Volker Schlöndorff nació el 31 de marzo de 1939 en Wiesbaden. El hijo de un médico parte en 1956 a Francia en un intercambio escolar, que se convertirá en una estadía de diez años. Hace el bachillerato en París y estudia Ciencias Políticas. Comparte el banco de escuela con Bertrand Tavernier y vive su pasión por el cine, mirando tres películas diarias en la cinemateca francesa, en el Palais Chaillot. En el Institut des Hautes Etudes Cinematographiques (IDHEC) conoce al director Louis Malle y trabaja como asistente de dirección de los grandes del cine francés, desde precisamente Malle hasta Alain Resnais, pasando por Jean-Pierre Melville. Mientras que sus colegas autodidactas en Alemania publicaban el “Manifiesto de Oberhausen” y fundaban el cine de autores, Volker Schlöndorff se dedica a aprender su oficio de director. En 1960 realiza el cortometraje “Wen kümmert’s” (¿A quién le importa?), bajo el seudónimo Volker Loki. El corto, que trata sobre el destino de los argelinos en Francfort es prohibido por la Freiwillige Selbstkontrolle der Filmwirtschaft (FSK) - institución dedicada al autocontrol voluntario del cine - por ser considerado anti-francés.
Cine alemán joven
En 1965 vuelve a Alemania y comienza inmediatamente a rodar su primer largometraje: una adaptación de la novela de Robert Musil “Las tribulaciones del joven Törless”, publicada en 1906. En mayo de 1966 se estrena “Törless” en el Festival Internacional de Cannes y anticipa ya todos los motivos, que volverán a reiterarse a lo largo de la carrera de Volker Schlöndorff.
Ya desde joven Schlöndorff se caracteriza por ser el asceta entre los directores y reduce lo estético y estilístico al mínimo posible. “Si de una película a la siguiente varían mucho los elementos estilísticos no se podrá reconocer una línea común”, explica el cineasta. El espectador tiene que poder reconocer el inconfundible “toque Schlöndorff”.
Schlöndorff ve al cine como un medio popular y sueña, al igual que Rainer Werner Fassbinder, con un “Hollywood alemán”. En 1969, funda la productora de cine “Hallelujah-film”, junto con el director Peter Fleischmann. 5 años más tarde, en 1974, se asocia con Reinhard Hauff y Eberhard Junkersdorf, para formar la productora “Bioskop-Film”, que es desde aquel entonces la productora o co-productora de sus películas.
Las películas que Schlöndorff filmó en los años 70 tratan sobre todo de la emancipación femenina, enmarcada por una Alemania triste y gris. El director revela las consecuencias que los mecanismos sociales ejercen sobre el individuo y las pone en escena casi sin comentarios. El mejor ejemplo para este tipo de trabajo es su adaptación del cuento “El honor perdido de Katharina Blum” de Heinrich Böll, realizado en 1975 en colaboración con Margarethe von Trotta, su esposa. La película y el guión quiebran un tabú político: su protagonista, la ingenua Katharina Blum, se convierte en una mujer determinada que, siguiendo su sentido del honor y la justicia, finalmente mata al reportero sensacionalista Tötges. La prensa amarillista y la policía eran presentadas como instituciones manipuladoras y opresoras, por lo cual Schlöndorff terminó siendo acusado por la prensa de simpatizar con los terroristas RAF. A pesar del escándalo, el largo fue el primer gran éxito de taquilla del joven cine alemán y ganó diversos premios.
Obra maestra
Entre 1977 y 1983 el interés de Schlöndorff se centró en el cine político y en las creaciones en grupo. Los tres films políticos que realizó con Alexander Kluge, Rainer Werner Fassbinder, Stefan Aust y Alexander von Eschwege, entre otros, dan prueba de su conciencia social crítica. Estos documentales ficcionados son pequeñas disertaciones sobre el terrorismo en Alemania Federal, los métodos de la policía y los mecanismos para conservar el poder.
