas que vienen de detrás de la pantalla pertenecen, por la magia del cine, a las imágenes proyectadas del lado radiante. Al contrario, el equivalente de la traducción son, precisamente, los subtítulos, que dejan la versión original intacta y la versión traducida queda reducida a unos letreritos. En la mayoría de los casos, al no padecer la premura del tiempo dramático y la imposición del espacio oral, los letreros son mucho más fieles al texto original, que es literario pero al mismo tiempo pertenece al dominio histriónico: cada actor es su versión original de los diálogos del guión. Una simple ecuación derrota al doblaje. Es la que se establece entre la abertura de la boca del actor (espacio) y el diálogo (palabras en el tiempo) que no hay forma de eliminar. Einstein y Einsenstein se negaron siempre a ver películas dobladas.
[...] ¿Qué hacer, en el doblaje, con las voces de grandes actores que fueron o son grandes voces? [...] Edward G. Robinson, que alteraba su discurso según fuera el grotesco gángster de El Pequeño César o el pobre profesor de La Mujer del Cuadro o el sosegado sabio de Hasta que el Destino nos Alcance. O su imitador actual Robert De Niro. O Ronald Colman, cuya voz se podía pesar en oro: un actor todo voz. O John Gielgud, reputado como el actor con la voz más bella del cine. O Sir Laurence Olivier, el mejor actor shakesperiano de todos los tiempos[...].
En una reciente entrega de los Oscares se ofreció un montaje de doblajes: francés, italiano, alemán, japonés y por supuesto español. Esta selección suprema tendía a satirizar el doblaje. por alguna razón oscura los doblajes españoles eran los que mayor risa causaban después del indescifrable japonés[...].
Epílogo
Dos grandes del cine, autores ambos, Marcel Pagnol y Preston Strurges, discutieron el doblaje. He aquí su diálogo:
STURGES: ¿Cree que mi público es capaz de leer subtítulos?
PAGNOL: ¿Y por qué no? ¿Es que es tan diferente? Con las películas mudas la gente leía los títulos con placer. Si con ese método elpúblico de un país puede disfrutar lo mejor de otro país y oír a unjoven de la Provenza hablando con su madre en la jerga de Brooklyn o en francés insólito, me parece que el público ¡debe estar dispuesto a aprender a leer!
El artículo es mucho más extenso, hace referencia a las barbaridades de otros doblajes como el francés o el italiano; los casos famosos de censura como Mogambo, La Dama de Shangai, Chantaje en Broadway, Casablanca,etc; ejemplos concretos, graciosos y patéticos de ciertas películas y un largo etc.
El artículo es uno de los capítulos que conforman Cine o Sardina, obra excelente donde Cabrera Infante vierte su amor y profundo conocimiento de este arte maravilloso.
It makes no difference what men think about war, said the Judge. War endures... War was always here. Before man was, War waited...
Blood Meridian - Cormac McCarthy.