
Era obligado. El mes pasado la estrella del No Me Judas fue Joan Crawford, y por la tanto este mes lo correcto es dedicarle la sección a su gran rival Bette Davis. Sus vidas se desarrollaron de forma paralela, ambas alcanzaron el mismo status legendario y, evidentemente, la historia del cine habría sido menos apasionante sin su aportación. Cada una fue la mejor en su terreno: Joan logró ser la estrella de cine por excelencia, la más egomaníaca y vanidosa de todas (para ella, siempre fue más importante ser estrella que actriz), y Bette se convirtió en la actriz definitiva, la más respetada y temida de la historia (en lodo caso, sólo Katharine Hepburn pudo equipararse a Bette Davis en cuestión de prestigio y profesionalidad). Por ello, porque fueron igual de poderosas y dañinas, resulta fascinante conocer detalles de la extraña relación que mantuvieron a lo largo de los años. En el fondo eran muy distintas: Joan, siempre perdida en sus delirios de grandeza, estaba convencida de que la humanidad en pleno la amaba, tal como refleja la cita que encabezo la sección el mes pasado (su afirmación de que la mitad de las niñas de América bautizadas como Joan habían recibido ese nombre como tributo a ella, y la otra mitad se lo debían a Juana de Arco), mientras que Bette, tal como se puede ver en la cita que encabeza la sección este mes, sabía que mucha gente la aborrecía con toda su alma, lo cual no podía importarle menos. Pero su legendaria rivalidad las unió para siempre, y ni la muerte pudo aplacar el odio que existió entre ambas: Bette siguió insultando a Joan en la prensa después del fallecimiento de esta, y no hay duda de que Joan habría hecho lo mismo si Bette hubiese muerto antes. Los ataques verbales que lanzaron la una contra la otra son verdaderas obras maestras del insulto, ahí está por ejemplo una de las frases más célebres de Bette: "No mearía sobre Joan Crawtord ni aunque estuviese en llamas"; Claro que. en cierto modo, estuvo meando sobre Crawford durante toda su vida.
Si tuviésemos que elegir un momento en la historia en el que Bette orinó mas a gusto sobre su rival, habría que citar el desastroso rodaje de la película "Hush... Hush. Sweet Charlotte". La intención de Bob Aldrich. director de "What Ever Happened lo Baby Jane?" ("¿Qué fue de Baby Jane?"), era reunir a Bette y Joan de nuevo para aprovechar el éxito de "Baby Jane", rodando una pseudo secuela; no en vano el film iba a titularse en un principio "What Ever Happened lo Cousin Charlotte?". Sin embargo, la condición que pusieron las dos míticas actrices para intervenir en dicha película fue precisamente que no se plantease como una secuela de "Baby Jane", y el titulo fue cambiado de inmediato por "Hush... Hush, Sweet Charlotte". Se trataba de un drama sureño, y eligieron como marco de fondo Baton Rouge, el lugar menos indicado para que se desenvolviese una estrella tan pomposa y maniática como Crawford. Además, para su desgracia, Bette y Aldrich habían entablado una buena amistad, y casi se puede decir que co-dirigieron el film juntos, lo cual dejo a Joan en clara desventaja.
La actitud de las dos actrices durante el rodaje, tal como ya había ocurrido antes en "Baby Jane", fue radicalmente opuesta. Bette no pedía caprichos especiales, se maquillaba junto al equipo, llevaba el pelo suelto y ropas modestas... en definitiva, era una más, no adoptaba pose de estrella. Joan, por el contrario, pidió que pusiesen a su disposición un cochecito de golf para desplazarse de un lado a otro, lució cada día el tipo de peinados que estaban de moda treinta años atrás, no se relacionó con nadie, etc. Ese ostracismo al que se sometía Joan por voluntad propia benefició enormemente a Bette. Mientras todo el equipo, incluyendo al actor principal Joseph Cotten, acudían a las fiestas que organizaba Bette, la altiva Joan permanecía oculta en su roulotte bebiendo vodka. No le daba la gana de dejarse ver ni tan siquiera cuando la prensa visitaba el rodaje, lo cual era toda una rareza tratándose de Joan Crawford. La revista Life había planificado dedicarles un amplio reportaje y se desplazaron hasta Baton Rouge para captar la histórica imagen de las dos leyendas juntas de nuevo, pero Joan les hizo esperar horas, hasta que Bette, en pleno ataque de nervios, fue personalmente a buscar a Crawlord a su roulotte y la sacó a gritos. En definitiva, un maravilloso ambiente de trabajo.
Al final, Crawford se hartó de Davis, de Aldrich y de Baton Rouge, y optó por ingresar en un hospital aquejada de una misteriosa enfermedad que no era otra cosa que frustración y agotamiento mental. Dicen que con esa acción trató de hundir el film, pero Aldrich y Bette se limitaron a sustituirla por Olivia de Havilland. Aquello, ni que decir tiene, supuso un terrible golpe para el ego de Miss Crawford. Por esa vez, Bette Davis había ganado la batalla.