“El tambor de hojalata”, estrenada en mayo de 1979, es considerada hasta el día de hoy la obra maestra de Schlöndorff. Su versión cinematográfica de la novela de Günter Grass se convirtió en la película de posguerra más exitosa de Alemania y obtuvo la Palma de oro en el Festival de Cannes y el Oscar a la mejor película extranjera. Aunque, junto con los co-guionistas Jean-Claude Carriere y Frank Seitz, redujo considerablemente el texto literario, Schlöndorff logró contar la historia del pequeño Oskar Matzerath en toda su extensión y con un lenguaje visual impactante y sensual.
En junio de 1997 se publicó un curioso comunicado de prensa en Oklahoma, EE.UU., en el se informaba cual la policía de Oklahma City debió confiscar por orden judicial todas las copias de “El tambor de hojalata”, ya que “según el Derecho del Estado de Oklahoma la película era catalogada de obscena”. Schlöndorff respondió que se alegraba de que finalmente “después de 18 años la justicia había descubierto la obscenidad del film”.
Los años itinerantes
Los años 80 pueden ser definidos para Schlöndorff como años itinerantes. Luego de filmar en Beirut una película anti-bélica “Die Fälschung” (La falsificación), regresa a Francia y se atreve a adaptar una obra sagrada para los franceses: Un amor de Swann (1984), basado en “A la recherche du temps perdu” de Marcel Proust. Pero, a pesar contar con estrellas como Jeremy Irons, Ornella Muti o Alain Delon y reconstruir perfectamente el París de principios del siglo, las carencias del guión son innegables.
A mediados de los 80 Volker Schlöndorff decide auto-exiliarse en Nueva York, donde realiza tres producciones completamente divergentes la una de la otra. Una de ellas, producida para a televisión estadounidense, trascendió fronteras y llegó a ser exhibida en el cine: se trata de la adaptación de la obra de teatro “Muerte de un viajante”, de Arthur Miller, con el brillante Dustin Hoffman en el papel protagónico.
De 1988 a 1992 realizó el documental de televisión, en seis episodios, “Billy, How Did You Do It?”, un entretenido homenaje a su amigo y colega Billy Wilder.
Poesía en celuloide
En 1991 se aventura en lo que probablemente sea su proyecto más personal, “Homo Faber”, basado en la homónima novela de Max Frisch. La película cuenta la historia del racional ingeniero Walter Faber que en una odisea se encuentra con Sabeth y, sin saber que se trata de su propia hija, se enamora de ella. Al igual que en “Muerte de un viajante”, también aquí los personajes se ven obligados a aceptar que desaprovecharon su vida. “Homo Faber” es sin lugar a dudas la película más poética de Volker Schlöndorff y con 1,5 millones de espectadores en Alemania uno de los grande sucesos del director.
En 1992 Schlöndorff se muda a Berlín y firma un contrato por cinco años como gerente de los estudios Babelsberg, que intentará convertir en un centro europeo de producción cinematográfica. Su intenso compromiso en materia de política cultural y los obstáculos burocráticos le impiden durante años volver a dirigir. En verano de 1997 abandona el cargo administrativo y vuelve a trabajar detrás de la cámara. Entre sus películas de esta época se destacan “Palmetto” y “Die Stille nach dem Schuss” (El silencio después del disparo). El primero es un film noir realizado con un presupuesto de 10 millones de dólares en Florida, EE.UU. y con Woody Harrelson y Elisabeth Shue como protagonistas. En “Die Stille nach dem Schuss” Volker Schlöndorff y su guionista Wolfgang Kohlhaase, imparten una lección de historia alemana reciente. La película cuenta la vida de una terrorista alemana disidente, que logra vivir clandestina en la ex-RDA, pero luego de la caída del muro es descubierta y detenida. Schlöndorff no se limita a documentar la historia, que presenta un largometraje rico en matices, que alude inteligentemente a ciertos acontecimientos históricos.
FUENTE: Valeria Risi
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