Debate 4: Senderos de Gloria

Charlas y comentarios sobre cine. Películas, directores, actores... en definitiva cualquier charla "Ontopic".
anagnostes
Mensajes: 122
Registrado: Dom 18 Ago, 2002 02:00

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por anagnostes » Lun 14 Jul, 2003 01:03

Se abre el 4rto debate.
Esperamos vuestros comentarios sobre la pelicula.
Aqui teneis la informacion sobre la pelicula y los proximos debates.
Elinks de la 4rta pelicula a debatir + elinks de la 5 y 6

Saludos.

misinasa
Mensajes: 246
Registrado: Dom 22 Jun, 2003 02:00
Ubicación: VALENCIA

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por misinasa » Lun 14 Jul, 2003 09:33

Anagnotes, me parece muy sabia tu decisión de no asignarte más de una estrella, siendo moderador, y animar un debate sobre "Paths of glory", pues es uno de los temas fundamentales: la inmoralidad, la masacre masiva, que puede ocultar una estrella añadida. Prometo participar. Salu2.
¿Para qué hacerlo sencillo cuando es tan fácil complicarlo?

(Jean-Luc Godard)

Avatar de Usuario
zorpiento
Mensajes: 805
Registrado: Jue 01 May, 2003 02:00

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por zorpiento » Mié 16 Jul, 2003 17:20

Ayer vi por primera vez, "Senderos de Gloria", y me hizo pasar un
buen rato, no soy un entusiasma del cine belico (e excepcion de
"Apocalipsis Now" y "La delgada linea roja") aunque tampoco me
disgustan.

Creo que se trata de una peli bélica que no es de guerra, si no
mas bien de una critica social, de las apariencias, envidias,
prepotencias y demás ..encias que estan tan presentes en todas
partes, y que en un ambiente como el ejercito donde existe un
descompesado balance de poder, salen con mas facilidad todas estas
vilezas humanas.

Me gusto mucho como Kubrik, trata el combate como algo
secundario, dando mas valor, al pensamiento de los acojonados
soldados (y como para no estarlo), muy buena la conversacion del
dia antes del asalto a la colina, del profesor con su compañero,
todo rallado pensando en que es mejor, si un tiro o un
bayonetazo...

Una cosa que no se si entendí muy bien, fue cuando estan todos en
la cantina y empieza a cantar, la prisionera alemana, y de repente
cambia la actitud de todos los desmadrados soldados, y se ponen a
tararear tb la cancion, yo no se, muy bien que quiere decir,... la
musica amansa a la fieras??... mira que cara de sufrimiento tiene
la chica, no te desfases???

En definitiva me alegra mucho haberla visto, gracias Cine Club, y
espero ansioso algun comentario más, que os habeis vuelto un poco
timidos. ;)

Saludos!!!!
Imagen y ZoRpIeNtO dijo: "zorpientitos dorados del bosque" Imagen

Avatar de Usuario
beniamino
Mensajes: 591
Registrado: Lun 10 Feb, 2003 01:00
Ubicación: Santa Cruz

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por beniamino » Jue 17 Jul, 2003 00:39

En el debate de "2001 una odisea del espacio" me dió por afirmar que la película no era de ciencia ficción en el sentido estricto así que para no variar abundaré en tu idea de que ésta no encaja exactamente en el género bélico.

Claro que ahora queda por acordar a qué llamamos película bélica. Ejemplito:
- En España con Franco se vivía confortablemente.
- De acuerdo al 100%, ahora me dejas definir confortablemente

Por pensar en un arquetipo de película bélica: Objetivo: Birmania (no es que yo sea un experto en cine bélico, pero ésta es bélica y sólo bélica). Hay un objetivo militar que cumplir. Vemos cómo se plantea la estrategia y cómo se lleva a cabo. Las vicisitudes para cumplir la misión, la camaradería del ejército y salpicando el rodaje todos los tópicos imprescindibles de cualquier película bélica que se precie (las comunicaciones con la radio-mochila, armas que se encasquillan, vehículos cruzando por barro, ... en resumidas cuentas: LA GUERRA, al menos en el cine. Si no es estrictamente de la segunda guerra mundial los tópicos cambian pero siguen consistentes: el helicóptero sobrevolando la selva vietnamita, las cargas de caballería en las explanadas centroeuropeas, las espadas cruzadas cortando en dos a un sarraceno, ...).