El paralelismo que existió entre la vida de estas dos mujeres es muy curioso: crecieron adorando a Mary Pickford y cuando Greta Garbo alcanzó su máxima gloria, ambas se transformaron casi en "stalkers" de la actriz sueca (Bette solía pedirle a su chófer que siguiese el coche de Garbo cuando salía del estudio, pero jamas llegó a hablar con
ella); Joan se introdujo en el show-business bailando en clubs de mala muerte, y Bette también aspiraba a ganarse la vida bailando, pero su ambición, por supuesto, era acceder a los grandes teatros; las dos ejercían la crueldad mas retorcida con sus respectivos familiares: Joan torturaba a sus hijos, y Bette hacía lo propio con su hermana Bobby (cuando la chica se casó con un alcohólico, Bette les envío el regalo mas humillante: una caja llena de licores), además, casi se puede decir que mato a uno de sus maridos, ya que el tipo palmó en un accidente de circulación, cuando perdió el conocimiento al volante de su coche a causa de una fractura que había sufrido en la cabeza, tiempo atrás, a manos de su dulce esposa Bette. Por no hablar del denigrante trato con el que obsequiaban Bette y Joan a quienes estaban por debajo de ellas en los rodajes. Es cierto que cuando coincidieron en "Baby Jane" y "Hush,.. Hush, Sweet Charlotte", Bette se comportó como una pobre y humilde trabajadora, probablemente para que su actitud contrastase con la de Joan y todo el mundo se quedase con una imagen horrible de su rival, pero no hay que olvidar lo dura que había sido con cierta gente en otros periodos de su vida. Errol Flynn relato una anécdota en su autobiografía "My Wicked Wicked Ways" que es verdaderamente espectacular. Por alguna extraña razón, Bette detestaba a Errol, un tipo que era querido por todo el mundo gracias a su sencillez y su simpatía, y cada vez que coincidió con él en un plató, le hizo la vida imposible Su enfrentamiento más fuerte tuvo lugar mientras rodaban el film "The Lives of Elizabeth and Essen". En una escena, Bette, en su papel de Reina de Inglaterra, debía abofetear a Errol, y claro esta, una actriz tan metida en su personaje como ella no podía fingir ese tipo de escenas. Por una serie de cuestiones, la secuencia se tuvo que repetir muchas veces, y en cada ocasión Davis golpeaba a Errol con más rabia. Si tenemos en cuenta que llevaba un grueso anillo en cada dedo, poco importaba que le abofetease con la palma de la mano, ya que el actor sentía el golpe de todos los anillos en su rostro. Errol había sufrido una operación en un oído tiempo atrás, y tenia miedo de quedarse sordo si la actriz seguía golpeándole con tanta rabia. Harto de aguantar la situación, decidió armarse de valor y rogarle a Bette Davis que no se ensañase con el de esa forma, de modo que fue a su camerino y con mucha educación le hablo de su operación de oído y trató de que entendiese que las bofetadas no sólo le dolían, sino que corría el peligro de quedarse sordo. Miss Davis escucho lo que el actor tenía que decirle y cuando acabo, se limitó a responder "Una bofetada es una bofetada", dando por terminada la discusión. Cuenta Errol en su libro que sintió tal impotencia al salir de ese camerino que llegó a vomitar. Una anécdota como ésta no deja lugar a muchas dudas, si alguien como Errol Flynn, que combatió en la Guerra Civil española, vivió las bacanales sexuales más salvajes y encarnó a los héroes más valerosos en la gran pantalla, se vio incapacitado para pararle los pies a Bette Davis, ¿quién podría haberse atrevido a hacerlo? Evidentemente estarnos hablando de una de las mujeres mas duras que han pisado la tierra.

De hecho, Bette Davis fue la primera actriz de Warner Brothers que exigió los mismos derechos y privilegios que estrellas masculinas como James Cagney o Edward G. Robinson, algo muy extraño en una época en que la mayoría de las actrices se dejaban manipular por los jefazos de los estudios. En eso también se diferenciaba de Joan Crawford: la temible Joan era una gatita cuando estaba en presencia del gran capo de MGM. Louis B. Mayer, mientras que Bette llevaba por el camino de la amargura a su jefe Jack Warner, de Warner Brothers. Su acto de rebeldía contra Warner marco un hito en la historia, aunque en su momento la jugada no le saliese muy bien. Fue algo simbólico, por fin una actriz se atrevía a pelear contra los hombres en su propio terreno pero eso sucedería cuando el éxito ya hubiese llamado a su puerta. Antes, como es lógico. tuvo que trabajar fuerte para alcanzar esa posición. Los orígenes de Bette no tenían mucho que ver con los de Joan. Esta ultima provenía de una familia destrozada, perdida en territorio lejano, y Bette por el contrario había venido al mundo en un lugar lleno (le snobs obsesionados por las buenas costumbres y la pureza de sangre: Massachusetts, y en lodo momento estuvo protegida por una madre (Ruthie) que la guió por el buen camino. Mientras Joan se buscaba la vida chupando pollas, Bette trataba de salir adelante acudiendo a clases de dicción e interpretación, en donde coincidió con gente como Paul Muni, Katharine Hepburn o Lucille Ball. Había nacido cuatro años después que Joan, en el 1908. aunque Crawford siempre negaría ese dato (¿como podía ser Bette Davis más joven que ella? ¡de ninguna manera!) y en materia sexual iba rezagadísima si comparamos su caso con el de la precoz Crawford (folladora insaciable desde los 13). A los 17 años Bette Davis todavía era virgen, y aún tardaría un tiempo en dejar de serlo. Fue a esa edad precisamente cuando trato de conseguir a un jovencísimo Henry Fonda como novio, que en aquellos días era solo un aspirante a actor, pero Fonda no fue mas alla de algún beso aislado, y tan pronto como pudo se libró de ella.
Bette, acompañada siempre por su omnipresente madre, se presento a vanos castings teatrales, pero su carácter siempre chocaba con el de los directores de las obras, y de todas formas su futuro no estaba ahí. El cine iba a ser su destino y pronto fue contratada por la Universal. La era del sonoro había llegado y Bette, con su impecable dicción, sabía que tendría pocas competidoras. Deseaba llegar a lo más alto sin explotar su posible atractivo físico -que, seamos sinceros, no era mucho- y en las sesiones de fotos se negaba a posar como una pin-up. Debutó en el film de Serie B "Bad Sister", tras el cual seguirían una serie de trabajos en otras películas de bajo presupuesto igualmente insignificantes. De la Universal pasó a Warner, con un contrato de seis años, y acepto que le operasen los labios para añadir un ligero toque de sex-appeal a su aspecto. Su primer encuentro con Joan Crawford no tardaría en llegar: recibió un premio como actriz promesa, y en la ceremonia en la que se lo concedieron, justo cuando iba a recitar su discurso de agradecimiento, apareció Crawford acompañada por su marido de entonces, Douglas Fairbanks, la prensa se lanzó a por la pareja de moda y la pobre aspírame se quedo sin pronunciar esas palabras que tanto había ensayado. Más adelante tendría lugar su segundo encuentro -relatado en el anterior NMJ- durante el rodaje del film "Dangerous", que pasaría a la historia por ser la primera vez que las dos actrices eran presentadas formalmente.
