la señal de su muerte y de su libertad.
El destino de Ramón Vázquez se ha cumplido.
Filmografía de Don Luis
en DXC
FICHA TÉCNICA Y ARTÍSTICA
Dirección: Don Luis Buñuel
Producción: Filmex, Films Borderie Groupe des Quatre, Cité Films, Cormorán Films, Indus Films, Terra Films.
Productores: Gregorio Walerstein y Raymond Borderie.
Productor Asociado: Oscar Dancigers.
Productor Ejecutivo: Vicente Fernández.
Guión: Luis Buñuel, Luis Alcoriza, Louis Sapin, Charles Doral, Henri Castillou y José Luis González de León.
Argumento: La novela de Henri Castillou.
Fotografía: Gabriel Figueroa.
Operador: Ignacio Romero
Decorados: Jorge Fernández y Pablo Galván.
Música: Paul Misrak.
Montaje: Rafael Caballos (versión mexicana), James Cuene (versión francesa).
Ayudante de Dirección: Ignacio Villarreal.
Jefe de Producción: Manuel Rodríguez.
Sonido: Rodolfo Benitez y Roberto Camacho (versión mexicana), William Robert Sivel (versión francesa).
Efectos Especiales: Armando Stahl
Vestuario: Ana Maria Jones y Armando Valdes Peza.
Maquillaje: Armando Meyer
Género: Drama / Suspense
Nacionalidad: México / Francia
Formato: 35 mm 1'33:1
Color: B&N
Duración: 97 minutos. (Versión Francesa)
REPARTO
Gérard Philipe .... Ramón Vázquez
María Félix .... Inés Rojas
Jean Servais .... Alejandro Gual
Miguel Ángel Ferriz .... Gov. Mariano Vargas
Raúl Dantés .... Lt. García
Domingo Soler .... Prof. Juan Cárdenas
Víctor Junco .... Indarte
Luis Aceves Castañeda .... López, Gual's aide
Armando Acosta .... Manuel
Edmundo Barbero .... Le procureur
Augusto Benedico .... Sáenz
Antonio Bravo .... Le juge
Roberto Cañedo .... Col. Olivares
Enrique Lucero .... Vila
Alberto Pedret .... Valle
Pilar Pellicer .... Cárdenas' daughter
David Reynoso .... Capt. Real
Andrés Soler .... Carlos Barreiro
DVD
Distribuidor: Manga Films
Discos: 1
Capa: DVD5
Región: 2
Video: Pal
Bit Rates:
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Relación de Aspecto: 1.33:1
Anamórifco: NO, 4:3
Idiomas Audio: Dolby Digital Mono: Español, Francés (V.O.)
Subtítulos: Español
Otros: Menús interactivos, Acceso directo a escenas, Ficha artística, Ficha técnica, Filmografías selectas, Película en blanco y negro, También en DVD.
Bit Rate Medio: 5'11 Mb.
DVDGO
SINOPSIS
Cuando el gobernador de la prisión situada en un país dictatorial e imaginario de la América Latina es asesinado, su secretario, Ramón Vázquez, asume el rol de gobernador en funciones a la espera de que llegue el nuevo mandatario. Vázquez, un idealista, aprovecha esta oportunidad para intentar mejorar las condiciones de vida de los prisioneros y empezar una relación con la viuda del antiguo gobernador, Inés. Filme tan denostado por uno como admirado por otros.
Luis Buñuel:
Nuestro último suspiro.
Las trompetas del apocalipsis suenan a nuestras puertas desde hace unos años, y nosotros nos tapamos los oídos (...) No vacilo al situar a la información entre los funestos jinetes. El último guión sobre el que he trabajado, pero que nunca podré realizar, descansaba sobre una triple complicidad: ciencia, terrorismo, información. Esta última, presentada de ordinario como una conquista, como un benficio, a veces incluso como un "derecho", quizá sea en realidad el más pernicioso de nuestros jinetes, pues sigue de cerca a los tres y sólo se alimenta de sus ruinas. Si cayera abatido por una flecha, se produciría muy pronto un descanso en el ataque a que nos hallamos sometidos. (...)
