Jean Renoir dice de él en su autobiografía:
"Cuando trabajabamos juntos, no necesitábamos largas conversaciones para analizar la situación. Apenas teníamos necesidad de guión para orientarnos. Gabin nació actor como yo nací director. Sin embargo, nos diferenciamos en la estrategia: Gabin es fuerte e impone sus ideas sin esfuerzo. Yo soy lo contrario: multiplico las precauciones oratorias e intento convencer."
“Subí a un escenario a la fuerza. Rodé mis primeras películas sin entusiasmo,
sin ganas. Ahora, mira: estoy enganchado…”
El que así hablaba años antes de la Segunda Guerra Mundial no era otro que Jean Gabin, muerto el 15 de noviembre de 1976 después de haber realizado 95 películas y un cortometraje. Una desaparición que conmocionó al público y dejó un vacío profundo en el cine francés, que veía como los últimos “monstruos sagrados” se iban uno detrás de otro hasta el punto que el término prácticamente desaparecía del vocabulario.
Ningún actor francés inspira tanto el cariño y la nostalgia como Jean Gabin, sobre todo en su Francia natal. En una carrera que comprende 95 películas y un cortometraje durante sesenta años, Gabin es merecedor del título de mejor actor en la historia del cine francés. Las películas en las que aparece son muy variadas: desde grandes obras maestras del cine (La grande illusion de Renoir o Le jour se lève, de Carné), pasando por comedias populares o grandes obras del cine negro francés.
Aunque la calidad de las películas es variable, su actuación está lejos de cualquier crítica. Se ha dicho que Gabin nunca actuaba, sino que era la persona que representaba en cada película, hasta tal punto se identificaba con el personaje. De esa manera, es totalmente creíble en cada uno de sus papeles, representando fielmente el terrorífico realismo del trabajador ferroviario esquizofrénico de La bête humaine o asombrando por la crueldad que muestra en Les grandes familles.
No eligió su carrera por vocación. Entre 1920 y 1923 realizó distintos oficios: cementero, obrero de fundición, mozo de almacén…Fue su padre, actor de cabaret, quien le llevó al Folies-Bergère. En aquellos tiempos su director era Fréjol, viejo amigo de su padre. Este llevó a su retoño y le presentó diciendo: ”Te presento a mi hijito, le gustaría dedicarse al teatro. ¿Puedes ayudarle?. Si consigues de él alguna cosa, tendrá mucho mérito. Yo he renunciado.”
Cogido de improviso, reaccionó mal, pero aceptó ser figurante en una revista cuya reposición iban a realizar. Una vez encajado en la maquinaria del espectáculo, continuó realizando papeles en el espectáculo de variedades, como actor, en operetas…Se hizo famoso por su imitación de Maurice Chevalier, junto con la gran estella Mistinguett. Además, entre 1923 y 1930 realizó distintos papeles en operetas y revistas, ocupando papel de primer actor a partir de 1929.
Gabin empezó su carrera en el cine con una aparición no acreditada en Ohe! Les valises, un cortometraje mudo, en el que aparecía en un número de music-hall. En él, hacía pareja con el payaso Dandy. De la misma manera, aparecen ambos en Les lions. En realidad, son filmaciones de sus representaciones en el teatro, no películas en sí.
En 1930 la llegada del cine sonoro crea la necesidad de nuevos actores “que sepan decir un texto, cantar y bailar”, según sus propias palabras. Y como no tenía ninguna otra verdadera vocación (excepto para el boxeo, afición compartida por muchos de los comediantes de la época) se deja querer. Después de rechazar un papel protagonista en la película de Wilhelm Thiele Les Chemins du Paradis, su primer papel protagonista es en Chacun sa chance, donde aparece con Gaby Basset, su primera esposa, con quien se había casado en 1927.
Después actuó en varías películas que no han dejado huella en la historia del cine (excepción hecha de Les gaités de l’Escadron, que reunió a Gabin con Raimu y Fernandel), hasta La belle marinière, su primer gran papel en la pantalla. Luego vendrían Zouzou, con Josephine Baker, Marie Chapdelain, con Madeleine Renaud, …
En 1935 interpreta a Poncio Pilatos en Gólghota, de Julian Duvivier, película que inicia una larga y prolífica colaboración entre actor y director. Ese mismo año Gabin propone a Duvivier adaptar la novela de Pierre Mac Orlan La bandera, reservándose el papel protagonista.
Durante los años 30 su popularidad fue en aumento, siendo la personificación del héroe trágico romántico. Representando el papel de legionario, de desertor o el de gangster, Gabin estaba impecable, con su toque de trágica humanidad en cada uno sus apariciones, que encantaban al público. Particularmente, en el periodo 1935-39 es cuando interviene en La belle equipe, Les bas fonds,
Pépé le Moko,
La grande Illusion,
Gueule d’amour, Quai des Brumes,…
En dos de ellas tuvo de compañera a la misteriosa Mireille Balin, con quién mantuvo una breve relación sentimental. En otra compartió protagonismo con una joven Michèle Morgan: ”Tu as de beaux yeux, tu sais!”.