En un principio, Jack Warner y sus secuaces trataron de convertir a Bette en una marioneta. La llamaban "Little Bette Davis", porque era muy poca cosa en persona, y tal como hacían con la mayoría de actrices del estudio, le endosaban tres películas mediocres después de cada una que podía considerarse buena: era su táctica para mantener el ego de sus empleadas bajo mínimos. Además, jugaban con su imagen como querían. Bette había empezado negándose a lucir un look sexy, pero antes de que se diese cuenta ya le habían teñido el pelo de rubio platino para que siguiese los pasos de Jean Harlow, quien tras rodar "The Public Enemy" para Warner se había ido a MGM. dejando al estudio sin su sex-symbol más despampanante. Por fortuna, esta etapa de confusión duro poco. Con el film "Ex-Lady" Bette empezó a imponer sus propias reglas. Los críticos la atacaron por mostrarse demasiado insinuante, pero el publico se fijo en ella, y el primer gran éxito le llegó poco después con "Of Human Bondage", junto a Leslie Howard, en donde se esforzó por repeler al publico con su aspecto. Hizo lo que ninguna actriz de la época habría hecho: empeorar su imagen, tratar por todos los medios de dar asco. La buena racha seguiría con "The Petrified Forest", acompañada nada menos que por Bogart y de nuevo Leslie Howard, el film "Dangerous" junto a Franchot Tone, y su primer Oscar, que obviamente puso en guardia a Crawford[ (¿como se atrevía esa tal Bette Davis a ganar Oscars? ¡la Academia solo debía tener ojos para ella, la divina, la maravillosa, la inigualable Joan Crawford!)
Su status dentro de Hollywood iba subiendo día a día y se fue a vivir a Brentwood (¡el vecindario de Crawford!), concretamente a una casa que pertenecía a su idolo Greta Garbo (!). aunque ni aún así consiguió una audiencia personal con la Garbo. Este cambio de nivel de vida animo a Bette para plantarle cara a Jack Warner y elegir más dinero, mejores guiones y el mismo trato del que disfrutaban las estrellas masculinas. Sabía que James Cagney había rodado films para otros estudios pese a tener un contrato con Warner, y sus superiores le habían permitido disfrutar con su travesura, así que ella hizo lo mismo y... le salió lodo al revés. La llevaron a juicio, perdió y tuvo que volver al regazo de papá Jack Warner para recibir algún que otro castigo ejemplar, pero por lo menos había sentado un precedente, dejó claro que una actriz también podía luchar por su carrera, aunque saliese perdiendo.
La siguiente decepción fue quedarse sin encarnar el personaje de Escarlata O'hara en "Lo que el viento se llevó", que era el papel que ansiaban todas las actrices de Hollywood. Le dolió tanto dejar escapar esa oportunidad que no paró hasta protagonizar una película que sería recordada como la hermana pobre de "Lo que el viento se llevó", su titulo: "Jezebel". Hay quien sin duda preferirá "Jezebel" antes que "Lo que el viento se llevó", eso depende del gusto de cada cual, pero es innegable que "Jezebel" no obtendrá jamás el reconocimiento popular de la mastodóntica "Lo que el viento...". El rodaje de "Jezebel" fue duro, minucioso y muy estresante. Su director, William Wyler, era un maníaco de la perfección, y tenía en su casa un plato en miniatura con los 28 escenarios que iba a utilizar. Cada día maniobraba con el mini-escenario que iba a usar, asistido por un guionista de excepción, ¡nada menos que John Huston! Bette lo pasó mal trabajando en ese film por dos motivos: la obsesión perfeccionista del director resultaba casi insoportable (¡llego a rodar alguna escena 45 veces!) y el galán de la película, Henry Fonda, había aceptado el trabajo con la condición de que acabase a tiempo para ver nacer a su hija, Jane, en NYC, un grave inconveniente que obligo a Bette y al resto del equipo a trabajar sin descanso. Según las palabras de Davis, fue entonces cuando empezó a odiar a Jane Fonda (es muy cómico pensar que la pesada de Fonda pudiese joder a toda una Bette Davis sin tan siquiera haber salido del seno materno!). La recompensa a tanto esfuerzo fue un inesperado romance entre Bette y Wyler, cosa mas propia de alguien como Joan Crawford que de ella.
Su historia con Wyler duró poco, lo justo para acabar el film y disfrutar de la espléndida acogida que les brindo el publico. Alguien tan autoritario como Wyler no era para ella. Se derretía pensando en actores como Leslie Howard, Franchot Tone o George Brent, pero termino casándose con un músico llamado Ham Nelson, con quien perdió la virginidad. Por lo que parece, Wyler no llego a desvirgarla, su relación con ella tuvo su lado físico, pero no hasta ese punto. Afirman quienes conocieron a Bette en esa época, que no dejó que Wyler la penetrara porque el director era judío y ella no deseaba tener descendencia judía, aunque cuando éste la abandonó por otra, se sintió dolida. Su ruptura fue muy cinematográfica: Wyler le explicó en una carta que si no se casaba con el inmediatamente, contraería matrimonio una semana después con la primera mujer que se cruzase en su camino, pero no contaba con la posibilidad de que Bette no abriese dicha carta a tiempo, asi sucedió, y cuando ella leyó la misiva, Wyler ya había subido al altar con otra actriz. Para colmo, el siguiente film que rodarían juntos años después se titularía "La Carta" (!).

