CINE: ENTREVISTA CON EL DIRECTOR FATIH
AKIN
"Mi idea no era ser provocador"
El cineasta turco-alemán analiza las relaciones entre culturas mixtas en "Contra la pared", ganadora del Oso de Oro.
Robert Abele. LOS ANGELES TIMES PARA CLARIN
El cineasta Fatih
Akin, cuya película Contra la pared se estrena el jueves en la Argentina, es de ascendencia turca y fue criado en Alemania. Sin embargo, tiene una visión original del orgullo nacional.
"Es como el hip-hop —dice por teléfono desde su casa en Hamburgo—. Tomo lo que necesito y lo que no necesito, no lo uso. Amo a Turquía, pero Alemania es mi hogar. No tengo el peso de un pasado nazi, pero al mismo tiempo, estoy orgulloso de Goethe y Kant".
La volatilidad de las culturas mixtas y la realidad de los inmigrantes son el núcleo emocional de Contra la pared, un filme sobre dos alemanes turcos con el alma en pena —un alcohólico suicida de edad mediana (Birol Unel) y una mujer joven atolondrada (Sibel Kekilli)— que aceptan simular un matrimonio para que ella pueda escapar de un hogar musulmán muy estricto.
El campo minado emocional que viene a continuación —difícil, impredecible, casi de humor negro, una mezcla de Billy Wilder con Sid and Nancy— desafió las convenciones de una película turco-alemana y arrasó con decenas de premios: el Oso de Oro del Festival de Berlín 2004, el premio a la Película Europea del Año y cinco premios Lola alemanes, el equivalente del Oscar de ese país. También rompió récords de taquilla en Alemania para un filme de este tipo.
Esta es la quinta película de
Akin —las otras incluyen la road movie Im Juli y una historia sobre italianos en Alemania, Solino—, pero es la primera que también produce. Eso le dio la libertad de asumir riesgos, como virar de la comedia medio punk al drama violento y la tristeza.
"Pienso que la comedia más dura tiene que hacer reír a la gente y viceversa —dice
Akin, de 31 años—. La idea no era ser provocador, sino trazar el recorrido de dos personajes extremos. Nunca pensamos en las reacciones. Nos concentramos en la historia de amor, cómo los dos personajes buscan encontrar su propia paz, su propio punto medio".
Sin embargo, de la mano de la gran recepción del público y de los premios llegó el sensacionalismo de los tabloides, después de que salió a la luz el pasado de la actriz principal, Sibel Kekilli, en el cine pornográfico, un hecho que su tradicional familia musulmana desconocía.
La prensa alemana alimentó la historia durante meses.
Akin públicamente calificó a la cobertura de racista ("no lo habrían hecho si fuera alemana", dice) e hipócrita, teniendo en cuenta la gigantesca industria del cine para adultos de Alemania.
"Fue extraño —dice
Akin—. Escribían ¿Cómo pudo hacer estas películas? y después publicaban links a esas películas porno. Era una doble moral, precisamente el tema que aborda la película".
La otra ironía fue que el desnudo frontal completo de Unel —que, según
Akin, es el primero que hace un hombre turco en el cine convencional— fue tomado como un cambio radical en Turquía. "Para ellos, no fue un shock cultural, sino una revolución sexual —dice—. Consideran que ésta es una película turca, no un filme alemán. La Cosmopolitan turca eligió a Birol Unel como el hombre más sexy del año".
La comunidad turca en Alemania, en cambio, tenía opiniones encontradas respecto de la sexualidad gráfica pero no pornográfica de la película y su actitud satírica hacia las nociones opresivas de honor familiar. Pero
Akin destaca que la población turca de 2,2 millones de inmigrantes de Alemania, que se originó por la llegada de trabajadores en los años '60 y '70, es, en reglas generales, más conservadora que los que viven en su tierra natal.
"Vinieron del campo y no eran tan educados, así que intentan imponer la tradición, mientras que Turquía cambió mucho —dice
Akin—. Es algo muy triste".
Akin dice que su educación no es típica, en el sentido que su padre y su madre —que inmigraron a Hamburgo antes de que él naciera— criaron una familia "loca, divertida y de mentalidad abierta" que siempre respaldó sus esfuerzos por hacer cine.
Akin dice que está intentando alejarse de las primeras influencias, que incluyen a Martin Scorsese, pero admite que Contra la pared es un homenaje al cine turco que miraba de chico con sus padres. Se trataba de películas de conciencia social de los años '70 y '80, que incluyen el trabajo del polémico Yilmaz Guney, un comunista que pasó mucho tiempo en prisión y que dirigió Yol —con la que compartió una Palma de Oro del Festival de Cannes en 1982— desde una celda. Uno de los muchos proyectos de
Akin es una película bibliográfica sobre Guney. "Su viuda me pidió que la hiciera", dice.
Contra la pared le dio a
Akin la posibilidad de imaginar muchas películas diferentes, pero una consecuencia imprevista del éxito de una película es de qué manera impide que un artista inquieto ejecute todas las ideas que se le cruzan por la cabeza.
Akin tendrá listo para el Festival de Cannes de este año el documental que filmó recientemente, Crossing the Bridge, que explora la escena musical de Estambul, desde el punk hasta los artistas sufi tradicionales, pasando por los gitanos.
En tanto, su filme no da señales de bajar el ritmo. "Venderlo a 60 países, tener distribuidores en todo el mundo interesados en mi próximo trabajo, es lo que siempre quise —dice—. Pero nunca esperaba lograrlo con Contra la pared. Siempre pensé que ésta era una peliculita sucia y personal y que a nadie le iba a interesar. Me sorprendió y me puso contento poder llegar a tanta gente".
Traducción: Claudia Martínez