Cuando a uno a le quitan esos detallitos, empieza a dudar, ¿a ver si no va a ser bélica? ¿cómo puede ser bélica y no aparecer ningún "malo"? ¿pero si los buenos no pegan un solo tiro, una bengalita todo lo más? ¿y por qué diablos hablan tanto? ¿pero eso no es un tribunal, qué pinta aquí?

Pues eso, que ni bélica ni tan siquiera demasiado antibélica. Más bien (y como también dije con el anterior Kubrick que debatimos) un poco misantrópica (la humanidad apesta).
Gracias que adornan a los humanos y que afloran (algunas más sutilmente que otras) a lo largo de la película (seguramente heredados de la novela original): Toda la cadena de mando tiene más ombligo que banderitas en la solapa. Los mandos intermedios son unos arrastrados y los mandos superiores unos megalómanos manipuladores. Mientras más arriba más retorcidos tienen los colmillos. Por otro parte, los soldados rasos si destacan por algo es por su cobardía pasada por alcohol. Pero, ojo, también hay hombres buenos, pocos, pero los que lo son, son de una pieza. Desde el encargado de la artillería, pasando por los elegidos para fusilar (quitando al encarnado por Tim Carey, que no es que no sea honesto, es que no es. No es nada, salvo bovino), y llegando a Dax, Kirk Douglas, que es de una honradez, valentía y capacidad que hace dudar de que no sea ancestro de Beckham. (Se me está yendo la olla, así que mejor voy acabando).

Llegados aquí, no parece nada claro si me gustó la película. Pues la verdad es que me encantó. El papel de Adolphe Menjou, como General Broulard es impagable. Y todo lo que va unido a él. Cuando una película te trata de dejar claro que un personaje es realmente importante hay otros actores que explican cuán importante es, de palabra, con el tratamiento que le otorgan. Aquí es creible sin necesidad de recurrir a semejantes explicaciones directas. Es su manera de conducirse la que explica su habituación al poder, y hace verosímil el que esté donde esté. Cómo se presenta el personaje: sus observaciones sobre "el grato ambiente de trabajo" del otro general, la eficacia con que hace de correa de transmisión de órdenes, hace creible que posteriormente se manden a la inmolación al ¿65% de 8000? hombres: El poder no tiene consideraciones.

Sobre el antibelicismo, que prometí acabar pero me volví a embalar: la reunión en la taberna es otra escena grandiosa. Incluso dentro de los más veteranos soldados de vuelta de todo que componen el regimiento 701, tras su impostura y sus corazas sigue anidando la melancolía que a veces, solo a veces, nos redime como género. Y esas corazas que resisten a la artillería enemiga no son suficientes para encarar lo realmente atroz de las guerras: las vidas secuestradas, lo que pudo ser y no será.

Por último, un golpe genial que cuando me olvide del resto de la película aún recordaré:
- Mañana esa cucaracha [...] estará más cerca de mi mujer y de mi hijo que yo.
- Todavia ganas tú.