El matrimonio de Bette con Ham Nelson, sin embargo, empezó con mal pie Howard Hughes conoció a Bette, y en su tercera cita con ella le dijo abiertamente que su relación con Katharine Hepburn le había dejado impotente. Puso tanto dramatismo en su confesión que Bette se ofreció de inmediato para curarle la teórica impotencia, y así lo hizo, aunque sus primeras sesiones de cama no fueron demasiado bien. La agresividad de Bette enfriaba a Hughes, y por momentos su falsa teoría de la impotencia se convertía en algo demasiado real como para ser aceptado por el vanidoso magnate. Pero al cabo de un tiempo la cosa se normalizó y lograron fornicar en toda regla, aunque Hughes prefería las fellatios que le propinaba Davis. La historia se complico cuando el marido de esta se enteró de lo sucedido e instaló micrófonos en la habitación del hotel donde solían reunirse. Parece ser que tuvo la suerte de grabar uno de los polvos fallidos, y para la posteridad quedaron las palabras de Hughes afirmando que el pene no se le ponía duro. Con ese material en sus manos, Nelson ya podía chantajear al multimillonario, y no se ando con rodeos interrumpió a la pareja en plena sesión de mete y saca, y le hizo saber a Hughes que si no le ingresaba 70 000 dolares en su cuenta, difundiría el contenido de la cinta en la prensa y todo Hollywood se enteraría de sus problemas para follar. Horrorizado, Hughes consideró la posibilidad de matar a Nelson (no es broma, sus empleados pueden atestiguarlo), pera al final prefirió pagar la suma y olvidarse del asunto. Bette no tardaría mucho en divorciarse de su maridito chantajista.
Sus siguientes amantes célebres serian el actor George Brent, con quien coincidió en el film "Dark Victory", y el director Anatole Litvak, que trabajó con ella en "All This and Heaven Too". Aunque, de nuevo, eligió a un desconocido como marido: su mánager Arthur Farnsworth. Su evolución como actriz en esa época derivó hacia un tipo de personajes más glamurosos de lo que era habitual en ella. Ya había alcanzado un status envidiable en el negocio -su interpretación en "Jezebel" fue premiada con un Oscar-, no necesitaba, por lo tanto, demostrarle nada a nadie, y se había hartado de encarnar a mujeres sin atractivo. Cada vez que veía a Crawford despidiendo belleza y luminosidad en sus films, se ponía histérica. En la prensa se refería a ella como "ese maniquí de MGM", criticaba su forma de actuar y su estilo vistiendo (odiaba especialmente sus zapatos, a los que calificaba como "fuck-me shoes", dando a entender que Crawford no era más que un putón sobrevalorado), pero en el fondo envidiaba su evidente carisma.
Claro que. a juzgar por los acontecimientos, Bette no había elegido el mejor momento para darle más glamour a su imagen pública. La 2ª Guerra Mundial lo iba a cambiar todo. Hasta la superficial y egocentrista Crawford se implicaría en el conflicto, haciendo grandes alardes de falso altruismo, como recaudar donativos en la esquina de una calle o entrevistarse con soldados. Y no sólo eso, Joan también alteró su opulento estilo de vida de cara al exterior: empezó a desplazarse en moto (se habían acabado las limousines para ella por una temporada) y enseño a sus hijos-androides a pronunciar la frase mas babosa de su tiempo:" Amo a mami, a Dios y a América, en este orden" (ufff...). Bette por su parte hizo propaganda patriótica, visito hospitales militares (sólo en L.A.. ni por un momento se le pasó por la cabeza desplazarse a los lugares en donde tenia lugar la guerra real), compartió su línea telefónica con una vecina por exigencias del gobierno y fundó The Hollywood Canteen, un club en el que estrellas de Hollywood como Marlene Dietrich, Rita Hayworth o la propia Bette bajaban de su podium inalcanzable para bailar con soldados.
Su carrera, mientras tanto, seguía una línea ascendente. Claro que sus continuos éxitos repercutirían, inevitablemente, en su autoestima. Bette era consciente de su grandeza, sabia que no era la actriz mas guapa, pero si la más profesional y creíble, junto a Katharine Hepburn, a quien admiraba enormemente. Como consecuencia de ello, trataba a todo el mundo a paladas y tenía constantes cambios de humor, que es lo mínimo que se espera de una estrella podrida de ego. Resultaba tan difícil trabajar con ella que una mañana llego a los estudios de Warner y se tropezó de morros con una pintada en una pared dedicada a su persona que decía lo siguiente: "¡Terminad con la guerra!, ¡enviad a Bette Davis al frente!". El pobre James Cagney tuvo que aguantar en carne propia la mala hostia de la diva cuando trabajaron juntos en los films "Jimmy The Gent" y "The Bride Came C.O.D.". En el primero, las cosas fueron fatal y cuando llegó la hora de posar para las fotos de promoción, Bette se negó a fotografiarse con Cagney alegando que aborrecía su aspecto. Y en su segundo film juntos, Bette se divirtió repitiendo varias veces una secuencia en la que debía lanzar un cubo de agua sobre el actor. Pero mucho peor lo tuvo Errol Flynn, como comentaba en el inicio de la sección. Los dos rodajes que compartieron Davis y Flynn estuvieron a punto de acabar en drama. Trabajaron juntos por primera vez en la película "The Sislers", y Bette dejó claro desde el primer instante que detestaba al actor, y exigió que no acudiesen mujeres a verle al estudio (Errol era un galán en toda regla, y estaba acostumbrado a rodearse continuamente de admiradoras, que ejercían de publico mientras trabajaba). La experiencia fue nefasta y no deberían haber coincidido nunca más en un plato, pero Jack Warner se empeño en juntarlos de nuevo para el film "The Uves of EIizabeth and Essex", y ahí si que hubo verdadera violencia. La anécdota de las boletadas relatada por el propio Errol es un fiel reflejo de la actitud de Bette hacia él, aunque hubieron muchas otras escenitas. La actriz afirmó, por ejemplo, que cada vez que tenia que besar a Flynn cerraba los ojos y pensaba en otros hombres que eran de su agrado. Errol sentía más respeto por Davis y se limitó a declarar: "Ella es mejor actriz de lo que yo nunca llegaré a ser como actor, pero físicamente no es mi tipo".