Solo y viejo, no puedo imaginar sino la catástrofe o el caos. Una u otro me parecen inevitables. Sé muy bien que, para los viejos, el sol era más cálido en la época lejana de su juventud. Sé también que hacia el final de cada milenio es costumbre anunciar el fin. Me parece, no obstante, que el siglo entero conduce a la desgracia. El mal ha ganado la vieja y tremenda lucha. Las fuerzas de destrucción y dislocación han vencido. El espíritu del hombre no ha realizado ningún progreso hacia la claridad. Quizás, incluso, ha retrocedido. Nos rodean la debilidad, el terror y la morbosidad. ¿De dónde surgirán los tesoros de bondad e inteligencia que podrían salvarnos algún día? Incluso el azar me parece importante. (...)
Hasta los setenta y cinco años no he detestado la vejez. Incluso encontraba en ella una cierta satisfacción, una calma nueva y apreciaba como una liberación la desaparición del deseo sexual y de todos los demás deseos. No ambiciono nada, ni una casa a orillas del mar, ni un Rolls Royce, ni, sobre todo, objetos de arte. Me digo, renegando de los gritos de mi juventud: ¡Abajo el amor desenfrenado! ¡Viva la Amistad! (...)
Así es como quisiera morir, sabiendo que, esta vez, no volveré. Cuando, desde hace algunos años, me preguntan por qué viajo cada vez menos, por qué no voy a Europa sino muy raramente, respondo: "Por miedo a la muerte." Me responden que hay tantas probabilidades de morir aquí como allí, y yo digo: "No es el miedo a la muerte en general. Usted no me comprende. En realidad, me da igual morir. Pero que no sea durante un traslado." Para mí, la muerte atroz es la que sobreviene en una habitación de hotel, en medio de maletas abiertas y de papeles desordenados.
Igualmente atroz, y quizá peor, me parece la muerte largo tiempo diferida por las técnicas médicas, esa muerte que no acaba. En nombre del juramente de Hipócrates, que coloca por encima de todo el respeto a la vida humana, los médicos han creado la más refinada de las torturas modernas: la supervivencia. Eso me parece criminal (...) Que se nos deje morir, llegado el momento, e, incluso, que se nos de un empujoncito para partir más aprisa.
Dentro de muy poco tiempo, estoy convencido de ello, lo espero, una ley autorizará la eutanasia bajo ciertas condiciones. El respeto a la vida humana no tiene sentido cuando conduce a un largo suplicio para el que se va y para los que se quedan.
Al aproximarse mi último suspiro, imagino con frecuencia una última broma. Hago llamar a aquellos de mis viejos amigos que son ateos convencidos como yo. Entristecidos, se colocan alrededor de mi lecho. Llega entonces un sacerdote al que yo he mandado llamar. Con gran escándalo de mis amigos, me confieso, pido la absolución de todos mis pecados y recibo la Extremaunción. Después de lo cual, me vulevo de lado y muero.
Pero, ¿se tendrán fuerzas para bromear en ese momento? Una cosa lamento: no saber qué va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de un folletín (...) Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y llería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba.
Mi Último Suspiro, Plaza y Janés, 2002.
LA FIÈVRE MONTE À EL PAO -- Luis Buñuel -- 1959 -- DVDRip
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Audio Español La Fievre monte a El Pao.mp3
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El video no es un desastre pero hay defectos de celuloide y cambios de luz que creo deben arrastrarse ya desde el rodaje, del tipo de película y sus condiciones.*
CAPTURAS
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por Max Aub
El despropósito, la enormidad, el desvarío, el delirio, (ni la locura ni el devaneo), la burrada no la necedad; la impertinencia mas no la extravagancia. Le encanta la insentatez, la incoherencia, la desconformidad, la ficción, el sueño, el esperpento, las apariciones; a veces, la patochada, el absurdo, la contradicción si es oposición, el contrasentido, las paradojas, el disparate, el desbarro. Delirar, no llevar pies ni cabeza; pero nunca hablar a tontas y a locas. Lo irracional, ante todo, por lo racional. Cierta brutalidad por lo que tiene de bestialidad. Lo irrazonable, lo disparatado ( que no son lo mismo: lo disparatado puede ser razonable ). Lo inconveniente para lo que se tiene burguesamente por ello. De allí su gusto por lo inmoral desde el ángulo de la buena educación y por la pornografía, así se llame erotismo por lo fino.