Avatar de Usuario
Boo_Radley
Mensajes: 1240
Registrado: Vie 30 May, 2003 02:00

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por Boo_Radley » Mié 06 Ago, 2003 23:24

Bueno, tras la recuperación de la página, dejo de nuevo por aquí parte de mi diarrea mental en torno a Senderos de Gloria (compadécete de mí, oh paciente lector:D)

Si tras visionar Senderos de Gloria no siente usted la imperiosa necesidad de deglutir ingentes dosis de bicarbonato, o tiene usted las tripas a prueba de bomba o no tiene tripas (y acaso conciencia). Se me ocurre que esta podría ser una buena publicidad, es decir, un buen acicate que animara a los que aún manifiestan prejuicios no por las películas bélicas (no sé si ésta lo es o en qué medida), ni siquiera por Kubrick (quién no los tiene), sino por lo que todavía hoy sigue apartando a buena parte de los espectadores de cine con los que me relaciono de estas auténticas joyas que habrían de enaltecerlo al primer escalafón (puestos a entrar en la trasnochada dinámica de méritos y honores) del arte del siglo XX: el, para mí cada vez más fascinante, blanco y negro, en este caso maravillosamente tratado por el fotógrafo George Krause (bonito y significativo apellido, por cierto).
Pues bien, después de mucho meditar en torno a la terrible acidez estomacal que invariablemente me ha producido Senderos de Gloria las dos o tres veces que la he visto (no he querido abusar por miedo a que el caso degenere en úlcera), he llegado a la conclusión de que el recurso desencadenante de tantas idas y venidas al botiquín del baño es, sencillamente, el contraste. Sí, Sí, el contraste, ese efecto resultante de la oposición o más bien confrontación de realidades de otro modo difícilmente vinculables, que enarbolara nada menos que la estética barroca allá por los siglos XVI y XVII como uno de sus rasgos más característicos (al menos eso me han contado siempre).
Ahora bien, en favor de mi resentida constitución gástrica he de decir que no es el establecido por Kubrick en Senderos de Gloria un contraste cualquiera, no; es el abismal contraste que necesariamente ha de entablarse entre dos mundos irreconciliables, el de las trincheras y el del palacio oficial, por mucho que sólo unos cuantos metros separen físicamente el uno del otro. Es, sin embargo, otra la distancia que hay que considerar: la que media entre los mugrientos soldados cubiertos de barro, abrazados muchas veces a la tierra fangosa de las trincheras, frente a los impolutos militares, sin duda de buena familia, que habitan de manera casi etérea, sin apenas rozar las suelas de sus brillantes botas en los diamantinos salones del palacio militar, erigido, se me antoja pensar, como pervivencia anacrónica de un viejo mundo cada vez más lamentablemente actual: el de los rancios imperios señoriales a los que alguna vez, sinceramente espero, lleguen a salpicar sus inmaculadas y rotundas fachadas el barro y la sangre de las trincheras.
Dos son en particular los personajes que mejor representan en el film la aristocracia palaciega. Uno, George McReady como el general Mireau, apenas logra engañar al espectador durante un par de minutos, pues esa gratuita y forzada exhibición de temperamento marcial, potenciada por las opiniones del perrito faldero uniformado que habitualmente lo acompaña, resulta demasiado explícita para pertenecer realmente al elitista reino de la dureza, y lo desenmascara presentándolo como lo que realmente es: un petimetre figurín de duro, uno de esos infelices (y con tanta frecuencia hijos de puta) que faltos de poder ser fuertes, hacen del goce de lo cruel su sucedáneo.
El otro, un insuperable Adolphe Menjou como general Broulard, verdadero urdidor de la intriga de la película y manipulador consumado de todo cuanto le rodea, se nos revela entrando ya en su senectud, no tanto como un cínico depravado ("degenerado viejo sádico" lo llamará Kirk Douglas en su ya irreprimible grito de furia final), sino como la encarnación misma del cinismo. Elegante, displicente, perfecto conocedor tanto del eufemismo adecuado a emplear en cada situación, como de los flancos por dónde más convenga atacar a su interlocutor, pocas veces se altera como su compañero, iba a decir de armas, pero mejor será dejarlo en frías y duras medallitas, adosadas, eso sí, al mismo podrido y hueco pecho. Es, en suma, "el asesino difuso" (qué buena la película de Aristarain), el perfecto representante de la tiranía de las buenas maneras, de lo políticamente correcto, de la gélida asepsia profesional esgrimida como eficaz antídoto ante un posible asedio de la conciencia (me recuerda algo a la también impoluta Louise Fletcher de Alguien voló sobre el nido del cuco), frente a cuya definitiva renuncia contrapone la ganancia de saberse intocable, de salir siempre bien parado de todo trance (aunque para ello haya de sacrificar a algún destacado miembro de la jauría), ante el estupor, la frustración y rabia que, nuevamente, vuelven a hacer estragos en el maltrecho estómago del pobre espectador.