Los conflictos de Bette contra todo y contra todos prosiguieron en sus siguientes films: William Wyler la dirigió una vez más en "Little Foxes" y se vio obligado a batallar duro con ella para sacar la película adelante, su técnica era obligarla a repetir las escenas innumerables veces, aunque hubiesen quedado bien, para de ese modo agotarla y manipularla como le viniese en gana: el estudio eligió a Cary Grant como pareja de Bette en la película "The Man Who Came To Dinner", pero ella, que tampoco tragaba a Grant, se opuso de forma tajante y finalmente tuvieron que buscarle un partenaire de su gusto (Monty Wolley); todo eran problemas, problemas y mas problemas No le fue mucho mejor con John Huston, que la dirigió en el film "In This Our Love". El machismo de Huston revolvía el estómago de Bette, y no soportaba ver a su compañera de reparto, Olivia de Havilland, acostándose con alguien como el, que estaba casado y no tenía ninguna intención de abandonar a su mujer. Por una vez, Bette se mostró amable con una compañera, aunque tan pronto como se dio cuenta de que Huston estaba favoreciendo más a Havilland que a ella en el film, se puso a la defensiva y ordenó que se retocasen algunas escenas. Huston admiraba a Bette Davis por su arrogancia y su valentía, pero al mismo tiempo sentía impotencia al comprobar que la gente de Warner temblaba cada vez que la actriz pegaba un grito.
Aunque la experiencia mas dura de Bette en aquellos días tuvo lugar cuando coincidió con la actriz Miriam Hopkins. El destino hizo que estas dos mujeres, que habían compartido a un mismo hombre (Anatole Litvak), tuviesen que rodar juntas. Hopkins era esposa de Litvak y había tenido que soportar las infidelidades de su marido con Bette, así que cuando surgió la oportunidad de trabajar con ella en el film "The Old Maid", Hopkins decidió vengarse de su enemiga, y se empleó a fondo en amargarle todos y cada uno de los días de rodaje. Hopkins solía fumar compulsivamente y lanzaba el humo a los ojos de Bette, cosa que ésta detestaba. También tema una habilidad especial para arruinar las secuencias en las que Bette debía invertir mas energías, por lo cual, a veces daba la impresión de que no terminarían la película jamás. Pero, por suerte para la salud mental de ambas, el film si que tuvo un final, e incomprensiblemente los de Warner las volvieron a reunir en otra película. "Old Acquaintance", cuya elaboración fue todavía más dramática. Poco importaba que el estudio se hubiese asegurado de que los camerinos de las dos actrices fuesen iguales, existía una acumulación de odio tan exagerada entre ambas que el caos domino el rodaje de principio a fin. Cuando una fingía una enfermedad y se saltaba una jornada de trabajo, la otra hacia lo mismo al día siguiente. Trabajar así era casi imposible, pero ellas eran la película, sin su presencia no había nada, y por lo tanto lodo el mundo estaba pendiente de sus salidas de tono. El momento culminante de este polvorín, el día en que casi acaban en los tribunales, llegó cuando Bette debía abofetear a Hopkins en una escena, cosa que sabía hacer con verdadero estilo, como bien sabia Errol Flynn. Conforme se acercaba el día clave. Hopkins se sentía mas nerviosa y Bette a duras penas podía disimular su excitación. Y cuando por fin sucedió, Bette cargó las tintas de tal manera que casi noquea a su enemiga. Fue una bofetada de las que realmente duelen. Davis comentaría posteriormente que Hopkins era una mala actriz y no había sabido encajar el golpe, según Bette, cuando un actor recibe una bofetada en un film debe colocar el rostro rígido para aplacar el impacto, pero Hopkins no supo hacerlo y lo pasó mal. Cinco años después, Miriam Hopkins abandonaría el cine, harta de aguantar este tipo de humillaciones. Al igual que hiciera Joan Crawford con su odiada Norma Shearer, se puede decir que la perversa Bette prácticamente había logrado expulsar a Miriam Hopkins de la profesión.

Davis era la clase de persona que arrastraba las tensiones laborales hasta su propia casa, y obviamente a su marido Arthur Farnsworth le tocaba tragarse el mal humor de la esposa-estrella. Lo que no sabia el pobre hombre es que ese matrimonio le costaría la vida. En una de sus muchas discusiones, en un tren, Bette empujó a Farnsworth, el tipo se precipitó contra el suelo y se hizo una herida en la cabeza. Algo tan simple como eso le conduciría a la caja, pese a que en un principio no parecía tratarse de una contusión grave. Farnsworth se cayo un par de veces más en los siguientes meses, al sufrir inesperadas pérdidas de equilibrio: en una ocasión se desplomó por una escalera, y otra vez tropezó mientras andaba con Bette por Hollywood Boulevard, su dulce esposa creyó que estaba borracho y le tiro al suelo de un golpe. El dramático desenlace se produjo cuando Farnsworth conducía un buen día solo en su coche: tuvo un último bloqueo cerebral, perdió el control del automóvil y se mató. El suceso dejó a Bette petrificada. No sentía un gran respeto por su marido, de hecho parece ser que casi nunca hacían sexo porque el tipo padecía impotencia a causa de su alcoholismo, pero tampoco le deseaba la muerte, y cuando el hombre falleció en circunstancias tan sospechosas, Bette se asustó y dejó que el estudio se encargase de tapar el asunto en la medida de lo posible, evitando las posibles menciones a los incidentes que precedieron a la muerte. Era evidente que ella había tenido una implicación clara en lo sucedido, el accidente de Farnsworth estaba directamente relacionado con las dos caídas que había sufrido tras ser empujado por Bette, pero un tercer incidente, el de la caída accidental por unas escaleras, jugaba a su favor, y la actriz y el estudio se aferraron a ello para limpiar su nombre.
