Otra vuelta de tornillo con la muerte del cine. La decadencia del Cine
Publicado: Sab 27 Ago, 2011 19:25
Un contacto de un contacto de un contacto del FB ha colgado esto: algunas cosas las pensamos algunos, otras no tanto. Pero, bueno, a modo de cómo están algunos patios, es bueno que toda la vecindad esté avisada...
¿La cinefilia consciente ha muerto? (versión punteada)
¿La cinefilia consciente ha muerto? (versión punteada)
fuente... http://cinelacion.blogspot.com/2011/07/ ... uerto.html-La raquítica (y decreciente) tirada de revistas como Cahiers España. Su nula capacidad para germinar debates cinematográficos más allá de sus páginas. Incluso en sus propias páginas. Los medios más generalistas simples microreseñeros.
-El nulo tráfico, y participación, en los foros de cine. Cinexilio podría ser el paradigma. Ha quedado reducido a banner oficial de Lumière y compañía.
-La escasa actualización (en algunos casos desaparición) de blogs emblemáticos. La nula participación de los lectores, si los hubiere. No doy nombres concretos para que nadie se sienta ninguneado, ofendido.
-Proliferación de revistas online con más colaboradores que lectores. Que al igual que Cahiers son incapaces de generar ni el más mínimo debate cinematográfico, ni paracinematográfico. Consecuencias: ensimismamimento, egocentrismo, atomización, dispersión. Sensación de guerra de guerrillas, de individualismo, subjetivismo, feroz.
-Pírricas recaudaciones tanto en taquilla, plataformas online y venta de DVDs de las películas auspiciadas por determinados frentes mediáticos al margen. Con el agravante de que en este caso ni tan siquiera sirve el comodín de la piratería ya que las cifras de descargas son ridículas.
-Muerte del cineclubismo. Localismo y folklorismo festivalero. Incapaces de servir de onda expansiva. Nacen y mueren en una semana, y sólo se enteran los lugareños. Exhibición relegada a salas de aforo muy limitado que no consiguen concitar el interés de más de 5 espectadores por sesión. Eso en el mejor de los casos. Y no por desconocimiento. Son tan pocas que todo el mundo sabe cuales son, y donde están.
-Pérdida progresiva (¿e irreversible?) del status del cine de autor como dinamizador cultural y generador de ideas, preguntas, críticas, propuestas. Desvalorización a marchas forzadas del cine como creación artística, y de sus creadores, sólo comparable al descrédito creciente de los políticos. La diferencia es que un 15-M del cine no llenaría ni una plaza de pueblo. Por lo visto la solución es poner estrellas en el suelo, demencial. Nunca antes el cine de autor ha tenido tan poco peso, valor, en el imaginario colectivo. Ni ha estado tan alejado del las preocupaciones reales de sus escasos espectadores. No hay empatía, ni retroalimentación, entre creadores y espectadores. No hay comunicación. El desplome televisivo de las Torres Gemelas hace tiempo que ha superado a la navaja de Buñuel. La realidad, en directo, ha aniquilado a la ficción. Si Herzog quiere buscar imágenes nuevas tendrá que irse a rodar a Plutón. Tenemos tantos millones de imágenes acumuladas en el cerebro que cualquier película, por original que sea. Cosa realmente imposible. Nos parece un dejà vu. Vemos películas nuevas buscando reconocerlas. Como les sucede a los niños cuando les recitan un cuento nuevo y en secreto desean que sea el mismo de siempre. La era de la imagen en movimiento, y la fotografía, está llegando a su fin. A su punto de saturación. Auguro el advenimiento de una nueva era en la que los ciegos serán considerados auténticos gurús. Id afilando las narices, las orejas, y las yemas.
-Pérdida irreversible del cine como fenómeno social, presencial. Ya sólo los nostálgicos consideran acudir a las salas como un acto de comunión con el pueblo, de devoción cinéfila. El cine ha dejado de ser la prioridad como actividad recreativa, de pago. Ir al cine siempre ha sido un lujo, la diferencia es que ahora ya no es un placer, no es un acto sibarita. No compensa, gratifica, el desembolso económico que se hace, se considera un robo. La culpa no es de las descargas ni de los precios, sino de la objetiva, y subjetiva, apreciación del cine. Su estimación se encuentra por los suelos. Apenas hay diferencias, tanto conceptuales como de calidad, entre las producciones televisivas y las cinematográficas (factor al que ha contribuido sobremanera la imparable expansión del cine digital). Para el espectador medio se confunden, se diluyen. Ya no se considera al cine como Alta Costura y a la televisión como prêt-à-porter. Ambas han convergido en el concepto outlet o lowcost. Nadie valora la televisión como fenómeno cultural de primer orden. El cine se encamina hacia lo mismo. Cine y televisión ya no son productos diferenciables, reconocibles. El cine no ha sido engullido por la televisión, se ha producido una fusión, amistosa. La cinevisión. O las Cajas reconvertidas en Bancos, su evolución natural. La consecuencia, que cada vez hay menos personas dispuestas a desembolsar dinero por un producto equiparable a otro gratuito al que conceden igual, o mayor valor. Tanto a nivel recreativo como intelectual. ¿Solución?. Crear un producto diferenciado, alternativo. ¿Eso es posible? ¿Existe algún formato o concepto que no haya sido vampirizado por la televisión o asimilado por el cine? ¿Qué fue antes la publicidad o Godard? ¿Eisenstein o los video-clips? ¿Cuánto tiempo tardará en generalizarse la televisión en 3D? ¿Cuánto tiempo será rentable el 3D en cines (¿y cuándo aparezca el cine holográfico? ¿y cúando se implanten chips en el cerebro que generen películas completamente interactivas e individualizadas?)? ¿Cuántos días faltan para la aparición de cámaras digitales con calidad cinematográfica? El cine en pantalla grande de pago ha muerto. Pronto los cines serán piezas arqueológicas, o museos. No querer verlo, no va a resucitarlos. Los dinosaurios se extinguieron hace siglos, y sólo los echan de menos los niños, y MacDonalds.
-Pesimismo generalizado sobre el futuro, y el presente, del cine menos evidente. Si hablamos del español, catastrofismo absoluto. Nunca antes se han producido tantas películas (de inspiración festivalera cortoplacista, la emulación sigue siendo la tónica dominante, y para variar, los “nuevos lenguajes” acaban llegando a España cuando ya son viejos en el resto del mundo) al año, ni tan malas, insulsas, prescindibles, olvidables. Incapacidad de generar ilusión, expectación, nuevos espectadores. ¿Alguien confía en que la generación DS o Wii de cinéfilos por llegar va a tener la paciencia de aguantar un plano fijo de más de un segundo de duración?
-El cine consciente ha devenido en un mero acto onanista, narcisista, esteticista, de autoafirmación personal. Tanto para el creador como para el espectador.
¿Hay alguien ahí fuera? ¿Y dentro?