El eslabón que relaciona estos dos mundos distantes años luz entre sí es el íntegro coronel Dax. Hombre honesto, imperturbable tanto ante las promesas de ascenso en su carrera militar como al provocador envite (irresistible para el ganado vacuno) de la bandera patria, con respecto a la cual llega a emitir uno de los comentarios más certeros y agudos de la película ("No soy un toro mi general; no me ponga delante la bandera de Francia para que embista"), me atrevería, sin embargo, a destacar en el denso tejido de sus valores, el acendrado sentido de la justicia que tendrá la oportunidad de demostrar cuando, haciendo gala de un ecuanimidad y rigor verdaderamente salomónicos, imponga un castigo tan severo como ejemplar a ese borracho uniformado (el teniente Roget) que, aprovechando la situación de poder conferida por su inexplicable rango militar, elige a un soldado de su sección con quien desde siempre ha mantenido rencillas personales (el cabo Paris) , para someterlo a un consejo de guerra del que sabe no saldrá bien parado (creo que "en este país" sabemos algo sobre semejantes actitudes...); él será, por designación explícita del Coronel Dax, quien tenga el privilegio de bendar los ojos de los condenados, así como de asestarles un tiro de gracia del que, afortunadamente, no seremos testigos (de lo poco que ahorra la película al espectador).
Con esta carta de presentación sobra decir que el Coronel Dax está desde un principio condenado a estrellarse una y otra vez contra la inconmovible frialdad de los altos mandos, manifestada, por ejemplo, en el gélido cálculo del porcentaje de bajas humanas que conllevará la infructuosa toma de La Colina de las Hormigas, y elevada a su máxima expresión durante el juicio sumarísimo (tiemblo cada vez que oigo algo relacionado con la aplicación de esta pantomima judicial como medio de dinamización de los ciertamente exasperantes procesos característicos de nuestra querida patria), a lo largo del cual uno llega a palpar la absoluta indefensión a la que queda abandonado el individuo frente a las estructuras de poder, algo que el pobre neurótico Josef K., perfectamente encarnado por A. Perkins, sufrió en carne propia en El Proceso de Welles.
A partir de aquí poco resta decir respecto a la suerte de los previsiblemente sentenciados a la pena capital, sometidos, por si fuera poco, durante la espera de su ejecución, al estéril consuelo ("Ten fe en tu creador hijo mío. La muerte nos llega a todos") que, con el cinismo de quien se sabe va a permanecer aún durante un tiempo a este lado (mucho me temo que el único) de la existencia, trata de transmitirles un cura fiel representante de la tradición canónica, quiero decir, diametralmente opuesto al venerable Don Pietro de Roma, ciudad abierta de R. Rossellini. Quizá merezca destacarse la brutal vuelta de tuerca que presenciamos, aún en los calabozos, cuando al reo que arremete contra el cura (el soldado Lejeune) y es reducido por el cabo Paris (cuyo derrumbamiento, pese a este digno gesto, presenciaremos en breve), se le llegan a estabilizar sus constantes vitales para, acto seguido, y todavía medio inconsciente, dejarlo a expensas de la descarga del pelotón de fusilamiento; abyecto espectáculo que, según me cuentan, debió de enternecer tanto a un tal G. W. Bush, que se atrevió a emularlo siendo aún gobernador de Texas y por lo tanto antes de acceder a la presidencia de los Estados Unidos del Mundo (incluida, naturalmente, la "República de España" aunque no diré en qué puesto, ni, menos aún, a qué precio). Ignoro si, como aquí, ordenaría también pellizcar la mejilla del moribundo para hacerle consciente de su terrible situación, pero lo que parece claro en cualquier caso es que a veces la realidad se empeña en imitar al arte hasta extremos sencillamente repugnantes.