La prensa nunca tuvo constancia de la implicación de Davis en esa muerte, ni llegó a enterarse tampoco de sus relaciones con el director de orquesta de The Hollywood Canteen y con el director cinematográfico Vincent Sherman, que trabajo con ella en las películas "Old Acquaintance" y "Mr. Skeffington". El primero solía revolcarse con ella siempre en camas cubiertas de gardenias (la gran fantasía sexual de Bette), mientras que Sherman era bastante menos romántico, y se acostaba con la actriz sólo en beneficio de las películas, ya que si ignoraba las insinuaciones de su estrella sabía que ésta le castigaría en el plato.
En aquellos días un problema más se añadió a la agenda diaria de Bette la entrada en Warner Brothers de Joan Crawfortd, quien a esas alturas estaba ya totalmente obsesionada por la carrera y la vida de Davis. La decisión de Joan de instalarse en el camerino que estaba situado justo al lado del de Davis sorprendió a todo el estudio. La rivalidad entre las dos actrices era conocida en el mundo entero y resultaba muy entraño que Crawford forzase la situación de una forma tan espectacular, pero ¿quién se lo iba a impedir?. A partir de ese momento, competirían más que nunca en el trabajo. Crawford acertó de lleno con su primer film para Warner. "Mildred Pierce", que eclipsó por completo a la película que estrenó Bette en esas fechas, "The Corn is Green". La batalla por destacar una por encima de la otra siguió con las películas "Humoresque" de Joan y "Deception" de Bette. Las rodaron a la vez y en los estudios de Warner saltaron chispas. Mantenían una confrontación tan infantil que incluso se peleaban de un camerino a otro, tratando cada una de ensordecer a su rival con sus tocadiscos. Joan escuchaba discos de Isaac Stern a un volumen de locura, y Bette trataba de eclipsarla haciendo sonar más fuerte aún sus discos de boogie-woogie. Cuentan que esa tontísima batallita llegó a su fin cuando un empleado del estudio cortó los cables de los dos tocadiscos. Aunque peor que eso eran los escándalos que organizaban cuando alguien se dirigía a una de ellas usando el nombre de la otra por equivocación: en varias ocasiones, empleados del estudio metieron la pata llamando Miss Davis a Joan Crawtord, y como os podéis imaginar, las broncas fueron sonadas. El problema es que se comportaban las dos de la misma forma, eran igual de temidas por la gente y a veces parecían hermanas gemelas, por lo cual es lógico que se produjesen estas confusiones.
Joan se divertía robándole amigos a Bette, sobre todo aquéllos que Davis consideraba gente de máxima confianza. Eso ocurrió con el actor John Garfield, por ejemplo, Garfield estaba de parte de Bette, eran buenos amigos desde hacía tiempo y en principio no sentía ninguna simpatía por Crawford, pero tras rodar "Humoresque" con ella entablaron amistad y Bette se sintió traicionada. Las tensiones disminuyeron cuando Davis contrajo matrimonio con un marinero llamado William Grant Sherry y se quedó embarazada de su hija B.D. Durante nueve meses Crawford reinó a sus anchas en Warner, protagonizando otro buen film, "Possessed", que sin embargo le dejo secuelas psicológicas. El personaje de esposa psicópata que asesina a su marido trastocó un poco a Joan. A diferencia de Bette Davis, que sabia entrar y salir de cada personaje sin problemas, Joan se dejaba influenciar por sus papeles, y eso puede ser fatal para un actor o una actriz. Claro que, poco después, Bette terminaría cayendo en lo mismo tras interpretar el personaje de Margo Channing en "Eva al desnudo" (con toda seguridad, el trabajo que mas afecto su vida personal).
Tras el nacimiento de B.D., la esquiva Bette se negó a fotografiarse con su bebe en la prensa rosa, alegando que ella no tenia intención de comerciar con sus hijos, en clara alusión a las maniobras de Crawford, que había usado a sus retoños para obtener toneladas de publicidad entra.
Un ciclo estaba a punto de concluir en la vida de Bette Davis. Su jefe Jack Warner le ofreció el papel de esposa de Bogart en "La Reina de África", y ella lo rechazo escudándose en que no deseaba rodar fuera de su país. Ese fue el ultimo gran proyecto que le presentaron en Warner. Sus siguientes tres films fueron un fracaso y optó por abandonar el estudio. El día de su marcha Jack Warner ni siquiera acudió a despedirla, y Bette se limitó a dejar una carta en la que especificaba que era su deseo que su camerino fuese ocupado por quien consideraba su sucesora: Jane Wyman (!!!).
Libre por fin de las ataduras de Warner, la actriz rodó la película "Payment and Demand" para RKO, pero el gran papel de su carrera llegaría con otro film bastante mas ambicioso e interesante: "Eva al desnudo" ("All About Eve"). La candidata inicial para meterse en la piel de Margo Channing era Claudette Colbert, pero tuvo que abandonar el proyecto tras romperse una vértebra, y Bette fue contratada. Las relaciones con su mando William Grant Sherry ya se habían venido abajo en el momento de empezar a rodar la película, y la actriz iba custodiada a todas horas por un chófer y guardaespaldas de color que tenía orden de protegerla si el marinero hacía una aparición inesperada (el chófer llevaba siempre una foto de Sherry en su bolsillo para reconocerle si se dejaba ver por el estudio). La fuerza del personaje de Margo Channing marcó mucho a Bette, y tardó una eternidad en librarse de su influencia. Se obsesionó de tal forma que, en una ocasión, diez años después de su estreno, mientras se emborrachaba en una fiesta coincidió con el director de la película, Joe Mankiewicz y le grito "Mankiewicz, hijo de puta, nunca me contaste la secuela!", consciente de que estaba protagonizando en su vida real la supuesta secuela del film, actuando de forma inconsciente de la misma manera que lo habría hecho una Margo Channing cada vez mas furiosa y decadente. Aunque, por otra parte, si pensamos en el enorme éxito que obtuvo el film, la verdad es que Bette no tenía muchos motivos para quejarse. Había protagonizado un film destinado a convertirse en un clásico absoluto, y eso no es algo que una actriz consiga cada día. Además, gracias a esa película, había conocido un nuevo amante, el actor Gary Merrill, que se casó con ella tan pronto como el marinero desapareció legalmente de esta historia.
