La aviación en el cine, angeles y águilas

[Kusturica]

Howard Hawks, que había sido piloto de coches de carreras y aviador militar durante la primera guerra mundial, fue el gran cronista de las gestas del aire con unos films que nacieron por los mismos años en que se establecían las líneas pioneras del correo aéreo, las primeras rutas comerciales regulares y los records de vuelos transatlánticos. Su primera incursión en el tema se produjo en 1928, con el rodaje de Por la ruta de los cielos (The Air Circus), sobre las experiencias profesionales de un joven (David Rollins) que aprende a pilotar un avión. No obstante, discrepancias con la productora Fox le hicieron abandonar la realización, que fue concluida por Lewis Seiler. Mayor entidad tuvo La escuadrilla del amanecer (The Dawn Patrol, 1930), que conocería una nueva versión en 1938, a cargo de Edmund Goulding, y que utilizaba planos de la versión anterior. Hawks no se limito en este caso a dirigir la película, sino que piloto también en varias ocasiones los aeroplanos que llevaban emplazadas cámaras tomavistas. Del interés suscitado por el género en aquellos días da idea La escuadrilla deshecha (The Lost Squadron, 1932) de George Archinbaud, que mostraba las interioridades del rodaje de un film de aviación y en la que Erich von Stroheim interpretaba el papel del tiránico director de la película.
Hawks prosiguió cultivando el tema aéreo con Águilas heroicas (Ceiling Zero, 1935), que adapto una pieza teatral del comandante de aviación Frank Wead, sobre las aventuras del piloto de correo Dizzy Davis (James Cagney). La gesta de los nuevos correos aéreos, tema palpitante a comienzos de los años treinta, inspiro también a Clarence Brown en Vuelo Nocturno (Night Flight, 1933) y a John Ford en Hombres sin miedo (Air Mail, 1932), de nuevo sobre un guión del comandante Wead, un piloto al que un estúpido accidente doméstico dejo paralítico y cuya biografía evocaría Ford años mas tarde en Escrito bajo el sol (The Wings of Eagles, 1957).
A estos años heroicos, cuando Charles A. Lindbergh era todavía un héroe popular universal y los pioneros aeronáuticos echaban los cimientos de la que seria pronto la gigantesca industria, pertenecen films como The Last Flight (1931) de William Dieterle, que utilizaba planos rodados para La escuadrilla del amanecer, aeropuerto central (Central Airport, 1935) de William Wellman, China Clipper (1936) de Ray Enright y Piloto de pruebas (Test Pilot, 1938), de Víctor Fleming y con el trío entonces de moda formado por Clark Gable, Spencer Tracy y Myrna Loy. No era la primera vez que Gable vestía ante las cámaras el uniforme de piloto, pues lo había hecho ya en el film bélico Titanes del Cielo (Hell Divers, 1931), de George Hill, y en Vuelo Nocturno, inspirado en la novela Vol de Nuit de Saint Exupery, pero nunca había estado a la altura de este Piloto de Pruebas, que describía al publico las arriesgadas actividades de estos héroes anónimos al servicio de las compañotas aeronáuticas, la Drake Airplane Company en este caso, y que obtuvo un gran éxito popular.
No obstante, los meritos de todas estas películas fueron eclipsados por el inmenso éxito de Solo los ángeles tienen alas (Only angels have Wings, 1939), en donde Hawks reunió en el reparto a Cary Grant, Jean Arthur, Richard Barthelmess y Rita Hayworth, cuando esta actriz era solo una promesa. Nuevamente se inspira Hawks en los quehaceres profesionales de los pilotos de una pequeña compañía comercial que opera en América Latina, no para cantar con el triunfo de la maquina, como habría querido Marinetti, sino para mostrar la arriesgada peripecia de los hombres, entendiendo por peripecia y por riesgo no solo el que ofrecen los orgullosos picos andinos o el cóndor que se estrella contra el vidrio delantero del avión, sino también el encarnado por la mujer, que para Hawks es una permanente amenaza terrestre, elemento humano de contraste con la viril deportividad de sus héroes masculinos.
En los años cuarenta, lógicamente, la aventura cede paso, en lo que respecta al film de aviación, al drama bélico, y el propio Hawks realiza Air Force (1943), mientras directores de menor relieve filman obras como Vuelo de Águilas (I wanted Wings, 1941), de Mitchell Leiden, con Verónica Lake en una de sus primeras apariciones, Dos en el cielo (A guy named Joe, 1943), de Víctor Fleming, con Spencer Tracy e Irene Dunne, Un encuentro en el Pacifico (Flight for Freedom, 1943), de Lotear Mendes, con Fred McMurray y Rosalind Russell? La aventura de los pilotos civiles queda así relegada y films del tipo de Piloto de pruebas se hacen irrepetibles. Cuando, en la década siguiente, se inician los vuelos supersónicos, David Lean produce y dirige La barrera del sonido (The Sound Barrier, 1952). Pero el film de aviación, como genero, esta desapareciendo. El intento de Wilder por resucitar sus tiempos heroicos en El héroe solitario (The Spirit of St. Louis, 1957), sobre la odisea de Lindbergh, resulta un fracaso. Y si en 1964 Ken Annakin, en Aquellos chalados en sus locos cacharros (Those Magnificent Men in Their Flying Machines) consigue un éxito popular al tomar en broma a los pioneros de la aviación, otros intentos de volver a los viejos tiempos no logran idénticos resultados. Las Águilas Azules (The Blue Max, 1966), de John Guillermin, es una prueba de ello. El aire ha dejado de ser aventura, al convertirse en signo de burocracia. El vuelo del Fénix (The Flight of the Phoenix, 1966), de Robert Aldrich, es el canto del cisne de esta temática y un nuevo fracaso, que no conseguirán remontar ni el ingenio y el humor de David Hemmings en su film En busca del avión perdido (Race to the Yankee Zephyr, 1982), ni la nostalgia sofisticada de Brian G. Hutton en La gran ruta hacia China (High Road To China, 1983).

bueno, me gustaria poner elinks y eso, pero la verdad es que no tengo tiempo, demasiado que por ahora pude transcribir este texto de una enciclopedia de cine.
si alguien me da una mano con eso, encantado, se que hay varias dando vueltas, como Wings, o Infierno en las Nubes.