Si llegados a este punto a nadie sorprenderá la escasa simpatía con que en la película quedan retratados los rangos superiores de la institución marcial por excelencia (o sea, el ejército) absolutamente inmunes al sufrimiento de los atrapados en las trincheras de la muerte química gracias a la sed de "Gloria" de cuatro imperios agonizantes, quién no quedará estupefacto ante la contemplación de una escena final que, como pretendiendo arrancar de raíz el cierto maniqueísmo de que pudiera adolecer el film hasta este punto (de coronel para arriba, unos hijos de puta; de cabo para abajo, las pobres e inocentes víctimas), nos sitúa en la cantina del regimiento frente a unos soldados que, haciendo gala aún no me decido entre un voraz instinto de supervivencia, de saberse todavía vivos entre tanta y tan arbitraria muerte, o de la más pérfida y nauseabunda insolidaridad, beben, gritan y vitorean a una pobre y asustada alemana (actriz que a partir de este rodaje se convertirá el la señora Kubrick, hasta la muerte del genio), como si nada hubiera pasado, como si aún no estuvieran calientes los acribillados cuerpos de unos compañeros que podrían haber sido ellos mismos.
Es ahora cuando adquiere pleno y devastador sentido lo que en su momento no parecían más que los comprensibles delirios de un condenado a muerte que, ante la imponente presencia del perfecto soldado (un robusto sargento que no cuestionaría ni la orden más irracional o absurda), reconoce no haber sentido un solo deseo sexual desde el consejo de guerra. Sus compañeros de armas y de cantina, en cambio, siguen estando vivos, asquerosamente vivos podríamos decir a juzgar por la cara de desprecio con que, desde fuera, los contempla quien poco antes, en el simulacro de juicio, crónica en realidad de tres muertes anunciadas, había comenzado su alegato con un lapidario "Hay ocasiones en que siento vergüenza de pertenecer a la raza humana y ésta es una de ellas", y que, a buen seguro, no le importaría repetir ahora; al menos hasta que sus coléricos pensamientos son interrumpidos por lo que, he de reconocer, más me chirría en la película, es decir, su epílogo, en el que, por mucho que lo intente, no acierto a ver más que el precipitado y superficial zurcido de un final feliz a lo que, hasta aquí y de acuerdo por una vez con Gabriel Albiac, se ha venido estructurando como la más exacta geometría del deshonor.





Termino de escribir toda esta sarta de chorradas que, sin embargo reconozco, han aliviado algo mis encendidas calderas intestinales. Me arrepollino en mi sillón favorito. Enciendo el televisor. En el telediario, creo que de la primera cadena, un personaje uniformado, sin apenas rastro alguno ya de hombre, arenga a un joven rebaño con gloriosas proclamas fundamentadas en la abnegación y el sacrificio que tan buen nombre y distinción han imprimido desde su nacimiento al cuerpo de legionarios españoles. Creo que van para Irak. Yo, con su permiso, voy a por más bicarbonato.

perravida
Mensajes: 8
Registrado: Mar 05 Ago, 2003 02:00
Ubicación: valencia

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por perravida » Vie 08 Ago, 2003 17:03

He leido vuestras opiniones de la pelicula y la verdad poco queda que decir. Solo una preguntita. Senderos de gloria me parece que es una version de otra pelicula que me parece recordar -corregirme si me equivoco que no me extrañaria-que se llamaba algo asi como "Patria y rey". Se trataba de un soldado que habia desertado y estaba en su celda esperando su consejo de guerra, el cual sabia que lo ivan a condenar a muerte. La habeis visto?. De todas maneras buscare mas datos y ya los posteare por si podemos conseguirla.
No estoy dormido. Estoy durmiendo. Que no es lo mismo jodido que jodiendo.

