[Críticas profesionales] Estaciones espaciales: de 2001 a ISS

Charlas y comentarios sobre cine. Películas, directores, actores... en definitiva cualquier charla "Ontopic".
Avatar de Usuario
LittleKurtz
Mensajes: 57
Registrado: Lun 29 Mar, 2004 02:00

[Críticas profesionales] Estaciones espaciales: de 2001 a ISS

Mensaje por LittleKurtz » Jue 04 Nov, 2004 19:47

Aquí os dejo un artículo del Ciberp@is del jueves 28 de octubre, escrito po Jordi José y Manuel Moreno:
Año 2029 en los confines del sistema solar. Un equipo de científicos, a bordo de la estación orbital Oberon, adiestra a decenas de primates como pilotos espaciales. Este es el futuro imaginado por el genial cineasta Tim Burton en su pecualiar remake de El planeta de los simios (2001).
Dejando a un lado la inoportunidad de situal una estación orbital como la Oberon, tenuemente bañada por el Sol, junto al gigante gaseoso Saturno (comparable a los problemas de ubicación que presentaba el monumental invernadero, en órbita alrededor de Júpiter, del clásico Naves misteriosas), las perspectivas que muestra el film de Burton parecen algo alejadas de la realidad.
En 1968, Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke imaginaban un 2001 rebosante de tecnología, con bases en la Luna y rutilantes estaciones orbitales (la iconográfica nave con forma de doble rueda de carro). Pasados tres años de esa fecha mítica, las perspectivas resultan poco halagüeñas: la triste herencia de 2001 se ha dejado ver en contados ejemplos, de alcance y prestaciones mucho más modestas que las imaginadas por Clarke: pequeños laboratorios orbitales, como el Skylab, y estaciones permanentes como la Mir o la todavía inconclusa Estación Espacila Internacional (mucho más modesta que su análoga en la ficción, la estación de 2001, que estaba dotada de mobiliario de diseño y de, incluso, un hotel Hilton...).
La Estación Espacial Internacional (ISS) constituye la plasmación de un proyecto científico y tecnológico de primer nivel, en el que participan 16 países (Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá y la Unión Europea). Iniciada con el lanzamiento de un cohete ruso Protón en noviembre de 1998, que ubicó el primer módulo de la ISS en el espacio (Zarya), tendrá, una vez completada, una masa total de 450 toneladas y 1.200 metros cúbicos de espacio presurizado, con capacidad para siete astronautas y cosmonautas, y espacio suficiente para el desarrollo de experimentos científicos.
Las condiciones de ingravidez en el interior de la ISS abrirán una nueva ventana a la investigación científica. El desarrollo de una llama en fenómenos de combustión, el crecimiento de determinadas estructuras (que llevarán al desarrollo de insospechados nuevos fármacos), o el comportamiento de un fluido en ingravidez constituyen posiblemente la punta del iceberg, el inico de una nueva era de apasionanates descubrimientos científicos en un territorio todavía por explorar.
Algunos de los temas actualmente en desarrollo incluyen el peculiar crecimiento de proteínas como cristales casi perfectos (algo completamente inhibido por la gravidez en los laboratorios terrestres), lo que sin duda arrojará nuevos resultados sobre el papel que desempeñan las proteínas en el funcionamiento del cuerpo humano.
El crecimiento de células en condiciones de ingravidez y su aparente mayor longevidad es otro de los temas de interés. En este sentido se esperan avances significativos en la lucha contra enfermedades como el cáncer. Asimismo, se sabe que la ingravidez produce cambios sutiles en la estructura y funciones de diversos órganos del cuerpo humano, como el cerebro, los músculos, los huesos o el sistema inmunitario, entre otros, sin conocerse hasta la fecha los motivos exactos.
Estudios en esta dirección permitirán esclarecer cómo se adapta el cuerpo humano en el espacio, y ayudarán a corregir los problemas derivados, posibilitando una mayor extensión del tiempo de permanencia de un astronauta en el espacio (de especial relevancia para futuras misiones espaciales tripuladas a otros planetas, como Marte).
El experimento europeo Matroshka, un maniquí construido con fibras parecidas al tejido humano, permanecerá en el exterior de la ISS durante un año, expuesto a las inclementes radiaciones cósmicas ionizantes. Mediante un conjunto de sensores ubicados en su interior, se espera estimar la dosis de radiación recibida en distintos órganos (estómago, pulmones, ojos, riñones...) y establecer cuantitativamente los riesgos que sufre un astronauta durante las habituales actividades extravehiculares. En resumen, aunque la vida en la Tierra sea, a veces, una verdadera odisea, mucho nos queda para emular esa otra, de corte espacial, imaginada para el 2001.
No sé si es por ser una persona de letras, pero los temas científicos me fascinan. Me parecen mucho más mágicos de lo que se lo tienen que parecer a una persona habituada a ellos. En fin, que os propongo que nos contemos hechos científicos que hayamos visto en alguna película y que luego hayamos descubierto que son factibles. O hallazgos científicos en películas antiguas que luego se hayan hecho realidad. Por ejemplo, en El ataque de los clones la nave que lleva al conde Dooku por el espacio está movida por una vela de plasma, un proyecto actual que posiblemente se pueda investigar en la ISS. Consiste en un material imposible de reproducir de forma consistente en la Tierra, tan liviano que podría utilizarse para viajar por el espacio al aprovechar los vientos solares, como se muestra en la película.

Espero que os animéis. El tema parece interesante.