La década de los 50 trajo consigo muchos cambios para la vida de Bette Davis. No solo se vio afectada por las nuevas reglas de la industria cinematográfica. sino que además se tomo su compromiso matrimonial más a pecho que nunca y adopto a un niño, Michael, y a una niña, Margot, que fue diagnosticada como retrasada. Su deseo era transformarse en una simple ama de casa, y pese a que siguió trabajando en el cine y el teatro, su ritmo de producción decreció bastante A esos años corresponden las películas "Another Man's Poison", que rodó en U.K. y que no fue mas que una excusa para disfrutar de una buena luna de miel. "The Star", basada paradójicamente en la vida de Crawford (la propia Joan tuvo algo que decir al respecto "He oído que la película trata sobre mi pero no puede ser cierto, Bette sale tan vieja y gorda..."), la obra teatral "Two's Company", que fue un gran fracaso, el film "The Virgin Queen", junto a Joan Collins, de quien dijo: "No actúa una mierda", y "Pocketful of Miracles", en donde se reencontró con Glenn Ford. El actor había obtenido su primera oportunidad en el cine años atrás de la mano de Bette, en el film "A Stolen Life", y declaró públicamente que estaba contento de poder devolverle el favor permitiendo que la mítica estrella hiciese su supuesto "comeback" en esa película: la declaración de Ford encolerizo a Bette, y su respuesta no se hizo esperar "¿Quién se supone que es ese hijo de puta que me ha ayudado en mi 'retorno'?". Los años 60 empezaron mal para ella. Se divorció de Merrill y acepto un papel secundario en la obra teatral "The Night of the Iguana", asqueada de esperar a que llegase alguna buena oferta de Hollywood. Fue mientras intervenía en esa obra cuando Joan Crawford fue a verla para pedirle que se embarcase con ella en el proyecto de "Baby Jane". De ese legendario rodaje ya os hable en el anterior NMJ. Fue uno de esos momentos en la historia que uno habría deseado contemplar con sus propios ojos. Imaginad lo que habría sido tener la oportunidad de presenciar las peleas entre esas dos fieras. El ambiente en el estudio fue absolutamente tenso, pero consiguieron crear una extraordinaria película. Pese a tratarse de un film de bajo presupuesto, todo encajó a la perfección: los excesos de Bette, el patetismo de Joan y las esperpénticas apariciones del obeso "mama's boy" Victor Buono (el candidato inicial para ese papel era ¡Peter Lawford!, ¡horror!, menos mal que ese panoli no se implico en el proyecto) Bette y Joan necesitaban que el film funcionase, y se trabajaron a fondo sus respectivos papeles. Aunque cueste creerlo, Joan tomó la iniciativa de pedirle ayuda a un veterano de la guerra de Korea para que la enseñase a arrastrarse como una inválida. Aunque no pudo evitar anteponer algunas de sus tontas manías: se negaba a ingerir pastillas si no las cogía ella misma del frasco (su fobia con los gérmenes no alcanzaba los limites enfermizos de Howard Hughes, pero era una constante en su día a día) y en la secuencia en la que come bombones a espaldas de Baby Jane, exigió que colocasen trozos de carne simulando que eran chocolatinas, ya que odiaba el dulce (la anécdota relacionada con eso fue que Bette cogió uno creyendo que era un bombón, y se llevó una sorpresa desagradable al descubrir lo que acababa de meterse en la boca).

Una vez concluido el rodaje, la expectación por parte de los medios era nula. Los críticos estaban convencidos de que Bette y Joan habían rodado una patética peli de Serie B y, claro, tras el estreno, la sorpresa fue mayúscula. En un principio estaba previsto que las dos actrices hiciesen un tour promocional juntas, pero Crawford se negó, y Bette decidió hacer la pequeña gira sola. En cada ciudad, Davis acudía al cine en donde se proyectaba el film y animaba al público cantando la canción que interpretaba en la peli, "l've Written a Letter to Daddy" y lanzando muñecas de Baby Jane desde el escenario Joan, por supuesto, no perdió el tiempo y la crucificó en la prensa, argumentando que era triste ver a una mujer de su edad tirando muñecas desde un escenario. Pero el destino es caprichoso y Joan acabaría haciendo algo mas grotesco aún en el estreno de su película de Serie B "Strait Jacket", dirigirla por William Castle, ya que en el film encarnaba a una mujer que decapitaba a sus víctimas con un hacha, hizo una gira promocional ¡armada con un hacha gigante!
La lucha personal que mantenían Crawford y Davis desde el principio de los tiempos atravesaba un momento especialmente escabroso. Bette fue nominada para un Oscar por "Baby Jane", y Joan se empeño en asistirá la ceremonia como presentadora, para aportar un poco de mal rollo. Curiosamente, entre los films nominados figuraba "Dulce pájaro de juventud" que, por otra de esas divertidas casualidades del destino, estaba inspirado en parte en la figura de Joan, aunque eso no supusiese ningún honor para ella, sino mas bien todo lo contrario (recordad el papel que interpretaba Geraldine Page en el film, y entenderéis por que Joan no se sentía demasiado feliz cada vez que alguien la relacionaba con ese personaje). Pues bien, al final el Oscar a la mejor actriz se lo llevó Ann Bancroft por su trabajo en la película "The Miracle Worker", y aquella se convirtió en la gran noche de Joan Crawford, ¡no podía creerlo!, ¡su odiada Bette Davis había perdido!. La reacción de Crawford tras conocer la decisión de la Academia fue tan explosiva y eufórica que Bette no se lo perdonaría jamas. Debía vengarse a toda costa, y su oportunidad de hacerlo iba a llegar antes de lo que creía.
