
CINE-BERLINALE
Berlinale festeja cumpleaños como festival atípico y políticamente incorrecto
Nuria Vicedo
Berlín, 10 feb (EFE).- Sesenta ediciones, 15.000 películas y un
sinnúmero de memorables momentos del celuloide hilvanan la historia
de la Berlinale, que este año conmemora su 60 aniversario
consolidado como el exponente más atípico de la tríada de grandes
festivales europeos, que completan Cannes y Venecia.
La incorrección política y la rebeldía "berlinalera" han marcado
la trayectoria de un festival surgido de la militancia anticomunista
de las potencias aliadas, que en 1951 instauraron con él en el
sector occidental de Berlín un atractivo aparato de
contra-propaganda frente a la República Democrática Alemana (RDA).
Aislado en el corazón de la RDA, la isla democrática que fue
Berlín Occidental se sirvió de la Berlinale para proyectar películas
occidentales, apenas a unos kilómetros de la aún invisible línea
divisoria que les separaba del "otro" Berlín y sólo dos años después
de sobrevivir al bloqueo soviético que los aisló de los aliados.
El infame Muro de Berlín, que marcaría durante décadas la vida de
la ciudad, se construiría diez años después.
Las autoridades germano-orientales no tardaron en reaccionar y en
crear su propia variante comunista, con el Festival de las Películas
Democráticas del Pueblo, que pronto cayó en el olvido.
El cariz político del festival, que no ha abandonado a la
Berlinale durante sesenta años, se suma a su carácter atípico: se
celebra en las últimas décadas durante el severo invierno berlinés
alejado del halo de exclusividad y del imperativo de elegancia de
sus competidores.
Romy Schneider, Cary Grant, James Stewart y Sophia Loren
encabezaron la interminable lista de estrellas del celuloide que han
caminado sobre la alfombra roja del festival, que en su 60 edición
recibirá a una nueva generación de bellos de la gran pantalla como
Leonardo DiCaprio, Ewan McGregor y Renée Zellweger.
Madonna, The Rolling Stones y Patti Smith pusieron en las últimas
ediciones la banda sonora de la Berlinale, tras unos años en los que
actores como Richard Gere y George Clooney aprovecharon la tribuna
del festival para atacar a la administración de George W. Bush.
El compromiso político es, año tras año, marca registrada de
parte de las películas a competición del festival que, en 1970,
vivió uno de sus escándalos más sonados: el jurado en pleno abandonó
la Berlinale, tras el pase de una película considerada
antiamericana, en plena guerra de Vietnam.
"O.K." de Michael Verhoeven, que narraba la violación de una niña
vietnamita por parte de soldados estadounidenses, sacudió el
festival y nueve años después los países del bloque comunista
protestaron airadamente por el excesivo americanismo de "The Deer
Hunter" con Robert De Niro en el cartel.
La apertura hacia el antiguo enemigo soviético se profundizó con
el inicio de su desmantelamiento con la primera película soviética
en 1974 -"Contigo y sin ti" de Rodion Nachapetow- y un año más
tarde, la primera cinta germano-oriental entró a competición.
La historia de Berlinale se ha escrito al compás de los nuevos
tiempos y también la Guerra de Irak y las consecuencias de los
atentados de septiembre de 2001 dejaron su impronta en el festival.
De "In this world" sobre la guerra de Afganistán, con la que
Michael Winterbottom se alzó con el Oso de Oro en 2003 al documental
"Standar Operating Proceedure" de Errol Morris, sobre las torturas
en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, la Berlinale ha demostrado su
afinidad con los cineastas comprometidos.
Winterbottom es uno de los ganadores del Oso de Oro que repiten
este año en la competición oficial, junto a otros grandes del cine
contemporáneo como Zhang Yimou y Roman Polanski.
Rainer Werder Fassbinder, Ingmar Bergman y Jean-Luc Godard
también entraron en el Olimpo del festival berlinés a lo largo de
seis décadas, que también dejaron resquicios a la frivolidad, con
Jack Nicholson con el trasero al aire o el Oso de Oro de 2001 a
"Intimacy" del francés Patrice Chéreau, acusada de pornográfica.
La nieve y las gélidas temperaturas que azotan Berlín no serán
impedimento para los centenares de periodistas que cada febrero
toman las inmediaciones de la Postdamer Platz, ávidos de buen cine,
a los que la Berlinale espera con 400 nuevas películas para brindar
por su aniversario. EFE