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A los 75 años, Clint Eastwood dio un ejemplo didáctico de cómo morir con las botas puestas. Estaba rodando "Flags", una historia sobre los seis infantes de Marina que izaron la bandera de Estados Unidos en el monte Suribachi, durante la batalla de Iwo Jima (una de las más sangrientas de la campaña del Pacífico, durante la II Guerra Mundial), cuando sus neuronas entraron en estado de duda.
"Mmm... me parece que sólo estoy contando la mitad de la historia", dice que se dijo a sí mismo, y entonces decidió filmar otra película con la mitad que -sentía- le faltaba. Así surgió el segundo filme, que tentativamente se llamará "Lambs Before the Wind" (algo así como "Corderos antes del viento") y que relata la visión japonesa de aquel conflicto bélico.
El impulso creativo fue tal que ni el mismo Eastwood fue capaz de entregar a la revista "Time" una explicación muy racional de su ambicioso proyecto. "No sé. Algunas veces uno siente algo por una cosa y tienes el presentimiento de que puede salir algo decente de eso. Hay que confiar en el instinto", dijo al semanario. Según el "Washington Post", ambas películas coincidirán en la fecha de estreno en el 2006.