condiez
Mensajes: 87
Registrado: Vie 22 Nov, 2002 01:00

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por condiez » Vie 08 Ago, 2003 20:35

TITULO ORIGINAL King and Country (King & Country)
AÑO 1964
DURACIÓN 86 min
PAÍS
DIRECTOR Joseph Losey
GUIÓN Evan Jones (Teatro: John Wilson)
MUSICA Larry Adler
FOTOGRAFÍA Denys Coop (B&W)
REPARTO Dirk Bogarde, Tom Courtenay, Leo McKern, Barry Foster, James Villiers, Peter Copley, Jeremy Spenser
PRODUCTORA American International Pictures

Como puedes observar "Rey y Patria" (excelente película de un excelente director, hoy casi olvidado), es posterior a "Senderos de gloria". Aunque ambas son dos películas antimilitaristas, sus argumentos son distintos.

perravida
Mensajes: 8
Registrado: Mar 05 Ago, 2003 02:00
Ubicación: valencia

Debate 4: Senderos de Gloria

Mensaje por perravida » Lun 11 Ago, 2003 14:53

Tomo nota condiez. Muy buena informacion. Y muchas gracias por sacarme de mi error. He podido comprobar que mayor de lo que creia. Y en vista de mi empeño por manifestar mi ignorancia, me condeno a una enorme risotada por parte de los miembros de esta maravillosa y productiva pagina.

[Editado el 11/8/2003 por perravida]
No estoy dormido. Estoy durmiendo. Que no es lo mismo jodido que jodiendo.

Avatar de Usuario
larra
Mensajes: 253
Registrado: Mié 05 Nov, 2003 01:00
Ubicación: Entre la cirrosis y la sobredosis

Senderos de Gloria

Mensaje por larra » Lun 10 Nov, 2003 12:59

En fin, creo que estoy de acuerdo con las opiniones mostradas. No creo que sea una pelicula belica, aunque podemos ver la critica a la jerarquia militar (entre otras cosas ) que Kubrick retomaria en la Chaqueta metalica.
Solo una cosa, la escena final donde sale una mujer cantanto y se unen los soldados, me parece unas de las mejores de la historia, a mi se me erizo el pelo, literalmente.
Plases por estos debates.

JavierCR
Mensajes: 100
Registrado: Lun 19 Ene, 2004 01:00

Mensaje por JavierCR » Dom 21 Mar, 2004 14:39

Una muy buena película, a mí si que me parece belica, pero claro hace una durísima critica a los valores militares. En fin una muy buena película de Stanley Kubrick, y un fantastico Kirk Douglas.

duenderojo
Mensajes: 34
Registrado: Vie 09 Abr, 2004 02:00

Mensaje por duenderojo » Lun 12 Abr, 2004 18:08

La pelicula esta basada en un hecho real, la adaptaciòn esta hecha por Calder Willingham sobre un libro escrito por Humprey Cobb.
Seha dicho casi todo sobre la pelicula , solo quiero añadir que en su momento el ejercito frances no la viò co muy buenos ojos y tubo sus mas y sus menos para poder exibirse en los cines franceses.
Obra maestra imprescindible en cualquier colecciòn

Avatar de Usuario
roisiano
Polemista nato
Mensajes: 5679
Registrado: Dom 17 Jul, 2005 02:00
Ubicación: Al final del río

Mensaje por roisiano » Vie 07 Oct, 2005 23:18

Hola:

Primero de nada, he de decir que la película me parece muy buena, y la crítica que hace sobre la corrupción del poder militar frente al valor y los valores del soldado interpretado por Kirk Douglas me parece muy interesante. Sin embargo, me cuesta ver esta estupenda película como uno de mis clásicos favoritos por sendas comparaciones:

Comparándola con otras películas de Kubrick, a mi me parecen mejores que ésta 2001: Una odisea en el espacio, La chaqueta metálica, Atraco perfecto y Espartaco, con lo cual Senderos de gloria viene a ser algo así como "el patito feo" (que es precioso comparado casi con cualquier otra película de casi cualquier otro director, todo sea dicho).

