que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar "
ORÍGENES DE LA PIRATERÍA
Se puede decir que la historia de la piratería transcurre paralela a la historia de la navegación. Allá donde hubo barcos cargados de mercancías surgieron piratas dispuestos a tomarlas por la fuerza. Se conocen incursiones de naves piratas desde los tiempos de la antigua Grecia. Incluso la Roma republicana sufrió el pillaje de estos ladrones del mar. Desde entonces han abordado embarcaciones y todavía hoy asolan los mares cerca de Borneo y Sumatra. Sin embargo, las mejores páginas de su larga historia se escribieron en los siglos XVI y XVII, La Edad de Oro de la piratería.
El capítulo más característico de la historia de la piratería corresponde al desarrollado en el Caribe en ese periodo, episodio estrechamente relacionado con la historia de la presencia española en América.
El origen de la piratería en el Caribe hay que buscarlo en una famosa bula del Papa Alejandro VI, el año 1493, por la que se concedía a España y Portugal el derecho de posesión de las tierras que se iban descubriendo, tras la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Las posesiones españolas se situaban tras una línea trazada, 100 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde; los territorios situados al este de la citada línea serían de dominio portugués. Francisco I de Francia protestó airadamente contra la partición hecha por la Santa Sede: "Quisiera ver -le contestó al Papa- el testamento de Adán, por el que se me excluye a mí de esa parte del mundo". Inglaterra, todavía sin Marina, no podía intervenir en el litigio, pero años más tarde diría Drake: "Ninguna paz al otro lado de la línea". Francia e Inglaterra quedaban, pues, al margen de las riquezas de América; y España, con una política equivocada, agravó más la situación cerrando el comercio del Nuevo Mundo a los extranjeros. Todo barco extranjero navegando por aquellas aguas sería considerado a partir de entonces pirata.
La primera nación en reaccionar fue Francia. Como Francisco I carecía de Marina, estimuló a los armadores particulares y hacia 1537 el Caribe estaba infestado de piratas franceses. Posteriormente, Inglaterra comenzó también a fijar su atención en América y, soñando en el botín, aparecen los primeros piratas ingleses en el Caribe, bajo la protección de la reina Elizabeth. La mayoría eran nobles, y si no lo eran, la reina les daba entrada en la nobleza. En cierta ocasión, el embajador de España pidió a la reina de Inglaterra la ejecución de Drake, por pirata, después de que éste asaltara diversas plazas. En respuesta la reina Elizabeth esperó en el Támesis al marino... para armarle allí mismo caballero.
PIRATAS EN LA GRAN PANTALLA
El poema de Espronceda resume admirablemente el espíritu de estas películas. El cine de piratas es el reino de la aventura, la pasión de los instintos naturales, los espacios abiertos y, por encima de todo, la libertad.
Hay títulos señeros que vienen a la memoria del aficionado. "El capitán Blood" 1935 de Michael Curtiz, con Errol Flynn , Olivia de Havilland y Basi Rathbone es todo un clásico, y aún se recuerda el duelo final en la playa entre Flynn y Rathbone.
"El Cisne Negro" 1942 de Henry King, con Tyrone Power, Maureen O´Hara y George Sanders (en la acción aparece un pirata célebre: Morgan) captura a la perfección la esencia del género. El pirata es un rebelde de buen corazón que se enfrenta con la ley y el orden, pero en último término sabe elegir el camino correcto. Tyrone Power y Errol Flynn fueron las encarnaciones perfectas del personaje, como Douglas Fairbanks lo había sido en la época del cine mudo.
El mundo del mar y sus contrabandistas fueron el tema de "Moonfleet" 1955 obra maestra absoluta de Fritz Lang, protagonizada por Stewart Granger, una obra lírica sobre la amistad, los amores perdidos y el pasado tenebroso que amenaza las esperanzas del futuro.
Cecil B. De Mille logró en 1942 otro título emblemático: "Piratas del mar Caribe", con Ray Milland, John Wayne y Paulette Goddard. La película resume y compendia casi todos los temas del género de aventuras en el mar, está rodada en un esplendoroso color y termina con la batalla subacuática de los protagonistas con un pulpo gigante, otro momento imperecedero del séptimo arte.
Los piratas conocieron "The Spanish main" 1945 de Frank Borzage de tono ligeramente anti español, presentaron al mítico Capitán Kidd, filmado en 1945 por Rowland V. Lee con Charles Laughton, y al pirata Barbanegra (Raoul Walsh 1953) o a los Gavilanes del estrecho, con Rock Hudson, de nuevo Walsh detrás de la cámara. Tuvieron a una dinámica mujer como protagonista en la romántica "LA mujer pirata" 1951 de Jacques Tourneur, con Jean Peters y se enzarzaron en mil piruetas en "El temible burlón" 1953 de Robert Siodmak, con Burt Lancaster, película que combina con acierto el humor con la acción aunque el primero termine por dominar a la segunda.
Literariamente, Robert Stevenson legó "La isla del tesoro", una de las mejores novelas que se han escrito, llevada al cine en multitud de ocasiones entre ellas las versiones de 1934, dirigida por Victor Fleming, con Wallace Beery y la de 1989, de Fraser Heston, con Charlton Heston en el papel de Long John Silver, tal vez el pirata más famoso de la literatura.
¡yo-ho-ho, y la botella de ron!
El diablo y el ron hicieron el resto,
¡yo-ho-ho, y la botella de ron!"
Hubo género de piratas en el cine italiano (los corsarios rojo, negro y escarlata, a destacar "Los tres corsarios" 1952 de Mario Soldati o "La venganza del Corsario" 1960 de Primo Zeglio) y en el cine español ("El hijo del capitán Blood", 1962 de Tullio Demichelli, con Sean Flynn, hijo de Errol, "La rebelión de los bucaneros" 1971 de José Luis Merino), películas de alto presupuesto ("El corsario escarlata" 1976 de James Goldstone y series B llenas de encanto nostálgico ("El pirata de los siete mares" 1953 de Sydney Salkow), incluso preciosas adaptaciones musicales como "El pirata" 1948 de Vincent Minnelli, con Judy Garland y Gene Kelly, o comedias divertidas como "La pricesa y el pirata" 1945 de David Butler, con Bob Hope y la bellísima Virginia Mayo.
La decadencia del cine de género se llevó por delante las películas de piratas, aunque antes hubiera aportaciones dramáticas del calibre de "Viento en las velas" 1965 de Alexander McKendrick, donde los piratas capitaneados por Anthony Quinn son víctimas de la crueldad de los niños.
Los intentos del cine moderno para revitalizar el género: "Piratas" (1985) de Roman Polanski o "La isla de las cabezas cortadas" de Renny Herlin, resultaron un fracaso hasta la llegada de "Piratas del Caribe", película que ha vuelto a poner de moda espadachines, intrigas pasionales, duelos a espada, abordajes y ansia de libertad.