Prefiere lo nombres a los verbos: ni disparar, ni desbarrar, ni desvariar, ni soñar ni delirar, sino lo sustantivo de los sustantivos: los disparates, los sueños, embutidos en la realidad más vulgar y cotidiana.
Apaga y vámonos antes de pasar al humor, la ironía, al donaire, la broma, la burla, la sátira, el sarcasmo, lo cáustico, lo mordaz, la muerte de las ilusiones. Hágase la irreverencia, la desobediencia, la rebeldía, el descaro, el desdén, el menosprecio —sin llegar a la ofensa— la profanación, la blasfemia, la irreverencia; todo sin hacer disonancia: desprecio, ofensa, profanación y blasfemia. Entre dos aguas; haciéndose el inocente, para poder defenderse en caso necesario.
Ni crédulo ni incrédulo, ni religioso ni irreligioso, ni comunista ni burgués (ni mucho menos anticomunista), ni anarquista ni totalmente en contra, ni creyente ni increyente (en la magia, por ejemplo). Escéptico sin serlo, ni ateo del todo, tal vez —no lo creo— descreído, materialista hasta cierto punto, fiel e infiel, hereje sin saber de qué, anticlerical con lagunas, irreverente, libertino, sólo en principio impío; sacrílego sólo en las formas, descatolizado hasta el punto en que puede serlo un español, que no es demasiado. Hipócrita en el buen sentido de la palabra, que lo tiene. Atrevido sin querer. Amigo del desacato a las autoridades siempre que no entrañe peligro para él. Adelantado. Bien educado. Egoísta y espléndido. Amigo de ayudar. Difícil de enfurecer, pero no enemigo de dejarse llevar por su temperamento. Amigo de los excesos, lo infrecuente; monstruo normal; nada rencoroso; cascarrabias a veces; algo quisquilloso; malicioso; amigo de retruécanos, anfibologías y ambigüedades; no le importaban los contrasentidos ni la malicia ni la corrupción —teniendo muy en menos los vicios—. No le importan las mentiras si no provienen o buscan enredos, jamás toma el rábano por las hojas, ignora los malos pensamientos porque los descubre fácilmente. Ni fresco, ni amoroso, ni suave. Terco, pertinaz, duro, casado con sus opiniones, porfiado, cabezudo, tieso que tieso pero no duro de mollera, casi irreductible, sordo, impertinente, testarudo, obcecado, pero no fanático; constante, sectario, defensor de sus amigos; empecinado pero sin manías, cumple lo que promete y sabe lo que es hacerse responsable a pesar de su afición a lo irracional. Puntual sin falta, se sale de sí si los demás no lo son.
Amigo de papar moscas, mirar las musarañas, el frío, andar, matar el tiempo, la ociosidad y el buen vino, los aperitivos dulces, las cremas, la repostería, y si de comer se habla todavía no conozco plato —si bien aderezado— al que no le entre como valiente; no tiene, en la mesa, preferencias: lo popular y lo muy preparado en cocina de altos gorros y pinches le tientan por igual. Come —comía ¡ay!— como un tudesco, un gabacho, un aragonés. Dicen: «Después de Dios, la olla»; para él tanto montan, a sus horas. Fue hombre de convites, gastrónomo de taberna y tragaldabas de restaurantes de los más nombrados. Polífago.
Parcial, con preferidos, predilectos, favoritos, debilidades por quienes tal vez no las merecían (¿quién no?), prejuicios (pero capaz fácilmente de echarlos por la borda), obstinado, intolerante, con ciertas obsesiones, de buenas costumbres, sin importarle el que dirán, parece más caviloso, por los años, de lo que es y está.
Inteligente, crítico arbitrario y por lo tanto excelente. Amigo de sus amigos, cuanto más viejos mejor, por su amor a la vida.
Respetuoso del azar. Amante de lo ilógico. Cara de verdugo; de andar ya recargado por sus años, poco dado a demostrar sus efectos, por ahí va al Supermercado, Luis Buñuel a comprar sardinas frescas, si las hay; Noilly-Prat, si se encuentra una botella. Incapaz de viajar con un paquete, feliz de que un amigo le traiga uno de Gitanes. Contradicción hecho arte.
Copia extraída de
Instituto Virtual Cervantes
Hasta otra.