La segunda comparación que, para mi, hace que no valore a esta película lo suficiente, es con otra película bélica, Apocalypse Now. Y es que tengo tan claro que Apocalypse Now es la mejor película que he visto en mi vida y con tanta diferencia sobre las demás, que cualquier otra película bélica (o antibelicista, o drama bélico, o como quiera llamarse) sale mal parada en relación al film de Coppola.

Dicho esto, para mi Senderos de gloria es una película que se merece un 9 sobre 10, es decir, es muy muy buena.

Saludos

Avatar de Usuario
Halbilbo
Mensajes: 179
Registrado: Vie 09 Jun, 2006 22:33

Mensaje por Halbilbo » Dom 02 Jul, 2006 22:08

Para mi gusto una de las mejores obras antibelicistas que se han hecho. La secuencia final en la que los "bravos guerreros" sucumben a la belleza en medio de la inmundicia me pone los pelos de punta.

alcayata
Mensajes: 305
Registrado: Jue 18 Nov, 2004 01:00

Mensaje por alcayata » Sab 28 Oct, 2006 20:35

Prohibida en Francia hasta hace bien poco. Por antipatriota o algo así. Resulta curioso que el planteamiento de la diferencia entre los que van a morir y los guias de la expedicion, trascienda al autor, y a las epocas. Desde los años veinte, cuarenta años hasta que Kubrick-Douglas le presten difusión internacional, y otros cuarenta años para que un pais modelo en libertades, permita que el discurso llegue a sus ciudadanos. Curioso y revelador. Y otra medalla para lesta gloria del cine.

alcayata
Mensajes: 305
Registrado: Jue 18 Nov, 2004 01:00

Mensaje por alcayata » Mar 25 Dic, 2007 19:41

De actualidad, al cumplirse cincuenta años de su realización. Cuando quieran celebrar el aniversario de su estreno va n encontrse con no pocos problemas.
Todavia aparecia hoy en los titulares de la prensa: "Algunos piensan que tiene un mensaje anti-bélico"
Y es que la logse y sus herederas han hecho mucho daño a esto del conocimiento.
Feliz Navidad.

Avatar de Usuario
Oldsen
Mensajes: 1300
Registrado: Dom 16 Nov, 2003 01:00
Ubicación: Madrid

Mensaje por Oldsen » Mié 26 Dic, 2007 22:48

Pues, ejem... creo que soy el primero... a mí no me gusta nada cómo está planteada. Los personajes de los militares son exagerados hasta la caricatura, su maldad cínica no me resulta creíble. A veces es tan ridículamente exagerada que la película parece una comedia negra (y mala, por cierto).

Es decir, una película de buenos absolutos y malos absolutos, esquemática hasta lo aburridamente didáctico. No me metí en la historia porque los matices me parecieron tan infantilmente maniqueos que me sentí manipulado. Como hace hoy Michael Moore con los documentales, se busca en ella el contraste más fácil y obvio: el resultado es efectivo como panfleto (pacifista en este caso), pero no me satisface (espero que no suene muy pedante) artísticamente porque no veo matices que doten de profundidad a la obra. (Por otro lado, técnicamente me parece una película más que correcta: Kubrick rueda con estilo).

Dicho lo cual, y para despejar dudas: me declaro contrario a las guerras y demás agresiones entre seres humanos en general. Es decir, soy pacifista, comparto el mensaje de la película. Pero detesto cómo está expresado. Con una excepción: la secuencia final con la niña alemana. Extraordinaria, me pareció realmente extraordinaria. Se me ponían los pelos de punta. Una sensibilidad especial que no percibí en el resto de la película.

Un saludo :wink:.
La vida no merece la pena. Los hermanos Marx, sí.