La Segunda Guerra Mundial interrumpió su carrera. Movilizado, sirvió en la Marina de su país, aunque se le dio un permiso especial para terminar Remorques, junto a Madeleine Renaud y Michèle Morgan en 1940. Una vez derrotada Francia, fue desmovilizado y dejado en libertad. Se le ofreció actuar para las tropas alemanas, pero lo rechazó.
En 1941 se trasladó a Hollywood, donde intentó reanudar su carrera, haciendo dos películas: Moon Tide y The Impostor, que no tuvieron gran aceptación.
Es en esta época en la que empieza su relación con Marlene Dietrich, con quien estuvo varios años y con la que rodó en 1946 Martin Roumagnac. Su relación se rompió poco después, en 1947.
Desilusionado por el poco éxito que tuvieron las películas que rodó en Hollywood, mal integrado en aquel ambiente, volvió en 1943 a Francia, y se enroló en las Forces françaises libres. Desmovilizado después de la guerra (estuvo en Argel y en la reconquista de Francia), rodó la película con Dietrich, que tampoco alcanzó éxito, y durante unos años pareció que el público le había olvidado. Son los años de Au delà des Grilles (1948) de René Climent y de La Marie du Port (1950), de Marcel Carné. Sería más tarde cuando recuperaría su popularidad.
En los comienzo de los años 50, Gabin reapareció con fuerza. Después de sus papeles en La nuit est mon royaume (1951), Le plaisir (Ophuls, 1951), o Le cas du bébé Donge, consiguió de nuevo el éxito con su papel en Touchez pas au gribi. Fue el nacimiento de un nuevo Gabin, lejos de los papeles de héroe romántico de sus películas de antes de la guerra, siendo ahora el anti-héroe, temido y respetado por todos. Había nacido “el Padrino” del cine francés.
Destacar el reencuentro entre los dos grandes Jean del cine francés: Gabin y Renoir, producido en 1955, cuando rodaron French Can Can. Es la primera película en color de Gabin.
El éxito profesional fue acompañado por la felicidad personal. En 1949 se había casado en Christiane Fournier (“Dominique”), con quien tendría tres hijos y con quien viviría el resto de su vida. Compraron una granja en Normandía, donde fijaría su residencia y de donde sólo saldría para el rodaje de las películas.
En 1955 rueda la película Gas-Oil, de Gilles Grangier, obra que marca una nueva etapa en la carrera de Gabin. Fue su segundo proyecto juntos. Posteriormente, llegaron hasta los doce. Juntos dieron lustre al nombre de Gabin, hasta situarle como centro neurálgico de sus películas. Esto le supuso la tranquilidad financiera, aunque uno prefiere de esa época obras como Voici le temps des assassins (1956), La traversée de Paris (1956) o En Cas de Malheur (1958). Él mismo reconoció: “Estoy satisfecho de una docena larga de películas, no más. ¿El resto? Maneras de ganar el sustento para mí y mi familia”.
De esta forma, cada año había una nueva película de Gabin en cartelera. Los críticos decían de él que hacía su viejo papel una y otra vez, siempre el mismo. Sin embargo, el público no cesaba de aplaudirle. Des esta época son sus interpretaciones como el comisario Maigret en Maigret tend un piège, Maigret et l'affaire Saint-Fiacre y Maigret voit rouge
Como muchas viejas glorias, representantes de otra época, chocó con los representantes de la “Nouvelle Vague”. François Truffaut escribió en 1959 a propósito de Jean Gabin y Gérard Philipe: ”Son artistas muy peligrosos, que deciden el escenario o lo rectifican si les apetece. No dudan en sacrificar el interés de la película a lo que ellos llaman su standing, y a consecuencia de ello son responsables de numerosos fracasos”.
A partir de 1960, la Nouvelle Vague le ignora, y él se deja seducir por el otro espectro del cine francés: Verneuil, Granier-Deferre, La Patellière. Un fin de carrera audaz y sin interés, en opinión de muchos, que veían cómo utilizaban a Gabin como reclamo de sus películas, incluyéndole en papeles forzados o sin interés. Y aunque sea Alain Delon quien le rinda homenaje regularmente (Melodie en sous sol, 1963), es con Jean Paul Belmondo con quien hará Le singe en hiver (1962), lo que le da ocasión de pasar el relevo a este mito del cine francés contemporáneo, en un sobresalto de locura etílica y poética.
En 1963 funda junto a Fernandel la productora “Gafer Films”. Rueda con él L’age ingrat (1964, un fracaso comercial) y con Louis de Funès Le gentleman d’Epson y Le tatoué (ambas de 1968), películas prescindibles totalmente.
La década termina con Le clan des siciliens (1969), cuyo mayor aliciente es que reúne a tres "monstruos" del cine francés: Gabin, Ventura y Delon. Una buena película, ni más ni menos, pero más que destacable entre las mediocridades anteriores.
Los últimos grandes papeles de Gabin fueron sin duda Le Chat (1970, de Pierre Granier-Deferre), con Simone Signoret, que no tuvo el reconocimiento que se merecía; y L’affaire Dominici, (1973). Después, tuvo pequeños papeles en películas de poco lustre, siendo su última película L’année Sainte (1976).
El 15 de noviembre de 1976 fallecía en su granja de Normandía. Fue incinerado y sus cenizas arrojadas a lo largo de la costa de Brest.