Al cabo de unos días, Aldrich contacto con Bette y le hizo saber que deseaba que se desplazase a Cannes para presentar "Baby Jane". Sin darle tiempo a reaccionar. Bette respondió que sólo iría con una condición: que Crawford no la acompañase. No era un secreto que Aldrich se sentía más próximo de Davis que de Crawford, y puesto que parecía imposible viajar con las dos, aceptó las exigencias de Bette. La noticia enfureció a Crawford, y amenazó con tomar medidas legales si la prohibían acudir a la presentación de Cannes, pero al final se resigno y Bette obtuvo su venganza.
"Baby Jane" fue solo un breve paréntesis en la grave crisis laboral que sufría Bette desde principios de los 50. Las reglas de la industria habían cambiado e increíblemente había poca demanda de trabajo para una actriz de su calibre. Frente a esta situación, la diva tomó una medida de urgencia que escandalizo a Hollywood: sin preocuparse de lo que pudiesen pensar de ella los demás -algo que. por otra parte, nunca le importo- puso un anuncio en Variety ofreciéndose como actriz para cualquier proyecto. Nunca había sucedido nada igual, era la primera vez que una leyenda de Hollywood se dejaba de hipocresías y pedía trabajo abiertamente. Estaba claro que su mítico pasado no le iba a servir para pagar la renta de la casa, y el tanto por ciento de taquilla que había cobrado por "Baby Jane" resultó ser una miseria. La primera en criticar su acción fue, cómo no, Crawford, que afirmo que le parecía tristísimo que una actriz se rebajase de esa forma. Pero Bette repelió su ataque sin problemas: "Cada vez que la señorita Crawford muestra un botellin de Pepsi, cobra 10.000 dólares, yo en cambio sólo soy una ama de casa y necesito trabajar para vivir", algo que sin duda era cierto, ya que desde que Joan contrajo matrimonio con el jetazo de Pepsi, el asunto económico había dejado de ser un problema para ella. El famoso anuncio de Variety no se tradujo en miles de interesantes ofertas, sino en endebles proyectos que no convencieron a Bette, pero su intención en el fondo no era conformarse con lo primero que cayese, sino hacerle saber a todos los productores de Hollywood que deseaba trabajar y que no era un estrellón problemático, sino una actriz seria y practica. Fue, más que nada, una forma de lograr algo bueno a largo plazo. Aunque, sin embargo, nunca más volvería a rodar films del nivel de "Baby Jane" y "Eva al desnudo".
Lo más interesante de Bette Davis, a partir de ese momento, sería Bette Davis en si, no sus películas. Declaraciones como esta: "Solo me casaría con un hombre si tuviese 15 millones de dólares y me diese la mitad, además de garantizarme que iba a morir antes de un año'', reflejaban que la mítica estrella seguía siendo tan polémica y dura como siempre. Mientras otras actrices de su edad aseguraban sentirse en la gloria con sus años. Bette no tenia reparos en afirmar que la vejez era un asco. Tampoco perdonaba a sus enemigos ni en el día de su muerte: cuando falleció Errol Flynn aseguro alegrarse. Y sus relaciones con Crawford no mejoraban en absoluto, siempre que podía le dedicaba un comentario despectivo "Las estrellas son personas también, tienen que comer, dormir e ir al lavabo, pero no creo que Joan Crawford duerma nunca, ella jamás deja de ser Joan Crawford". De Joan le molestaba sobre todo su labor dentro de la maquinaria de Pepsi: la Emperatriz de Pepsi tenía sus obligaciones, y entre ellas figuraban los viajes para inaugurar nuevas fábricas, eso sacaba de quicio a Bette: "La vieja zorra quiere que todo el mundo vea lo ocupada que está, ¡es como un maldito robot!". Un dato curioso de esa época es el hecho de que la consulta del dentista al que acudía Bette estaba situada precisamente en el edificio de Los Angeles en el que vivía Joan. Habría sido delirante que un día se hubiesen cruzado en la escalera, pero eso no llegó a suceder.
Las únicas mujeres que Bette Davis admiraba a esas alturas de su carrera eran Greta Garbo, Marlene Dietrich y Katharine Hepburn. Con la primera jamas había llegado a tener contacto, pero seguía elogiándola en la prensa. A Dietrich si que la conocía bien, y pese a que casi nunca hablaban, mantenían una buena amistad a distancia. Y Hepburn, por algún motivo que desconocemos, no quería tener tratos con Davis, pero para Bette todavía era un modelo a seguir. Hubo una oportunidad de reunir a las dos leyendas para una sesión de fotos de la revista Life, pero Hepburn se negó en redondo; su respuesta fue mas propia de alguien como Ice-T que de una gran dama de Hollywood: "Es una idea de mierda, ya he hecho demasiada mierda para Lite". Bette estaba convencida de que Hepburn aceptaría y se sintió muy decepcionada con ese desplante.
Sus últimos años, tal como le ocurrió también a Joan, fueron tristes. Sufrió un ataque al corazón y además tuvieron que practicarle una mastectomía. Pero Bette fue igual de agresiva con su enfermedad que con el resto de cosas que afectaron su vida, en concreto dijo: "Estoy sorprendida, no esperaba que el cáncer se atreviese a acercarse a mi". En efecto, el cáncer nunca debería haberse atrevido a acercarse a esta mujer. Cuesta creer que la fuerza de la naturaleza que dio vida a Margo Channing y a Baby Jane pudiese morir realmente, pero por lo menos se mantuvo firme hasta el final, sin perder su legendaria acidez, con un cigarrillo en los dedos y lanzando improperios contra todo aquel que se le puso por delante.